Capítulo 16: Starkland.
LYDIA
-¡Oh, Dios!- Exclamo llevándome ambas manos a la nariz, pero la sangre sigue saliendo sin parar cada vez con más fuerza- ¡El médico!
-¡No, nada de médicos!- La mirada de Dylan es severa.
-¿Nada de…? ¡¿Cómo que nada de médicos?! ¡No paro de sangrar!- Me miro las manos que están llenas de sangre y empiezo a temblar.
-Ven…-Dylan me empuja los hombros con suavidad.
-¡¿De qué narices…?!
-¡Tiéndete!- Hay urgencia en su voz.
Apoyo la espalda contra el tronco de la palmera y apoyo la cabeza contra éste también.
-Vale…- Dylan alza la mano derecha y se mira la palma, ¿qué pasa?- Lydia, veas lo que veas o pase lo que pase, prométeme que confiarás en mí.
Algo en su mirada me deja helada, hay desesperación en esos ojos oscuros…Sí, definitivamente hay desesperación. Asiento sin decir nada y entonces Dylan coloca la mano a un palmo de distancia de mi pecho, ¿qué va a hacer? Dylan respira hondo y entonces su mano comienza a brillar…Espera, ¿a brillar? Sí, su palma está emitiendo una extraña luz azulada que se va haciendo cada vez más intensa. Sé que debería estar asustada o que debería gritar, pero por algún extraño motivo no siento miedo, sino fascinación. La luz se hace más intensa y entonces impacta contra mi pecho haciendo que arquee la espalda para recibirla. Siento que todo mi cuerpo recibe pequeñas descargas eléctricas similares a las que siento cuando rozo a Dylan, pero estas descargas me insuflan una dosis de energía que hacía tiempo que no sentía. Noto cómo los músculos vuelven a estar en forma y los dolores de cabeza y el malestar comienzan a desaparecer. La luz comienza a disminuir de intensidad y mi cuerpo se relaja. Cuando la luz desaparece por completo me quedo un momento allí tendida recuperando la respiración, ¿qué es exactamente lo que ha pasado? Alzo la mirada y me encuentro con los ojos oscuros de Dylan, veo que hay temor y expectación en ellos y sé que debo decir algo, pero no sé qué decir.
-¿Cómo has hecho eso?- Pregunto al final.
Dylan sonríe y es una sonrisa llena de tranquilidad.
-¿Por qué te ríes?
-Acabo de inyectarte una descarga de luz procedente de la palma de mi mano, ¿y tú me preguntas que cómo lo he hecho?
Me encojo de hombros.
-¿Por qué no gritas? ¿Por qué no estás asustada?
La respuesta llega a mí antes de que la procese.
-Siempre he sabido que eras diferente- Reconozco y sé que es verdad, desde el primer momento que nuestras miradas se encontraron a la entrada del campus supe que había algo distinto en él.
-Puedo explicártelo todo- Dylan mira a nuestro alrededor pero no hay nadie- Pero aquí no.
Asiento.
Dylan se levanta y yo hago lo mismo.
-¿Confías en mí?- Me pregunta antes de echar a andar.
Me quedo mirándolo un momento, ¿confío en él? ¿Debería siquiera hacerlo? No, claro que no, no debería confiar en él.
-No debería- Contesto.
Dylan curva la comisura de la boca en una media sonrisa llena de diversión.
-Pero tú nunca haces lo que deberías.
-Soy una rebelde sin causa- Me encojo de hombros sin poder reprimir una sonrisa.
Dylan me coge de la mano y echa a andar, me sorprende notar su mano sobre la mía pero no me retiro, más bien lo ha hecho como un gesto natural, sin pensarlo.
-¿Dónde vamos?
-A un lugar donde podamos hablar.
***************
Andamos durante lo que me parecen unos quince minutos en silencio, ninguno dice nada pero no es un silencio incómodo. Pienso en la explicación que puede tener el hecho de que Dylan pueda hacer que le brillen las manos y que cuando lo hace mi cuerpo se recarga con nueva energía, pero no encuentro explicación posible. ¿Me estaré volviendo loca? ¿Me habrá afectado tanto la muerte de Tyler que ahora imagino cosas? ¿O tiene que ver el hecho de que a mi organismo le pasa algo y nadie sabe lo que es?
-Entra.
Dylan se detiene y abre la puerta de una pequeña casa. Miro a nuestro alrededor, no hay nadie en la calle.
-¿Quién vive aquí?
-Yo- Contesta.
-Pero…
-Antes de entrar en la facultad vivía en algún sitio, ¿sabes?
Claro…Seré imbécil. Entro en la casa y Dylan cierra la puerta tras de sí mientras enciende las luces. Estamos en una pequeña recepción que tiene una gran alfombra de color azul marino. Dylan pasa por mi lado y me indica que lo siga hasta una pequeña salita con una mesa de cristal, dos estanterías llenas de libros, una pequeña televisión y un gran sofá de color verde oliva.
