Capítulo 7
Katherine POV
-General Kim Seung Young ante usted, majestad- Dijo antes de hacer una reverencia.
No podía ser verdad, el hombre que tenía frente a mí y que era el general del ejército no podía ser Seung Young…
-General Kim- Empezó a hablar mi padre- Confío en que escolte a mi hija sana y salva hasta el palacio del rey Goo Joo Won.
-Por supuesto, majestad- Seung Young volvió a hacer otra reverencia y luego su mirada se dirigió a mí.
Sentí que me quedaba helada en el sitio. ¿Cómo era posible que fuera él? Pero sí lo era, era la misma persona que había conocido hacía ya un año. Seguía igual de alto, igual de apuesto…Pero había algo en su rostro que era diferente, había un matiz de… ¿Responsabilidad? No sé cuánto tiempo pasó, supongo que debió ser poco tiempo pero finalmente Seung Young abrió la boca para dirigirse a mí.
-Princesa Swan- Hizo una reverencia- Acompáñenos, por favor.
Me quedé mirándolo sin decir nada. ¿Dónde estaba el hombre que había entrado en mi habitación y me había tratado como si fuera una chica más? Me fijé en que había pasado por alto algunos ligeros cambios físicos. Ya no llevaba una corta melena suelta y alborotada, ahora, esa melena estaba recogida en una pequeña cola que dejaba que un espeso flequillo moreno le cayera por la frente en diagonal.
-Katherine…-Fue mi padre el que habló- Ve con el general y su ejército.
-Sí…-Mi voz apenas fue audible.
Ahora que veía la situación en la que me encontraba me arrepentía de haber accedido a ir al palacio del rey Goo, pero necesitaba hablar de nuevo con Seung Young aunque sólo fuera un momento. Eso me estaba resultando bastante difícil, ya que durante las dos horas que llevábamos de camino me encontraba rodeada de soldados y él era el que abría la marcha, lo que me hacía imposible hablar con él. ¿Cómo era posible que fuera el general? ¿Había conseguido alistarse en el ejército? Aunque así fuera, ¿cómo había logrado ascender en tan poco tiempo?
-Vamos a descansar- Anunció de pronto deteniendo su caballo.
El resto de soldados y yo hicimos lo mismo.
-La princesa necesita reposar y comer algo- Siguió hablando sin mirarme.
-Iré a buscar un lugar donde quedarnos- Dijo uno de los soldados que se encontraba a mi derecha antes de salir al galope hacia el pueblo.
-De acuerdo- Seung Young hizo a su caballo que girara de manera que quedó frente a mí- Princesa Swan- Comenzó a hablar- Mañana llegaremos al palacio del rey Goo.
Yo simplemente asentí sin decir palabra. Quería hablar con él, preguntarle cómo le había ido todo y cómo había conseguido llegar dónde estaba, pero delante de todo su ejército me parecía un poco improbable.
-Quiero que todos os dividáis y rodeéis el hostal donde nos quedemos a pasar la noche- Anunció dirigiéndose a los soldados- No permitais que nadie se acerque.
-¡Sí, general!- Todos los soldados hablaron al unísono.
-General- El soldado que se había marchado, volvió- He encontrado un lugar donde quedarnos.
-De acuerdo, vamos.
Esto era surrealista. ¿Qué hacía yo encerrada en una habitación sabiendo que había soldados por todas partes rodeando la casa en la que nos encontrábamos? ¿Cómo podía estar relajada? Necesitaba hablar con Seung Young, pero no sabía dónde se encontraba. Desde que habíamos llegado, había desaparecido y no había oído a ningún soldado hablar de él. Tenía que hablar con él antes de que llegáramos al palacio, así podría inventarme cualquier excusa o intentar huir de allí, aunque si lo…
Justo en ese momento llamaron a la puerta de manera fuerte y seca, haciendo que saliera de mis pensamientos dando un pequeño salto. ¿Quién sería?
