Capítulo
9
Sylvia POV
Vimos a Sarah entrar en el pabellón y colocarse justo delante nuestra recorriéndonos a todos y cada uno de nosotros con esa intensa mirada azul que, justo en ese momento, parecía divertida.
-Bienvenidos a todos a esta reunión- Comenzó a hablar- Supongo que todos sabréis que ya ha llegado la hora de comenzar a trabajar el verdadero objetivo de este instituto.
-¿De qué está hablando?- Mi voz fue un susurro dirigido a Emma, pero Sarah lo escuchó.
-Es normal que estés perdida, Sylvia- Dijo mirándome- Al igual que es normal que también lo estés tú, Peter- Miró a Peter- Todos los aquí presentes estáis aquí por un motivo muy especial, un motivo que está más allá de nuestros alcances y comprensión- Sarah volvió su atención a Peter y a mí- Lo que os ha pasado a ambos no es algo por lo que debáis estar asustados.
<<Desde que el mundo existe han existido algunas personas con dones especiales que se agrupan en dos bandos bien diferenciados: el fuego y el hielo, liderados por las personas que poseen el don con esos nombres. Esos dos bandos siempre habían vivido en paz, alejándose el uno del otro y sin inmiscuirse en los asuntos del oponente. Pero todo eso cambió hace veintidós años, cuando por primera vez sucedió algo insólito: la persona que poseía el don del fuego era una chica de dieciséis años, su nombre era Victoria, Victoria Gómez y provenía de España. El chico que tenía el don del hielo apenas había cumplido los veinte años y ambos no pudieron evitar enamorarse el uno del otro. Pero esto trajo graves consecuencias para todos. Ninguno podía luchar contra su verdadero yo, era imposible darle la espalda a la madre naturaleza. Su parte interna les decía que debían acabar con esa persona que tenían en frente, aquella persona que era su enemigo natural. Pero ellos no querían hacerlo. Tristemente, la historia no acabó bien. Los chicos se creían que eran invencibles, pero no fue así, el poder de Victoria acabó cegándola completamente, al igual que el de su enamorado. Ya no veían a aquella persona que amaban, sino a un enemigo que debían eliminar del juego. Por suerte o por desgracia, el chico hielo consiguió controlar su poder, a pesar de que controlar el hielo siempre es mucho más difícil que el fuego. Pero Victoria no lo consiguió, o más bien no lo intentó. Disfrutaba teniendo tanto poder y su amor pasó en cuestión de semanas a un tremendo odio.
El hecho de que estos dos jóvenes se enamoraran desequilibró la paz que había existido hasta ese momento y una profecía fue creada por nuestro Oráculo. Los dos siguientes líderes de cada bando que nacieran tendrían que luchar cada uno en un bando, y sólo uno quedaría en pie>>
Se hizo un momento de silencio total en la estancia. Yo tenía la mente perdida y no estaba segura de si estaba respirando o no, parecía que sólo mi cuerpo estaba allí porque mi mente seguía procesando toda la información que había dicho Sarah. ¿Éramos especiales? ¿Peter y yo? ¿Los demás también? ¿Ellos sabían de esa profecía y nosotros no? ¿Por qué? ¿Cómo era posible que nada de eso fuera cierto? Pero ¿cómo iba a negarlo cuando yo misma lo había vivido en mis propias carnes?
-Vosotros sois esos descendientes, chicos- Sarah nos hablaba a Peter y a mí.
Sentí un nudo en el estómago. ¿Quería decir que Peter y yo tendríamos que enfrentarnos? ¿Por qué? ¿Porque éramos enemigos naturales? ¿Y quién decía eso?
Miré a la multitud de jóvenes que estaban a nuestro alrededor, ellos tenían una actitud impasible, como si simplemente les hubieran recordado una lección que se sabían de memoria. Evité el contacto visual con Peter sin saber muy bien el por qué.
-Esto es una locura…- Dije.
