Capítulo 3: Wendy Brooks.
Will POV
Salí de la habitación de Eric y me dirigí a la mía, no sabía si Weltrish me había hecho caso o no y se había puesto a descansar pero tenía que hablar con ella. Sin llamar a la puerta, la abrí y me encontré con Weltrish sentada en la cama mirándose su mano muy concentrada. Cuando me vio, bajó la mano y se quedó esperando a que hablara.
-De acuerdo- Empecé a decir- Te creo.
Weltrish alzó las cejas, sorprendida.
-¿De verdad?
-Sí- Cerré la puerta y me apoyé en ella- Pero déjame preguntarte algo.
Weltrish asintió.
-¿Tú me conocías a mí de antes?
Weltrish frunció el ceño y se quedó pensando un momento.
-No- Contestó finalmente- Es la primera vez que te veo.
Si decía la verdad, ¿cómo era posible que yo me acordara de ella? ¿Qué estaba pasando allí?
-Vale, te diré lo que vamos a hacer- Me dirigí a la silla de mi escritorio y me senté- Mañana vas a venir conmigo al instituto.
-¿Por qué?
-Porque allí podemos hablar con alguien que puede ayudarnos.
-¿Ra…?
-No, no es Rachel- La interrumpí- Pero si quieres buscar a esa persona y quieres mi ayuda, primero debemos atar bien los cabos aquí.
-De acuerdo- Accedió- ¿Qué tengo que hacer?
La miré de arriba abajo, tenía el pelo hecho un desastre y no tenía ropa propia, ¿cómo iba a salir mañana así? Pensé y pensé.
-Espera aquí un momento.
Weltrish POV
Will salió de la habitación y volvió a dejarme sola. ¿De verdad iba a ayudarme? Sonreí. Parecía que había tenido la suerte de toparme con un humano amable. Miré por la ventana, la tormenta se había aplacado un poco pero aún seguía lloviendo. Me abracé a mí misma intentando tranquilizarme y convencerme de que aquí estaba a salvo y de que pronto encontraría la manera de salvar a mi madre, a mi hermana y a todo Doxmond.
-Hey, toma- Will volvió y me tiró a la cama unos pantalones y un jersey.
Los cogí y los miré. La ropa de la Tierra era muy diferente a la de Doxmond, allí no utilizábamos telas tan gordas ni tan gruesas, todo era de seda y de gasa.
-Son de mi madre- Dijo y se encogió de hombros mientras dejaba en el suelo unas botas negras- A lo mejor te quedan un poco grande pero no tengo otra cosa- Señaló una pequeña puerta a la derecha- Puedes usar mi baño para ducharte y arreglarte.
Lo miré y sonreí, agradecida.
-Gracias.
Will me miró un momento y luego sonrió, nervioso.
-Ya…De nada…Bueno, yo voy a…Seguir estudiando- Se dirigió a la puerta- Si suspendo será culpa tuya.
Fruncí el ceño. Yo no quería que suspendiera.
-¿Puedo ayudarte?- Le pregunté.
-No, tranquila- Se echó a reír- Era una broma- Me miró durante un momento y luego suspiró- En fin, nos vemos luego- Y dicho esto, se marchó.
Volví a mirar la ropa y me dirigí al baño. Recordaba cómo eran por las veces que había estado en la Tierra y eran muy similares a los de Doxmond. Abrí el grifo de la ducha y esperé a que saliera el agua caliente para meterme y ducharme. Mi piel agradeció el contacto con el agua, me froté con fuerza intentando borrar los recuerdos de la pelea con las doxies oscuras y sólo entonces, la debilidad pudo conmigo y comencé a llorar. Lloré sin querer evitarlo, el ruido del agua impedía que Will pudiera oírme. Mi madre estaba paralizada y dependía de que yo encontrara a Rachel para poder seguir con vida. Tenía tres meses para encontrarla a ella y a la persona nacida en el equinoccio de otoño, el portal se volvería a abrir en el equinoccio de primavera: justo en mi cumpleaños.