-¿S…Sí?- Mi voz tembló un poco debido al nerviosismo.
-Princesa Swan, soy el general Kim.
El corazón me dio un vuelco. ¿Podría hablar con él ahora?
-Pasa- Dije inmediatamente.
La puerta se abrió y Seung Young hizo acto de presencia. Aún llevaba puesto el uniforme y seguía con la espada colgando al lado izquierdo del costado. Verlo así seguía haciéndome sentir extraña.
-Alteza…-Dijo haciendo una reverencia tras cerrar la puerta tras de sí- Espero que se sienta cómoda, le he ordenado a la dueña del hostal que le prepare algo de comer.
-Puedes hablarme informalmente- Le dije sonriendo- Sigo siendo la misma persona.
-No es lo correcto, alteza.
¿Por qué seguía con ese formalismo? El Seung Young de hacía un año no era así.
-¿Qué no es lo correcto? ¡Por Dios! Nos conocemos y…
-Eso era todo, alteza- Seung Young me interrumpió y volvió a hacer una reverencia antes de comenzar a marcharse. No podía permitir que se fuera así sin más, no sabía siquiera si volvería a tener ocasión de hablar con él antes de llegar al palacio.
-¿Cómo has llegado a ser general?- Me apresuré a preguntar.
Seung Young se paró en seco y se giró para mirarme.
-Conseguí alistarme en el ejército- Respondió escuetamente.
-¿Y ya eres general? ¿Cómo es posible?
-Ya le dije en una ocasión que soy bastante bueno luchando- Aclaró.
Se hizo un momento de silencio que no supe cómo romper. No sabía qué más debía preguntarle o decirle.
-Si eso era todo…-Volvió a hacer otra reverencia.
Esta vez sí lo dejé que cruzara la puerta y se marchara, no porque quisiera, sino porque tras haberle hecho esa pregunta y saber que estaba bien, sentía que no había nada más de lo que pudiera hablarle. Estaba claro que había cambiado, ahora era un hombre formal y con responsabilidades y honor. Totalmente diferente al ladrón que me “secuestró” hacía ya un año.
Me senté en la cama sin saber qué hacer. ¿Ahora qué? ¿Debía seguir e ir al palacio del rey Goo Joo Won? ¿Para casarme con él? ¡Ni hablar! ¿Cómo podría casarme con un hombre que no conocía de nada? Pero, ¿qué otra cosa podía hacer? Era obvio que no podía escapar de tantos soldados reales y también era obvio que Seung Young no me iba a ayudar a huir.
Suspiré y me acerqué a la pequeña ventana de la habitación que daba al exterior. Vi a tres soldados haciendo guardia mientras las personas del pueblo pasaban con carretas y cestas con comida, ajenas a todo lo que estaba sucediendo en la vida de palacio. Al ver uno de los puestos que había en la calle recordé el día que nos atacaron a Seung Young y a mí. Recordaba cómo me empujó hacia un lado y peleó con esos cuatro hombres sin recibir ningún rasguño…Sin duda era cierto que era un buen guerrero.
Volvieron a llamar a la puerta. Esta vez de manera más suave, por lo que supuse que no sería Seung Young.
-Alteza- Era la voz de un hombre- Soy el soldado Hong, traigo su comida.
-Adelante.
La puerta se abrió y entró un soldado sosteniendo una bandeja con comida. Lo reconocí, era el soldado que iba a mi derecha cuando veníamos desde palacio. Era más bajo que Seung Young, quizá unos cinco centímetros más bajo. Llevaba el pelo negro recogido en una especie de pequeño moño con una cinta azul oscura y me sonreía tímidamente.
-Espero que la comida sea de su agrado- Dijo mientras dejaba la bandeja encima de una mesita- Me retiro- Hizo una reverencia y se marchó cerrando la puerta tras de sí.