-¿Una locura cuándo tú misma has visto lo que eres capaz de hacer?- Preguntó Sarah.
-No me refiero a eso- Contesté- ¿Enemigos naturales? ¿En serio?
-Siempre ha sido así- La voz de Sarah sonaba tranquila e imperturbable.
-No pienso enfrentarme a Sylvia- Dijo Peter y fue entonces cuando lo miré por primera vez desde que Sarah había terminado su relato- Ninguna profecía o mierda de esas va a conseguirlo.
Sarah sonrió con tristeza.
-Eso mismo dijeron ellos…
-¡Me da igual lo que hicieran Victoria y su novio!- Me levanté enfadada.
-Es algo que no podéis controlar, Sylvia.
-Pues yo creo que sí- Peter fue el que habló- Vale que sea cierto que tenemos dones o poderes o como queráis llamarlo, pero la última parte es todo una superstición.
-Entiendo que no queráis creerlo…
-Por supuesto que no- La interrumpió Peter- ¿Y por qué tenemos nosotros estos poderes?
-No se sabe el por qué la naturaleza elige a cada persona, aunque en este caso…
-Sarah- La interrumpió Mandy- ¿Cuándo se formarán los dichosos grupos?
Sarah nos miró a Peter y a mí.
-No creo que aún estén listos, Mandy.
-Listos ¿para qué?- Pregunté.
-Los grupos aún no se han marcado- Me explicó Mandy- Hasta que los dos “líderes”- Hizo comilla con los dedos en “líderes”- no aparecieran y descubrieran quiénes eran, a ninguno de nosotros se nos revelaría a qué bando pertenecemos.
-Esto es todo una gilipollez…- Peter sonaba cansado.
-¿Y qué se necesita para que lo sepáis?- Pregunté.
-Una especie de ceremonia- Me contestó Sarah- Debe llevarse a cabo con la luna llena.
-Que es mañana- Comentó Mandy.
-No tiene por qué ser mañana, Mandy. Podemos esperar al mes que viene- Le dijo Sarah- Tienen que aprender a controlar un poco sus poderes antes y hoy no están en condiciones de…
-Lo haremos- La interrumpió Peter levantándose.
Yo lo miré, sorprendida y todo el mundo dirigió su atención a él.
-¿Qué pasa? ¿No creéis que seamos capaces?
-No es eso, Peter- Empezó a hablar Sarah- Pero sólo dispondríais de un día para intentar controlar un poco vuestro don y no descontrolaros.
-Podemos hacerlo- Le contestó- Si alguien nos enseña.
Sarah pareció pensárselo un momento y luego me miró.
-¿Estás de acuerdo, Sylvia?
Me lo pensé un momento, pero finalmente asentí.
-Vaya…-Fue Mandy la que habló- Parece que no eres una cagada después de todo.
Apreté los puños con fuerza, controlando la rabia que sentía hacia ella.
-Ya vale, Mandy- La regañó Emma.
-Entonces, os espero esta noche aquí mismo a los dos- Nos dijo Sarah antes de marcharse.
*****************
Había salido del pabellón y me encontraba rumbo a mi habitación. No había hablado con Peter ni con nadie más, en cuanto Sarah se marchó por la puerta todos empezaron a hablar entre ellos y varias chicas se lanzaron hacia Peter sin parar de decir cosas del tipo: “Ojalá sea hielo como tú” o “Ser parte de tu bando sería un honor, Peter”.
Yo seguía dándole vueltas a todo. ¿Cómo era posible que el centro que creíamos que era para jóvenes con traumas psicológicos fuera en realidad una especie de centro para jóvenes con poderes? ¿Y cómo era posible que todos creyeran en una estúpida profecía, según la cuál, Peter y yo estábamos destinados a luchar entre nosotros para derrotar al otro? Eso no tenía sentido…
-¡Sylvia!- Neal se acercó corriendo hasta mí- ¿Puedes concederme un minuto?
Realmente no tenía humor para ver a nadie y mucho menos a él. Neal debió anticiparse a mi respuesta porque habló antes de que pudiera contestar.