Cuando salí de la ducha me miré al espejo. Estaba un poco demacrada y dudaba que pudiera mejorar mi aspecto. Cogí un cepillo y me alisé el pelo, así, mojado, se notaban aún más los reflejos dorados y el mechón de pelo rosa tenía un color más oscuro que de costumbre. Me sequé el pelo un poco y volví a la habitación, el reloj marcaba las tres de la mañana. Me senté en la cama y noté que el cansancio acudía a mí una vez más, haciéndome imposible mantener los ojos abiertos.
Will POV
Las seis y media de la mañana. Había estado en vela toda la noche estudiando, o al menos intentándolo. Mi madre llegaría de trabajar dentro de media hora y no quería pensar qué diría si encontraba a Weltrish allí. Cerré el libro de Filosofía y me dirigí a mi cuarto, no sin antes comprobar que mi padre seguía dormido en el sofá. Cuando entré vi que Weltrish se había quedado dormida en la cama. Llevaba puesto los vaqueros de mi madre y su jersey; yo había tenido razón, le quedaban un poco grandes. Tenía el pelo esparcido por la almohada y el mechón de pelo rosa, bajo la luz del Sol que entraba por la ventana, destacaba más. Por un momento me dio pena despertarla, estaba tan mona dormida así… Pero tenía que hacerlo. Meneé la cabeza para despejarme y la zarandeé un poco.
-Eh, eh, despierta.
Weltrish abrió poco a poco los ojos un poco confundida, pero cuando me vio, se incorporó de golpe.
-Me he quedado dormida…-Dijo frotándose los ojos.
-Es hora de marcharnos- Dije cogiendo mi mochila.
Weltrish se levantó de la cama y me miró mientras terminaba de guardar las cosas en la mochila.
-Tú sígueme la corriente hoy, ¿de acuerdo?
Ella asintió.
Cogí mi móvil y le envié un mensaje a mi prima. Cuando miré a Weltrish vi que había una expresión de confusión en su rostro mientras miraba el móvil.
-¿Sabes lo que es esto?- Pregunté enseñándole el móvil.
-Claro que sí- Contestó ofendida- ¿Crees que soy tonta?- Farfulló.
Yo reí y me colgué la mochila al hombro.
-Ahora permanece en silencio y pisa donde yo pise- La advertí antes de salir de la habitación.
Lo primero que hicimos fue bajar las escaleras que conducían a la cocina, quería evitar pisar el salón para que mi padre no se despertara. Cogí las llaves de encima de la encimera y salimos por la puerta trasera. Pasamos por el patio y nos dirigimos a la carretera, donde estaba aparcada mi camioneta.
-Vamos, sube- Le dije.
Weltrish me hizo caso y se montó en el asiento del copiloto, yo me metí en el del conductor y puse el coche en marcha.
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Llegamos al instituto en cuestión de diez minutos. Ya había algunos alumnos que estaban sentados en los bancos repasando para los exámenes de final de trimestre. Me bajé del coche y Weltrish hizo lo mismo.
-Vamos a hablar con la directora- Le dije mientras comenzaba a andar hacia el instituto.
-¿Directora? ¿Por qué?
-Porque si quieres mi ayuda vas a tener que estar cerca de mí y yo vengo al instituto, ¿sabes?
Pronto llegamos al despacho de la directora, llamé a la puerta y la estricta voz de la directora me indicó que pasara.
-Vaya, señor Cassidy, ¿cómo usted por aquí tan pronto?
Sonreí de manera falsa. Me pasaba más tiempo en ese despacho que en clase y todo por culpa de mis meteduras de pata.
-¿Quién es esta jovencita?- Preguntó mirando a Weltrish.
-Es una prima de mi prima- Me apresuré a contestar.
La directora me miró extrañada.
-Una prima de su prima- Repitió.