Me senté y me quedé observando la bandeja con comida durante un momento. Había un bol de arroz, un cuenco de madera con sopa y un plato con un trozo de carne y lo que supuse que serían verduras. Me fijé en los cubiertos: una cuchara de madera y unos palillos de madera. Seguramente la cocinera sería asiática también. Cogí los palillos y los inspeccioné… ¿Cómo se suponía que debía comer con eso? Hice un mohín e intenté coger un poco de arroz sin éxito alguno.
-Argh…-Me quejé mientras volvía a intentarlo fracasando nuevamente.
Tras intentarlo unas diez veces decidí dejar los palillos a un lado y comerme el arroz también con la cuchara. Como la carne era imposible de coger con la cuchara, decidí dejarla y no comérmela.
-¡Argh- Me quejé al sentirme inútil por no poder usar unos palillos- ¡¿Por qué todo me pasa a mí?!
-Alteza- La voz habló al otro lado de la puerta y la conocí al instante- ¿Va todo bien?
Era Seung Young…Dudé qué decir.
-Eh…Tengo un pequeño problema- Contesté finalmente.
La puerta se abrió y Seung Young entró en la habitación con una expresión de inquietud en el rostro. De alguna manera me gustó ver que le inquietaba saber que podía sucederme algo, pero en seguida recordé que su trabajo era escoltarme hasta palacio, así que era su deber que yo estuviera bien.
-¿Qué ocurre?- Preguntó.
Señalé la comida y los palillos.
-No puedo comer la carne- Dije tristemente.
-¿Por qué?
-No sé usar esto- Cogí los palillos y los miré con resentimiento.
Seung Young soltó una pequeña risa que intentó disimular tosiendo, pero yo lo había oído. Sonreí interiormente, seguía causándole gracia.
-Es muy sencillo- Seung Young se acercó y se sentó en la silla frente a mí- Mire…
Seung Young cogió los palillos que tenía yo en la mano.
-Tiene que colocar el dedo anular justo así- Seung Young cogió los palillos apropiadamente- Y sujetarlo con fuerza, ¿lo ve?
Realmente no lo veía. En vez de estar mirando a los palillos lo estaba mirando a él. Viéndolo así de cerca comprobé que estaba aún más apuesto y atractivo que hacía un año. Seung Young alzó la vista para mirarme, seguramente porque no había respondido a su pregunta. Noté que me ruborizaba y desvié la mirada.
-Así dicho no parece difícil- Contesté nerviosa.
-Inténtelo usted- Me tendió los palillos y los cogí.
Intenté imitar la manera de coger los palillos de Seung Young, no me salió del todo mal pero cuando me dispuse a coger un trozo de carne, ésta se cayó.
-Tiene que sujetarlos con más firmeza- Me dijo.
Asentí con la cabeza y volví a intentarlo y esta vez logré coger el trozo de carne sin que se cayera.
-¡Ah! ¡Lo he conseguido!- Dije feliz.
-¿Ve como no es tan difícil?
Me metí el trozo de carne en la boca y lo saboreé, estaba delicioso.
-Mmm…Qué rico- Dije- Gracias por enseñarme.
-No tiene que agradecérmelo.
Nos quedamos mirando durante un momento sin decir nada. Sentía que el corazón me latía más deprisa y no sabía por qué, hacía un año que no lo veía y ahora de pronto se había vuelto a introducir en mi vida sin avisar…
Seung Young se aclaró la garganta y se levantó de pronto, como si hubiera recordado algo urgente o se hubiera dado cuenta de que no debía estar ahí.
-Si la princesa no requiere nada más…-Hizo una reverencia.
-Te he dicho que no es necesario que te comportes de esa manera conmigo- Le dije.
-Lo sé- Asintió- Alteza- Volvió a hacer una reverencia y yo fruncí el ceño, ¿es que iba a ignorar lo que acababa de decirle?- Que pase una buena noche, alteza.
-Lo mismo le digo- Decidí usar el mismo método con él- General Kim.
Seung Young me miró un poco sorprendido ante mi manera de hablarle, pero finalmente se dio media vuelta y salió de la habitación.
