Capítulo 11: El accidente.
LYDIA
Siento que miles de mariposas me recorren el estómago ante ese comentario y agradezco que la única luz que haya sea la de la luna y que no sea suficiente para poner al descubierto el color escarlata de mi cara.
-Hablo en serio- Digo.
-Y yo también- Sonríe.
-Eso no me sirve como dato tuyo- No puedo dejar que piense que me afecta lo que me diga, aunque por alguna extraña razón sí me afecte.
Dylan suspira.
-Pues pregúntame algo.
Frunzo el ceño mientras pienso lo que quiero saber y la pregunta llega a mí como un rayo de luz.
-¿Has sido tú el que me ha llevado a la enfermería hoy o no?- Lo miro con mirada acusica y él me la sostiene durante un momento.
-Sí- Contesta al fin- ¿Por qué es tan importante?
-No es que sea importante- Miento- Pero sabía que estabas mintiendo.
-¿Cómo estabas tan segura?
Me encojo de hombros.
-Simplemente lo sentía- Por alguna extraña razón el hecho de que Dylan se preocupara por mí me llena de satisfacción.
Nos quedamos ambos en silencio observando el mar sin decir nada y, por primera vez en mucho tiempo, me siento en casa. Ese pensamiento me sorprende pero no me asusta, cosa que me resulta aún más rara. Siento un escalofrío recorrerme todo el cuerpo y me cruzo de brazos para cubrirme un poco del frío, ya está empezando a refrescar por la noche. Me maldigo mentalmente por no haber cogido una rebeca antes de salir de la facultad y observo de reojo que Dylan ha sido más listo y lleva una cazadora vaquera.
-Estás tiritando- Dice sin mirarme.
-No estoy tiritando- Miento intentando controlar el frío- Será mejor que vuelva a la facultad.
-¿Sola? Estás loca- Se echa a reír- Espérate un rato y te acompaño.
-Quiero irme ya- Insisto- Debería estar estudiando.
-Estás chiflada si crees que te voy a dejar que vuelvas sola- Su voz ha perdido toda la diversión.
-Sé defenderme sola.
-Lo sé, pero no te vas a ir sola- Insiste- Además, no vas a estudiar.
Resoplo. Es más cabezón que yo.
De pronto, Dylan se quita la cazadora y me la echa por encima de los hombros.
-Eres una mentirosa de pena, por cierto.
Al volver a colocarse en su sitio nuestros brazos se rozan y vuelvo a sentir esa corriente eléctrica que me recorre todo el brazo, pero esta vez es mayor que la primera y llego a alcanzar ver unos destellos azules. Me quedo mirando mi brazo sorprendida, en cualquier otro momento habría pensado que nos habíamos dado calambre, pero los calambres son molestos y pican…En cambio esta corriente es más bien una oleada de calor. Alzo la cabeza y me encuentro con que Dylan también me está mirando, seguro que también lo ha sentido.
-¿Qué ha sido eso?- Pregunto con la voz entrecortada.
Dylan me mira sin contestar, ¿qué le pasa?
-¿Por qué escogiste ese proyecto?
-¿Qué?
-Respóndeme- Hay severidad en su voz, cosa que me sorprende.
-Ya te lo dije.
-¿Estás segura de que no hay otro motivo?- Sus ojos se han vuelto más oscuros.
-¿Qué otro motivo podría haber?
En ese momento suena mi móvil y doy un respingo, sobresaltada. Lo saco del bolsillo de mis shorts y veo que la llamada es de Tessa, ¿no estaba en la cita?
-¿Sí?- Respondo mientras me levanto.
-¡Lydia!- La voz de Tessa suena desesperada- ¡Lydia, es terrible! ¡No sé cómo ha pasado!- Me doy cuenta de que Tessa está llorando.
-Tessa, ¿qué pasa?
-¡Tyler!- Tessa comienza a llorar con más fuerza- ¡Estamos en el hospital!
-¿Qué estáis en el…? ¡Tessa, por favor, explícate!- Siento que el corazón me late cada vez más rápido.
-¡Estábamos paseando y…y…salió de la nada!- Tessa sigue llorando y gritando.
-¡Tessa, por el amor de Dios! ¡¿Qué ha pasado?!
-¡Un coche! ¡Atropelló a Tyler y se dio a la fuga! ¡Está en la sala de operaciones ahora mismo! ¡No…!