-Por favor.
-De acuerdo- Accedí finalmente- Sólo un minuto.
-Quería que supieras que nada de lo que he hecho hasta ahora ha sido a maldad.
-El tiempo corre, Neal- No tenía tiempo para sus tonterías.
-Me mandaron hacer todo lo que hice.
Lo miré, confundida. ¿Qué acababa de decir?
-Ni Peter ni tú dabais muestras de saber lo que erais en realidad y tampoco mostrabais ningún indicio de vuestro poder- Se encogió de hombros- Así que Sarah me pidió que hiciera algo que realmente os despertara esa parte oculta vuestra.
-¿Qué?- No entendía nada.
-Me fijé en vosotros cuando llegué y Sarah me contó vuestra historia, me dijo que erais inseparables, así que la única manera que se me ocurrió para sacar vuestro auténtico yo fue cabrearos- Sonrió de medio lado- Y la única forma de cabrearos realmente era metiéndome con el otro.
Me quedé mirándolo sin decir nada. ¿Todo había sido planeado?
-¿Estás diciéndome que lo que pasó en la sala recreativa, la pelea con Peter y la provocación del comedor fue todo intencionado?
-Exacto, yo no quería pasarme contigo y tampoco quería pelearme con Peter, pero tenía que hacerlo.
Lo miré sin decir nada, estaba demasiado sorprendida para decir algo.
-¿Podrás perdonarme?-Neal me sonrió dulcemente- Por favor…
Lo dudé un momento. Todo el odio que había sentido hacia Neal no había sido porque él fuera así de cabrón, sino porque le habían pedido que se comportara así para despertarnos a Peter y a mí.
-De acuerdo- Accedí finalmente.
-¡Genial!- Neal sonrió ampliamente- Empecemos de nuevo- Extendió la mano- Hola, soy Neal Evans.
Sonreí y le estreché la mano.
-Yo soy Sylvia, Sylvia Swan.
Sylvia POV
Vimos a Sarah entrar en el pabellón y colocarse justo delante nuestra recorriéndonos a todos y cada uno de nosotros con esa intensa mirada azul que, justo en ese momento, parecía divertida.
-Bienvenidos a todos a esta reunión- Comenzó a hablar- Supongo que todos sabréis que ya ha llegado la hora de comenzar a trabajar el verdadero objetivo de este instituto.
-¿De qué está hablando?- Mi voz fue un susurro dirigido a Emma, pero Sarah lo escuchó.
-Es normal que estés perdida, Sylvia- Dijo mirándome- Al igual que es normal que también lo estés tú, Peter- Miró a Peter- Todos los aquí presentes estáis aquí por un motivo muy especial, un motivo que está más allá de nuestros alcances y comprensión- Sarah volvió su atención a Peter y a mí- Lo que os ha pasado a ambos no es algo por lo que debáis estar asustados.
<<Desde que el mundo existe han existido algunas personas con dones especiales que se agrupan en dos bandos bien diferenciados: el fuego y el hielo, liderados por las personas que poseen el don con esos nombres. Esos dos bandos siempre habían vivido en paz, alejándose el uno del otro y sin inmiscuirse en los asuntos del oponente. Pero todo eso cambió hace veintidós años, cuando por primera vez sucedió algo insólito: la persona que poseía el don del fuego era una chica de dieciséis años, su nombre era Victoria, Victoria Gómez y provenía de España. El chico que tenía el don del hielo apenas había cumplido los veinte años y ambos no pudieron evitar enamorarse el uno del otro. Pero esto trajo graves consecuencias para todos. Ninguno podía luchar contra su verdadero yo, era imposible darle la espalda a la madre naturaleza. Su parte interna les decía que debían acabar con esa persona que tenían en frente, aquella persona que era su enemigo natural. Pero ellos no querían hacerlo. Tristemente, la historia no acabó bien. Los chicos se creían que eran invencibles, pero no fue así, el poder de Victoria acabó cegándola completamente, al igual que el de su enamorado. Ya no veían a aquella persona que amaban, sino a un enemigo que debían eliminar del juego. Por suerte o por desgracia, el chico hielo consiguió controlar su poder, a pesar de que controlar el hielo siempre es mucho más difícil que el fuego. Pero Victoria no lo consiguió, o más bien no lo intentó. Disfrutaba teniendo tanto poder y su amor pasó en cuestión de semanas a un tremendo odio.
