Capítulo 13: Un mundo sin él.
LYDIA
Abro los ojos y un rayo de sol me deja ciega durante unos segundos. ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? Cuando mis ojos se acostumbran a la luz y descubro que estoy en otra habitación que no es la mía lo recuerdo todo… Siento unas ganas enormes de vomitar, pero me contengo y me incorporo. Miro a mi alrededor en busca de Dylan pero no está, así que decido asomarme a la ventana. No sé exactamente qué es lo que espero ver, ¿un coche fúnebre tal vez? ¿Una aglomeración de personas vestidas de negro? Sea lo que sea no lo encuentro, parece otro día normal en Strife Hill, con la diferencia de que Tyler no está… La vista se me nubla y parpadeo varias veces para evitar llorar justo en el momento en que la puerta de la habitación se abre.
-Toma.
Me giro y veo que Dylan trae un vaso de zumo de naranja y un plato con un sándwich en la otra, las náuseas vuelven a mí.
-No tengo hambre…-Mi voz suena ronca debido al sueño.
-No puedes hacer frente a un día tan duro con el estómago vacío- Deja el zumo y el sándwich encima del escritorio y me señala la silla- Come.
-Si como algo lo vomitaré- Reconozco.
En ese momento suena mi móvil que está encima de la mesita de noche, lo cojo sin mirar quién es.
-¿Diga?
-Mamá llegará en una hora- Responde la voz de Thomas al otro lado de la línea, suena cansado y mayor, ¿habrá dormido algo?- Voy a recogerla al aeropuerto.
-¿A qué hora…?- Me da miedo formular la pregunta.
-Después de comer…-Responde entendiendo lo que quiero decir- Pasaremos a por ti a las dos.
Asiento aunque sé que no puede verme.
-Bueno…-Dice Thomas- Nos vemos luego, Lydia- Y tras decir esto, cuelga.
No sé qué expresión debo tener, pero Dylan se acerca y me abraza. Ese gesto me pilla por sorpresa, no quiero que me abrace, porque si lo hace comenzaré a llorar, pero otra parte de mí no quiere que se aparte.
-Desahógate- Dice contra mi pelo.
Entonces sus palabras surten efecto y comienzo a llorar mientras paso mis brazos alrededor de su cintura y me pego más a él. Necesito sentir que no estoy sola, necesito saber que estoy unida a este mundo de alguna manera porque si no…No sé lo que haría. Cuando creo que ya no me quedan más lágrimas que derramar me separo un poco de él y veo que tiene toda la camiseta mojada debido a mis lágrimas.
-Te he mojado toda la camiseta…-Comento entre hipos.
Dylan sonríe y me alborota el pelo.
-Come algo, pitufa- Insiste.
Me quedo mirando la comida, si como tendré que marcharme a mi habitación…Y si me marcho tendré que encontrarme con Tessa, ella comenzará a llorar, yo también y… Suspiro, no estoy lista para eso.
-Puedo estar contigo si quieres- Se ofrece Dylan como si me estuviera leyendo el pensamiento.
Le dedico una sonrisa de agradecimiento y me siento en la silla dispuesta a intentar ingerir algo.
*****************
Cuando salimos de su habitación me parece que los ojos de todo el mundo están puestos sobre mí, pero sólo son imaginaciones mías. Es sábado y la mayoría de estudiantes van a pasar el día fuera igual que hicieron ayer, ese hecho me reconforta un poco, así no tendré que hacer frente a miles de miradas inquisitivas. Llegamos a mi habitación e introduzco la llave en la cerradura.
-Estaré aquí fuera- Dice Dylan.
Asiento y entro en la habitación. Lo primero que veo es a Tessa tirada en la cama enfundada en unos pantalones negros y una nadadora del mismo color. Tiene la mirada perdida y no parece darse cuenta de mi presencia.
-Tess…
Tessa alza la vista y me ve, sus ojos no muestran expresión alguna, es como si estuviera vacía.
