Capítulo 6
Selena
Llevábamos bastante rato en el coche. Alex iba enfadado, la verdad es que no sabía por qué, sólo hablaba para explicarle a Steve la situación en la que estábamos y luego volvía a quedarse en silencio. Algunas veces decían nombres de personas que no conocía, quise preguntarles quiénes eran pero supuse que aunque me lo dijeran seguiría sin saber quiénes eran.
-¿Es cierto Selena?- Me preguntó Steve mirándome por el espejo retrovisor.
-¿Qué?- No había estado atenta a lo que hablaban él y Alex
Alex se giró y me miró.
-Que conocías a Adrian de antes, a ver si espabilas- Le dediqué una mirada furiosa y él se giró.
-Eh…sí- Dije dirigiéndome más a Steve que a Alex- Lo conozco desde hace una semana más o menos, llegó nuevo al instituto y se hizo amigo de Clary y de mí- Me encogí de hombros- Parecía un buen chico, luego dijo que iba a hacer una fiesta para celebrar el fin de curso y nos invitó pero cuando llegué…-Dejé la frase en el aire.
-Entiendo- Pude ver por el retrovisor cómo Steve miraba a la carretera concentrado aunque no sabía en qué, si en la carretera o en lo que le había contado- Alex, ¿viste a alguien más fuera?
-No, no había más cabrones alrededor.
-¿Cómo sabías que estaba allí?- Le pregunté a Alex.
-Un buen espía no revela sus fuentes- No se giró pero por el tono de voz noté que estaba sonriendo.
-¿Por qué querías salvarme?
Alex se giró cómo si le hubiera abofeteado.
-Yo no quería salvarte- Dijo entrecerrando los ojos, luego señaló con el dedo a Steve- Él me envió a salvarte.
-¿Tú? ¿Por qué?- Steve suspiró.
-Es una larga historia- Se hizo un silencio incómodo.
-¿Por qué no me la cuentas? Entiendo que Alex no me la quiera contar pero ¿por qué tú tampoco?
-Sí te la quiero contar, pero no creo que este sea el momento más adecuado- Noté cómo me rechinaban los dientes.
-¿Entonces cuándo?- Dije entre dientes, estaba harta de esperar y esperar. Nadie contestó.
Me hundí en el asiento del coche y me puse la mano en el cuello, llevaba puesto el collar que me había dado Emma, lo abrí y observé la foto en silencio.
<< Si supieras todo lo que está pasando mamá…>>
-¿Qué haces?- Alex se había vuelto a girar y me miraba.
-No te importa- Dije cerrando en collar y mirándole con los ojos entrecerrados.
-Sí me importa, ¿quién nos asegura de que no llevas una pistola escondida y nos vas a matar?
-¿Qué?- Estaba atónita.
-No le hagas caso- Intervino Steve- Cuando le dicen algo a lo que no sabe cómo responder dice cosas sin sentido- Alex resopló y se giró.
-¿Cuánto queda?- Preguntó Alex tras un rato en silencio.
-Poco.
-Mentira- Acusó.
-Piensa lo que quieras.
Rodé los ojos y miré por la ventanilla, ¿dónde estaría Clary? ¿Estaría bien? Y mi tía Emma…no tardaría mucho en darse cuenta de que no estaba en mi casa…ni siquiera sabía dónde estaba.
-Ya hemos llegado- Steve detuvo el coche.
Miré hacia fuera, nos habíamos detenido en una especie de campo donde había una pequeña casa, ¿ahí vivían? Era una casita que probablemente hacía años habría sido muy bonita pero que ahora parecía una casa abandonada. Era de un color entre el beige y el blanco, con manchas por la fachada y desconchones. Tenía una ventana que era lo único desde fuera que parecía en mejor estado y la puerta…bueno, era una pequeña puerta de madera que parecía que estaba bastante bien cerrada. Me pregunté quién habría vivido allí antes.
-¿Te vas a quedar ahí pasmada?- Era Alex que me miraba desde la puerta junto a Steve, me había quedado al lado del coche observando la casa.
Comencé a andar hasta alcanzarlos. Steve sacó una llave y abrió la puerta, me impresionó que la puerta se abriera con una llave, dado que era tan condenadamente antigua. Steve entró el primero, detrás le seguí yo y Alex entró el último cerrando la puerta tras de sí. Por dentro la casa no era para nada igual que por fuera, parecía que hubiéramos entrado en otra casa totalmente diferente. A la izquierda había una pequeña salita con un sofá y dos sillas y una mesa circular en el centro. A la izquierda pude ver un tabique que separaba la salita de lo que parecía ser una cocina. Delante de nosotros había unas escaleras que conducían a un segundo piso, desde fuera nunca habría pensado que la casa tenía dos pisos.
Alex se quitó la cazadora de cuero y la dejó en el sofá mientras se desplomaba en él. Steve, por el contrario se dirigió a la cocina y yo me quedé allí sin saber qué hacer.
-¿Te vas a quedar de pie ahí todo el día?- Inquirió Alex desde el sofá.
-¿Quieres dejar de hacerme preguntas estúpidas?- Me senté en la silla que había frente al sofá al otro lado de la mesa.
-¿No te has parado a pensar que las preguntas estúpidas sólo se le hacen a una clase de persona?- Encarnó las cejas burlón.
-¿Y tú no te has parado a pensar que sólo una clase de persona hace preguntas estúpidas?- Contraataqué.
Alex sonrió divertido, le gustaba sacarme de quicio.
-Que haya paz- Steve entró en ese momento en la salita con tres vasos y unas bebidas.
-Ya era hora- Alex cogió un vaso y una Coca-Cola que había puesto Steve en la mesa y la echó en el vaso.
-¿Estamos ya en un lugar seguro?- Le pregunté a Steve.
-Sí- Sonrió mientras le daba un sorbo a su cerveza- Supongo que sí.
-¿Me vais a contar ya de qué va todo esto?
Steve me acercó el vaso restante y una Coca-Cola, dudé un momento pero finalmente abrí la lata y la vertí en el vaso.
-¿Por dónde empiezo?- Preguntó Steve más para sí que para Alex o para mí mirando a su vaso.
-¿Qué tal por el principio? Normalmente la gente empieza por ahí- Dijo Alex sarcástico.
-Verás…-Levantó la vista hacia mí- ¿Qué recuerdas de tus padres?
-¿De…mis padres?- ¿Qué tenían que ver mis padres en todo eso? Steve asintió- Pues…no mucho, la verdad. Sólo que murieron cuando yo tenía seis años en un accidente de coche, desde entonces me crié con mi tía Emma.
Steve se quedó un momento en silencio, como pensando en lo siguiente que iba a decir.
-¿Cuántos años tienes?- Preguntó al fin.
-¿Qué cuántos años tengo?- ¿Estaba de broma?
Steve asintió muy serio.
-16, ¿por qué?
Steve se levantó del sofá y se acercó a una mesita que había al lado de la puerta, antes no había reparado en ella. Abrió un cajón y sacó algo, luego se sentó de nuevo y me tendió lo que llevaba en la mano, lo cogí. Era una foto.
-¿Los conoces?
Pero yo no respondí, me quedé mirando la foto, estaba desgastada por el paso del tiempo. En ella se podían ver nueve personas. De pie, detrás, había una mujer y un hombre que no reconocí, delante de ellos había un niño de unos ocho o nueve años, junto a la pareja había un hombre y una mujer con una niña pequeña delante de ellos a la cual sostenían por los hombros, la niña no debía tener más de siete años, pero fue la siguiente pareja que había al lado del hombre la que me llamó la atención…eran…mis padres, había dos niñas delante de ellos, una de unos nueve o diez años y otra más pequeña…era yo, debía de tener como mucho cinco años en esa foto.
