Capítulo 6: Escapada.
ANAHÍ
El instituto estaba prácticamente vacío, sólo unos cuantos alumnos que también se habían quedado a pasar el fin de semana allí cuyos motivos desconocía. Después de lo ocurrido el día anterior había dormido de lujo pensando en lo enfadado que debería estar Thomas, pero no me lo había vuelto a cruzar. Ahora, con los auriculares puestos a todo volumen me dirigía a la cafetería a desayunar algo mientras cantaba a voz de grito:
-¡Hoy es tu funeral, donde te voy a enterrar y voy a olvidar todo el daño que has hecho!- Meneé la cabeza de un lado a otro mientras oía por los auriculares el sonido de la batería- ¡Serás un simple fantasma, un alma en pena y allí…!- Alguien me quitó los auriculares por detrás y me giré con cara de pocos amigos- ¡Eh!
-Tienes un acento español horrible- Me dijo Thomas con tanta naturalidad como si me estuviera dando los buenos días- ¿Quién es? ¿Camila?
-Dulce María- Enrollé los auriculares alrededor del MP4- Y ahora, si no te importa, me voy a desayunar.
Me giré dispuesta a irme, pero Thomas me agarró del brazo y tiró de mí.
-Cuidado, Tommy, no querrás que empiece a gritar por acoso, ¿no?- Sonreí como una niña buena- Después del numerito de ayer…
-Numerito que me vas a pagar tarde o temprano, loca- Thomas bajó el tono de la voz.
Me eché a reír.
-No te tengo miedo- Lo señalé con el dedo igual que él había hecho conmigo en un par de ocasiones- Ahora sí vas a saber quién es Anahí Pierce- Sonreí y le di una pequeña bofetada amistosa en la cara- Que tengas un buen fin de semana, rey- Y dicho esto, me di media vuelta y me marché triunfal.
Me pasé el resto de la mañana y parte de la tarde en el patio exterior escuchando música y leyendo. Empezaba a aburrirme un poco, así que decidí volver a mi habitación y darme una ducha, pero en el camino oí algo que me hizo pararme en seco.
-Te estoy diciendo que estaré ahí esta noche- Era Thomas, estaba hablando por teléfono con alguien de espaldas a mí.
Me escondí detrás de una de las columnas y seguí oyendo.
-Ya sé que estoy aquí encerrado, Jer, pero te juro que llegaré a tiempo…- Hizo una pausa- ¡Claro que no! ¿Es que eres tonto? Cuando hagan la revisión de habitaciones por la noche, justo después…- Otra pausa- Espérame con el coche en la esquina del instituto.
Me tapé la boca sorprendida para evitar la risa y seguí mi camino hasta mi habitación. Así que el niño de papá planeaba escaparse del instituto sin que lo pillaran… Bueno, no le resultaría fácil.
A eso de las doce de la noche, la rectora pasó por mi habitación para comprobar que estaba ahí y, en cuanto se fue, salté por la ventana hasta el patio exterior. Estar en un primero tenía sus ventajas, además, el suelo estaba blandito por el césped. Sabía perfectamente dónde estaba la habitación de Thomas y también sabía hacia qué parte del instituto daba, así que cuando llegué a la zona de pádel, me apoyé contra la pared y me crucé de brazos a esperar que Thomas hiciera su entrada triunfal.
No sé cuánto tiempo pasó hasta que oí unos pasos sigilosos, probablemente unos diez minutos, pero ahí estaba él. Lo vi venir desde lejos, llevaba unos pantalones vaqueros oscuros y una camisa de rayas verticales color pastel.
-¿Escapándote?
Thomas dio un respingo cuando hablé y me miró con la cara desencajada por la sorpresa.
-¿Anahí? ¿Qué narices haces tú aquí?
-¿Y tú?
-No te importa- Señaló el edificio- Vuelve a tu habitación.
-¿Cómo?- Me hice la ofendida y puse los brazos en jarra- ¿Tú vas a pasártelo bien por ahí con Jeremy y yo me tengo que quedar aquí castigada?- Negué con la cabeza- No me parece buena idea.
-¿Y qué vas a hacer para impedirlo?
-¿Quieres averiguarlo?
Thomas me miró desafiante, así que…
-¡Eh! ¡Thomas está intentando…!
Thomas me colocó una mano en la boca para callarme.
-Sch, sch, sch- Me mandó callar mientras miraba a nuestro alrededor para ver si alguien me había oído- Vale, cállate.
Volví a poner los brazos en jarra y fruncí el ceño.
-Voy a quitar la mano, pero no se te ocurra gritar.
Me encogí de hombros a modo de respuesta y Thomas retiró la mano lentamente.
-Puaj…- Torcí la boca en un gesto de asco.
-¿Qué quieres? ¿Eh?- Thomas parecía cabreado- ¿No has tenido suficiente con lo que hiciste ayer?
-No- Negué con la cabeza- Mira- Alcé un dedo- Uno, tú causaste un accidente del que yo tuve que asumir los daños- Alcé otro dedo- Dos, tú me has amenazado y me has agredido- Alcé otro dedo- Y tres, estoy aquí encerrada y castigada por tu culpa.