-Es una casa bonita- Digo al cabo de un momento de silencio.
-No es bonita- Dylan hace una mueca y me entran ganas de reír, pero me contengo.
-¿Quién eres?
Dylan me mira y suspira.
-No soy de aquí…- Me mira y busca las palabras adecuadas- De este mundo, quiero decir.
Abro mucho los ojos.
-¿Estás diciéndome que eres un extraterrestre?- Era lo último que me esperaba oír.
-No me gusta esa palabra- Dylan frunce el ceño- Fui enviado aquí hace seis años, cuando tenía catorce.
-Dylan… ¿Tú te estás oyendo? Estás diciéndome que vienes de otro planeta.
Dylan me mira durante un momento y luego una expresión de decepción se implanta en su cara.
-No me crees…
-¿Cómo quieres que me crea eso?
-Has visto lo que he hecho antes- Da un paso hacia mí acortando la distancia que hay entre los dos.
-Sí, pero pensaba que era debido a algún experimento que hicieron contigo o algo raro.
-¿Y eso te parece más fácil de creer que el hecho de que haya vida en otros planetas?
Abro la boca dispuesta a replicar pero vuelvo a cerrarla al darme cuenta de que tiene razón, siempre he sido la primera en afirmar que aquella persona que pensara que estamos solos en el universo es gilipollas. Pero una cosa es pensarlo y otra muy distinta es tener delante a una persona que te dice que es de otro planeta… Lo miro a los ojos, esos ojos oscuros que me dicen que está diciendo la verdad. Suspiro y me siento en el sofá, dándole vía libre a que siga hablando.
-Mi planeta se llama Starkland- Sigue hablando- Como puedes comprobar somos iguales que los humanos, sólo que poseemos algunas habilidades especiales.
-Como sacar luz de la palma de las manos- Intervengo.
Dylan ríe.
-No exactamente, no es una luz- Se encoge de hombros- Es una manera de…llenar de vida y energía a otros que están más débiles.
-¿Sirve con toda clase de personas?
-No…-Tarda en contestar, cosa que me mosquea bastante, pero antes de que pueda replicar sigue hablando:- Ahora voy a contarte la que es probablemente la parte más difícil de la historia, así que escúchame bien, ¿vale?
Asiento.
-Bien…-Hace una pausa antes de seguir hablando- No fui enviado aquí por casualidad. Starkland está muriéndose, apenas hay alimentos y medios para mantener viva a la población; esto hizo que la población se dividiera en dos grandes grupos…-Frunce el ceño- Podrías compararlo con dos reinos o dos gobiernos totalmente diferenciados, pero que siguen sus normas muy al pie de la letra. La Tierra fue seleccionada como el planeta que reunía las mejores condiciones para trasladar nuestra vida aquí…Pero surgieron problemas.
<<El primer reino creó un canal de conexión entre Starkland y la Tierra y apoyaba la idea de colonizar este planeta, pero el otro reino estaba totalmente en contra. Como cualquier reino ha de haber reyes y estos reyes tienen hijos…El bebé del segundo reino fue enviado a la Tierra nada más nacer con un único propósito: Evitar la colonización de Starkland. El único problema es que estaba completamente solo, no tenía a nadie con él para guiarlo, por eso más tarde decidieron enviar a otra persona, alguien que pudiera guiarla y enseñarle cómo hacerlo. Pero ellos no fueron los únicos que tuvieron esa idea, el primer reino también envió a su descendiente a este planeta con la tarea totalmente opuesta: Abrir el portal para que se produzca la colonización. Ésta tendrá lugar dentro de dos semanas, cuando los planetas se alineen con el Sol, en ese momento o bien se abre el canal o bien se cierra para siempre>>
Al ver que Dylan no sigue hablando soy consciente de que la historia ha terminado, pero mi mente sigue procesando toda la información, es demasiado que asimilar y por raro que parezca, lo creo. Pero tengo demasiadas preguntas.
-No me mires así- Dice Dylan finalmente- Prefiero que me digas que estoy loco o que me grites, pero no me mires como si estuvieras viendo una película.
-Te creo- Suelto sin más.
Dylan me mira con clara sorpresa en la mirada.
-¿Me crees?
-La gente normal diría que estoy chiflada o que soy una friki, ¡y oye! Probablemente lo sea- Me encojo de hombros- Pero siempre he criticado a la gente escéptica.
Dylan sonríe, es una sonrisa amplia y llena de tranquilidad. Me imagino lo difícil que debe haber sido para él contarme esa historia tan inverosímil y fantástica propia de una película de Hollywood.
-Pero tengo varias preguntas, de hecho, muuuchas preguntas.
-Y estoy dispuesto a contestarlas una por una..