-¿Selena?- Me llamó Steve.
-Son…mis padres…y yo- Dije levantando la cabeza y mirándoles. Steve me miraba con tristeza y el rostro de Alex era indescifrable.
-Eliane y Jaden- Sonrió vagamente- ¿Estás seguras de que no conoces a nadie más?
Volví la vista la fotografía y me concentré, entonces me quedé mirando al hombre que había junto a mis padres, habían pasado unos cuantos años pero todavía era reconocible.
-¿Tú?- Miré a Steve, éste sonrió y asintió.
-Y…-Me indicó con la cabeza que mirara de nuevo.
Miré de nuevo, pero no me resultaba familiar nadie más, hasta que esa sonrisa captó toda mi atención, aunque hubieran pasado más de diez años la sonrisa de ese niño seguía siendo deslumbrante.
-Eres tú- Afirmé mirando a Alex, éste sonrió.
-Vaya…supongo que soy inolvidable ¿Eh?
-No lo entiendo- Dije mirando a Steve- ¿Qué significa esta foto? ¿Conocíais a mis padres?
Steve suspiró.
-Sí, los conocía, éramos muy buenos amigos- Me quitó la foto de las manos y señaló a la niña que estaba junto a mí cogida de la mano, se parecía mucho a mí, la forma de la cara, los ojos…
-¿Quién es?- Nadie respondió, Alex miró a Steve y éste guardó la foto.
-Supongo que no sabes por qué te están buscando ni por qué han secuestrado a tu amiga ¿verdad?- Negué con la cabeza- ¿Qué pensaste cuando viste a Alex?- Dijo señalándolo.
Le miré, sonreía socarrón esperando mi respuesta.
-Que estaba chiflado.
Steve rió por lo bajo y Alex puso los ojos en blanco.
-Era un adolescente armado que entró disparando en una casa, ¿qué iba a pensar?
-Entonces tengo que decirte que tu madre y yo también éramos unos chiflados.
Abrí los ojos como platos.
-¿Qué?
-Alex no está chiflado, al menos no en ese sentido- El aludido rodó los ojos- ¿Crees en los seres sobrenaturales?- Me preguntó bajando la voz tras unos segundos de silencio.
-¿Seres sobrenaturales?- Inquirí- ¿Te refieres a hombres lobo y vampiros?
-Me refiero a todo lo sobrenatural, desde hombres lobo hasta zombis.
-¿Zombis?- ¿Estaba de guasa?- Esto es una broma ¿verdad?- Pero ninguno rió- Esas cosas no existen, sólo son un invento de Hollywood.
Alex soltó una risa entre dientes.
-Entonces será difícil convencerte de lo contrarío- Steve parecía desorientado- No pensé que serías tan escéptica.
-¿Escéptica?- Abrí más los ojos- ¿Es que vosotros creéis?
-Yo sólo creo en lo que veo- Contestó Alex.
-Y me vas a decir que tú has visto zombis- Éste se encogió de hombros.
Los miré sorprendida, estaban locos, no había otra explicación. Me levanté de la silla y ellos hicieron lo mismo, me fui andando hacia atrás muy despacio para alejarme de ellos.
-Estáis locos.
-Selena…-Empezó a decir Steve.
-¡Estáis locos!- Pasé la mirada de Alex a Steve y luego viceversa- Antes creía que él estaba loco- Señalé a Alex- Ahora sé que los dos lo estáis.
-Sé que ahora mismo no vas a…-Interrumpí a Steve.
-Ahora mismo nada- Alcé el tono de la voz- Han secuestrado a mi amiga y en vez de ir a la policía para que se encarguen del secuestro estoy aquí con dos locos que tienen una foto de mis padre de no-sé-cuando, haciéndome creer que los vampiros y los zombis existen.
-No sólo los vampiros y los zombis- Aclaró Alex, Steve le dirigió una mirada que no supe identificar- ¿Qué?- Alex se encogió de hombros. Seguí andando y noté el pomo de la puerta detrás de mí.
-No sé cómo habéis conseguido una foto mía y de mis padres, ni siquiera me importa- Cogí el pomo de la puerta y empecé a girarlo suavemente.
-Las cosas no son como tú crees- Comentó Steve.
Pero en ese momento yo ya había abierto la puerta y corría hacía el exterior, me dolían los pies con los tacones al presionar la hierba y las piedras. No oía pasos detrás de mí, lo que me extrañó aún más. ¿De verdad iban a dejar que me fuera así sin más? ¿Qué clase de secuestradores eran? Entonces me paré de pronto, Alex se encontraba delante de mí impidiéndome el paso.
-¿Có…cómo has…?- No me dejó acabar, me cogió del brazo y prácticamente me arrastró de nuevo a la casa haciendo caso omiso a mis esfuerzos por soltarme.
-¡Estoy harto de tener que seguirla!- Exclamó cuando entramos en la casa mientras me soltaba de forma brusca- ¡Es la segunda vez que la persigo en menos de doce horas!
-Pues ahora no parecía que tuvieras que correr mucho para alcanzarme.
Me dedicó una mirada furiosa, que se transformó en menos de un segundo en una mirada divertida.
-Años y años de práctica, niña- ¿Niña? ¿Me había llamado niña?
-¿Niña?- Dije a punto de estallar- ¡¿Niña?!
Steve se presionó el tabique de la nariz con la mano y cerró los ojos.
-Es lo que eres- Hizo una mueca- Aunque te vistas y te arregles para parecer mayor sigues siendo una niñata.
Noté cómo el calor subía hasta mis mejillas, Alex se dio la vuelta para irse escaleras arriba cuando, de pronto, me tiré encima de él derribándolo y golpeándole.
- ¡¿Pero qué te pasa?!- Dijo intentando cogerme las manos.
-¡¿Qué te pasa a ti?! ¡¿Es que crees que puedes insultarme como te venga en gana?!- Noté unos brazos que me cogían y me levantaban de encima de Alex. Era Steve.
-¡No te insulto! ¡Te digo la verdad!- Alex se levantó y se estiró la camiseta.
-¡Nadie te ha pedido tu opinión respecto a mí! ¡Y te repito que no estaría aquí de no ser por ti!
-¡Es cierto! ¡Estarías en el otro barrio!
-Eh, eh, eh, eh- Intervino Steve- Ya está bien- Hubo unos segundos de silencio- Parece que tiene bastante carácter- Dijo sonriendo mirando a Alex.
-¡Te lo juro Steve! ¡O se está quietecita y controla ese carácter o la mato!- Me dedicó una mirada furiosa y desapareció por las escaleras. Steve me soltó.
-Tienes que empezar a aprender cómo lidiar con Alex…
-¿Qué tengo que empezar a qué?- Estaba atónita- ¿Es que se cree que puede llamarme niñata y quedarse tan tranquilo?
-Alex es así, nunca miente.
-¿Estás diciendo que soy una niñata?
Steve rió.
-No, no me refería eso- Respiró hondo- Me refiero a que nunca le preguntes algo a Alex si no estás segura de que quieres oír la respuesta, lo que más odia Alex es que alguien mienta, por eso él no lo hace.
