Capítulo 2: Empieza el curso de socorrismo.
Aaliyah POV
Había sobrevivido al primer día con éxito. Ya eran las once de la noche y, tras haber ido de compras con mi madre por el pueblo, tenía unos cuantos conjuntos nuevos para pasar las primeras semanas “a espera” de que llegara mi maleta. Estaba sentada en el sillón del salón leyendo cuando mi madre llegó y se sentó a ver la tele.
-¿Tienes planes para mañana?- Me preguntó.
-Nop- Contesté sin apartar la vista del libro.
-Deberías salir a conocer los alrededores, no te quedes aquí encerrada.
-Vale- Esa palabra fue seguida de un sonoro estornudo.
-¡Vaya! ¡Salud!- Exclamó mi madre.
-Ay…- Saqué un pañuelo del bolsillo de mis vaqueros y me soné la nariz.
-No me digas que ya te has resfriado.
-No.
-Debe haber sido el globo de agua de esta mañana…
-Estoy bien- Otro estornudo.
Mi madre me miró de hito en hito durante un segundo.
-¿Qué?- Inquirí.
-Mañana te sacaré cita con el médico.
-¿Qué? ¿En serio? Sólo es un resfriado.
-¿Y quieres pasarte así más tiempo o prefieres tomarte unas pastillas y que se pase?
No contesté. No tenía sentido discutir con mi madre cuando se le metía algo en la cabeza.
Cassie POV
Me desperté y me estiré. Segundo día de trabajo… Ese pensamiento me provocó un nudo en el estómago, y no porque no quisiera ir o porque me hubiera arrepentido de mi decisión, sino porque el día anterior la había cagado y bien cagada. ¿Cómo había podido hablarle así al hijo del encargado del bar? Me tapé la cara con las manos al recordar el numerito que monté, después de ese momento lo había estado evitando hasta que acabó mi turno. No sabía si hoy volvería a estar allí, pero esperaba de corazón que no fuera así.
Decidí no pensar en eso más, así que me levanté, me lavé la cara, me peiné y me vestí antes de bajar a desayunar.
-¿Hoy también vas a trabajar?- Me preguntó mi hermana que ya estaba terminándose su bol de cereales.
-¿Y papá y mamá?- Respondí con otra pregunta.
-Se han ido a trabajar antes, ¿por qué no me respondes?
-Sí, Loreen- Me eché un poco de café en una taza- Sí voy a trabajar.
-¿Y por qué no pareces contenta?
-Quizás porque tengo a una hermana pesada que no se calla ni debajo del agua- Me senté en la mesa justo a la vez que Loreen me hacía burla.
-Me voy- Anunció dejando los platos sucios en el fregadero.
-¿No vas a limpiar los platos?
-¿Yo? ¿Por qué?
-Porque papá y mamá no llegarán hasta la noche y yo tengo que irme a trabajar.
Loreen se encogió de hombros y se echó el pelo hacia atrás en un gesto dramático que me dieron ganas de abofetearle la cara.
-No es mi problema- Y dicho esto, se marchó.
Odiaba cuando Loreen se comportaba así, era como si la adolescencia le hubiera afectado de tal manera que se había convertido en una niña estúpida y malcriada. Sólo esperaba que con el tiempo esa actitud cambiara, porque si no lo hacía…Lo pasaría realmente mal.
Faye POV
Allí estaba, en mitad de la playa rodeada de unos nueve o diez chicos más. No entendía el sentido de levantarse en vacaciones a las nueve de la mañana para acudir a un estúpido cursillo de socorrismo, y para colmo mis compañeros de curso no estaban nada buenos. Uno era demasiado bajo, el otro estaba demasiado flacucho, otro demasiado gordo, el de más allá era feo… Suspiré. El día iba a ser muuuuuuy largo.
-¡Buenos días, chicos!
