Capítulo 6.
1 año después…
Katherine POV
Me dirigía hacia el salón principal de palacio. Según me había informado Evelyn, mis padres se habían reunido con alguien muy importante y poderoso y necesitaban hablar conmigo.
Mientras iba pasando por los pasillos de palacio recordaba cómo había sido mi vida este último año. Todo había cambiado bastante y a la vez había seguido igual. El reino seguía igual que siempre y de vez en cuando oía a escondidas a mi padre hablar sobre futuros planes de matrimonio, pero nunca me había dicho nada, por lo que siempre supuse que esas propuestas no habían llegado a buen puerto bien porque mi padre no veía que pudiera beneficiarle de la manera que él quería, o bien porque la otra parte no estaba dispuesta a unir su reino con el nuestro. Por mi parte, yo había cambiado bastante. Seguía teniendo mis ideas fijas pero ahora que había visto cómo era el mundo en realidad, ahora que sabía lo que había en las calles…Cuando quise darme cuenta me había llevado la mano inconscientemente al brazo donde tenía la cicatriz que me habían dejado las astillas aquel día. De vez en cuando pensaba en Seung Young, ¿le iría todo bien? ¿Qué habría sido de él? Mis preguntas nunca obtenían respuesta y dudaba que alguna vez la obtuvieran. Ahora ya tenía diecinueve años y parecía que todo el mundo esperaba más de mí de lo que yo estaba dispuesta a dar, no sé si mi conducta era infantil o no, pero no estaba dispuesta a dejar que mi padre hiciera lo que quisiera con mi vida.
Cuando llegué a la gran puerta que comunicaba el pasillo con el salón principal llamé dos veces y luego entré.
-Katherine, hija, siéntate- Me dijo mi padre cuando entré.
Me senté en la silla que había frente a él y mi madre y esperé pacientemente que ellos hablaran. Desde que volví hacía ya un año jamás habían vuelto a mencionar el incidente que sucedió en la fiesta de compromiso que se organizó, y mucho menos a Seung Young.
-¿Quería verme, padre?- Pregunté al cabo de un momento de silencio.
-Así es- Contestó- Tenemos que anunciarte algo muy importante y necesitamos que estés relajada.
El mero hecho de que dijera que debía estar relajada hizo que me pusiera más en tensión.
-¿Relajada?- Mi voz tembló.
-Sabemos que odias tocar el tema del matrimonio, hija- Fue mi madre la que habló esta vez- Pero es indispensable que tu matrimonio llegue.
-¿Qué queréis decir?- Pero yo sabía muy bien lo que querían decir.
-Te hemos encontrado un buen marido, Katherine- Anunció mi padre.
Hubo un momento de silencio en el que nadie dijo nada. Había esperado que ese momento llegara, pero no sin antes organizar una fiesta o una pedida de mano como el año anterior. Jamás hubiera imaginado que mi padre acordara un matrimonio sin más. Apreté con fuerza los puños que descansaban sobre mi regazo y respiré hondo.
-¿Un marido?- Fue todo lo que fui capaz de preguntar.
-Créeme, me ha costado mucho encontrar alguien digno de ti.
-¿Digno de mí?- No pude evitar soltarlo- ¿O digno de unir territorios con usted?
Mi padre me miró como si acabara de abofetearlo.
-Katherine…-Su voz sonó sorprendida- No puedo creer que pienses…
-¿Es su última palabra?- Lo interrumpí.
-¿Cómo?
-Diga lo que diga ese matrimonio se llevará a cabo, ¿cierto?
-Así es- Afirmó.
-Entonces- Me levanté de la silla- No tengo nada más que añadir.
-Katherine…-Fue mi madre la que me llamó.
-Me retiro a mi habitación- Tras decir esto salí de la sala a toda prisa para que no pudieran ver las lágrimas que estaban comenzando a fluir.
-Alteza…Lo lamento mucho- Dijo Evelyn por décima vez.
Desde que había llegado a mi habitación no había parado de llorar y Evelyn había estado a mi lado tratando de consolarme.
-Sé que esto debe ser duro para usted, pero tiene que comprender que su padre lo ha hecho por un bien.
-Ya no me quedan fuerzas para discutir con él, Evelyn- Dije sollozando- Lo intenté, lo he intentado con todas mis fuerzas, pero él no cambiará de opinión nunca. Para él es más importante su posición y nombre que la felicidad de su hija.
