Capítulo
13
Sylvia POV
-¡¿Qué vas a ir con quién?!- La voz de Emma se elevó una octava, aunque dudo que alguien la oyera entre todo el murmullo que había.
-No sé por qué te sorprendes.
-Sabes que Neal no es trigo limpio.
-¿Por qué? Conmigo ha sido muy amable.
Emma abrió la boca dispuesta a hablar, pero alcé un dedo para callarla.
-Y sabes de sobra que lo que sucedió en la zona recreativa está justificado.
-Eres de lo peor- Dijo desganada mientras cogía un puñado de palomitas de su bolsa y comía- Voy a ir a por una Coca Cola, ¿quieres una?
-Vale- Accedí mientras veía cómo Emma se marchaba.
-Sylvia- Alcé la vista y vi a Hayley ante mí, cosa que me sorprendió bastante- ¿Puedo hablar contigo un momento?
-Sí…
Hayley se sentó a mi lado en el césped y me miró, inquieta. ¿Qué le pasaba?
-¿Qué quieres, Hayley?
-Verás, sé que no está bien que los hielo y los fuego hablen- Ya estábamos otra vez con esa tontería- Pero necesitaba preguntarte algo.
-Soy toda oídos- Dije mientras cogía un puñado de palomitas.
-Sabes que pasado mañana hay una fiesta, ¿verdad?
-Sí- Dije antes de meterme el puñado de palomitas en la boca.
-Me preguntaba si te importaría que le pidiera a Peter que fuera conmigo.
Me atraganté con las palomitas y comencé a toser como una loca.
-Sylvia, ¿estás bien?- Hayley me dio unas palmaditas en la espalda y la tos pasó.
-¿Por qué me preguntas eso a mí?
-No sé- Se encogió de hombros- Sé que mantenéis una relación muy estrecha, lo vi desde el primer día y quería saber si eso te molestaría.
-¿Por qué habría de molestarme? Yo también tengo ya pareja.
-¿Ah, sí?- Hayley sonó realmente sorprendida.
-Sí, y además, Peter y yo no somos amigos ya.
-He oído acerca de la pelea de la semana pasada, pero creo que lo solucionaréis pronto.
-No importa- Quise quitarle importancia al asunto- Ve y pídele que vaya contigo al baile.
-¿Sí?- Hayley sonaba emocionada y sonreía ampliamente.
-Por supuesto.
-¡Genial!- Miró a nuestro alrededor y luego se calmó- Bueno, Sylvia, será mejor que me vaya. Ya sabes…
-Los fuego y los hielo no se mezclan- Dije por ella.
-Exacto- Se levantó y se despidió con la mano- Nos vemos.
-¿Qué quería Hayley?- Emma llegó y se sentó a mi lado.
-Nada- Contesté mientras cogía mi Coca Cola.
-¿Cómo que nada? Desde que supimos a qué grupo pertenecíamos no ha hablado con ninguno de nosotros.
-Sus motivos tendrá- Bebí de la Coca Cola.
-¿Y a ti qué coño te pasa?
-¿A mí?- ¿Qué me pasaba a mí?
-Sí a ti, con esa actitud chulesca.
-No me pasa nada.
-¡Eh, vosotras!
Emma y yo nos giramos y vimos Mandy ante nosotras.
-¿Os apetece una tarde de compras?
*****************
Me sorprendió que Sarah nos dejara salir del centro, y más me sorprendió aún que Mandy tuviera su coche aparcado justo allí. Ella me dijo que ellos estaban acostumbrados a salir de allí y bromeó diciendo que aquel lugar no era una cárcel.
Fuimos al centro comercial más cercano dispuestas a comprarnos un modelito para la fiesta del viernes, y ¡cómo no! Salió el tema de mi pareja de baile. Mientras que Emma se enfurecía con sólo oír el nombre de Neal, Mandy parecía encantada de que fuera al baile con su primo.
Tras pasar unas agradables horas de compras, las tres teníamos todo lo necesario para el viernes. Vestido, taconazos, maquillaje… Todo.