Thomas se quedó mirándome durante un momento y luego se cruzó de brazos.
-Y todo lo que te queda aún por pasar…
-De acuerdo- Di una palmada y miré a mi alrededor- ¡Escuchadme, Tho…!
-Vale, vale, vale- Me interrumpió Thomas- Cállate y dime lo que quieres.
-Quiero que te quedes en el instituto, ¿tan difícil es de pillarlo? Si yo pago, tú también.
Thomas se echó a reír y alzó las manos en señal de paz.
-Vale, de acuerdo, tú ganas- Se dio media vuelta y comenzó a andar hacia su ventana.
-El idiota aquí eres tú, no yo- Dije- ¿De verdad piensas que me voy a tragar que te vas a quedar dormidito como un buen niño?
Thomas siguió andando y se encogió de hombros hasta que se perdió en la oscuridad de la noche.
-Estúpido…
THOMAS
Sabía de sobra que Anahí sabía que yo no me quedaría en la habitación, y también sabía de sobra que estaba haciendo guardia por si se me ocurría volver a bajar, ¡y ya lo creo que se me ocurría! Tenía claro que esa noche iba a salir y ni esa loca ni nadie podría impedirlo. Sólo necesitaba el material adecuado…
Cuando lo tuve todo listo volví a bajar por la ventana con más sigilo aún que la vez anterior y, tal y como pensaba, ahí estaba Anahí, dándole pataditas a una piedra que había en el césped. Sonreí y saqué el pañuelo que llevaba guardado en el bolsillo del pantalón, me acerqué sigilosamente por detrás y… ¡BAM! Le coloqué el pañuelo a modo de mordaza en la boca ignorando las pataletas y los gritos que provenían de Anahí. No pude evitar reír cuando, haciendo caso omiso de los puñetazos que me propinaba la loca, me la eché al hombro y puse rumbo al exterior del instituto.
La verdad es que Anahí estaba empezando ya a hacerme daño cuando por fin llegué a la esquina de la calle y vi el Porsche blanco de Jeremy. Cuando me vio, puso el motor del coche en marcha y abrió la puerta del copiloto desde dentro. Tal fue la sorpresa que se llevó al ver que llevaba una chica cargada al hombro que ni siquiera me saludó, sino que se quedó mirándonos con la boca abierta.
-Tho…
-Es una larga historia- Lo interrumpí- Echa el asiento hacia delante.
Jeremy dudó un momento, pero finalmente hizo lo que le pedí y yo solté a Anahí de mala manera en el asiento trasero del coche sujetándole las manos.
-Saca unas esposas de mi bolsillo- Le indiqué.
Anahí abrió los ojos como platos y siguió gritando, pero la mordaza ahogaba el sonido, pero no lograba frenar las patadas que propinaba intentando alcanzarme.
-¡Jeremy, venga ya!
Jeremy salió de su estado de shock y sacó las esposas de mi bolsillo, me las dio y yo las pasé por ambas muñecas de Anahí, asegurándome de cerrarlas bien.
-Perfecto- Sonreí de oreja a oreja y miré a Anahí, que tenía tal expresión de furia en su cara que podría haberme matado con solo mirarme- Ahora ya nos podemos ir.
ANAHÍ
No podía creerme que eso estuviera pasando de verdad. ¡Me había secuestrado! ¡SECUESTRADO! Estaba en el interior de un coche carísimo, con un tipo que me había amordazado y esposado, ¿tendría intención de tirarme a una cuneta y dejarme allí? ¿Dónde íbamos? ¡¿Por qué narices me metía en estos fregados?! Oía cómo Thomas le contaba a Jeremy por qué había tenido que traerme con él… <<¡Perdona! ¡Traerme no! ¡SECUESTRARME!>> Dejé de patalear cuando me di cuenta de que con eso sólo conseguía gastar fuerzas sin éxito alguno. Miré el reloj que había en el coche, ya era la una menos cuarto y un cuarto de hora más tarde, Jeremy detuvo el coche.
-Ya estamos- Anunció.
Miré al exterior. Decenas de locales iluminados se hallaban a nuestro alrededor y cientos de jóvenes entraban y salían riéndose. ¿Iban a una discoteca? ¿Ese era el sitio tan importante al que tenía que ir el degenerado este? Jeremy se bajó del coche y Thomas lo imitó.
-¿Qué vas a hacer con ella?- Preguntó Jeremy.
-Ella se queda aquí- Thomas me miró y sonrió.
-¿Y si la ve alguien, tío? Nos podemos meter en un lío- ¡Vaya! Al menos Don Melena Rubia-Ojos verdes tenía un poco de sentido común.
-¿Quién la va a ver?- Thomas se echó a reír y quise estamparle el tacón de mi bota en la cara- Todas las personas que hay aquí están borrachas.
Sentí que palidecía… ¿Y si abrían el coche y abusaban de mí? Tal y como si Thomas me hubiera leído la mente, me miró y añadió:
-Además, a nadie le interesa una loca como ella- Y tras decir esto cerró la puerta del coche.
Oí el clic del coche al cerrarse con llave y los observé entrar en uno de los locales mientras yo me quedaba allí sola en el coche, amordazada y esposada.