El hecho de que estos dos jóvenes se enamoraran desequilibró la paz que había existido hasta ese momento y una profecía fue creada por nuestro Oráculo. Los dos siguientes líderes de cada bando que nacieran tendrían que luchar cada uno en un bando, y sólo uno quedaría en pie>>
Se hizo un momento de silencio total en la estancia. Yo tenía la mente perdida y no estaba segura de si estaba respirando o no, parecía que sólo mi cuerpo estaba allí porque mi mente seguía procesando toda la información que había dicho Sarah. ¿Éramos especiales? ¿Peter y yo? ¿Los demás también? ¿Ellos sabían de esa profecía y nosotros no? ¿Por qué? ¿Cómo era posible que nada de eso fuera cierto? Pero ¿cómo iba a negarlo cuando yo misma lo había vivido en mis propias carnes?
-Vosotros sois esos descendientes, chicos- Sarah nos hablaba a Peter y a mí.
Sentí un nudo en el estómago. ¿Quería decir que Peter y yo tendríamos que enfrentarnos? ¿Por qué? ¿Porque éramos enemigos naturales? ¿Y quién decía eso?
Miré a la multitud de jóvenes que estaban a nuestro alrededor, ellos tenían una actitud impasible, como si simplemente les hubieran recordado una lección que se sabían de memoria. Evité el contacto visual con Peter sin saber muy bien el por qué.
-Esto es una locura…- Dije.
-¿Una locura cuándo tú misma has visto lo que eres capaz de hacer?- Preguntó Sarah.
-No me refiero a eso- Contesté- ¿Enemigos naturales? ¿En serio?
-Siempre ha sido así- La voz de Sarah sonaba tranquila e imperturbable.
-No pienso enfrentarme a Sylvia- Dijo Peter y fue entonces cuando lo miré por primera vez desde que Sarah había terminado su relato- Ninguna profecía o mierda de esas va a conseguirlo.
Sarah sonrió con tristeza.
-Eso mismo dijeron ellos…
-¡Me da igual lo que hicieran Victoria y su novio!- Me levanté enfadada.
-Es algo que no podéis controlar, Sylvia.
-Pues yo creo que sí- Peter fue el que habló- Vale que sea cierto que tenemos dones o poderes o como queráis llamarlo, pero la última parte es todo una superstición.
-Entiendo que no queráis creerlo…
-Por supuesto que no- La interrumpió Peter- ¿Y por qué tenemos nosotros estos poderes?
-No se sabe el por qué la naturaleza elige a cada persona, aunque en este caso…
-Sarah- La interrumpió Mandy- ¿Cuándo se formarán los dichosos grupos?
Sarah nos miró a Peter y a mí.
-No creo que aún estén listos, Mandy.
-Listos ¿para qué?- Pregunté.
-Los grupos aún no se han marcado- Me explicó Mandy- Hasta que los dos “líderes”- Hizo comilla con los dedos en “líderes”- no aparecieran y descubrieran quiénes eran, a ninguno de nosotros se nos revelaría a qué bando pertenecemos.
-Esto es todo una gilipollez…- Peter sonaba cansado.
-¿Y qué se necesita para que lo sepáis?- Pregunté.
-Una especie de ceremonia- Me contestó Sarah- Debe llevarse a cabo con la luna llena.
-Que es mañana- Comentó Mandy.
