Capítulo 12: Muñeca de trapo.
LYDIA
Siento que el mundo se me cae encima y que nada tiene sentido; las piernas me tiemblan y no me pienso quedar ni un segundo a oír nada más. Me doy media vuelta y echo a correr por el pasillo en dirección a la salida mientras las palabras del médico, los llantos de Tessa y los gritos de Thomas resuenan en mis oídos. No quiero pensar, no quiero pensar absolutamente en nada. Salgo por la puerta del hospital y echo a correr mientras las lágrimas inundan mi rostro y me impiden ver nada con claridad. Sigo corriendo hasta que me choco con el pecho de alguien, esa persona me abraza con fuerza y entonces reconozco el olor que desprende: es Dylan. Intento soltarme de su agarre y seguir corriendo y llorando, pero él me aprieta con más fuerza contra sí, me sorprende la fuerza que tiene y finalmente me dejo llevar y comienzo a llorar más fuerte contra su pecho. Dylan me acaricia el pelo, consolándome y yo me agarro con fuerza a su camiseta sin dejar de llorar… No puede ser verdad, ¡no puede ser verdad! ¡Tyler no puede haber muerto!
-Ya está…- Susurra Dylan contra mi pelo sin dejar de acariciármelo- Tranquila…-Me da un beso en la cabeza y apoya su mejilla contra mi coronilla.
Por un segundo me siento tranquila y en paz. Siento que las lágrimas comienzan a caer con menos fuerza y que el pecho ya no me baja y me sube con tanta violencia. Dylan me aprieta una vez más con fuerza contra sí y una última lágrima cae por mi mejilla.
-¿Lydia?- Es la voz de Thomas.
Dylan me suelta y yo me giro poco a poco para encarar a mi hermano. Thomas parece haber envejecido ocho años en las últimas horas, tiene los ojos hinchados y la cara demacrada…No quiero imaginarme cómo estoy yo.
-Dime que es mentira, Tommy…-Mi voz apenas es audible.
Thomas me mira con dolor en los ojos y luego desvía la mirada controlando su respiración para no llorar.
-¿Podrías llevarla a la facultad?- Thomas se dirige a Dylan.
-¿Qué? ¡No!- Alzo el tono de la voz.
-No quiero que la última imagen que tengas de Tyler sea esta…-Se le quiebra la voz y veo cómo una lágrima se escapa de sus ojos- Ve a la facultad.
-Es mi hermano, Thomas- Me quejo sintiendo una fuerte opresión en el pecho.
-Lo sé- Thomas da un paso hacia mí y coloca una mano en mi hombro- Pero créeme, Lydia, tú quieres recordarlo tal y como era.
Lo miro sin decir nada durante un momento. ¿Realmente quiero verlo muerto? No, no quiero… Pero eso es de ser una cobarde, ¿no?
-Mamá llegará para el entierro mañana…- Me dice- Ve a descansar, por favor- Hay urgencia y dolor en su voz.
-¿Y Tessa?
-La policía viene para tomarle declaración- Me explica- Quieren pillar al cabrón que lo atropelló.
Siento que el estómago me da un vuelco, aún no me creo que Tyler ya no esté.
-Más tarde la llevaré a la facultad, no te preocupes- Thomas mira a Dylan- Encárgate de que descanse, por favor- Prácticamente está suplicando- Y no la dejes sola.
***************
-No quiero dormir- Digo cuando nos bajamos del coche y ponemos rumbo al edificio.
-Tienes que descansar.
-Savannah estará en la habitación, hará preguntas y…No quiero hablar.
Dylan se para y me mira durante un momento, aún llevo puesta su chaqueta y la verdad es que no quiero quitármela.
-De acuerdo- Dice suspirando.
Dylan abre la puerta del edificio y me coge por el codo poniendo dirección a la parte donde están las habitaciones de los chicos.
-¿Qué haces?
-Has dicho que no querías encontrarte con Savannah- Dylan se detiene delante de una habitación: 96- Pues bien, no lo harás- Introduce una llave en la cerradura y la puerta se abre- Vamos, pasa- Me empuja suavemente al interior de la habitación y luego cierra la puerta.
La habitación de Dylan es muy parecida a la mía, sólo que en lugar de haber tres camas solamente hay una.
-¿Sólo estás tú?
-Me las apañé para que mis compañeros pidieran un traslado de habitación- Comenta- Venga.
Dylan se acerca a la cama y retira las sábanas.
-A dormir- Me coge por los hombros y hace que me siente en la cama.
Dejo la mirada fija en mis pies, apenas soy consciente realmente de dónde estoy o por qué estoy ahí; en mi mente todo es un cúmulo borroso de cosas.
-No puedo creerme que se haya ido…-Comento en voz alta sin darme cuenta.
Dylan coge la silla del escritorio y la acerca para sentarse enfrente de mí.