Katherine POV
-General Kim Seung Young ante usted, majestad- Dijo antes de hacer una reverencia.
No podía ser verdad, el hombre que tenía frente a mí y que era el general del ejército no podía ser Seung Young…
-General Kim- Empezó a hablar mi padre- Confío en que escolte a mi hija sana y salva hasta el palacio del rey Goo Joo Won.
-Por supuesto, majestad- Seung Young volvió a hacer otra reverencia y luego su mirada se dirigió a mí.
Sentí que me quedaba helada en el sitio. ¿Cómo era posible que fuera él? Pero sí lo era, era la misma persona que había conocido hacía ya un año. Seguía igual de alto, igual de apuesto…Pero había algo en su rostro que era diferente, había un matiz de… ¿Responsabilidad? No sé cuánto tiempo pasó, supongo que debió ser poco tiempo pero finalmente Seung Young abrió la boca para dirigirse a mí.
-Princesa Swan- Hizo una reverencia- Acompáñenos, por favor.
Me quedé mirándolo sin decir nada. ¿Dónde estaba el hombre que había entrado en mi habitación y me había tratado como si fuera una chica más? Me fijé en que había pasado por alto algunos ligeros cambios físicos. Ya no llevaba una corta melena suelta y alborotada, ahora, esa melena estaba recogida en una pequeña cola que dejaba que un espeso flequillo moreno le cayera por la frente en diagonal.
-Katherine…-Fue mi padre el que habló- Ve con el general y su ejército.
-Sí…-Mi voz apenas fue audible.
Ahora que veía la situación en la que me encontraba me arrepentía de haber accedido a ir al palacio del rey Goo, pero necesitaba hablar de nuevo con Seung Young aunque sólo fuera un momento. Eso me estaba resultando bastante difícil, ya que durante las dos horas que llevábamos de camino me encontraba rodeada de soldados y él era el que abría la marcha, lo que me hacía imposible hablar con él. ¿Cómo era posible que fuera el general? ¿Había conseguido alistarse en el ejército? Aunque así fuera, ¿cómo había logrado ascender en tan poco tiempo?
-Vamos a descansar- Anunció de pronto deteniendo su caballo.
El resto de soldados y yo hicimos lo mismo.
-La princesa necesita reposar y comer algo- Siguió hablando sin mirarme.
-Iré a buscar un lugar donde quedarnos- Dijo uno de los soldados que se encontraba a mi derecha antes de salir al galope hacia el pueblo.
-De acuerdo- Seung Young hizo a su caballo que girara de manera que quedó frente a mí- Princesa Swan- Comenzó a hablar- Mañana llegaremos al palacio del rey Goo.
Yo simplemente asentí sin decir palabra. Quería hablar con él, preguntarle cómo le había ido todo y cómo había conseguido llegar dónde estaba, pero delante de todo su ejército me parecía un poco improbable.
-Quiero que todos os dividáis y rodeéis el hostal donde nos quedemos a pasar la noche- Anunció dirigiéndose a los soldados- No permitais que nadie se acerque.
-¡Sí, general!- Todos los soldados hablaron al unísono.
-General- El soldado que se había marchado, volvió- He encontrado un lugar donde quedarnos.
-De acuerdo, vamos.
Esto era surrealista. ¿Qué hacía yo encerrada en una habitación sabiendo que había soldados por todas partes rodeando la casa en la que nos encontrábamos? ¿Cómo podía estar relajada? Necesitaba hablar con Seung Young, pero no sabía dónde se encontraba. Desde que habíamos llegado, había desaparecido y no había oído a ningún soldado hablar de él. Tenía que hablar con él antes de que llegáramos al palacio, así podría inventarme cualquier excusa o intentar huir de allí, aunque si lo…
Justo en ese momento llamaron a la puerta de manera fuerte y seca, haciendo que saliera de mis pensamientos dando un pequeño salto. ¿Quién sería?
