Capítulo 3: Dylan Kay.
LYDIA
-La comida que hacen aquí no es mala- Me dice Tessa mientras nos dirigimos a la cafetería de la facultad- Te aconsejo el descafeinado con pitufo de bacon y queso- Se pasa la lengua por los labios ante la sola mención del desayuno- Está riquísimo.
Entramos en la cafetería y vemos que hay unos quince alumnos sentados en las mesas desayunando.
-Coge sitio, yo pido- Dice Tessa.
-Como si nos fuéramos a quedar sin sitio- Comento sin poder evitar una risa.
-Me gusta aquella mesa- Señala una que está al lado de la ventana y luego sonríe- Se puede ver cómo desayunan los alumnos de Publicidad.
Pongo los ojos en blanco y me dirijo a lugar que me ha indicado Tessa. No puedo evitar la curiosidad y miro por la ventana hacia la facultad que hay enfrente, veo a unos cuantos alumnos sentarse a disfrutar de sus desayunos y entonces entiendo por qué Tessa quiere sentarse ahí.
-Toma.
Alzo la cabeza y veo a Tessa llegar con dos cafés.
-Como no sabía lo que querías te he pedido lo mismo que a mí.
-Vale- Coloco los dos cafés encima de la mesa y veo cómo Tessa se dirige de nuevo a la barra y coge los dos pitufos.
-Pruébalo y dime qué tal.
Le pego un mordisco al pitufo y siento que mi estómago ruge cuando trago, está delicioso.
-Riquísimo…-Digo con los ojos cerrados mientras disfruto del bacon y el queso.
-¡No me lo puedo creer!
Abro los ojos de golpe ante el tono de voz de Tessa.
-¿El qué? ¿Qué esté rico?
-No, ¿qué hace aquí?
Sigo el recorrido de la mirada de Tessa y veo que está fija en la barra donde un chico está pidiendo el desayuno. Cuando se gira lo reconozco, es el mismo chico con el que me choqué ayer al llegar a la facultad, el mismo pelo rubio, los mismos ojos marrones…Sí, sin duda es él.
-Con ese me choqué yo ayer- Digo antes de darle otro bocado a mi pitufo.
Tessa me mira con los ojos muy abiertos.
-¿Y te dijo algo?
Niego con la cabeza mientras mastico.
-No se lo tengas en cuenta o te lo tomes como algo personal- Me dice mientras le da vueltas al café con la cuchara- Es así.
-¿Cómo? ¿Borde y rancio?- Bebo un poco de café.
-Noooo- Tessa alarga mucho la “o” y mira hacia una de las mesas donde se ha sentado el chico- Es misterioso, nunca se le ha visto rodeado de amigos y mucho menos con novia- Se encoge de hombros- Aunque por falta de candidatas no será.
Me fijo en él. No es feo, de hecho es muy atractivo. Está concentrado en su desayuno cuando, de pronto, alza la cabeza y nuestras miradas se encuentran. Sin saber bien por qué, me giro a toda pastilla mientras noto cómo las mejillas me arden. ¿Por qué he reaccionado así? No estaba haciendo nada malo… Bebo otro poco de café.
-¿Cómo se llama?
-Dylan- Me contesta Tessa que ya se está acabando su pitufo- Dylan Kay- Traga antes de seguir hablando- Es dos años mayor que nosotras.
Disimuladamente vuelto a mirar hacia el lugar donde está Dylan sentado y compruebo que aún sigue mirándome… ¿qué mierda le pasa? Vuelvo a fijar mi atención en Tessa.
-No me digas que te ha gustado- Me dice antes de terminar de beberse su café.
-¿Qué? ¡No!
-Entonces ¿por qué te has sonrojado?
Noto cómo me sonrojo más.
-Yo siempre tengo las mejillas rojas…- Digo antes de beber un poco de café. En teoría no era mentira, mis mejillas siempre tenían color- Además, no me van los chicos misteriosos y bordes.
Tessa suelta una carcajada.
-¿Qué pasa?
-¿A quién no le gustan? ¿Es que eres de otro planeta o algo?
Estoy a punto de preguntarle por qué me dice eso, cuando ella habla:
-¡Oh, mira! ¡Ahí está Caleb!- Tessa alza la voz hacia un chico que acaba de entrar en la cafetería- ¡Caleb!
El chico se gira hacia la voz de Tessa y sonríe ampliamente antes de acercarse. Tiene los ojos verdes y el pelo de un color castaño tan claro, que bajo la luz del sol, parece rubio.
-¿Qué pasa, señoritas?
-Caleb, ella es mi compañera de habitación, Lydia- Me presenta- Lydia, él es Caleb.
Caleb y yo estrechamos las manos.
-Tessa me dijo que vienes de Portland- Me dice Caleb.
Asiento.
-Es mi segundo día en el pueblo.
-No es tan malo como parece- Se encoge de hombros- Bueno, voy a pedirme algo para desayunar- Mira nuestros platos vacíos- Veo que vosotras ya habéis desayunado.
-Síp- Contesta Tessa- ¿Nos vemos después fuera?
-Perfecto.
-Vamos, Lydia- Dice Tessa mientras se levanta.
Yo hago lo mismo, pero antes de que las dos salgamos por la puerta no puedo evitar girarme hacia la mesa donde estaba Dylan, pero ya no está.