-No puedo creerme que ya no lo vaya a oír reírse más…-La voz me tiembla- No puedo creerme que ya no lo vaya a ver más cabreado por alguna broma de Thomas…-La vista se me nubla y una lágrima cae por mi mejilla.
-Ahora es duro- Dice al cabo de unos segundos- Pero eres fuerte, Lydia- Me limpia una lágrima con el dedo- Poco a poco se hará menos pesado.
-Soy una mala persona…-Confieso sin mirarlo.
-No eres una mala persona.
-Sí lo soy- Noto un nudo en la garganta que no puedo deshacer.
-¿Por qué?
-Porque…- No puedo reconocerlo, si lo hago ¿en qué clase de persona me convertiría eso?- Porque por una milésima de segundo…-Respiro hondo- Me alegré de que no fuera Thomas.
Dylan no dice nada, sino que permanece callado durante un momento. Finalmente decido alzar la cabeza para mirarlo, ¿por qué no dice nada? Dylan me mira en silencio sin decir nada y, cuando lo miro, me dedica una sonrisa llena de tristeza.
-No eres una mala persona, pitufa- Se levanta de la silla y acerca su cara a la mía, siento que el corazón se me acelera cuando acerca sus labios a mi frente y deposita un pequeño beso- Duérmete.
Dejo que Dylan me ayude a tenderme e intento acomodarme en su cama, huele a él y me sorprende darme cuenta lo familiar que me resulta ya su olor. Dylan vuelve a sentarse en la silla y me mira.
-¿Piensas quedarte ahí toda la noche?- Le pregunto.
-Sólo hasta que te duermas, luego iré a cazar unas cuantas palomas- Intenta hacer una broma para que me ría, pero no funciona- Sí, me quedaré aquí- Dice al fin.
-No te quedes ahí.
-¿Qué?
-No quiero sentirme peor persona de lo que ya me siento- Digo sinceramente.
Dylan entiende lo que le quiero decir y, tras dedicarme una mirada donde se mezclan la sorpresa y otra cosa que no sé identificar, se levanta y se tiende en la cama a mi lado. Noto su respiración en mi nuca y siento un escalofrío recorrerme la columna. Sé que lo que voy a hacer está mal y posiblemente en otro momento jamás lo habría hecho, pero justo ahora necesito sentirme protegida.
-¿Puedes abrazarme?- Le pregunto- No quiero sentir…
-Tranquila- Me interrumpe.
Dylan pasa con cuidado una mano por mi cintura y yo me acurruco contra él. Quiero dejar la mente en blanco y no pensar en nada pero me resulta imposible, cada vez que cierro los ojos la imagen de Tyler aparece en mi mente: Tyler riendo, Tyler cabreado, Tyler jugando al fútbol con Thomas, Tyler abrazándome… Una lágrima silenciosa vuelve a caer por mi mejilla. Me siento sin fuerzas, como si fuera una muñeca de trapo, ¿dónde estará ahora Tyler? ¿Me estará viendo? ¿Habrá algo más después de esta vida? No sé cuánto tiempo pasa hasta que al fin, con la mano de Dylan alrededor de mi cintura, me quedo dormida.
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Estoy en un descampado lleno de hierba fresca y verde. No hay nadie más a mi alrededor, por más que miro y miro no consigo ver a nadie. ¿Qué hago allí? Entonces noto una mano que me toca el hombro, es un contacto tan familiar que me provoca hasta dolor.
-¿Tyler?
Me giro y me encuentro cara a cara con esos ojos azules de mi hermano. Tyler está distinto, hay paz en su rostro, como si no tuviera preocupaciones y se sintiera feliz por primera vez en su vida.
-Estoy bien, Lydia- Me dice abrazándome.
Noto que vuelvo a llorar, pero esta vez no emito ningún sonido, simplemente lloro en silencio contra el hombro de mi hermano.
-No te puedes haber ido…-Digo entre sollozos- No me puedes dejar, Ty.
-No te preocupes por mí, hermanita. Tienes que prometerme que te cuidarás.
-¿Cómo voy a seguir sin ti? Éramos los tres inseparables, ¿recuerdas?
-Y siempre lo seremos- Tyler se separa de mí y me mira a los ojos- No llores más, por favor.
-Dime qué debo hacer ahora porque no tengo ni idea de…
-Eres lista, Lydia- Me interrumpe- Siempre lo has sido- Sonríe, una sonrisa llena de paz y armonía- Ahora veo que estás destinada a hacer algo grande.
-¿Qué?
-Recuerda algo, Lydia- Tyler me coge por los hombros y se inclina para que su cabeza quede a la altura de la mía- Pase lo que pase, descubras lo que descubras, tú siempre serás mi hermana- Me da un beso en la frente que hace que me inunde una ola de paz- Dile a Tessa que no fue su culpa- Me guiña un ojo- Ahora despierta, hermanita…Y recuerda algo: Él tiene las respuestas.