-Pues acaba de hacerlo, no soy una niñata.
-Ahora no ha dicho ninguna verdad, simplemente ha dado su opinión.
-Si yo diera mi opinión de él…-Cerré los ojos e inhalé para controlarme.
-Selena, sé que piensas que estamos locos…-Hizo una mueca- Quizás Alex lo esté pero ya no te pido que confíes en él, sino que confíes en mí- Me miró con la cara con la que me miraba Emma cuando era pequeña y no me quería comer la verdura, me miraba de esa manera y me prometía que si me las comía me dejaría comer chocolate después, y siempre lo hizo…
Me quedé callada un momento que me pareció eterno, había una lucha en mi interior, la Selena sensata me decía que escapara de allí lo más pronto que pudiera y que llamara a la policía, pero la otra Selena quería quedarse allí a escuchar lo que Steve tenía que contarle aunque fuera una locura. A lo mejor podía hacer un libro de fantasía sobre lo que me contara.
-Está bien- Dije finalmente- Cuéntame lo que pasa.
-No me interrumpas hasta que no acabe ¿de acuerdo?- Yo asentí- Y…por favor- Me miró con ojos cansados- Intenta comprender, atar cabos- Asentí aunque no sabía muy bien a lo que se refería- Bien…-Se aclaró la garganta- Yo conocía a tu madre desde que teníamos tu edad, nuestros padres también se conocían y nos hicimos muy amigos. Éramos inseparables, ella me contaba todo lo que le pasaba y yo hacía lo mismo, éramos como hermanos.
<<Nuestros padres y nosotros nos dedicábamos a algo un tanto raro, éramos cazadores, buscábamos vampiros, hombres lobo, zombis, espíritus…algo a lo que matar. Eliane era una de las mejores cazadoras que he conocido en mi vida, podía encargarse ella sola de una manada de hombres lobo y salir ilesa, a veces me impresionaba verla luchar. Un día yo conocí a Sandy, otra cazadora…me enamoré. Éramos muy jóvenes, yo tenía 25 años y ella 23, nos casamos, pero no perdí el contacto con tu madre. Logan era mi hermano, también era cazador, pero no mantenía mucho contacto conmigo, entonces un día me llamó para avisarme de que se iba a casar con una muchacha que había conocido hacía dos años, se llamaba Mary, no estaba relacionada con este mundo y no le gustaba, así que mi hermano abandonó lo que siempre había hecho por estar con ella, renunció a su vida por amor. Apenas unos meses más tarde tuvieron un hijo, quisieron mantenerlo alejado de todo este mundo pero no pudieron…era un chico muy listo y siempre estaba haciendo preguntas, por lo que tuvieron que contarle la verdad. Cuando apenas tenía diez años, un vampiro mató a Mary, Logan llegó un día con su hijo de la mano y me lo dejó a mí, él iba a ir a buscar al vampiro que mató a Mary e iba a vengarse…nunca regresó. Supongo que ya sabes que el chico del que hablo es Alex. Alex y yo nunca habíamos pasado más de dos días juntos porque yo siempre estaba viajando y sólo iba a visitar a mi hermano y a su familia una vez cada x tiempo, por eso cuando Alex se quedó conmigo y con mi familia y pasé más tiempo con él me sorprendió ver la seguridad y confianza que tenía en sí mismo. Tenía el cuerpo de un chico de doce años pero apenas tenía diez, empezó a entrenar y a viajar conmigo, al principio le dejaba encerrado en algún motel al que íbamos mientras Lucy yo nos encargábamos de nuestro trabajo, pero hubo un momento en que no pude retenerlo más. Lo recuerdo como si fuera ayer, apenas tenía doce años cuando me dijo “Steve, quiero encontrar a esa cosa que mató a mi madre y matarla con mis propias manos”, por supuesto que a cualquiera le hubiera impresionado una frase así en un niño pero a mí no me impresionó, conocía a Alex muy bien y sabía que hablaba en serio. Es el cazador más joven que conozco que pelea como él, tiene la misma capacidad que un cazador con años y años de experiencia. Tengo que contarte esto para contar el resto de la historia. Por otro lado, tu madre, se casó poco después que yo, no me contó cómo había conocido a su marido ni nada, sólo me dijo que se llamaba Jaden. Cuando nos presentó me di cuenta de que Eliane estaba embarazada, estaba a punto de dar a luz a una niña a la que le puso de nombre Layla. Jaden era un buen tipo y pronto nos hicimos amigos. Todo esto ocurrió casi a la vez que Logan se casó con Mary. Yo pasaba mucho tiempo con tu madre, con Jaden y con Layla. Pero cuando mi hermano tuvo un hijo fui a verlo y perdí el contacto con tu madre. Cuando volví a hablar con ella fue un día que Logan, Mary y tus padres decidieron quedar para volver a verse ya que hacía mucho tiempo que no se veían. Alex tenía nueve años, fue un año antes de que su madre muriera. Cuando todos nos reunimos nos quedamos sorprendidos al ver a Eliane y a Jaden con otra niña aparte de Layla que por aquel entonces ya tenía ocho años, la otra niña era más pequeña, tenía cinco años, eras tú. Ese fue el día en el que nos hicimos todos juntos la foto, nadie sabía lo que iba a pasar después pero visto ahora parece como si la foto fuera el último recuerdo de todos juntos. Un año más tarde murió la madre de Alex y…también murieron tus padres. Es cierto que murieron en un accidente de tráfico pero no exactamente fue como te contó tu tía Emma. Tus padres se habían enterado de lo que le había sucedido a Mary y fueron corriendo en busca de Logan para que no hiciera ninguna locura, yo no pude ir con ellos porque tenía una familia que mantener. Fueron con tu hermana, eso nunca lo logré entender, apenas tenía nueve años, no entendía por qué la llevaron con ellos. A ti te dejaron con Emma y ellos fueron en su busca pero…nunca llegaron. Murieron en el coche pero no fue por un descontrol del coche o porque se chocaran con otro, fue porque algo les atacó. Fue el peor momento de mi vida, había muerto mi cuñada, mi hermano había desaparecido y todo indicaba a que también estaba muerto y mi mejor amiga, su marido y su hija mayor también habían muerto. De pronto me encontré más solo que nunca aunque tuviera una familia. Me acordé de ti y quise ir a verte pero no tenía el valor suficiente, tú eras tan parecida a tu madre que tenía miedo de encontrarme contigo. Unos años más tarde Lucy enfermó, contrajo una enfermedad muy extraña para la que no había cura y…>>
La voz de Steve se quebró y agachó la cabeza. La mía me daba vueltas. No podía creer todo lo que me había contado, tenía demasiadas preguntas en la cabeza y ninguna quería salir, me sentía mareada. Estaba haciendo todo lo posible por pronunciar alguna palabra cuando Steve siguió hablando.