*****************
El viernes por la tarde comencé a arreglarme. Lo primero que hice fue ponerme el vestido: un ajustado vestido de color negro de manga larga con cuello de barca, que dejaba al descubierto mis hombros. Me llegaba justo por encima de las rodillas, se suponía que el vestido era más corto pero debido a mi estatura no se podía hacer mucho más, así que le di dos vueltas al dobladillo y lo cosí rápido para que no se cayera. Me puse los taconazos de plataforma color negro que me había comprado el miércoles y luego me dispuse a maquillarme. Era anti-fan del maquillaje, así que simplemente me aclaré un poco la cara con agua y luego me eché un poco de sombra gris que difuminé con una brocha, seguidamente me hice la línea del ojo y me eché dos capas de rímel. Ahora tenía que encontrar el pintalabios… ¡Lo encontré! Cuando me pinté los labios me di dos pellizquitos en las mejillas y al momento tomaron color, yo no necesitaba colorete, los colores ya me salían solos. Ahora quedaba lo último: peinarme. Era lo que siempre se me había dado peor pero aún me quedaba tiempo. Comencé a hacerme un recogido…Mal, ahora intenté un medio recogido… ¡peor! Tras muchos intentos de peluquería, lancé el cepillo contra la pared y aguanté las ganas de llorar. No había manera de que me quedara bien. Entonces oí mi móvil sonar, lo miré y vi un What’s app de Emma.
-¿Estás lista?
No tardé en contarle la urgencia que tenía y en cuestión de minutos, Emma llamó a mi puerta y cuando la abrí me quedé de piedra y me sentí súper chiquitita a su lado: llevaba puesto el vestido color verde limón que se había comprado el otro día, era palabra de honor y se había cubierto del frío con una torerita blanca a juego con los tacones. Se había hecho la plancha en el pelo y lo llevaba suelto. Parecía una mujer de veinte y pico años.
-¿Qué es eso de que no puedes domarte el pelo?
-Mira- Señalé mi cabeza y me mordí el labio para no llorar.
Emma se echó a reír.
-Vamos, que todo se puede solucionar.
Emma hizo que me sentara en una silla y cogió el cepillo que estaba en el suelo.
-No voy a preguntarte cómo ha llegado a parar el cepillo ahí- Dijo en broma antes de comenzar a peinarme.
De pronto no tuve ganas de ir a la fiesta. ¿Para qué? Todo estaría lleno de tiarronas espectaculares y yo…Bueno, yo era yo. Tendría que ver a Peter y a Hayley besuqueándose sin parar y eso sería bastante incómodo. Pasaría frío, me aburriría…
-Listo- Emma me sacó de mis pensamientos- ¿A qué estás guapa?
Me miré en el espejo y abrí los ojos como platos. Emma me había recogido el pelo en un moño alto pero informal, y el flequillo ,que me caía por la frente y ambos lados de la cara, destacaba aún más el peinado.
-Emma…Eres una máquina.
-Lo sé- Dijo riendo- Ahora mírate.
Me levanté y me miré en el espejo. Aún con los tacones seguía siendo más baja que Emma, pero los tacones estilizaban mis piernas que no eran lo que se dice escuálidas o finas, sino torneaditas y con forma. El vestido marcaba mis caderas y el maquillaje realzaba mis ojos y mis labios. Podría decirse que…Estaba guapa. Sonreí sin poder evitarlo.
-Mandy viene hacia aquí- Comentó Emma mientras miraba su móvil- Dice que nuestras parejas nos esperan abajo.
En ese momento llamaron a la puerta y Emma abrió, era Mandy. ¡Dios Santo! Eso sí que era una tiarrona. Se había rizado el pelo y lo llevaba sujeto en un medio recogido al lado derecho de la cara. Llevaba el vestido que se había comprado color berenjena que dejaba toda su espalda al descubierto. Se había puesto unos tacones color negro y eso hacía que pareciera que tenía unas piernas súper largas.
-Estás guapa, pequeña Sylvia.
-Lo mismo digo, Mandy.
-Vale- Emma se agarró de los brazos de Mandy y mío- Y ahora, a comernos el mundo.