-¿S…Sí?- Mi voz tembló un poco debido al nerviosismo.
-Princesa Swan, soy el general Kim.
El corazón me dio un vuelco. ¿Podría hablar con él ahora?
-Pasa- Dije inmediatamente.
La puerta se abrió y Seung Young hizo acto de presencia. Aún llevaba puesto el uniforme y seguía con la espada colgando al lado izquierdo del costado. Verlo así seguía haciéndome sentir extraña.
-Alteza…-Dijo haciendo una reverencia tras cerrar la puerta tras de sí- Espero que se sienta cómoda, le he ordenado a la dueña del hostal que le prepare algo de comer.
-Puedes hablarme informalmente- Le dije sonriendo- Sigo siendo la misma persona.
-No es lo correcto, alteza.
¿Por qué seguía con ese formalismo? El Seung Young de hacía un año no era así.
-¿Qué no es lo correcto? ¡Por Dios! Nos conocemos y…
-Eso era todo, alteza- Seung Young me interrumpió y volvió a hacer una reverencia antes de comenzar a marcharse. No podía permitir que se fuera así sin más, no sabía siquiera si volvería a tener ocasión de hablar con él antes de llegar al palacio.
-¿Cómo has llegado a ser general?- Me apresuré a preguntar.
Seung Young se paró en seco y se giró para mirarme.
-Conseguí alistarme en el ejército- Respondió escuetamente.
-¿Y ya eres general? ¿Cómo es posible?
-Ya le dije en una ocasión que soy bastante bueno luchando- Aclaró.
Se hizo un momento de silencio que no supe cómo romper. No sabía qué más debía preguntarle o decirle.
-Si eso era todo…-Volvió a hacer otra reverencia.
Esta vez sí lo dejé que cruzara la puerta y se marchara, no porque quisiera, sino porque tras haberle hecho esa pregunta y saber que estaba bien, sentía que no había nada más de lo que pudiera hablarle. Estaba claro que había cambiado, ahora era un hombre formal y con responsabilidades y honor. Totalmente diferente al ladrón que me “secuestró” hacía ya un año.
Me senté en la cama sin saber qué hacer. ¿Ahora qué? ¿Debía seguir e ir al palacio del rey Goo Joo Won? ¿Para casarme con él? ¡Ni hablar! ¿Cómo podría casarme con un hombre que no conocía de nada? Pero, ¿qué otra cosa podía hacer? Era obvio que no podía escapar de tantos soldados reales y también era obvio que Seung Young no me iba a ayudar a huir.
Suspiré y me acerqué a la pequeña ventana de la habitación que daba al exterior. Vi a tres soldados haciendo guardia mientras las personas del pueblo pasaban con carretas y cestas con comida, ajenas a todo lo que estaba sucediendo en la vida de palacio. Al ver uno de los puestos que había en la calle recordé el día que nos atacaron a Seung Young y a mí. Recordaba cómo me empujó hacia un lado y peleó con esos cuatro hombres sin recibir ningún rasguño…Sin duda era cierto que era un buen guerrero.
Volvieron a llamar a la puerta. Esta vez de manera más suave, por lo que supuse que no sería Seung Young.
-Alteza- Era la voz de un hombre- Soy el soldado Hong, traigo su comida.
-Adelante.
La puerta se abrió y entró un soldado sosteniendo una bandeja con comida. Lo reconocí, era el soldado que iba a mi derecha cuando veníamos desde palacio. Era más bajo que Seung Young, quizá unos cinco centímetros más bajo. Llevaba el pelo negro recogido en una especie de pequeño moño con una cinta azul oscura y me sonreía tímidamente.
-Espero que la comida sea de su agrado- Dijo mientras dejaba la bandeja encima de una mesita- Me retiro- Hizo una reverencia y se marchó cerrando la puerta tras de sí.