-Lo siento, Lydia- Me dice al cabo de unos segundos.
-No fue tu culpa- Me apresuro a decir.
-Pero estaba ahí- Insiste- Siento que si hubiera llamado a la ambulancia antes o lo hubiera avisado a tiempo…- Deja salir un suspiro contenido.
-No pienses más en eso- Me agacho y aprieto su mano con fuerza.
-Perdona- Vuelve a decir.
-¿Ahora por qué?
-Porque estoy aquí tirada como si estuviera destrozada cuando tú debes estar sufriendo más que yo.
Siento un nudo en el estómago y el sándwich hace amago de salir por mi boca.
-Ya no me quedan más lágrimas…-Digo al cabo de un momento.
-¿Dónde has pasado la noche?
No sé cómo responder a esa pregunta. ¿Debería decirle la verdad? ¿Cómo reaccionaría?
-No tenía ganas de enfrentarme a las preguntas de Savannah- Digo.
-Entiendo- Responde- Se ha marchado para dejarme espacio- Se encoge de hombros- Supongo que debo agradecérselo.
-¿Le has contado…?
-Sí- Contesta antes de que pueda terminar de formular la pregunta- Dijo que lo sentía y que ya hablaría contigo, no quería agobiarte.
Asiento.
- Voy a cambiarme y a ducharme- Digo mientras me dirijo a la ducha.
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Cuando ya estoy duchada, me recojo el pelo en una coleta alta y me pongo un mono negro. Me miro al espejo y apenas me reconozco, tengo grandes ojeras bajo los ojos y mis mejillas, que normalmente están sonrosadas, están pálidas. Salgo a la habitación y veo que Tessa ya no está, ¿dónde habrá ido? ¿A desayunar algo? Cojo unas manoletinas negras y me las pongo y, entonces me doy cuenta de que hay una nota en la mesita de noche. Es de Tessa: “Caleb me ha obligado a que vaya a comer algo, quiere hablar contigo.” Tiro la nota a la papelera y salgo de la habitación, Dylan está apoyado en la pared mirando su reloj. Observo que se ha cambiado de ropa, ahora lleva unos vaqueros oscuros y una camiseta negra.
-¿Cómo estás?- Me pregunta cuando me ve.
Me encojo de hombros, ¿qué se supone que debo responder?
-¿Has visto a Tessa?- Pregunto.
Niega con la cabeza y supongo que ha salido en el momento que él estaba cambiándose de ropa. Miro el reloj de mi móvil, son las doce de la mañana.
-No le veo sentido a nada de esto-Comento.
-La muerte llega…-Empieza a decir.
-No me refiero a eso- Lo interrumpo- Sino a todo lo que viene ahora- Me encojo de hombros- El entierro, toda la gente diciendo que lo siente y comentando lo maravilloso que era…Dicen cosas que jamás le habrían dicho en vida y que ahora ya no sirven de nada- Me apoyo contra la pared y suspiro- Luego hay que ir a visitar una caja llena de huesos y del recuerdo de lo que una vez fue Tyler…-Niego con la cabeza- Pero él ya no está ahí.
-No tienes por qué hacer nada que no sientas.
-¿Qué clase de hermana sería si me negara a ir a visitarlo cada semana?- Siento un nudo en la garganta- ¿Qué clase de hermana sería si le dijera a la mitad de las personas que son unas falsas cuando me dieran el pésame?
-Cada persona lleva el dolor a su manera- Dylan se acerca a mí y se apoya en la pared a mi lado- Los ojos son el espejo del alma, ¿nunca has oído eso?
Asiento.
-Tú eres transparente, Lydia- Hay algo en su voz que me hace alzar la cabeza para mirarlo- No puedes mentir aunque quieras- Sonríe, pero es una sonrisa triste- Cualquier persona que diga que no lo sientes o que eres mala hermana por no comportarte como se supone que debes hacerlo, es porque no te han mirado a los ojos.
