Capítulo
4
Sylvia POV
Terminé de guardar los libros en la mochila y salí de mi habitación. Era el primer día de clase en ese centro y no quería llegar tarde. Según mi horario, ahora tenía clase de Francés en el aula 12, el problema ahora era encontrar esa aula.
-¡Buenas!- Me giré sobresaltada y me encontré con Hayley.
-Hola- La saludé sonriendo.
-¿Problemas para encontrar tu aula?- Echó una ojeada por encima de mi hombro para ver mi horario.
-Sí, tengo Francés en el aula 12.
-Está cerca de aquí- Hayley se enganchó a mi brazo- Vamos, te acompaño.
***************
Llegué la primera a la clase de Francés y escogí un sitio que estaba lo más alejado posible, no quería hacerme notar demasiado. Saqué el móvil y vi un what’s app de Peter.
-Parece que no estamos juntos en Historia :(
-Me pregunto si coincidiremos en alguna asignatura.
Su respuesta no tardó en llegar.
-Filosofía jejeje.
Solté una risotada sin darme cuenta.
-¿Tú eres Sylvia Swan?
Alcé la cabeza y me encontré cara a cara con la persona que me había hablado. Era una chica un año o dos mayor que yo. Tenía el pelo largo, rizado y de un color negro intenso. Sus ojos color avellana me miraban de manera inquisitiva.
-Eh…Sí- Guardé el móvil en el bolsillo de mi pantalón.
-Soy Mandy, Mandy Morrison- Se presentó sin extender la mano, y no de manera muy amigable.
Le sonreí sin saber qué decirle, pero Mandy se quedó de pie mirándome.
-Me esperaba algo más…-Empezó a decir.
-¡Buenos días, Mandy!- La interrumpió otra voz femenina que entró en la estancia- ¿Ya estás molestando a la nueva?- La chica me miró- Buenas, soy Emma McAdams- Extendió la mano y se la estreché.
Emma era un poco más alta que Mandy y parecían de la misma edad. Tenía el pelo color caoba recogido en un moño y llevaba los labios pintados de un rojo pálido. También me fijé en que tenía una fina cicatriz en la ceja izquierda, cosa que hacía que pareciera una chica dura.
-¿La has visto?- Mandy se estaba refiriendo a mí- Es una niñita.
-¿Disculpa?
Mandy me miró con superioridad y se marchó a su asiento, que se encontraba tres asientos por delante de mí.
-No le hagas caso- Me dijo Emma- Es un poco difícil de tratar.
-Ya lo noto.
-De acuerdo, me presentaré.
-Ya te has presentado- Dije un poco confundida.
-Sólo te he dicho mi nombre- Sonrió como si eso me lo explicara todo- A ver, soy Emma McAdams, de Houston. Tengo diecinueve años y llevo estudiando aquí dos. Repetí el primer y el segundo año de instituto, por eso estoy en tu clase- Se encogió de hombros- Mandy también.
-Ah…-Sabía que debía explicarle algo sobre mí, pero no quería dar muchos detalles- Bueno, pues yo me llamo Sylvia Swan. Soy adoptada y nací en España, donde viví hasta los doce años. Actualmente vivo en Nueva York.
-Vaya, ¿en serio eres española?
Asentí.
-Pues no se te nota nada el acento- Emma parecía realmente sorprendida.
-Ya, me lo dicen a menudo- Sonreí y Emma me correspondió con otra sonrisa.
-Me caes bien, Sylvia- Dijo justo cuando entró el profesor de Francés.
*****************
Las tres primeras horas de clase ya habían pasado y la única en la que había habido novedades fue la primera. A segunda hora tuve Geografía, donde llegué también la primera y nadie me prestó atención, y a tercera hora fue más de lo mismo en la clase de Economía. Si el día anterior me había parecido que el instituto estaba vacío, ahora no paraba de salir gente por todas partes. Giré la esquina que daba hacia el patio con la bandeja de comida en las manos y me tropecé con alguien.
-Cuidado- La persona que había hablado me cogió del brazo impidiendo que me cayera.
Era un chico más o menos de la altura de Peter, tenía el pelo corto y moreno y su piel…Lo reconocí. Era el chico que había visto corriendo el día anterior. El chico crispó la comisura de la boca en una media sonrisa y yo me solté de su agarre.