Me senté y me quedé observando la bandeja con comida durante un momento. Había un bol de arroz, un cuenco de madera con sopa y un plato con un trozo de carne y lo que supuse que serían verduras. Me fijé en los cubiertos: una cuchara de madera y unos palillos de madera. Seguramente la cocinera sería asiática también. Cogí los palillos y los inspeccioné… ¿Cómo se suponía que debía comer con eso? Hice un mohín e intenté coger un poco de arroz sin éxito alguno.
-Argh…-Me quejé mientras volvía a intentarlo fracasando nuevamente.
Tras intentarlo unas diez veces decidí dejar los palillos a un lado y comerme el arroz también con la cuchara. Como la carne era imposible de coger con la cuchara, decidí dejarla y no comérmela.
-¡Argh- Me quejé al sentirme inútil por no poder usar unos palillos- ¡¿Por qué todo me pasa a mí?!
-Alteza- La voz habló al otro lado de la puerta y la conocí al instante- ¿Va todo bien?
Era Seung Young…Dudé qué decir.
-Eh…Tengo un pequeño problema- Contesté finalmente.
La puerta se abrió y Seung Young entró en la habitación con una expresión de inquietud en el rostro. De alguna manera me gustó ver que le inquietaba saber que podía sucederme algo, pero en seguida recordé que su trabajo era escoltarme hasta palacio, así que era su deber que yo estuviera bien.
-¿Qué ocurre?- Preguntó.
Señalé la comida y los palillos.
-No puedo comer la carne- Dije tristemente.
-¿Por qué?
-No sé usar esto- Cogí los palillos y los miré con resentimiento.
Seung Young soltó una pequeña risa que intentó disimular tosiendo, pero yo lo había oído. Sonreí interiormente, seguía causándole gracia.
-Es muy sencillo- Seung Young se acercó y se sentó en la silla frente a mí- Mire…
Seung Young cogió los palillos que tenía yo en la mano.
-Tiene que colocar el dedo anular justo así- Seung Young cogió los palillos apropiadamente- Y sujetarlo con fuerza, ¿lo ve?
Realmente no lo veía. En vez de estar mirando a los palillos lo estaba mirando a él. Viéndolo así de cerca comprobé que estaba aún más apuesto y atractivo que hacía un año. Seung Young alzó la vista para mirarme, seguramente porque no había respondido a su pregunta. Noté que me ruborizaba y desvié la mirada.
-Así dicho no parece difícil- Contesté nerviosa.
-Inténtelo usted- Me tendió los palillos y los cogí.
Intenté imitar la manera de coger los palillos de Seung Young, no me salió del todo mal pero cuando me dispuse a coger un trozo de carne, ésta se cayó.
-Tiene que sujetarlos con más firmeza- Me dijo.
Asentí con la cabeza y volví a intentarlo y esta vez logré coger el trozo de carne sin que se cayera.
-¡Ah! ¡Lo he conseguido!- Dije feliz.
-¿Ve como no es tan difícil?
Me metí el trozo de carne en la boca y lo saboreé, estaba delicioso.
-Mmm…Qué rico- Dije- Gracias por enseñarme.
-No tiene que agradecérmelo.
Nos quedamos mirando durante un momento sin decir nada. Sentía que el corazón me latía más deprisa y no sabía por qué, hacía un año que no lo veía y ahora de pronto se había vuelto a introducir en mi vida sin avisar…
Seung Young se aclaró la garganta y se levantó de pronto, como si hubiera recordado algo urgente o se hubiera dado cuenta de que no debía estar ahí.
-Si la princesa no requiere nada más…-Hizo una reverencia.
-Te he dicho que no es necesario que te comportes de esa manera conmigo- Le dije.
-Lo sé- Asintió- Alteza- Volvió a hacer una reverencia y yo fruncí el ceño, ¿es que iba a ignorar lo que acababa de decirle?- Que pase una buena noche, alteza.
-Lo mismo le digo- Decidí usar el mismo método con él- General Kim.
Seung Young me miró un poco sorprendido ante mi manera de hablarle, pero finalmente se dio media vuelta y salió de la habitación.