<< El resto de la historia es muy confuso. Me enteré de que había “seres” que te buscaban. No sabía por qué, realmente todavía no sé por qué. Estuve investigando y di con tu paradero, vivías con una amiga tuya en un piso en Los Ángeles. No podía aparecerme así por las buenas en tu casa y contarte toda esta historia así que me mantuve al margen. Quería vigilar que no te pasara nada aunque fuera en la distancia pero a la hora de la verdad no me vi capaz de seguirte, no porque me pareciera que estaba mal, simplemente porque no sabía si sería capaz, después de más de diez años, de verte de nuevo. Así que le pedí a Alex que te vigilara él, no le hizo ninguna gracia pero le convencí. Si nosotros te habíamos encontrado también lo harían ellos, sólo era cuestión de tiempo. Una semana más o menos más tarde de que empezáramos a vigilarte, Alex me comunicó que ahora tu amiga y tú ibais en compañía de un chico que no había visto antes. Ahí fue cuando me puse más alerta. Después no sé exactamente cómo sucedió lo demás. De pronto, anoche Alex me llamó y me dijo que estaba contigo en un bosque y me contó lo ocurrido. Cuando bajé del coche y te vi no me quedó ninguna duda de que eras tú, tenías los ojos de tu madre y la misma nariz. Lo demás ya lo conoces >>
Me sentía rara, sabía que la historia había acabado y que debería decir algo pero tenía la garganta atorada y no me salía ninguna frase coherente. Había tantas cosas que no entendía y que no quería o no podía creer.
-Todo lo que me has contado…-Tragué saliva para aclararme la voz- ¿Es verdad?- Steve levantó la cabeza y me miró, tenía los ojos vidriosos, entonces no me cupo la menor duda de que me había dicho la verdad- Pero… ¿Cómo…?
-¿Cómo es posible?- Terminó la frase por mí y se encogió de hombros- ¿Cómo es posible que existamos? ¿Cómo es posible que el cielo sea azul?- Comprendí lo que quería decir.
-Entonces…-Las siguientes palabras salieron a trompicones de mi boca- ¿Tengo una hermana?
-Tenías- Me corrigió con una expresión de dolor en su cara, ahora parecía mucho mayor que antes de que empezara a contar la historia.
-No…no entiendo, mi madre me habría dicho…mi tía me habría…
-No te hubiera contado nada, conocía muy bien a Eliane y jamás te habría contado nada de esto si eso significaba ponerte en peligro.
-Pero… ¿por qué me buscan? ¿Qué quieren de mí?
-No lo sé, de verdad que no lo sé- Giró la cabeza hacia el frente y miró a la nada- Pero pienso averiguarlo.
Hice la pregunta que más temía hacer.
-¿Por qué tienen a Clary?
-La tiene de rehén, no creo que le hagan daño.
-Pero Adrian me dejó una nota en mi casa, quería cambiarme por Clary pero no pude terminar de leer la carta porque Alex me la quitó y la rompió.
-No le culpo, quizá fue lo mejor que pudo hacer.
Puse los ojos en blanco.
-¿De verdad le estás dando la razón?
-Si hubieras terminado de leer la carta ¿habrías hecho exactamente todo lo que te pedía ese tal Adrian con tal de salvar a Clary?- Me miró a los ojos- Sé sincera.
-Sí- Contesté en un hilo de voz.
-Entonces sin duda Alex hizo lo correcto, todo hubiera sido una trampa.
-¿Qué son?
Steve me miró confundido.
Los seres esos que han secuestrado a Clary.
-No sé- Frunció el ceño como concentrándose por recordar algo.
-Y…Adrian ¿También es uno de ellos?
-No creo, Alex es muy bueno en esto y no notó nada raro en él, así que debe de ser humano.
-Entonces no entiendo…
-Yo tampoco, algo se nos ha escapado- Dijo en un susurro- Por favor- Dijo al cabo de unos segundos- Prométeme que no harás nada estúpido, si estás aquí es para protegerte, si vas sola por ahí sin saber distinguir humanos de otras cosas más peligrosas estarás en peligro.
-¿Me enseñaréis a distinguirlos?
-Lo intentaremos.
Yo asentí.
-No quiero sonar abusón pero, ¿sería mucho pedir que le dejaras un mensaje a Emma?
Lo miré extrañada.
-Dile que estás con Clary en algún viaje o que tenéis que ir a hacer algún tipo de viaje de instituto. No creo que vuelvas pronto.
Noté un nudo en el estómago, pero asentí.
Volvimos a la casa y Steve me indicó dónde estaba mi habitación. Era un cuarto pequeño pero suficiente para mí. Tenía una ventana y una cama al lado. A la izquierda de la habitación había una mesa con algunos papeles en blanco y un pequeño armario donde no había nada. Los muebles al igual que el resto de la casa por dentro, estaban en perfectas condiciones.
-El baño está al final del pasillo- Comentó Steve desde la puerta- Por si quieres darte un baño.
-Gracias- Dije con una sonrisa. Steve cerró la puerta y se marchó.
Me dejé caer en la cama y me quité los tacones, tenía ampollas en la planta de los pies. No quería pensar en toda la historia que me había contado Steve, sólo conseguía producirme dolores de cabeza. ¿Cómo era posible que todas esas películas de miedo que tanto me gustaba ver porque pensaba que era mentira fueran reales? ¿Cómo era posible que tuviera una hermana…muerta? Un nudo se me hizo en el estómago. Me imaginé a Alex con doce años diciendo que quería matar al vampiro que mató a su madre. Un escalofrío me recorrió el cuerpo, ¿cómo podía un niño tan pequeño pensar en matar? Aunque si yo hubiera crecido conociendo toda esa verdad seguramente no lo vería tan raro.
Me dirigí al baño y cogí una toalla de un armario y llené la bañera de agua caliente. Siempre que tenía un problema o estaba estresada me daba un largo baño de agua caliente. Noté cómo me ardían las plantas de los pies al entrar en contacto con el agua caliente. Cerré los ojos y me relajé –al menos lo intenté-. Cuando salí del baño me lié una toalla en la larga melena castaña y me puse la misma ropa que tenía antes puesta –ya que no tenía otra- pero no me puse los tacones sino que salí descalza y cogí los tacones con la mano. Iba mirando al suelo cuando vi unos pies delante de mí, levanté la cabeza y vi ese rostro siempre despreocupado.
Era Alex. Ahora que iba sin tacones me pareció bastante alto, un metro setenta y cinco más o menos. Su mirada pasó del fastidio al asombro, me miró con los ojos como platos y señaló los tacones.
-Va a ser verdad que esos chismes hacen magia- Puse cara de pocos amigos y sonrió ante mi expresión. Entonces sentí una punzada de arrepentimiento, puede que el Alex de ahora fuera un maleducado y un chulo pero el Alex de hacía diez años había perdido a sus padres.
-Steve me ha contado la historia- Él pareció sorprenderse ante mi comentario.
-¿Y aún sigues aquí?
-Le he creído…-Alex simplemente se quedó mirándome cómo si yo fuera una estatua que acababa de encontrarse en su camino y a la cuál observaba- Siento lo de tus padres…- No me dejó acabar.
-No te metas en mi vida- Me miró con una expresión que hizo que realmente lamentara haberme referido a su familia- No es asunto tuyo- Su voz sonaba furiosa pero contenida.
-Lo…lo siento…no…- No sabía qué decir- ¿Cuánto tiempo llevabas siguiéndome?- Esa pregunta hizo que su cara pasara de la rabia a la sorpresa y luego con la misma rapidez con la que había llegado la sorpresa a su cara se esfumó y dejó paso a una expresión divertida.
-¿Por qué?- Se apoyó contra la pared- ¿Te molesta saber que te he estado vigilando?
-Más o menos…me molesta saber que alguien ha estado espiando todo lo que hago.
-No te he espiado mientras te duchabas o te cambiabas de ropa si es lo que te preocupa- Noté cómo me sonrojaba- No es algo interesante- Dicho esto pasó por mi lado y se encerró en el baño dejándome una vez más atónita ante su comentario.