Sylvia POV
-¡¿Qué vas a ir con quién?!- La voz de Emma se elevó una octava, aunque dudo que alguien la oyera entre todo el murmullo que había.
-No sé por qué te sorprendes.
-Sabes que Neal no es trigo limpio.
-¿Por qué? Conmigo ha sido muy amable.
Emma abrió la boca dispuesta a hablar, pero alcé un dedo para callarla.
-Y sabes de sobra que lo que sucedió en la zona recreativa está justificado.
-Eres de lo peor- Dijo desganada mientras cogía un puñado de palomitas de su bolsa y comía- Voy a ir a por una Coca Cola, ¿quieres una?
-Vale- Accedí mientras veía cómo Emma se marchaba.
-Sylvia- Alcé la vista y vi a Hayley ante mí, cosa que me sorprendió bastante- ¿Puedo hablar contigo un momento?
-Sí…
Hayley se sentó a mi lado en el césped y me miró, inquieta. ¿Qué le pasaba?
-¿Qué quieres, Hayley?
-Verás, sé que no está bien que los hielo y los fuego hablen- Ya estábamos otra vez con esa tontería- Pero necesitaba preguntarte algo.
-Soy toda oídos- Dije mientras cogía un puñado de palomitas.
-Sabes que pasado mañana hay una fiesta, ¿verdad?
-Sí- Dije antes de meterme el puñado de palomitas en la boca.
-Me preguntaba si te importaría que le pidiera a Peter que fuera conmigo.
Me atraganté con las palomitas y comencé a toser como una loca.
-Sylvia, ¿estás bien?- Hayley me dio unas palmaditas en la espalda y la tos pasó.
-¿Por qué me preguntas eso a mí?
-No sé- Se encogió de hombros- Sé que mantenéis una relación muy estrecha, lo vi desde el primer día y quería saber si eso te molestaría.
-¿Por qué habría de molestarme? Yo también tengo ya pareja.
-¿Ah, sí?- Hayley sonó realmente sorprendida.
-Sí, y además, Peter y yo no somos amigos ya.
-He oído acerca de la pelea de la semana pasada, pero creo que lo solucionaréis pronto.
-No importa- Quise quitarle importancia al asunto- Ve y pídele que vaya contigo al baile.
-¿Sí?- Hayley sonaba emocionada y sonreía ampliamente.
-Por supuesto.
-¡Genial!- Miró a nuestro alrededor y luego se calmó- Bueno, Sylvia, será mejor que me vaya. Ya sabes…
-Los fuego y los hielo no se mezclan- Dije por ella.
-Exacto- Se levantó y se despidió con la mano- Nos vemos.
-¿Qué quería Hayley?- Emma llegó y se sentó a mi lado.
-Nada- Contesté mientras cogía mi Coca Cola.
-¿Cómo que nada? Desde que supimos a qué grupo pertenecíamos no ha hablado con ninguno de nosotros.
-Sus motivos tendrá- Bebí de la Coca Cola.
-¿Y a ti qué coño te pasa?
-¿A mí?- ¿Qué me pasaba a mí?
-Sí a ti, con esa actitud chulesca.
-No me pasa nada.
-¡Eh, vosotras!
Emma y yo nos giramos y vimos Mandy ante nosotras.
-¿Os apetece una tarde de compras?
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Me sorprendió que Sarah nos dejara salir del centro, y más me sorprendió aún que Mandy tuviera su coche aparcado justo allí. Ella me dijo que ellos estaban acostumbrados a salir de allí y bromeó diciendo que aquel lugar no era una cárcel.
Fuimos al centro comercial más cercano dispuestas a comprarnos un modelito para la fiesta del viernes, y ¡cómo no! Salió el tema de mi pareja de baile. Mientras que Emma se enfurecía con sólo oír el nombre de Neal, Mandy parecía encantada de que fuera al baile con su primo.
Tras pasar unas agradables horas de compras, las tres teníamos todo lo necesario para el viernes. Vestido, taconazos, maquillaje… Todo.