Giré la cara para ver al que se suponía que sería nuestro monitor y, cuando lo hice, casi me caigo de espaldas. ¿Quién era aquel buenorro que estaba ante mí? Piel bronceada, ojos azules, pelo castaño… Noté cómo las demás chicas que estaban a mi lado lo miraban de arriba abajo y quise ahogarlas a todas en el mar, yo lo había visto primero.
-Mi nombre es Isaac Barnes y seré vuestro monitor de socorrismo en estas tres semanas- Así que Isaac...-Si tenéis alguna pregunta…
Alcé la mano sin ni siquiera pensarlo.
-¿Sí?
-¿Cuántos años tienes? No pareces muy mayor- Dije sin ningún atisbo de vergüenza, ¿por qué iba a tenerla?
-Veintiuno- Respondió- Y tú eres…
-Faye, Faye Smith- Dije con una sonrisa triunfal.
-De acuerdo, Faye- Isaac puso los brazos en jarra- Que no te engañe mi edad, puedo llegar a ser muy severo.
No pude evitar sonreír, pero Isaac miró al resto de mis compañeros y me ignoró, cosa que me molestó bastante.
-De acuerdo, empezaremos por unas clases básicas para aprender cómo hay que respirar en una situación de alarma…
Cassie POV
Entré en el bar y lo primero que hice fue buscar con la mirada a Austin y, cuando no lo vi, una sonrisa se implantó en mi cara. A lo mejor el día no iba a ser tan malo después de todo. Me dirigí al mueblecito del día anterior y me coloqué el delantal. Como sólo había dos clientes y ya estaban consumiendo, decidí ponerme a limpiar la barra, yo no era una chica que se quedaba de brazos cruzados.
-¿Madrugando?
Me giré y di un respingo, sobresaltada, al encontrarme cara a cara con Austin. Sus ojos color verdoso me miraban divertidos, igual que el día anterior.
-No quería llegar tarde- Contesté y otra vez soné más cortante de lo que pretendí.
-Ya veo…-Señaló con el dedo el lado de la barra que estaba limpiando- Llevas dos minutos dándole al mismo sitio- Sonrió- O bien es porque eres demasiado pulcra, o bien porque estás nerviosa.
Noté cómo me sonrojaba. ¿Qué acababa de decir?
-¿Por qué iba a estar nerviosa?- Solté la bayeta de mala leche- Ah, sí, quizás sea porque no quiero cagarla en el primer trabajo que tengo.
-Vale, vale- Austin alzó las manos en señal de paz- Sólo era una broma.
-Pues no tiene gracia- Volví a coger la bayeta y seguí limpiando.
-Cuando acabes con la barra, limpia aquellas mesas de allí- Señaló unas mesas que había al final del local.
-¿De verdad eres tú el que manda aquí? ¿Tu padre nunca viene?
Austin se encogió de hombros.
-Sólo los fines de semana.
No contesté. Terminé de limpiar la barra y me dispuse a hacer lo que Austin me había dicho, mientras que él sacaba unos kiwis y unos plátanos de la nevera y comenzaba a pelarlos y a ponerlos en platos. ¿Qué hacía? No habían entrado nuevos clientes… Acabé mi tarea de limpiar las mesas y volví a la barra.
-Listo- Anuncié.
-Genial- Austin se metió un trozo de kiwi en la boca y tendió el plato hacia mí- ¿Quieres?
-¿Qué?
Austin se encogió de hombros.
-Un tentempié de media mañana- Sonrió y por un instante me vi tentada de sonreírle también, pero luché contra ese impulso.
-No, gracias.
-¿Tú nunca sonríes?- Me preguntó un poco fastidiado.
-Sólo cuando me apetece.
-¿Por qué eres tan borde?
No era la primera vez que un chico me preguntaba eso, pero de alguna manera me sentí culpable por ser tan borde con él. Al fin y al cabo, Austin no me había hecho nada para que actuara así con él, al contrario, simplemente había tratado de ser amable conmigo.
-Es un don que venía conmigo cuando nací- Contesté antes de coger un trozo de plátano y comérmelo antes de marcharme a limpiar el resto de mesas.