Selena
Llevábamos bastante rato en el coche. Alex iba enfadado, la verdad es que no sabía por qué, sólo hablaba para explicarle a Steve la situación en la que estábamos y luego volvía a quedarse en silencio. Algunas veces decían nombres de personas que no conocía, quise preguntarles quiénes eran pero supuse que aunque me lo dijeran seguiría sin saber quiénes eran.
-¿Es cierto Selena?- Me preguntó Steve mirándome por el espejo retrovisor.
-¿Qué?- No había estado atenta a lo que hablaban él y Alex
Alex se giró y me miró.
-Que conocías a Adrian de antes, a ver si espabilas- Le dediqué una mirada furiosa y él se giró.
-Eh…sí- Dije dirigiéndome más a Steve que a Alex- Lo conozco desde hace una semana más o menos, llegó nuevo al instituto y se hizo amigo de Clary y de mí- Me encogí de hombros- Parecía un buen chico, luego dijo que iba a hacer una fiesta para celebrar el fin de curso y nos invitó pero cuando llegué…-Dejé la frase en el aire.
-Entiendo- Pude ver por el retrovisor cómo Steve miraba a la carretera concentrado aunque no sabía en qué, si en la carretera o en lo que le había contado- Alex, ¿viste a alguien más fuera?
-No, no había más cabrones alrededor.
-¿Cómo sabías que estaba allí?- Le pregunté a Alex.
-Un buen espía no revela sus fuentes- No se giró pero por el tono de voz noté que estaba sonriendo.
-¿Por qué querías salvarme?
Alex se giró cómo si le hubiera abofeteado.
-Yo no quería salvarte- Dijo entrecerrando los ojos, luego señaló con el dedo a Steve- Él me envió a salvarte.
-¿Tú? ¿Por qué?- Steve suspiró.
-Es una larga historia- Se hizo un silencio incómodo.
-¿Por qué no me la cuentas? Entiendo que Alex no me la quiera contar pero ¿por qué tú tampoco?
-Sí te la quiero contar, pero no creo que este sea el momento más adecuado- Noté cómo me rechinaban los dientes.
-¿Entonces cuándo?- Dije entre dientes, estaba harta de esperar y esperar. Nadie contestó.
Me hundí en el asiento del coche y me puse la mano en el cuello, llevaba puesto el collar que me había dado Emma, lo abrí y observé la foto en silencio.
<< Si supieras todo lo que está pasando mamá…>>
-¿Qué haces?- Alex se había vuelto a girar y me miraba.
-No te importa- Dije cerrando en collar y mirándole con los ojos entrecerrados.
-Sí me importa, ¿quién nos asegura de que no llevas una pistola escondida y nos vas a matar?
-¿Qué?- Estaba atónita.
-No le hagas caso- Intervino Steve- Cuando le dicen algo a lo que no sabe cómo responder dice cosas sin sentido- Alex resopló y se giró.
-¿Cuánto queda?- Preguntó Alex tras un rato en silencio.
-Poco.
-Mentira- Acusó.
-Piensa lo que quieras.
Rodé los ojos y miré por la ventanilla, ¿dónde estaría Clary? ¿Estaría bien? Y mi tía Emma…no tardaría mucho en darse cuenta de que no estaba en mi casa…ni siquiera sabía dónde estaba.
-Ya hemos llegado- Steve detuvo el coche.
Miré hacia fuera, nos habíamos detenido en una especie de campo donde había una pequeña casa, ¿ahí vivían? Era una casita que probablemente hacía años habría sido muy bonita pero que ahora parecía una casa abandonada. Era de un color entre el beige y el blanco, con manchas por la fachada y desconchones. Tenía una ventana que era lo único desde fuera que parecía en mejor estado y la puerta…bueno, era una pequeña puerta de madera que parecía que estaba bastante bien cerrada. Me pregunté quién habría vivido allí antes.
-¿Te vas a quedar ahí pasmada?- Era Alex que me miraba desde la puerta junto a Steve, me había quedado al lado del coche observando la casa.
Comencé a andar hasta alcanzarlos. Steve sacó una llave y abrió la puerta, me impresionó que la puerta se abriera con una llave, dado que era tan condenadamente antigua. Steve entró el primero, detrás le seguí yo y Alex entró el último cerrando la puerta tras de sí. Por dentro la casa no era para nada igual que por fuera, parecía que hubiéramos entrado en otra casa totalmente diferente. A la izquierda había una pequeña salita con un sofá y dos sillas y una mesa circular en el centro. A la izquierda pude ver un tabique que separaba la salita de lo que parecía ser una cocina. Delante de nosotros había unas escaleras que conducían a un segundo piso, desde fuera nunca habría pensado que la casa tenía dos pisos.
Alex se quitó la cazadora de cuero y la dejó en el sofá mientras se desplomaba en él. Steve, por el contrario se dirigió a la cocina y yo me quedé allí sin saber qué hacer.
-¿Te vas a quedar de pie ahí todo el día?- Inquirió Alex desde el sofá.
-¿Quieres dejar de hacerme preguntas estúpidas?- Me senté en la silla que había frente al sofá al otro lado de la mesa.
-¿No te has parado a pensar que las preguntas estúpidas sólo se le hacen a una clase de persona?- Encarnó las cejas burlón.
-¿Y tú no te has parado a pensar que sólo una clase de persona hace preguntas estúpidas?- Contraataqué.
Alex sonrió divertido, le gustaba sacarme de quicio.
-Que haya paz- Steve entró en ese momento en la salita con tres vasos y unas bebidas.
-Ya era hora- Alex cogió un vaso y una Coca-Cola que había puesto Steve en la mesa y la echó en el vaso.
-¿Estamos ya en un lugar seguro?- Le pregunté a Steve.
-Sí- Sonrió mientras le daba un sorbo a su cerveza- Supongo que sí.
-¿Me vais a contar ya de qué va todo esto?
Steve me acercó el vaso restante y una Coca-Cola, dudé un momento pero finalmente abrí la lata y la vertí en el vaso.
-¿Por dónde empiezo?- Preguntó Steve más para sí que para Alex o para mí mirando a su vaso.
-¿Qué tal por el principio? Normalmente la gente empieza por ahí- Dijo Alex sarcástico.
-Verás…-Levantó la vista hacia mí- ¿Qué recuerdas de tus padres?
-¿De…mis padres?- ¿Qué tenían que ver mis padres en todo eso? Steve asintió- Pues…no mucho, la verdad. Sólo que murieron cuando yo tenía seis años en un accidente de coche, desde entonces me crié con mi tía Emma.
Steve se quedó un momento en silencio, como pensando en lo siguiente que iba a decir.
-¿Cuántos años tienes?- Preguntó al fin.
-¿Qué cuántos años tengo?- ¿Estaba de broma?
Steve asintió muy serio.
-16, ¿por qué?
Steve se levantó del sofá y se acercó a una mesita que había al lado de la puerta, antes no había reparado en ella. Abrió un cajón y sacó algo, luego se sentó de nuevo y me tendió lo que llevaba en la mano, lo cogí. Era una foto.
-¿Los conoces?
Pero yo no respondí, me quedé mirando la foto, estaba desgastada por el paso del tiempo. En ella se podían ver nueve personas. De pie, detrás, había una mujer y un hombre que no reconocí, delante de ellos había un niño de unos ocho o nueve años, junto a la pareja había un hombre y una mujer con una niña pequeña delante de ellos a la cual sostenían por los hombros, la niña no debía tener más de siete años, pero fue la siguiente pareja que había al lado del hombre la que me llamó la atención…eran…mis padres, había dos niñas delante de ellos, una de unos nueve o diez años y otra más pequeña…era yo, debía de tener como mucho cinco años en esa foto.
