Capítulo 6: Fiesta en la playa.
LYDIA
Son las dos de la mañana y aún no soy capaz de conciliar el sueño ya que un cúmulo de pensamientos se arremolina en mi mente. Para empezar está Dylan…No sé ni siquiera qué pensar o no pensar de él, ¿por qué me ha atacado de esa manera hoy? ¿Y a qué se refería con eso de que quién era yo? ¿Qué había visto en los papeles que lo había dejado tan pasmado? ¿Es que tenía trastorno de personalidad múltiple? Unas veces me mira como si quisiera matarme; otras como si fuera la tía más imbécil del mundo; otras como si fuera su amiguita de toda la vida (incluso me ha puesto un apodo) y otras…Bueno, otras directamente me agrede. Me retiro las sábanas de encima y miro por la ventana… ¿Por qué hace tanta calor en la habitación? Me miro el antebrazo donde Dylan ha dejado marcas de sus dedos al presionarme y recuerdo la extraña conexión que había sentido con él cuando nuestras manos se rozaron en la máquina de Coca Colas… ¿De qué iba Dylan? ¿Por qué me ha dicho Savannah que no me acerque a él? ¿Es que acaso se conocen? No me gusta nada no saber con qué estoy lidiando, así que decido que mañana averiguaré a qué se refería Savannah con esa frase y, lo más importante, le diré cuatro cosas bien dichas al cabrón de Dylan Kay.
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-¡Savannah!- Nada más ver a Savannah caminando por la cafetería me dirijo corriendo hacia ella.
-Hola- Me saluda mientras coge su pedido de la barra.
-Hoy te has levantado pronto.
-Sí, no podía dormir bien- Se encoge de hombros quitándole hierro al asunto.
-Quería hablar contigo.
-Dime- Se queda esperando a que siga hablando y decido no andarme con rodeos, nunca me han gustado las personas que dan rodeos.
-¿A qué te referías ayer con eso de que no me acercara a Dylan? ¿Lo conoces?
Savannah esboza una media sonrisa.
-Claro que conozco a Dylan Kay- Confiesa- ¿Quién no? Es el chico misterioso y buenorro del pueblo.
-No, en tus palabras había algo más implícito- Niego con la cabeza- Entre vosotros ha pasado algo más.
Savannah suspira.
-Entre nosotros no, pero entre una amiga y él sí.
-¿Qué pasó?
-Fue una tontería…
-Savannah…
Savannah me mira durante un momento con esos grandes ojos verdes y finalmente se rinde.
-Ella consiguió establecer contacto con él- Empieza a decir- Estaba emocionada porque creía que por fin él le había hecho caso pero entonces…
-Entonces…-La animé a seguir.
-Él empezó a pasar de ella, cosa que le hizo mucho daño a ella…- Frunce el ceño como si estuviera recordando algo desagradable- Al final rompieron…- Sonríe- Cosa que me alegró.
-¿Eso es todo?
Savannah asiente. No puedo creerme que toda esa advertencia y alarma en sus ojos se debiera sólo a una desilusión que se llevó una amiga suya, pero Savannah parecía sincera.
-Me voy a desayunar- Me dice mientras coge su zumo y sus tostadas- Nos vemos luego.
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-¿Cómo estás?- Le pregunto a Caleb mientras me siento a su lado en el banco del campus.
-Perfectamente- Caleb esboza una sonrisa. Lleva puesta una tirita en la esquina del labio inferior donde Dylan le golpeó y siento un pinchazo de culpabilidad.
-Es un gilipollas…
Caleb se echa a reír.
-En cierto modo es culpa mía.
Caleb me mira horrorizado.
-¿Por qué es culpa tuya?
-Bueno, tú te metiste por defenderme a mí…
-Mira, odio que la gente se eche la culpa por decisiones que han tomado otros- Se gira un poco para mirarme- Pero si te sientes un poquito culpable acepta venir esta noche a la playa.
-¿Qué?- No puedo evitar soltar una risa incrédula.
-Unos amigos, Tessa y yo vamos a ir a surfear y a ver el atardecer- Sonríe- Vente.
Lo sopeso un momento. Una parte de mí sabe que en esa invitación por parte de Caleb hay una doble intención, pero mi otra parte decide ignorarla y simplemente aceptarla como la invitación de un amigo.
-De acuerdo- Asiento al fin- Pero con una condición.
-Usted dirá.
-Que mis hermanos vengan.
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Busco en mi armario un bikini que ponerme, elijo uno de color rojo sencillo y me coloco unos shorts vaqueros y una nadadora blanca encima. Por el rabillo del ojo veo cómo Tessa se recoge el pelo en un moño improvisado y le hace morritos al espejo.
-¿Se puede saber qué haces?- Le pregunto mientras me abrocho el botón de los shorts.