-Gracias.
-Eres la nueva, ¿verdad? Sylvia.
-Sí- ¿Cómo sabía todo el mundo quién era yo?
-Me parece que estamos en la misma clase de Filosofía.
-¿Ah, sí?- No le estaba prestando demasiada atención, estaba buscando a Peter, no lo había visto en todo el día.
-Espero que podamos hablar más tranquilamente- Sonrió y entonces me di cuenta de que tenía una sonrisa increíblemente deslumbrante.
Le devolví la sonrisa.
-Si necesitas cualquier cosa…
-Oye, tengo que irme. Estoy buscando a alguien- Dije antes de pasar por su lado y dirigirme al exterior.
-¡Soy Neal, por cierto!- Gritó a mis espaldas.
Cuando salí fuera me puse a buscar a Peter y finalmente lo encontré. Estaba sentado en el césped mirando al horizonte. Dejé la bandeja en el suelo sin que se diera cuenta y…
-¡Buh!
Peter dio un respingo, sobresaltado y yo comencé a reírme mientras me sentaba a su lado.
-Qué graciosa…
-¿Qué tal tus primeras horas?- Cogí la bandeja en mi regazo y comencé a comer.
-Normales…
¿Era cosa mía o Peter estaba extrañamente cortante?
-¿No comes?
Peter señaló la bandeja vacía a su lado.
-Oh…- Lo miré frunciendo el ceño- ¿Te pasa algo?
-No.
Otra respuesta cortante.
-Peter Keller, te conozco como si fuera tu madre, a ti te pasa algo.
-Simplemente estoy cansado- Pasó su vista por encima de mi hombro- ¿Quién es ese chico?
-¿Qué chico?- Me giré y vi a Neal, que nos estaba observando desde la puerta principal.
-Ese que te está mirando, con el que te has tropezado hace un momento.
Miré a Peter confundida, ¿nos había visto?
-Se llama Neal- Contesté mientras cogía una patata frita.
-Pues no te quita la vista de encima- Peter seguía mirando a Neal.
-¿Y qué?- Me encogí de hombros y seguí comiendo- No lo conozco, aunque él parecía conocerme a mí.
-¿Y eso?- Noté un repentino interés en la voz de Peter.
-Sabía mi nombre, dice que estamos en la misma clase de Filosofía.
-No me digas- ¿Había ironía en su voz?
-¿Es que conoces a Neal?
-No, ¿debería?- ¿Por qué narices estaba tan cortante?
-No sé, parece que no te cae bien.
-Es que yo creo en eso del “me caes mal a primera vista”.
-¿Pero de qué narices estás hablando?
-Nada- Dijo mientras se levantaba- Será mejor que nos vayamos si queremos coger un buen sitio en Filosofía- Cogió su bandeja del suelo y me cogió del brazo mientras tiraba de mí para que me levantara.
Sin duda le pasaba algo.
Cuando llegamos a la clase de Filosofía no había nadie, cosa que era normal ya que aún no había terminado nuestro rato de almuerzo. Peter se sentó en una mesa que había en segunda fila y sacó sus libros. Me acerqué a él y cerré el libro dando un golpe. Peter alzó la cabeza y me miró sorprendido.
-Ahora mismo vas a decirme qué narices te pasa, Peter- Estaba a punto de estallar.
-Te he dicho que no me pasa nada, ¿vale?- Volvió a abrir sus libros.
-¿Cómo que no te pasa nada? Esta mañana me enviaste un mensaje y parecías de muy buen humor; y ahora te encuentro en el recreo con la cara tan larga que te llega al suelo.
-Exagerada…
Lo miré durante un momento mientras pasaba las hojas del libro de Filosofía sin prestarle atención. Sin saber por qué tuve unas ganas inmensas de abrazarlo y decirle que podía contarme cualquier cosa.
-Oye…-Me agaché enfrente de él hasta que mi cabeza quedó a su altura- Sabes que puedes confiar en mí, Peter.
-Lo sé…
-¿Es por lo que pasó aquella noche?- Ninguno de los dos nos atrevíamos a decir en voz alta que nuestros amigos habían muerto.
Peter pareció dudar un momento pero finalmente asintió con la cabeza.