-¿Selena?- Me llamó Steve.
-Son…mis padres…y yo- Dije levantando la cabeza y mirándoles. Steve me miraba con tristeza y el rostro de Alex era indescifrable.
-Eliane y Jaden- Sonrió vagamente- ¿Estás seguras de que no conoces a nadie más?
Volví la vista la fotografía y me concentré, entonces me quedé mirando al hombre que había junto a mis padres, habían pasado unos cuantos años pero todavía era reconocible.
-¿Tú?- Miré a Steve, éste sonrió y asintió.
-Y…-Me indicó con la cabeza que mirara de nuevo.
Miré de nuevo, pero no me resultaba familiar nadie más, hasta que esa sonrisa captó toda mi atención, aunque hubieran pasado más de diez años la sonrisa de ese niño seguía siendo deslumbrante.
-Eres tú- Afirmé mirando a Alex, éste sonrió.
-Vaya…supongo que soy inolvidable ¿Eh?
-No lo entiendo- Dije mirando a Steve- ¿Qué significa esta foto? ¿Conocíais a mis padres?
Steve suspiró.
-Sí, los conocía, éramos muy buenos amigos- Me quitó la foto de las manos y señaló a la niña que estaba junto a mí cogida de la mano, se parecía mucho a mí, la forma de la cara, los ojos…
-¿Quién es?- Nadie respondió, Alex miró a Steve y éste guardó la foto.
-Supongo que no sabes por qué te están buscando ni por qué han secuestrado a tu amiga ¿verdad?- Negué con la cabeza- ¿Qué pensaste cuando viste a Alex?- Dijo señalándolo.
Le miré, sonreía socarrón esperando mi respuesta.
-Que estaba chiflado.
Steve rió por lo bajo y Alex puso los ojos en blanco.
-Era un adolescente armado que entró disparando en una casa, ¿qué iba a pensar?
-Entonces tengo que decirte que tu madre y yo también éramos unos chiflados.
Abrí los ojos como platos.
-¿Qué?
-Alex no está chiflado, al menos no en ese sentido- El aludido rodó los ojos- ¿Crees en los seres sobrenaturales?- Me preguntó bajando la voz tras unos segundos de silencio.
-¿Seres sobrenaturales?- Inquirí- ¿Te refieres a hombres lobo y vampiros?
-Me refiero a todo lo sobrenatural, desde hombres lobo hasta zombis.
-¿Zombis?- ¿Estaba de guasa?- Esto es una broma ¿verdad?- Pero ninguno rió- Esas cosas no existen, sólo son un invento de Hollywood.
Alex soltó una risa entre dientes.
-Entonces será difícil convencerte de lo contrarío- Steve parecía desorientado- No pensé que serías tan escéptica.
-¿Escéptica?- Abrí más los ojos- ¿Es que vosotros creéis?
-Yo sólo creo en lo que veo- Contestó Alex.
-Y me vas a decir que tú has visto zombis- Éste se encogió de hombros.
Los miré sorprendida, estaban locos, no había otra explicación. Me levanté de la silla y ellos hicieron lo mismo, me fui andando hacia atrás muy despacio para alejarme de ellos.
-Estáis locos.
-Selena…-Empezó a decir Steve.
-¡Estáis locos!- Pasé la mirada de Alex a Steve y luego viceversa- Antes creía que él estaba loco- Señalé a Alex- Ahora sé que los dos lo estáis.
-Sé que ahora mismo no vas a…-Interrumpí a Steve.
-Ahora mismo nada- Alcé el tono de la voz- Han secuestrado a mi amiga y en vez de ir a la policía para que se encarguen del secuestro estoy aquí con dos locos que tienen una foto de mis padre de no-sé-cuando, haciéndome creer que los vampiros y los zombis existen.
-No sólo los vampiros y los zombis- Aclaró Alex, Steve le dirigió una mirada que no supe identificar- ¿Qué?- Alex se encogió de hombros. Seguí andando y noté el pomo de la puerta detrás de mí.
-No sé cómo habéis conseguido una foto mía y de mis padres, ni siquiera me importa- Cogí el pomo de la puerta y empecé a girarlo suavemente.
-Las cosas no son como tú crees- Comentó Steve.
Pero en ese momento yo ya había abierto la puerta y corría hacía el exterior, me dolían los pies con los tacones al presionar la hierba y las piedras. No oía pasos detrás de mí, lo que me extrañó aún más. ¿De verdad iban a dejar que me fuera así sin más? ¿Qué clase de secuestradores eran? Entonces me paré de pronto, Alex se encontraba delante de mí impidiéndome el paso.
-¿Có…cómo has…?- No me dejó acabar, me cogió del brazo y prácticamente me arrastró de nuevo a la casa haciendo caso omiso a mis esfuerzos por soltarme.
-¡Estoy harto de tener que seguirla!- Exclamó cuando entramos en la casa mientras me soltaba de forma brusca- ¡Es la segunda vez que la persigo en menos de doce horas!
-Pues ahora no parecía que tuvieras que correr mucho para alcanzarme.
Me dedicó una mirada furiosa, que se transformó en menos de un segundo en una mirada divertida.
-Años y años de práctica, niña- ¿Niña? ¿Me había llamado niña?
-¿Niña?- Dije a punto de estallar- ¡¿Niña?!
Steve se presionó el tabique de la nariz con la mano y cerró los ojos.
-Es lo que eres- Hizo una mueca- Aunque te vistas y te arregles para parecer mayor sigues siendo una niñata.
Noté cómo el calor subía hasta mis mejillas, Alex se dio la vuelta para irse escaleras arriba cuando, de pronto, me tiré encima de él derribándolo y golpeándole.
- ¡¿Pero qué te pasa?!- Dijo intentando cogerme las manos.
-¡¿Qué te pasa a ti?! ¡¿Es que crees que puedes insultarme como te venga en gana?!- Noté unos brazos que me cogían y me levantaban de encima de Alex. Era Steve.
-¡No te insulto! ¡Te digo la verdad!- Alex se levantó y se estiró la camiseta.
-¡Nadie te ha pedido tu opinión respecto a mí! ¡Y te repito que no estaría aquí de no ser por ti!
-¡Es cierto! ¡Estarías en el otro barrio!
-Eh, eh, eh, eh- Intervino Steve- Ya está bien- Hubo unos segundos de silencio- Parece que tiene bastante carácter- Dijo sonriendo mirando a Alex.
-¡Te lo juro Steve! ¡O se está quietecita y controla ese carácter o la mato!- Me dedicó una mirada furiosa y desapareció por las escaleras. Steve me soltó.
-Tienes que empezar a aprender cómo lidiar con Alex…
-¿Qué tengo que empezar a qué?- Estaba atónita- ¿Es que se cree que puede llamarme niñata y quedarse tan tranquilo?
-Alex es así, nunca miente.
-¿Estás diciendo que soy una niñata?
Steve rió.
-No, no me refería eso- Respiró hondo- Me refiero a que nunca le preguntes algo a Alex si no estás segura de que quieres oír la respuesta, lo que más odia Alex es que alguien mienta, por eso él no lo hace.
-Pues acaba de hacerlo, no soy una niñata.