-No sea así, señorita- La voz de Evelyn sonaba triste.
-Pero no importa- Me sequé las lágrimas- No importa lo mucho que llore o lo lamente. La decisión ha sido tomada y nada lo hará cambiar de opinión.
-He oído que el rey de Corea es un hombre con muchos bienes, alteza. No carecerá de nada.
Eso que dijo que pilló por sorpresa.
-¿Cómo has dicho?
Evelyn me miró sorprendida.
-¿Disculpe?
-¿Has dicho: El rey de Corea?
Evelyn se tapó la boca al darse cuenta de que había hablado más de la cuenta.
-Lo siento mucho, alteza- Comenzó a disculparse- No debería haber dicho…
-¿Cómo sabes que es el rey de Corea con el que me casaré?- La interrumpí- Mis padres no me han dicho quién es mi futuro esposo.
Evelyn miró hacia otro lado nerviosa. Sin duda ella sabía más que yo.
-Señorita, lo lamento mucho, no lo oí intencionadamente- Se disculpó al borde del llanto.
-Tranquila- La calmé- Sólo quiero que me digas qué es lo que sabes.
Evelyn suspiró nerviosa.
-Verá…-Empezó a decir- Cuando estaba preparando el té para usted hace dos días, pasé por la sala de invitados y oí una conversación entre su padre y el rey de Corea.
-¿El rey estuvo aquí?
-Así es, alteza- Corroboró- Oí cómo acordaban los acuerdos del matrimonio entre usted y el rey.
Me quedé sin habla. Así que ese era mi destino…Casarme con el rey de Corea. No pude evitar que la imagen de Kim Seung Young viniera a mi mente al pensar en el rey. Qué ironía, hacía apenas un año que habíamos hablado de la llegada del rey durante un tiempo en nuestras tierras y ahora…Estaba comprometida con él.
-Anímese, alteza- Intentó animarme Evelyn- Ya verá como todo sale bien.
-¿De verdad lo crees? Porque yo no…
-Alteza, alteza- Evelyn me despertó insistentemente.
-¿Qué…?- ¿Qué hora era?
-Tiene que arreglarse de prisa- El rostro de Evelyn mostraba una expresión de preocupación.
-¿Qué ocurre, Evelyn?
-La están buscando- Fue todo lo que dijo.
Cuando bajé las escaleras con Evelyn no sabía lo que me iba a encontrar, pero sin duda lo que vi ante mí era lo último que me hubiera imaginado.
-¿Qué…?-Fue lo único que fui capaz de decir.
Ante mí se encontraban mis padres y un grupo de soldados que sin duda no eran occidentales, eran coreanos. Los conté, eran diez soldados los que estaban en la entrada de palacio y mis padres me estaban observando con una expresión indescifrable en el rostro.
-Katherine, hija- Empezó a decir mi padre- Estos son algunos de los soldados del ejército del rey de Corea, Goo Joo Won.
Lo miré sin saber qué decir, ¿de qué iba todo eso?
-Te escoltarán hasta el palacio del rey- Dijo.
-¿Cómo?- Abrí los ojos como platos, ¿de qué estaba hablando?
-El rey quiere llevarte a su palacio para conocerte y cortejarte- Dijo mi madre.
-Esto debe ser una broma…-Dije sin poder creérmelo.
Miré a Evelyn que tenía la cabeza gacha, lo que me hizo imposible saber si estaba llorando, aunque juraría que así era.
-No es ninguna broma, hija- Mi padre sonaba impasible- Ya te dije que debes casarte con él.
-¿Y qué?- Notaba cómo me fallaban las piernas, ¿qué podía hacer ante una situación así?- ¿Por eso me manda llamar como si fuera un perro?
-¡Katherine!- Me regañó mi madre.
-¡No pienso ir!- Grité.
Los soldados me miraron sorprendidos, obviamente esa no era la reacción propia de una princesa.
-No hay nada más que hablar, Katherine, irás y punto- Cortó mi padre tajante antes de dirigirse a los soldados- ¿Dónde está vuestro general?
-Está preparando todas las cosas para nuestra partida, majestad- Contestó uno de los soldados que supuse que sería el sub-general.
-Estoy aquí, majestad- Fue una voz nueva la que habló desde la puerta.