-Cuando veo a tanta gente aquí no puedo evitar acordarme de ellos…
De pronto me entraron ganas de llorar. Una cosa era que yo fuera débil, que yo me acordara de nuestros amigos y me hundiera, pero Peter siempre había sido el fuerte de los dos y verlo así me destrozaba.
-¡Sylvia!
Peter y yo miramos hacia la puerta donde se encontraba Neal.
-Hola, Neal- Saludé incorporándome.
-Lo siento- Dijo mirándonos a Peter y a mí- ¿Interrumpo algo?
-No- Contesté.
-Sí- Contestó Peter.
Miré a Peter pero éste había vuelto la vista a su libro y había comenzado a garabatear algo en él.
-Antes no pudimos hablar- Dijo Neal mientras se acercaba.
-Ya, lo siento…-Sonreí intentando disculparme.
-He oído que tuviste un encontronazo con Mandy esta mañana.
Peter alzó la vista de golpe y me miró. Yo me puse nerviosa.
-Bueno, no ha sido un encontronazo- Dije sinceramente. Simplemente había sido borde conmigo.
-Conozco a Mandy y sé que puede llegar a ser un poco borde.
-Voy al servicio- Dijo Peter levantándose de pronto y marchándose.
-Él también es nuevo, ¿verdad?
-Es mi mejor amigo- Aclaré- Lo conozco desde que teníamos doce años.
-Ah, pues parecía que no se encontraba muy bien.
-Ya…son problemas personales- Me sentía incómoda hablando de eso con Neal.
-Lo entiendo- Dio una palmada intentando aliviar la tensión- Espero poder ayudarte en cualquier cosa que necesites.
-Vale, gracias- Miré hacia la puerta preocupada, ¿estaría Peter bien?
En ese momento empezaron a entrar el resto de alumnos en el aula.
-¿No te parece que está tardando mucho?
-Estará desahogándose el chaval…
No le presté demasiada atención. Salí por la puerta dispuesta a buscarlo, pero lo que vi me dejó pasmada en el sitio. Peter estaba en la pared de enfrente hablando con Hayley, pero no de una manera “normal”. Estaban más pegados de lo normal y Hayley no paraba de sonreír tontamente. La mandíbula se me desencajó.
Sylvia POV
Terminé de guardar los libros en la mochila y salí de mi habitación. Era el primer día de clase en ese centro y no quería llegar tarde. Según mi horario, ahora tenía clase de Francés en el aula 12, el problema ahora era encontrar esa aula.
-¡Buenas!- Me giré sobresaltada y me encontré con Hayley.
-Hola- La saludé sonriendo.
-¿Problemas para encontrar tu aula?- Echó una ojeada por encima de mi hombro para ver mi horario.
-Sí, tengo Francés en el aula 12.
-Está cerca de aquí- Hayley se enganchó a mi brazo- Vamos, te acompaño.
***************
Llegué la primera a la clase de Francés y escogí un sitio que estaba lo más alejado posible, no quería hacerme notar demasiado. Saqué el móvil y vi un what’s app de Peter.
-Parece que no estamos juntos en Historia :(
-Me pregunto si coincidiremos en alguna asignatura.
Su respuesta no tardó en llegar.
-Filosofía jejeje.
Solté una risotada sin darme cuenta.
-¿Tú eres Sylvia Swan?
Alcé la cabeza y me encontré cara a cara con la persona que me había hablado. Era una chica un año o dos mayor que yo. Tenía el pelo largo, rizado y de un color negro intenso. Sus ojos color avellana me miraban de manera inquisitiva.
-Eh…Sí- Guardé el móvil en el bolsillo de mi pantalón.
-Soy Mandy, Mandy Morrison- Se presentó sin extender la mano, y no de manera muy amigable.
Le sonreí sin saber qué decirle, pero Mandy se quedó de pie mirándome.
-Me esperaba algo más…-Empezó a decir.
-¡Buenos días, Mandy!- La interrumpió otra voz femenina que entró en la estancia- ¿Ya estás molestando a la nueva?- La chica me miró- Buenas, soy Emma McAdams- Extendió la mano y se la estreché.
Emma era un poco más alta que Mandy y parecían de la misma edad. Tenía el pelo color caoba recogido en un moño y llevaba los labios pintados de un rojo pálido. También me fijé en que tenía una fina cicatriz en la ceja izquierda, cosa que hacía que pareciera una chica dura.