-Ahora no ha dicho ninguna verdad, simplemente ha dado su opinión.
-Si yo diera mi opinión de él…-Cerré los ojos e inhalé para controlarme.
-Selena, sé que piensas que estamos locos…-Hizo una mueca- Quizás Alex lo esté pero ya no te pido que confíes en él, sino que confíes en mí- Me miró con la cara con la que me miraba Emma cuando era pequeña y no me quería comer la verdura, me miraba de esa manera y me prometía que si me las comía me dejaría comer chocolate después, y siempre lo hizo…
Me quedé callada un momento que me pareció eterno, había una lucha en mi interior, la Selena sensata me decía que escapara de allí lo más pronto que pudiera y que llamara a la policía, pero la otra Selena quería quedarse allí a escuchar lo que Steve tenía que contarle aunque fuera una locura. A lo mejor podía hacer un libro de fantasía sobre lo que me contara.
-Está bien- Dije finalmente- Cuéntame lo que pasa.
-No me interrumpas hasta que no acabe ¿de acuerdo?- Yo asentí- Y…por favor- Me miró con ojos cansados- Intenta comprender, atar cabos- Asentí aunque no sabía muy bien a lo que se refería- Bien…-Se aclaró la garganta- Yo conocía a tu madre desde que teníamos tu edad, nuestros padres también se conocían y nos hicimos muy amigos. Éramos inseparables, ella me contaba todo lo que le pasaba y yo hacía lo mismo, éramos como hermanos.
<<Nuestros padres y nosotros nos dedicábamos a algo un tanto raro, éramos cazadores, buscábamos vampiros, hombres lobo, zombis, espíritus…algo a lo que matar. Eliane era una de las mejores cazadoras que he conocido en mi vida, podía encargarse ella sola de una manada de hombres lobo y salir ilesa, a veces me impresionaba verla luchar. Un día yo conocí a Sandy, otra cazadora…me enamoré. Éramos muy jóvenes, yo tenía 25 años y ella 23, nos casamos, pero no perdí el contacto con tu madre. Logan era mi hermano, también era cazador, pero no mantenía mucho contacto conmigo, entonces un día me llamó para avisarme de que se iba a casar con una muchacha que había conocido hacía dos años, se llamaba Mary, no estaba relacionada con este mundo y no le gustaba, así que mi hermano abandonó lo que siempre había hecho por estar con ella, renunció a su vida por amor. Apenas unos meses más tarde tuvieron un hijo, quisieron mantenerlo alejado de todo este mundo pero no pudieron…era un chico muy listo y siempre estaba haciendo preguntas, por lo que tuvieron que contarle la verdad. Cuando apenas tenía diez años, un vampiro mató a Mary, Logan llegó un día con su hijo de la mano y me lo dejó a mí, él iba a ir a buscar al vampiro que mató a Mary e iba a vengarse…nunca regresó. Supongo que ya sabes que el chico del que hablo es Alex. Alex y yo nunca habíamos pasado más de dos días juntos porque yo siempre estaba viajando y sólo iba a visitar a mi hermano y a su familia una vez cada x tiempo, por eso cuando Alex se quedó conmigo y con mi familia y pasé más tiempo con él me sorprendió ver la seguridad y confianza que tenía en sí mismo. Tenía el cuerpo de un chico de doce años pero apenas tenía diez, empezó a entrenar y a viajar conmigo, al principio le dejaba encerrado en algún motel al que íbamos mientras Lucy yo nos encargábamos de nuestro trabajo, pero hubo un momento en que no pude retenerlo más. Lo recuerdo como si fuera ayer, apenas tenía doce años cuando me dijo “Steve, quiero encontrar a esa cosa que mató a mi madre y matarla con mis propias manos”, por supuesto que a cualquiera le hubiera impresionado una frase así en un niño pero a mí no me impresionó, conocía a Alex muy bien y sabía que hablaba en serio. Es el cazador más joven que conozco que pelea como él, tiene la misma capacidad que un cazador con años y años de experiencia. Tengo que contarte esto para contar el resto de la historia. Por otro lado, tu madre, se casó poco después que yo, no me contó cómo había conocido a su marido ni nada, sólo me dijo que se llamaba Jaden. Cuando nos presentó me di cuenta de que Eliane estaba embarazada, estaba a punto de dar a luz a una niña a la que le puso de nombre Layla. Jaden era un buen tipo y pronto nos hicimos amigos. Todo esto ocurrió casi a la vez que Logan se casó con Mary. Yo pasaba mucho tiempo con tu madre, con Jaden y con Layla. Pero cuando mi hermano tuvo un hijo fui a verlo y perdí el contacto con tu madre. Cuando volví a hablar con ella fue un día que Logan, Mary y tus padres decidieron quedar para volver a verse ya que hacía mucho tiempo que no se veían. Alex tenía nueve años, fue un año antes de que su madre muriera. Cuando todos nos reunimos nos quedamos sorprendidos al ver a Eliane y a Jaden con otra niña aparte de Layla que por aquel entonces ya tenía ocho años, la otra niña era más pequeña, tenía cinco años, eras tú. Ese fue el día en el que nos hicimos todos juntos la foto, nadie sabía lo que iba a pasar después pero visto ahora parece como si la foto fuera el último recuerdo de todos juntos. Un año más tarde murió la madre de Alex y…también murieron tus padres. Es cierto que murieron en un accidente de tráfico pero no exactamente fue como te contó tu tía Emma. Tus padres se habían enterado de lo que le había sucedido a Mary y fueron corriendo en busca de Logan para que no hiciera ninguna locura, yo no pude ir con ellos porque tenía una familia que mantener. Fueron con tu hermana, eso nunca lo logré entender, apenas tenía nueve años, no entendía por qué la llevaron con ellos. A ti te dejaron con Emma y ellos fueron en su busca pero…nunca llegaron. Murieron en el coche pero no fue por un descontrol del coche o porque se chocaran con otro, fue porque algo les atacó. Fue el peor momento de mi vida, había muerto mi cuñada, mi hermano había desaparecido y todo indicaba a que también estaba muerto y mi mejor amiga, su marido y su hija mayor también habían muerto. De pronto me encontré más solo que nunca aunque tuviera una familia. Me acordé de ti y quise ir a verte pero no tenía el valor suficiente, tú eras tan parecida a tu madre que tenía miedo de encontrarme contigo. Unos años más tarde Lucy enfermó, contrajo una enfermedad muy extraña para la que no había cura y…>>
La voz de Steve se quebró y agachó la cabeza. La mía me daba vueltas. No podía creer todo lo que me había contado, tenía demasiadas preguntas en la cabeza y ninguna quería salir, me sentía mareada. Estaba haciendo todo lo posible por pronunciar alguna palabra cuando Steve siguió hablando.