***************
A lo largo de la semana han ido llegando más alumnos. Pronto la facultad ya parece lo que es en realidad, una universidad llena de estudiantes que oscilan entre los dieciocho y los veinticuatro años. Tessa y Caleb prácticamente se han convertido en mi sombra, y, cuando no estoy con ellos, estoy con mis hermanos. Tyler parece haber congeniado un poco con sus compañeros de facultad, pero sigue quejándose. Por otro lado, Thomas se ha ofrecido a llevarme a surfear esta tarde, pero mañana comienzan las clases y Tessa me ha propuesto ir a comprar los libros.
El centro comercial está a quince minutos a pie desde la facultad, por lo que en poco tiempo ya estamos allí. Caleb insistió en venir con nosotras pero Tessa le dijo que después íbamos a ir de compras y se echó para atrás, así que aquí estamos las dos, en un centro comercial en busca de la librería. Pronto la encontramos y sacamos la lista de libros que necesitamos ese semestre. Tras las compras en la librería nos dirigimos a las tiendas de ropa… ¡Cuánto echaba de menos ir de compras con una amiga! La única amiga de verdad que tenía en Portland se mudó en mayo, por lo que llevaba prácticamente todo el verano sin amigos.
-¿Qué te parece?- Tessa me enseña un vestido corto de vuelo color rojo.
-Que es perfecto para un día de sol- Contesto.
-Pruébatelo- Me tiende el vestido.
-¿Yo? ¿Por qué yo?
-Hasta ahora en todas las tiendas que hemos entrado sólo has cogido pantalones, te hace falta un vestido.
Pongo los ojos en blanco y me meto en el probador. No soy muy dada a ponerme vestidos ni faldas, pero no por nada en especial, sencillamente porque me siento más cómoda con pantalones. Me miro en el espejo y no puedo evitar sonreír, el vestido me queda bastante bien. Miro el precio y sonrío aún más, es barato. Me vuelvo a poner mi ropa y salgo del probador, Tessa me está esperando con los brazos cruzados.
-¿Y bien?
-Creo que me lo voy a llevar.
Una sonrisa se instala en la cara de Tessa.
-Te dije que te lo tenías que probar- Se agarra a mi brazo y me da un achuchón.
Me dirijo a la caja y pago el vestido. Luego decidimos que ya es hora de volver a la facultad, así que salimos del centro comercial.
-¡Oh, no!- Exclama Tessa parándose en seco.
-¿Qué pasa?
-Se me ha olvidado una bolsa en la tienda- Sus ojos expresan alarma- Vuelvo en seguida.
-Corre- No puedo evitar sonreír al verla correr en esos tacones de verano.
Espero y espero… ¿Por qué no vuelve? Me seco el sudor de la frente con la palma de la mano y me doy cuenta de que tengo la cabeza ardiendo. Me va a dar una insolación si sigo esperando allí de pie. Entonces veo que justo al otro lado de la calle hay un banco donde da la sombra de un árbol, puedo esperarla allí. Cojo las bolsas y me dispongo a cruzar la calle cuando escucho el fuerte sonido de un claxon a mi izquierda. Giro la cara justo a tiempo para ver un coche venir a toda velocidad hacia mí, apenas me da tiempo a asimilar la situación o a moverme siquiera cuando una mano me agarra por el antebrazo y tira de mí hacia atrás justo en el momento que pasa el coche.
Respiro entrecortadamente debido al susto. ¿Qué acaba de suceder? Estaba cruzando la calle y entonces un coche ha salido de la nada a toda pastilla, estaba a punto de atropellarme y entonces alguien me ha agarrado del brazo y me ha quitado de en medio. Alguien… Giro la cara y me encuentro con la persona que me ha salvado.
-¿Es que no miras por dónde vas?- La voz de Dylan es profunda y no muestra sentimiento alguno.
Me quedo un momento sin decir nada porque aún sigo en shock.
-El…El semáforo estaba en verde- Digo al fin.
-Menuda excusa…-Dylan pasa por mi lado haciendo que su hombro choque con el mío y que yo me tambalee hacia un lado.
¿Qué problema tiene ese chico? Todavía estoy mirando cómo desaparece de mi campo de visión cuando una mano más fina y menos fuerte me agarra por los hombros.
-¿Estás bien?- Tessa suena alarmada- Mientras bajaba en el ascensor he visto lo que ha pasado.
-Sí, estoy bien- Tengo que alzar un poco la cabeza para mirarla a los ojos, porque con los tacones me saca media cabeza de altura.
-¡Qué susto me he llevado!- Tessa respira hondo y mira hacia el lugar por donde se ha marchado Dylan- Él te ha salvado…
-Bueno…Supongo que sí.
-Deberías sentirte afortunada- Tessa sonríe.
-¿Afortunada?- Encarno una ceja, incrédula- ¿Por qué un coche casi me atropella?
-No, tonta- Me da un pequeño puñetazo en el hombro- Porque ha sido Dylan el que te ha salvado.
-Más bien me ha tratado como si fuera gilipollas…Cosa que estoy pensando a creer que es cierta.
-Bueno- Tessa se encoge de hombros- Ya has conseguido más que todas las chicas del pueblo.
-Bah, volvamos a la facultad.