-¿La has visto?- Mandy se estaba refiriendo a mí- Es una niñita.
-¿Disculpa?
Mandy me miró con superioridad y se marchó a su asiento, que se encontraba tres asientos por delante de mí.
-No le hagas caso- Me dijo Emma- Es un poco difícil de tratar.
-Ya lo noto.
-De acuerdo, me presentaré.
-Ya te has presentado- Dije un poco confundida.
-Sólo te he dicho mi nombre- Sonrió como si eso me lo explicara todo- A ver, soy Emma McAdams, de Houston. Tengo diecinueve años y llevo estudiando aquí dos. Repetí el primer y el segundo año de instituto, por eso estoy en tu clase- Se encogió de hombros- Mandy también.
-Ah…-Sabía que debía explicarle algo sobre mí, pero no quería dar muchos detalles- Bueno, pues yo me llamo Sylvia Swan. Soy adoptada y nací en España, donde viví hasta los doce años. Actualmente vivo en Nueva York.
-Vaya, ¿en serio eres española?
Asentí.
-Pues no se te nota nada el acento- Emma parecía realmente sorprendida.
-Ya, me lo dicen a menudo- Sonreí y Emma me correspondió con otra sonrisa.
-Me caes bien, Sylvia- Dijo justo cuando entró el profesor de Francés.
*****************
Las tres primeras horas de clase ya habían pasado y la única en la que había habido novedades fue la primera. A segunda hora tuve Geografía, donde llegué también la primera y nadie me prestó atención, y a tercera hora fue más de lo mismo en la clase de Economía. Si el día anterior me había parecido que el instituto estaba vacío, ahora no paraba de salir gente por todas partes. Giré la esquina que daba hacia el patio con la bandeja de comida en las manos y me tropecé con alguien.
-Cuidado- La persona que había hablado me cogió del brazo impidiendo que me cayera.
Era un chico más o menos de la altura de Peter, tenía el pelo corto y moreno y su piel…Lo reconocí. Era el chico que había visto corriendo el día anterior. El chico crispó la comisura de la boca en una media sonrisa y yo me solté de su agarre.
-Gracias.
-Eres la nueva, ¿verdad? Sylvia.
-Sí- ¿Cómo sabía todo el mundo quién era yo?
-Me parece que estamos en la misma clase de Filosofía.
-¿Ah, sí?- No le estaba prestando demasiada atención, estaba buscando a Peter, no lo había visto en todo el día.
-Espero que podamos hablar más tranquilamente- Sonrió y entonces me di cuenta de que tenía una sonrisa increíblemente deslumbrante.
Le devolví la sonrisa.
-Si necesitas cualquier cosa…
-Oye, tengo que irme. Estoy buscando a alguien- Dije antes de pasar por su lado y dirigirme al exterior.
-¡Soy Neal, por cierto!- Gritó a mis espaldas.
Cuando salí fuera me puse a buscar a Peter y finalmente lo encontré. Estaba sentado en el césped mirando al horizonte. Dejé la bandeja en el suelo sin que se diera cuenta y…
-¡Buh!
Peter dio un respingo, sobresaltado y yo comencé a reírme mientras me sentaba a su lado.
-Qué graciosa…
-¿Qué tal tus primeras horas?- Cogí la bandeja en mi regazo y comencé a comer.
-Normales…
¿Era cosa mía o Peter estaba extrañamente cortante?
-¿No comes?
Peter señaló la bandeja vacía a su lado.
-Oh…- Lo miré frunciendo el ceño- ¿Te pasa algo?
-No.
Otra respuesta cortante.
-Peter Keller, te conozco como si fuera tu madre, a ti te pasa algo.
-Simplemente estoy cansado- Pasó su vista por encima de mi hombro- ¿Quién es ese chico?
-¿Qué chico?- Me giré y vi a Neal, que nos estaba observando desde la puerta principal.
-Ese que te está mirando, con el que te has tropezado hace un momento.
Miré a Peter confundida, ¿nos había visto?
-Se llama Neal- Contesté mientras cogía una patata frita.
-Pues no te quita la vista de encima- Peter seguía mirando a Neal.
-¿Y qué?- Me encogí de hombros y seguí comiendo- No lo conozco, aunque él parecía conocerme a mí.