<< El resto de la historia es muy confuso. Me enteré de que había “seres” que te buscaban. No sabía por qué, realmente todavía no sé por qué. Estuve investigando y di con tu paradero, vivías con una amiga tuya en un piso en Los Ángeles. No podía aparecerme así por las buenas en tu casa y contarte toda esta historia así que me mantuve al margen. Quería vigilar que no te pasara nada aunque fuera en la distancia pero a la hora de la verdad no me vi capaz de seguirte, no porque me pareciera que estaba mal, simplemente porque no sabía si sería capaz, después de más de diez años, de verte de nuevo. Así que le pedí a Alex que te vigilara él, no le hizo ninguna gracia pero le convencí. Si nosotros te habíamos encontrado también lo harían ellos, sólo era cuestión de tiempo. Una semana más o menos más tarde de que empezáramos a vigilarte, Alex me comunicó que ahora tu amiga y tú ibais en compañía de un chico que no había visto antes. Ahí fue cuando me puse más alerta. Después no sé exactamente cómo sucedió lo demás. De pronto, anoche Alex me llamó y me dijo que estaba contigo en un bosque y me contó lo ocurrido. Cuando bajé del coche y te vi no me quedó ninguna duda de que eras tú, tenías los ojos de tu madre y la misma nariz. Lo demás ya lo conoces >>
Me sentía rara, sabía que la historia había acabado y que debería decir algo pero tenía la garganta atorada y no me salía ninguna frase coherente. Había tantas cosas que no entendía y que no quería o no podía creer.
-Todo lo que me has contado…-Tragué saliva para aclararme la voz- ¿Es verdad?- Steve levantó la cabeza y me miró, tenía los ojos vidriosos, entonces no me cupo la menor duda de que me había dicho la verdad- Pero… ¿Cómo…?
-¿Cómo es posible?- Terminó la frase por mí y se encogió de hombros- ¿Cómo es posible que existamos? ¿Cómo es posible que el cielo sea azul?- Comprendí lo que quería decir.
-Entonces…-Las siguientes palabras salieron a trompicones de mi boca- ¿Tengo una hermana?
-Tenías- Me corrigió con una expresión de dolor en su cara, ahora parecía mucho mayor que antes de que empezara a contar la historia.
-No…no entiendo, mi madre me habría dicho…mi tía me habría…
-No te hubiera contado nada, conocía muy bien a Eliane y jamás te habría contado nada de esto si eso significaba ponerte en peligro.
-Pero… ¿por qué me buscan? ¿Qué quieren de mí?
-No lo sé, de verdad que no lo sé- Giró la cabeza hacia el frente y miró a la nada- Pero pienso averiguarlo.
Hice la pregunta que más temía hacer.
-¿Por qué tienen a Clary?
-La tiene de rehén, no creo que le hagan daño.
-Pero Adrian me dejó una nota en mi casa, quería cambiarme por Clary pero no pude terminar de leer la carta porque Alex me la quitó y la rompió.
-No le culpo, quizá fue lo mejor que pudo hacer.
Puse los ojos en blanco.
-¿De verdad le estás dando la razón?
-Si hubieras terminado de leer la carta ¿habrías hecho exactamente todo lo que te pedía ese tal Adrian con tal de salvar a Clary?- Me miró a los ojos- Sé sincera.
-Sí- Contesté en un hilo de voz.
-Entonces sin duda Alex hizo lo correcto, todo hubiera sido una trampa.
-¿Qué son?
Steve me miró confundido.
Los seres esos que han secuestrado a Clary.
-No sé- Frunció el ceño como concentrándose por recordar algo.
-Y…Adrian ¿También es uno de ellos?
-No creo, Alex es muy bueno en esto y no notó nada raro en él, así que debe de ser humano.
-Entonces no entiendo…
-Yo tampoco, algo se nos ha escapado- Dijo en un susurro- Por favor- Dijo al cabo de unos segundos- Prométeme que no harás nada estúpido, si estás aquí es para protegerte, si vas sola por ahí sin saber distinguir humanos de otras cosas más peligrosas estarás en peligro.
-¿Me enseñaréis a distinguirlos?
-Lo intentaremos.
Yo asentí.
-No quiero sonar abusón pero, ¿sería mucho pedir que le dejaras un mensaje a Emma?
Lo miré extrañada.
-Dile que estás con Clary en algún viaje o que tenéis que ir a hacer algún tipo de viaje de instituto. No creo que vuelvas pronto.
Noté un nudo en el estómago, pero asentí.
Volvimos a la casa y Steve me indicó dónde estaba mi habitación. Era un cuarto pequeño pero suficiente para mí. Tenía una ventana y una cama al lado. A la izquierda de la habitación había una mesa con algunos papeles en blanco y un pequeño armario donde no había nada. Los muebles al igual que el resto de la casa por dentro, estaban en perfectas condiciones.
-El baño está al final del pasillo- Comentó Steve desde la puerta- Por si quieres darte un baño.
-Gracias- Dije con una sonrisa. Steve cerró la puerta y se marchó.
Me dejé caer en la cama y me quité los tacones, tenía ampollas en la planta de los pies. No quería pensar en toda la historia que me había contado Steve, sólo conseguía producirme dolores de cabeza. ¿Cómo era posible que todas esas películas de miedo que tanto me gustaba ver porque pensaba que era mentira fueran reales? ¿Cómo era posible que tuviera una hermana…muerta? Un nudo se me hizo en el estómago. Me imaginé a Alex con doce años diciendo que quería matar al vampiro que mató a su madre. Un escalofrío me recorrió el cuerpo, ¿cómo podía un niño tan pequeño pensar en matar? Aunque si yo hubiera crecido conociendo toda esa verdad seguramente no lo vería tan raro.
Me dirigí al baño y cogí una toalla de un armario y llené la bañera de agua caliente. Siempre que tenía un problema o estaba estresada me daba un largo baño de agua caliente. Noté cómo me ardían las plantas de los pies al entrar en contacto con el agua caliente. Cerré los ojos y me relajé –al menos lo intenté-. Cuando salí del baño me lié una toalla en la larga melena castaña y me puse la misma ropa que tenía antes puesta –ya que no tenía otra- pero no me puse los tacones sino que salí descalza y cogí los tacones con la mano. Iba mirando al suelo cuando vi unos pies delante de mí, levanté la cabeza y vi ese rostro siempre despreocupado.
Era Alex. Ahora que iba sin tacones me pareció bastante alto, un metro setenta y cinco más o menos. Su mirada pasó del fastidio al asombro, me miró con los ojos como platos y señaló los tacones.
-Va a ser verdad que esos chismes hacen magia- Puse cara de pocos amigos y sonrió ante mi expresión. Entonces sentí una punzada de arrepentimiento, puede que el Alex de ahora fuera un maleducado y un chulo pero el Alex de hacía diez años había perdido a sus padres.
-Steve me ha contado la historia- Él pareció sorprenderse ante mi comentario.
-¿Y aún sigues aquí?
-Le he creído…-Alex simplemente se quedó mirándome cómo si yo fuera una estatua que acababa de encontrarse en su camino y a la cuál observaba- Siento lo de tus padres…- No me dejó acabar.
-No te metas en mi vida- Me miró con una expresión que hizo que realmente lamentara haberme referido a su familia- No es asunto tuyo- Su voz sonaba furiosa pero contenida.
-Lo…lo siento…no…- No sabía qué decir- ¿Cuánto tiempo llevabas siguiéndome?- Esa pregunta hizo que su cara pasara de la rabia a la sorpresa y luego con la misma rapidez con la que había llegado la sorpresa a su cara se esfumó y dejó paso a una expresión divertida.
-¿Por qué?- Se apoyó contra la pared- ¿Te molesta saber que te he estado vigilando?
-Más o menos…me molesta saber que alguien ha estado espiando todo lo que hago.
-No te he espiado mientras te duchabas o te cambiabas de ropa si es lo que te preocupa- Noté cómo me sonrojaba- No es algo interesante- Dicho esto pasó por mi lado y se encerró en el baño dejándome una vez más atónita ante su comentario.