-Así es- Afirmé un poco nervioso- Se ha mudado a California hace dos días y venía a inscribirse como alumna.
La directora abrió mucho los ojos.
-Señor Cassidy, ¿está usted tomándome el pelo?
-Para nada, directora- Sonreí.
-Sabe de sobra que las solicitudes de los nuevos estudiantes deben hacerse como mínimo una semana antes de comenzar las clases.
-Pero es un caso especial- Intenté convencerla.
-No me diga- Noté la ironía en su voz- Señor Cassidy, no tengo tiempo para sus tonterías tan pronto.
-Sus padres han muerto- Solté sin más.
Tanto la directora como Weltrish me miraron sorprendidas.
-La única familia que le queda es la de mi prima y…Bueno, ha sido tan de repente que…- Intenté hacerme el dolido. Miré a Weltrish que me miraba sin saber qué hacer- La pobre lo está pasando muy mal- Cogí a Weltrish por los hombros y la atraje hacia mí, haciendo que apoyara su cabeza en mi hombro- Necesita despejarse para no pasarse el día entero pensando- Hice un pucherito y le di un pequeño codacito a Weltrish para que me siguiera la corriente.
-¿Es eso cierto?- La pregunta iba dirigida a Weltrish.
-S…Sí- Mintió un poco nerviosa.
-¿Qué les pasó? Si puedo preguntarlo.
Abrí la boca para contestar, pero Weltrish se adelantó.
-Fue un accidente de coche- Separó su cabeza de mi hombro- Ambos iban a una fiesta que habían organizado en la empresa de mi padre- Hizo una pausa- Era de noche, un coche se atravesó en el camino y…- Dejó la frase en el aire mientras los ojos comenzaban a empañársele de lágrimas.
Estaba anonadado, por un momento me pregunté si estaba diciendo la verdad.
-Lo siento mucho, querida- La directora se levantó de su sitio y se acercó a Weltrish para colocarle una mano en el hombro de manera cariñosa- Debe haber sido horrible.
Weltrish asintió con tristeza.
-Supongo que por ser un caso excepcional podremos hacer una excepción- Dijo cruzándose de brazos.
-¿En serio?- Pregunté, sorprendido.
-Sí- Volvió a dirigir su atención a Weltrish- ¿Cómo te llamas, querida?
-Wel…-Empezó a decir ella.
-Weee…ndy- La interrumpí lo más rápido que pude.
Weltrish me miró, extrañada.
-Se llama Wendy- Repetí y entonces me acordé de ese momento en el bosque cuando tenía cinco años.
“Tú me llamabas Wendy”, había dicho ella.
-Wendy ¿qué?- Preguntó la directora.
-Wendy…- Pensé en todos los apellidos que había oído en mi vida y miré a mi alrededor como si me fuera a encontrar un apellido paseando por el despacho, entonces, por la ventanilla de la puerta, vi pasar al conserje y leí su chapa- Brooks.
-¿Wendy Brooks?
-Así es- Afirmé.
-De acuerdo- La directora se dirigió a su mesa y rellenó unos papeles- Toma, Wendy- Le dio los papeles a Wendy- Entrégaselo a tus profesores para que estén al corriente de lo sucedido, tu horario estará listo en cuestión de media hora.
-De acuerdo, muchas gracias- Dijo Weltrish…O Wendy.
-Nos vemos luego- Dije a modo de despedida a la directora.
-Espero que no, Cassidy.
Cerré la puerta tras nosotros y sólo cuando estuvimos fuera, demostré mi emoción.
-¡Madre mía! ¡Eso ha sido asombroso!- Exclamé- ¿Cómo has podido inventarte una historia así sobre la marcha? ¡Casi me la creo hasta yo!
Ella se encogió de hombros.
-Yo también sé mentir- Me dio un golpecito en el hombro con el dedo- Y mejor que tú.
Se dio media vuelta y comenzó a andar, pero yo me quedé unos segundos plantado en el sitio con la boca abierta.