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El viernes por la tarde comencé a arreglarme. Lo primero que hice fue ponerme el vestido: un ajustado vestido de color negro de manga larga con cuello de barca, que dejaba al descubierto mis hombros. Me llegaba justo por encima de las rodillas, se suponía que el vestido era más corto pero debido a mi estatura no se podía hacer mucho más, así que le di dos vueltas al dobladillo y lo cosí rápido para que no se cayera. Me puse los taconazos de plataforma color negro que me había comprado el miércoles y luego me dispuse a maquillarme. Era anti-fan del maquillaje, así que simplemente me aclaré un poco la cara con agua y luego me eché un poco de sombra gris que difuminé con una brocha, seguidamente me hice la línea del ojo y me eché dos capas de rímel. Ahora tenía que encontrar el pintalabios… ¡Lo encontré! Cuando me pinté los labios me di dos pellizquitos en las mejillas y al momento tomaron color, yo no necesitaba colorete, los colores ya me salían solos. Ahora quedaba lo último: peinarme. Era lo que siempre se me había dado peor pero aún me quedaba tiempo. Comencé a hacerme un recogido…Mal, ahora intenté un medio recogido… ¡peor! Tras muchos intentos de peluquería, lancé el cepillo contra la pared y aguanté las ganas de llorar. No había manera de que me quedara bien. Entonces oí mi móvil sonar, lo miré y vi un What’s app de Emma.
-¿Estás lista?
No tardé en contarle la urgencia que tenía y en cuestión de minutos, Emma llamó a mi puerta y cuando la abrí me quedé de piedra y me sentí súper chiquitita a su lado: llevaba puesto el vestido color verde limón que se había comprado el otro día, era palabra de honor y se había cubierto del frío con una torerita blanca a juego con los tacones. Se había hecho la plancha en el pelo y lo llevaba suelto. Parecía una mujer de veinte y pico años.
-¿Qué es eso de que no puedes domarte el pelo?
-Mira- Señalé mi cabeza y me mordí el labio para no llorar.
Emma se echó a reír.
-Vamos, que todo se puede solucionar.
Emma hizo que me sentara en una silla y cogió el cepillo que estaba en el suelo.
-No voy a preguntarte cómo ha llegado a parar el cepillo ahí- Dijo en broma antes de comenzar a peinarme.
De pronto no tuve ganas de ir a la fiesta. ¿Para qué? Todo estaría lleno de tiarronas espectaculares y yo…Bueno, yo era yo. Tendría que ver a Peter y a Hayley besuqueándose sin parar y eso sería bastante incómodo. Pasaría frío, me aburriría…
-Listo- Emma me sacó de mis pensamientos- ¿A qué estás guapa?
Me miré en el espejo y abrí los ojos como platos. Emma me había recogido el pelo en un moño alto pero informal, y el flequillo ,que me caía por la frente y ambos lados de la cara, destacaba aún más el peinado.
-Emma…Eres una máquina.
-Lo sé- Dijo riendo- Ahora mírate.
Me levanté y me miré en el espejo. Aún con los tacones seguía siendo más baja que Emma, pero los tacones estilizaban mis piernas que no eran lo que se dice escuálidas o finas, sino torneaditas y con forma. El vestido marcaba mis caderas y el maquillaje realzaba mis ojos y mis labios. Podría decirse que…Estaba guapa. Sonreí sin poder evitarlo.
-Mandy viene hacia aquí- Comentó Emma mientras miraba su móvil- Dice que nuestras parejas nos esperan abajo.
En ese momento llamaron a la puerta y Emma abrió, era Mandy. ¡Dios Santo! Eso sí que era una tiarrona. Se había rizado el pelo y lo llevaba sujeto en un medio recogido al lado derecho de la cara. Llevaba el vestido que se había comprado color berenjena que dejaba toda su espalda al descubierto. Se había puesto unos tacones color negro y eso hacía que pareciera que tenía unas piernas súper largas.
-Estás guapa, pequeña Sylvia.
-Lo mismo digo, Mandy.
-Vale- Emma se agarró de los brazos de Mandy y mío- Y ahora, a comernos el mundo.