No sigo oyendo lo que dice porque el teléfono se me cae de la mano e impacta contra la arena. Siento todo el cuerpo rígido y la voz de Tessa hace eco en mi mente: “¡Un coche!”. No… A Tyler no le podía haber pasado nada, todo tenía que ser una broma.
-Lydia- Veo que Dylan se levanta del suelo, pero no le presto demasiada atención.
-No…-Murmuro mientras empiezo a tomar conciencia de lo que me ha dicho Tessa por teléfono- No… ¡No, no, no!- Me llevo las manos a la cabeza.
-¡Lydia! ¡Eh!- Las manos de Dylan se ciernen en mis hombros con fuerza- ¡Mírame!
-¡No, no!- No alzo la cabeza ni le hago caso- ¡Tyler no!- Noto cómo me escuecen los ojos y las lágrimas comienzan a salir sin control.
-¡Lydia, mírame!- Dylan me zarandea y me obliga a alzar la cabeza- ¡¿Qué ha pasado?!
Tengo la vista borrosa a causa de las lágrimas que continúan cayendo sin parar.
-Ty…Tyler- Digo con hipo- ¡Mi hermano!- Alzo la voz y noto un fuerte dolor en el pecho- ¡Está en el hospital!
-Vamos…
Noto cómo Dylan me agarra por los hombros con suavidad y comienza a andar guiándome por la arena. Me llevo una mano a la cara y comienzo a secarme las lágrimas, pero éstas siguen cayendo.
-No llores- Me dice con voz suave- Todo saldrá bien…
No me quejo ni digo nada cuando llegamos a un coche negro (no me fijo en la marca) y Dylan abre la puerta del copiloto indicándome que entre. Hago lo que me indica y me acurruco en el asiento luchando contra las lágrimas, apoyo la cabeza en el cristal de la ventanilla y comienzo a rezar y a pedirle a Dios que todo salga bien, que no le pase nada a mi hermano. Me abrazo a mí misma mientras Dylan pone el coche en marcha y pone rumbo al hospital a toda velocidad.
****************
Nada más llegar al hospital me bajo del coche sin darle tiempo a Dylan a decirme nada o a seguirme, lo único que quiero es ver a Tyler, saber si está bien. Entro en el hospital y me dirijo corriendo a recepción. Una parte de mí sigue con la esperanza de que cuando pregunte por mi hermano la enfermera me diga que es un error y que no está allí…Pero eso no sucede. Cuando llego a la planta que me ha indicado a la primera persona que veo es a Tessa, que está sentada en una silla y, nada más verme, se levanta corriendo y viene a verme. Tiene los ojos rojos de tanto llorar y el rímel corrido.
-Lydia…-La voz se le quiebra y la abrazo con fuerza evitando las lágrimas- Lo siento- Dice entre lágrimas.
-No es tu culpa- No puedo seguir abrazándola o empezaré a llorar yo también.
Cuando me separo y miro a mi izquierda me encuentro con Thomas y Drew. Thomas viene corriendo y me abraza y, entonces, no puedo evitar más las lágrimas.
-Tranquila, chiquitina- Dice contra mi pelo antes de darme un beso en la coronilla.
-Tyler…-Digo entre llantos.
-Todo va a salir bien- Dice Drew.
**************
-Toma- Drew me trae un café de la máquina.
-Gracias…-Digo mientras le doy un sorbo.
-¿Cómo has llegado tan rápido?- Me pregunta Thomas.
-Un amigo me ha traído- Y entonces me acuerdo de Dylan…Seguro que se marchó a la facultad cuando me dejó.
-Eso explica la chaqueta- Apunta Tessa que ha dejado de llorar por fin.
Me encojo de hombros y dejo el café encima de la mesita que hay entre las sillas, no tengo ganas de nada. Me acurruco en la silla e inhalo el olor de la cazadora de Dylan, huele a su colonia y ese aroma me reconforta un poco. He perdido la cuenta de las horas que llevamos allí sentados esperando que salga un doctor y nos diga algo acerca del estado de salud de mi hermano. Pienso en él, en todos los momentos que hemos pasado juntos y decido dejar la mente en blanco porque las lágrimas amenazan con salir de nuevo.
En ese momento la puerta de la sala de operaciones se abre y un médico sale. Todos nos ponemos en pie con el corazón latiendo a mil por hora.
-¿Familiares de Tyler Hall?
-Somos sus hermanos- Dice Thomas señalándonos a ambos.
El médico lo mira a él y luego a mí y algo en su mirada me deja la sangre helada; luego dice esas tres palabras que tanto temía oír: “Lo siento mucho”.