-No tiene por qué ser mañana, Mandy. Podemos esperar al mes que viene- Le dijo Sarah- Tienen que aprender a controlar un poco sus poderes antes y hoy no están en condiciones de…
-Lo haremos- La interrumpió Peter levantándose.
Yo lo miré, sorprendida y todo el mundo dirigió su atención a él.
-¿Qué pasa? ¿No creéis que seamos capaces?
-No es eso, Peter- Empezó a hablar Sarah- Pero sólo dispondríais de un día para intentar controlar un poco vuestro don y no descontrolaros.
-Podemos hacerlo- Le contestó- Si alguien nos enseña.
Sarah pareció pensárselo un momento y luego me miró.
-¿Estás de acuerdo, Sylvia?
Me lo pensé un momento, pero finalmente asentí.
-Vaya…-Fue Mandy la que habló- Parece que no eres una cagada después de todo.
Apreté los puños con fuerza, controlando la rabia que sentía hacia ella.
-Ya vale, Mandy- La regañó Emma.
-Entonces, os espero esta noche aquí mismo a los dos- Nos dijo Sarah antes de marcharse.
*****************
Había salido del pabellón y me encontraba rumbo a mi habitación. No había hablado con Peter ni con nadie más, en cuanto Sarah se marchó por la puerta todos empezaron a hablar entre ellos y varias chicas se lanzaron hacia Peter sin parar de decir cosas del tipo: “Ojalá sea hielo como tú” o “Ser parte de tu bando sería un honor, Peter”.
Yo seguía dándole vueltas a todo. ¿Cómo era posible que el centro que creíamos que era para jóvenes con traumas psicológicos fuera en realidad una especie de centro para jóvenes con poderes? ¿Y cómo era posible que todos creyeran en una estúpida profecía, según la cuál, Peter y yo estábamos destinados a luchar entre nosotros para derrotar al otro? Eso no tenía sentido…
-¡Sylvia!- Neal se acercó corriendo hasta mí- ¿Puedes concederme un minuto?
Realmente no tenía humor para ver a nadie y mucho menos a él. Neal debió anticiparse a mi respuesta porque habló antes de que pudiera contestar.
-Por favor.
-De acuerdo- Accedí finalmente- Sólo un minuto.
-Quería que supieras que nada de lo que he hecho hasta ahora ha sido a maldad.
-El tiempo corre, Neal- No tenía tiempo para sus tonterías.
-Me mandaron hacer todo lo que hice.
Lo miré, confundida. ¿Qué acababa de decir?
-Ni Peter ni tú dabais muestras de saber lo que erais en realidad y tampoco mostrabais ningún indicio de vuestro poder- Se encogió de hombros- Así que Sarah me pidió que hiciera algo que realmente os despertara esa parte oculta vuestra.
-¿Qué?- No entendía nada.
-Me fijé en vosotros cuando llegué y Sarah me contó vuestra historia, me dijo que erais inseparables, así que la única manera que se me ocurrió para sacar vuestro auténtico yo fue cabrearos- Sonrió de medio lado- Y la única forma de cabrearos realmente era metiéndome con el otro.
Me quedé mirándolo sin decir nada. ¿Todo había sido planeado?
-¿Estás diciéndome que lo que pasó en la sala recreativa, la pelea con Peter y la provocación del comedor fue todo intencionado?
-Exacto, yo no quería pasarme contigo y tampoco quería pelearme con Peter, pero tenía que hacerlo.
Lo miré sin decir nada, estaba demasiado sorprendida para decir algo.
-¿Podrás perdonarme?-Neal me sonrió dulcemente- Por favor…
Lo dudé un momento. Todo el odio que había sentido hacia Neal no había sido porque él fuera así de cabrón, sino porque le habían pedido que se comportara así para despertarnos a Peter y a mí.
-De acuerdo- Accedí finalmente.
-¡Genial!- Neal sonrió ampliamente- Empecemos de nuevo- Extendió la mano- Hola, soy Neal Evans.
Sonreí y le estreché la mano.
-Yo soy Sylvia, Sylvia Swan.