-¿Y eso?- Noté un repentino interés en la voz de Peter.
-Sabía mi nombre, dice que estamos en la misma clase de Filosofía.
-No me digas- ¿Había ironía en su voz?
-¿Es que conoces a Neal?
-No, ¿debería?- ¿Por qué narices estaba tan cortante?
-No sé, parece que no te cae bien.
-Es que yo creo en eso del “me caes mal a primera vista”.
-¿Pero de qué narices estás hablando?
-Nada- Dijo mientras se levantaba- Será mejor que nos vayamos si queremos coger un buen sitio en Filosofía- Cogió su bandeja del suelo y me cogió del brazo mientras tiraba de mí para que me levantara.
Sin duda le pasaba algo.
Cuando llegamos a la clase de Filosofía no había nadie, cosa que era normal ya que aún no había terminado nuestro rato de almuerzo. Peter se sentó en una mesa que había en segunda fila y sacó sus libros. Me acerqué a él y cerré el libro dando un golpe. Peter alzó la cabeza y me miró sorprendido.
-Ahora mismo vas a decirme qué narices te pasa, Peter- Estaba a punto de estallar.
-Te he dicho que no me pasa nada, ¿vale?- Volvió a abrir sus libros.
-¿Cómo que no te pasa nada? Esta mañana me enviaste un mensaje y parecías de muy buen humor; y ahora te encuentro en el recreo con la cara tan larga que te llega al suelo.
-Exagerada…
Lo miré durante un momento mientras pasaba las hojas del libro de Filosofía sin prestarle atención. Sin saber por qué tuve unas ganas inmensas de abrazarlo y decirle que podía contarme cualquier cosa.
-Oye…-Me agaché enfrente de él hasta que mi cabeza quedó a su altura- Sabes que puedes confiar en mí, Peter.
-Lo sé…
-¿Es por lo que pasó aquella noche?- Ninguno de los dos nos atrevíamos a decir en voz alta que nuestros amigos habían muerto.
Peter pareció dudar un momento pero finalmente asintió con la cabeza.
-Cuando veo a tanta gente aquí no puedo evitar acordarme de ellos…
De pronto me entraron ganas de llorar. Una cosa era que yo fuera débil, que yo me acordara de nuestros amigos y me hundiera, pero Peter siempre había sido el fuerte de los dos y verlo así me destrozaba.
-¡Sylvia!
Peter y yo miramos hacia la puerta donde se encontraba Neal.
-Hola, Neal- Saludé incorporándome.
-Lo siento- Dijo mirándonos a Peter y a mí- ¿Interrumpo algo?
-No- Contesté.
-Sí- Contestó Peter.
Miré a Peter pero éste había vuelto la vista a su libro y había comenzado a garabatear algo en él.
-Antes no pudimos hablar- Dijo Neal mientras se acercaba.
-Ya, lo siento…-Sonreí intentando disculparme.
-He oído que tuviste un encontronazo con Mandy esta mañana.
Peter alzó la vista de golpe y me miró. Yo me puse nerviosa.
-Bueno, no ha sido un encontronazo- Dije sinceramente. Simplemente había sido borde conmigo.
-Conozco a Mandy y sé que puede llegar a ser un poco borde.
-Voy al servicio- Dijo Peter levantándose de pronto y marchándose.
-Él también es nuevo, ¿verdad?
-Es mi mejor amigo- Aclaré- Lo conozco desde que teníamos doce años.
-Ah, pues parecía que no se encontraba muy bien.
-Ya…son problemas personales- Me sentía incómoda hablando de eso con Neal.
-Lo entiendo- Dio una palmada intentando aliviar la tensión- Espero poder ayudarte en cualquier cosa que necesites.
-Vale, gracias- Miré hacia la puerta preocupada, ¿estaría Peter bien?
En ese momento empezaron a entrar el resto de alumnos en el aula.
-¿No te parece que está tardando mucho?
-Estará desahogándose el chaval…
No le presté demasiada atención. Salí por la puerta dispuesta a buscarlo, pero lo que vi me dejó pasmada en el sitio. Peter estaba en la pared de enfrente hablando con Hayley, pero no de una manera “normal”. Estaban más pegados de lo normal y Hayley no paraba de sonreír tontamente. La mandíbula se me desencajó.