Una oleada de paz y tranquilidad me inunda ante esas palabras, pero ¿piensa de verdad lo que me ha dicho? ¿O lo ha dicho para hacerme sentir mejor?
-¿Lo piensas de verdad?
Dylan sonríe y, sin previo aviso, deposita un pequeño beso en mi sien. Siento una pequeña descarga eléctrica recorrerme todo el cuerpo y giro mi cara para encontrarme con la de Dylan a escasos centímetros de la mía. Siento que el corazón se me va a salir por la boca a la vez que una manada de elefantes se instala en mi estómago. ¿Por qué me siento así cada vez que Dylan está cerca? ¿Se siente él igual?
-¡Lydia!- Esa voz rompe ese pequeño momento entre Dylan y yo.
Me retiro a toda prisa de Dylan para ver cómo Caleb se acerca corriendo hacia nosotros. Cuando su mirada se cruza con la de Dylan siento una tensión crecer entre ambos.
-Caleb…-Digo- ¿Y Tessa?
-Está terminando de desayunar- Su mirada sigue fija en Dylan- Me pidió que viniera a buscarte pero no esperaba encontrarte con él.
-No todo es siempre como te lo esperas, ¿no?- Interviene Dylan.
La expresión de Caleb se ensombrece.
-¿Es él?- Me pregunta de pronto.
-¿Qué?- Pero sé perfectamente a lo que se refiere.
-¿Él es el compañero de clase con el que fuiste a comprar un libro? ¿Es él?
-¿Podrías dejar de hablar de mí como si no estuviera delante?
-Caleb, por favor, ahora mismo no tengo ganas de…
-¿Has recurrido a él en este momento en vez de a mí?- Me interrumpe, veo dolor en sus ojos.
-No he recurrido a nadie, Caleb- Intento quitarle importancia al asunto.
-¡Te agredió, Lydia!- Caleb pierde el control de su voz- ¡¿Es que no lo recuerdas?!
Me llevo una mano a la cabeza, siento que esta me va a estallar.
-¿Podemos dejar esta conversación para otro momento, Caleb?- Le pido- No me encuentro bien…
-¡Para irte a tontear con él sí que te encuentras bien, ¿verdad?!- Arremete.
No tengo ganas de responder, siento que un martillo me golpea la cabeza por dentro.
-¡Respóndeme!- Las manos de Caleb se ciernen con fuerza sobre mis hombros.
-¡Eh!- Dylan lo aparta de un empujón y se coloca delante de mí- Tranquilízate.
Caleb lo mira sorprendido y luego se echa a reír.
-¡¿Ahora la proteges?! ¡¿Después de haberla estampado contra una pared?!- Caleb me mira por encima del hombro de Dylan- Te creía mejor que esto, Lydia…
Siento que todo empieza a darme vueltas igual que ayer y me apoyo contra la pared para mantenerme estable.
-¿Podemos hablar en otro momento?- Mi voz apenas es un susurro- Por favor…
Dylan gira la cabeza para mirarme y veo un atisbo de alarma en sus ojos.
-Sí, claro- Dice Caleb- ¿Por qué no?
-Tío, para- Le dice Dylan sin mirarlo.
-¡¿Quién te crees que eres para…?!
El puño de Dylan impacta con tanta fuerza en la cara de Caleb que lo tumba en el suelo.
-¡No está bien, ¿vale?!- Grita antes de darse media vuelta y agarrarme por los hombros- Eh, mírame…
Intento hacer lo que me dice, pero mi vista sigue fija en Caleb que está tirado en el suelo con la mano puesta sobre la boca, donde la herida que le hizo Dylan ha vuelto a abrirse.
-Lydia- Me insta la voz de Dylan.
Alzo la cabeza para mirarlo pero las piernas comienzan a fallarme, todo empieza a dar vueltas a mi alrededor con más rapidez y apenas alcanzo a soltar un gemido antes de que la oscuridad me lleve.