Los soldados se hicieron a un lado dejando el camino libre al hombre que debía ser el general. Cuando éste se abrió paso y se colocó delante de ellos quedando justo frente a mi padre, me quedé de piedra. No podía ser verdad…
1 año después…
Katherine POV
Me dirigía hacia el salón principal de palacio. Según me había informado Evelyn, mis padres se habían reunido con alguien muy importante y poderoso y necesitaban hablar conmigo.
Mientras iba pasando por los pasillos de palacio recordaba cómo había sido mi vida este último año. Todo había cambiado bastante y a la vez había seguido igual. El reino seguía igual que siempre y de vez en cuando oía a escondidas a mi padre hablar sobre futuros planes de matrimonio, pero nunca me había dicho nada, por lo que siempre supuse que esas propuestas no habían llegado a buen puerto bien porque mi padre no veía que pudiera beneficiarle de la manera que él quería, o bien porque la otra parte no estaba dispuesta a unir su reino con el nuestro. Por mi parte, yo había cambiado bastante. Seguía teniendo mis ideas fijas pero ahora que había visto cómo era el mundo en realidad, ahora que sabía lo que había en las calles…Cuando quise darme cuenta me había llevado la mano inconscientemente al brazo donde tenía la cicatriz que me habían dejado las astillas aquel día. De vez en cuando pensaba en Seung Young, ¿le iría todo bien? ¿Qué habría sido de él? Mis preguntas nunca obtenían respuesta y dudaba que alguna vez la obtuvieran. Ahora ya tenía diecinueve años y parecía que todo el mundo esperaba más de mí de lo que yo estaba dispuesta a dar, no sé si mi conducta era infantil o no, pero no estaba dispuesta a dejar que mi padre hiciera lo que quisiera con mi vida.
Cuando llegué a la gran puerta que comunicaba el pasillo con el salón principal llamé dos veces y luego entré.
-Katherine, hija, siéntate- Me dijo mi padre cuando entré.
Me senté en la silla que había frente a él y mi madre y esperé pacientemente que ellos hablaran. Desde que volví hacía ya un año jamás habían vuelto a mencionar el incidente que sucedió en la fiesta de compromiso que se organizó, y mucho menos a Seung Young.
-¿Quería verme, padre?- Pregunté al cabo de un momento de silencio.
-Así es- Contestó- Tenemos que anunciarte algo muy importante y necesitamos que estés relajada.
El mero hecho de que dijera que debía estar relajada hizo que me pusiera más en tensión.
-¿Relajada?- Mi voz tembló.
-Sabemos que odias tocar el tema del matrimonio, hija- Fue mi madre la que habló esta vez- Pero es indispensable que tu matrimonio llegue.
-¿Qué queréis decir?- Pero yo sabía muy bien lo que querían decir.
-Te hemos encontrado un buen marido, Katherine- Anunció mi padre.
Hubo un momento de silencio en el que nadie dijo nada. Había esperado que ese momento llegara, pero no sin antes organizar una fiesta o una pedida de mano como el año anterior. Jamás hubiera imaginado que mi padre acordara un matrimonio sin más. Apreté con fuerza los puños que descansaban sobre mi regazo y respiré hondo.
-¿Un marido?- Fue todo lo que fui capaz de preguntar.
-Créeme, me ha costado mucho encontrar alguien digno de ti.
-¿Digno de mí?- No pude evitar soltarlo- ¿O digno de unir territorios con usted?
Mi padre me miró como si acabara de abofetearlo.
-Katherine…-Su voz sonó sorprendida- No puedo creer que pienses…
-¿Es su última palabra?- Lo interrumpí.
-¿Cómo?
-Diga lo que diga ese matrimonio se llevará a cabo, ¿cierto?
-Así es- Afirmó.
-Entonces- Me levanté de la silla- No tengo nada más que añadir.
-Katherine…-Fue mi madre la que me llamó.
-Me retiro a mi habitación- Tras decir esto salí de la sala a toda prisa para que no pudieran ver las lágrimas que estaban comenzando a fluir.
-Alteza…Lo lamento mucho- Dijo Evelyn por décima vez.
Desde que había llegado a mi habitación no había parado de llorar y Evelyn había estado a mi lado tratando de consolarme.
-Sé que esto debe ser duro para usted, pero tiene que comprender que su padre lo ha hecho por un bien.
-Ya no me quedan fuerzas para discutir con él, Evelyn- Dije sollozando- Lo intenté, lo he intentado con todas mis fuerzas, pero él no cambiará de opinión nunca. Para él es más importante su posición y nombre que la felicidad de su hija.
-No sea así, señorita- La voz de Evelyn sonaba triste.