-Van a ir chicos que no conozco- Explica- Lo que quiere decir que posiblemente ligue esta noche.
-¿Has visto a Savannah?- Pregunto al darme cuenta de que no he vuelto a verla desde esta mañana.
En el mismo momento que formulo la pregunta me arrepiento, ya que Tessa me dedica una mirada fulminante.
-A ver si te enteras, morena- Tessa se acerca hacia mí- Por mucho que lo inentes, “lipo” y yo nunca nos llevaremos bien.
-¿Listas?
Tessa y yo miramos hacia la puerta, donde Caleb está apoyado en el marco esperándonos.
-Sí- Asiente Tessa.
-Por cierto- Caleb me mira- En la puerta hay dos chicos que dicen ser tus hermanos.
Sonrío ampliamente. Temía que no vinieran y lo que más necesito hoy es pasar tiempo con ellos, oír las bromas de Thomas y Tyler y sentirme en casa después de todo lo que ha pasado en los dos últimos días. Y lo que más necesito: olvidarme de Dylan y de lo que le voy a decir la próxima vez que lo vea.
Cuando salimos del campus, Thomas está apoyado en su coche con las gafas de sol puestas. Puedo notar la cara de asombro que pone Tessa sin ni siquiera mirarla.
-Hey, chiquitina- Thomas me da un abrazo de oso- ¿Qué tal todo?
Me siento tentada de contarle el incidente de ayer, pero decido que no quiero recordarlo y mucho menos preocupar a Thomas.
-Bien- Miento- ¿Y Tyler?- Miro a mi alrededor y no lo veo.
-Con Drew comprando un poco de hielo para la nevera.
-¿Lydia?- Tessa se ha acercado y me agarra del brazo. En sus ojos veo un claro “Preséntame a este chico ¡ya!”.
Sonrío y miro a Thomas que aún no se ha quitado las gafas de sol.
-Tommy, esta es mi amiga Tessa; Tessa, mi hermano Thomas.
Thomas y Tessa estrechan la mano y veo el brillo que desprenden los ojos de Tessa, ya se ha quedado prendada de él.
-¡Buenas tardes!- Grita la voz de Tyler mientras él y Drew llegan hasta nosotros con unas bolsas de hielo.
-Lydia- Drew inclina la cabeza a modo de saludo y yo hago lo mismo.
Drew se ha puesto una camiseta blanca que destaca el bronceado de su piel y el color negro de su pelo. Observo a todos los chicos allí presentes, ¿es que todos los tíos que conozco están buenos? Una parte de mí se siente afortunada, pero entonces caigo en la cuenta de que falta una persona.
-¿Dónde está Caleb?
-¿Eh?- Tessa está demasiado embelesada observando a Thomas que no me ha escuchado.
-Caleb, ¿no venía con nosotras?
-Oh, sí…- Tessa frunce el ceño y mira a nuestro alrededor- ¿Dónde narices estará?
Al cabo de unos segundos, Caleb aparece desde el interior de la facultad acompañado de dos chicos más que reconozco de las clases.
-Ya estamos todos- Dice Caleb cuando llega a nuestro lado.
Me pongo mis gafas de sol y me preparo para empezar a andar.
-Perfecto, pues vámonos- Thomas da una palmada y luego me pasa un brazo por los hombros.
Tessa me mira y mueve los labios diciendo: “¡Qué suerte tienes!”. Sonrío, me encantaría que Thomas le hiciera caso a Tessa, pero conociéndolo o bien ella hace algo que a él le llame la atención o bien podría pasar por un florero. Miro a Tyler que va delante nuestra hablando con Caleb, parece que han hecho buenas migas, luego miro a Tessa y le indico con la cabeza que se acerque a ellos. Tessa niega con la cabeza como si le acabara de proponer que fuera y le plantara un beso en la boca a todos los allí presentes.
-¡Eh, Tom!- Grita Drew dándose la vuelta- Por aquí están contando algo realmente vergonzoso tuyo.
Tyler se echa a reír y Caleb y los otros dos chicos más se unen a su risa.
-¿Ah, sí?- Thomas me suelta y se adelanta para ponerse a la par de los chicos.
-¿El rubio de ojos azules también es tu hermano?- Me pregunta Tessa en cuanto estamos solas.
-Síp- Sonrío- Es Tyler.
Tessa resopla y no sé por qué.
-¿Por qué tienes que tener dos hermanos tan cañones?
Suelto una carcajada y vuelvo a fijarme en los buenorros que tenemos delante y, entonces y sin previo aviso, la imagen de un chico rubio y de ojos color marrón oscuro aparece en mi mente. Me cabreo conmigo misma y quiero darme de golpes por permitir que esa imagen invada mi mente… Nada de pensar en él hasta que no lo tenga delante y pueda romperle la cara.