-Pero no importa- Me sequé las lágrimas- No importa lo mucho que llore o lo lamente. La decisión ha sido tomada y nada lo hará cambiar de opinión.
-He oído que el rey de Corea es un hombre con muchos bienes, alteza. No carecerá de nada.
Eso que dijo que pilló por sorpresa.
-¿Cómo has dicho?
Evelyn me miró sorprendida.
-¿Disculpe?
-¿Has dicho: El rey de Corea?
Evelyn se tapó la boca al darse cuenta de que había hablado más de la cuenta.
-Lo siento mucho, alteza- Comenzó a disculparse- No debería haber dicho…
-¿Cómo sabes que es el rey de Corea con el que me casaré?- La interrumpí- Mis padres no me han dicho quién es mi futuro esposo.
Evelyn miró hacia otro lado nerviosa. Sin duda ella sabía más que yo.
-Señorita, lo lamento mucho, no lo oí intencionadamente- Se disculpó al borde del llanto.
-Tranquila- La calmé- Sólo quiero que me digas qué es lo que sabes.
Evelyn suspiró nerviosa.
-Verá…-Empezó a decir- Cuando estaba preparando el té para usted hace dos días, pasé por la sala de invitados y oí una conversación entre su padre y el rey de Corea.
-¿El rey estuvo aquí?
-Así es, alteza- Corroboró- Oí cómo acordaban los acuerdos del matrimonio entre usted y el rey.
Me quedé sin habla. Así que ese era mi destino…Casarme con el rey de Corea. No pude evitar que la imagen de Kim Seung Young viniera a mi mente al pensar en el rey. Qué ironía, hacía apenas un año que habíamos hablado de la llegada del rey durante un tiempo en nuestras tierras y ahora…Estaba comprometida con él.
-Anímese, alteza- Intentó animarme Evelyn- Ya verá como todo sale bien.
-¿De verdad lo crees? Porque yo no…
-Alteza, alteza- Evelyn me despertó insistentemente.
-¿Qué…?- ¿Qué hora era?
-Tiene que arreglarse de prisa- El rostro de Evelyn mostraba una expresión de preocupación.
-¿Qué ocurre, Evelyn?
-La están buscando- Fue todo lo que dijo.
Cuando bajé las escaleras con Evelyn no sabía lo que me iba a encontrar, pero sin duda lo que vi ante mí era lo último que me hubiera imaginado.
-¿Qué…?-Fue lo único que fui capaz de decir.
Ante mí se encontraban mis padres y un grupo de soldados que sin duda no eran occidentales, eran coreanos. Los conté, eran diez soldados los que estaban en la entrada de palacio y mis padres me estaban observando con una expresión indescifrable en el rostro.
-Katherine, hija- Empezó a decir mi padre- Estos son algunos de los soldados del ejército del rey de Corea, Goo Joo Won.
Lo miré sin saber qué decir, ¿de qué iba todo eso?
-Te escoltarán hasta el palacio del rey- Dijo.
-¿Cómo?- Abrí los ojos como platos, ¿de qué estaba hablando?
-El rey quiere llevarte a su palacio para conocerte y cortejarte- Dijo mi madre.
-Esto debe ser una broma…-Dije sin poder creérmelo.
Miré a Evelyn que tenía la cabeza gacha, lo que me hizo imposible saber si estaba llorando, aunque juraría que así era.
-No es ninguna broma, hija- Mi padre sonaba impasible- Ya te dije que debes casarte con él.
-¿Y qué?- Notaba cómo me fallaban las piernas, ¿qué podía hacer ante una situación así?- ¿Por eso me manda llamar como si fuera un perro?
-¡Katherine!- Me regañó mi madre.
-¡No pienso ir!- Grité.
Los soldados me miraron sorprendidos, obviamente esa no era la reacción propia de una princesa.
-No hay nada más que hablar, Katherine, irás y punto- Cortó mi padre tajante antes de dirigirse a los soldados- ¿Dónde está vuestro general?
-Está preparando todas las cosas para nuestra partida, majestad- Contestó uno de los soldados que supuse que sería el sub-general.
-Estoy aquí, majestad- Fue una voz nueva la que habló desde la puerta.
Los soldados se hicieron a un lado dejando el camino libre al hombre que debía ser el general. Cuando éste se abrió paso y se colocó delante de ellos quedando justo frente a mi padre, me quedé de piedra. No podía ser verdad…