Capítulo 5
Selena
Llevábamos cosa de dos horas en la moto y en ningún momento le dirigí la palabra a Alex. Estaba que echaba chispas, ¿cómo se había atrevido a atarme a él? Ahora sí podía decir que literalmente nunca había estado tan atada a alguien. Le odiaba, le odiaba por todo lo que había pasado, le odiaba por obligarme a irme con él sin ni siquiera saber dónde estaba Clary y no dejarme ir a darle parte a la policía, seguro que ellos me habrían ayudado, entonces me asaltó otro pensamiento…los padres de Clary. ¿Se darían cuenta de que su hija no estaba? ¿Llamarían a la policía? Por lo general los padres de Clary estaban viajando así que no la llamaban ni la visitaban con mucha frecuencia, según recordaba ahora se encontraban en Italia por asuntos de trabajo así que había pocas probabilidades de que notaran nada. Ahora que tenía tiempo para pensar me concentré en todo lo que había pasado comprobando que no lo había soñado. El día había empezado de la forma más normal posible hasta…la hora de la “fiesta”. Cuando llegué a la casa de Adrian sólo estaba y él y trató de…matarme, no podía creérmelo, entonces apareció Alex, disparó, fuimos a mi piso y nos encontramos con que Clary había desaparecido y con qué Adrian era su secuestrador, también había una nota que Alex rompió antes de que terminara de leerla, luego habíamos discutido, luego me pareció ver que Alex podía ser un poco amable y luego otra vez otra discusión y allí me encontraba, camino a lo desconocido con un adolescente loco…demasiadas emociones para una noche. Al menos las cosas no podían ir peor ¿no?. Giré la cabeza hacia un lado, habíamos salido de la ciudad y pasábamos por una especie de carretera entre unos bosques, los árboles se alzaban hasta cubrir la luna y sólo se veían las estrellas del cielo. Apenas había huecos entre los árboles, parecía un bosque en el que te puedes perder y que no te encuentren jamás. Un extraño ruido me sacó de mis pensamientos y la moto se paró.
-¿Qué ocurre?
Alex no me hizo caso y trató de arrancar la moto de nuevo, pero sólo logró que hiciera un ruido de lo más desagradable.
-Vamos…-Volvió a intentarlo pero no sucedió nada.
-No me lo digas…nos hemos quedado sin gasolina.
-Está bien, no te lo digo- Dijo apoyándose en el manillar de la moto haciendo que yo me inclinara hacia delante sobre su espalda.
-¿Y ahora qué, listo?- Noté cómo se encogía de hombros.
-Supongo que tendremos que quedarnos aquí hasta que un lobo venga y nos devore- Dijo girando la cara para mirarme mientras reía.
-No hagas bromas- Intenté golpearle, no me acordaba de que estaba atada- Al menos-Dije tras unos segundos de silencio- sabes dónde estamos ¿verdad?
-Sí- Sentí un poco de alivio- Lo malo es que andando tardaríamos horas en llegar a nuestro destino- Era obvio que las cosas sí podían ir peor. Debería de gritar, pero había gastado todas mis energías hacía unas horas peleando con él y gritar no me ayudaría nada, total, estaba en medio de la nada.
-¿Y qué sugieres que hagamos?- Dije suspirando. Alex se bajó de la moto sin avisar, cosa que hizo que bajara tropezando y casi me cayera al suelo.
-¿Estás bien?- Preguntó sorprendido.
-¿Tú qué crees?- Me sostuvo la mirada durante un segundo y luego sacó un móvil del bolsillo de su chaqueta y lo miró.
-No tengo cobertura- Strike uno.
-Lo que quiere decir…
-Lo que quiere decir que tendremos que pasar la noche aquí- Strike dos.
-No puedes estar hablando en serio- Dije atónita, ¿de verdad estaba proponiendo pasar la noche en un bosque?
-Ya lo creo que sí, con un poco de suerte mañana encontraré un lugar con cobertura para llamar.
-¿Y si no lo encuentras?- Temía preguntar.
-Tendremos que andar hasta llegar al lugar al que tenemos que llegar- Strike tres. Alex comenzó a andar arrastrándome detrás de él, me tropecé con sus pies y caímos hacia un lado los dos de una manera un poco extraña-¿Qué te pasa?- Dijo molesto.
-Si me soltaras no me tropezaría contigo- No podía verle la cara pero supuse que había hecho una mueca. A los pocos segundos noté las manos libres. Nos levantamos y me masajeé las muñecas. Alex cogió la moto y la arrastró hasta una roca y la apoyó allí, luego comenzó a introducirse en el bosque- Dios, dame paciencia porque como me des fuerza le mato.
-Te he oído- Dijo alzando la voz, yo le seguí mientras respiraba hondo.
Los matorrales eran altos, me llegaban un poco más arriba de las rodillas. Oía palos crujir conforme avanzábamos y unos ruidos extraños. Supuse que eran grillos o búhos. No quería pensar en serpientes, ni arañas, ni otras cosas asquerosas. Las ramas me arañaban las manos cuando intentaba apartarlas para seguir el ritmo de Alex que iba más de un metro por delante de mí. Las únicas luces que llevábamos eran las de su móvil y las del mío y no servían de mucho. Andamos un poco más hasta que Alex se paró, por poco me choco con él.
-Aquí está bien- Informó.
La luz de la luna iluminaba el lugar en el que nos encontrábamos, era un claro donde no había árboles, quizá el único lugar del bosque donde no había, los matorrales ahí también eran más bajos. Alex guardó el móvil y yo hice lo mismo, no sin antes comprobar si tenía cobertura, pero nada. Alex se tendió en medio del claro y cerró los ojos, yo me quedé mirándolo, su pelo adquiría un tono plateado oscuro para lo luz de la luna. Alex abrió un ojo y me miró.
-¿Te vas a quedar ahí toda la noche?- Dijo señalándome.
Caminé y me tendí también, pero bastante separada de él. La hierba estaba fría y me entraron escalofríos. Me tumbé de lado dándole la espalda a Alex. Ahora que estaba tendida notaba los pies ardiendo, el tacón me había hecho daño en los pies, tenía ganas de quitarme los tacones y masajearme los pies pero no quería pensar en la broma que haría Alex al respecto, así que me aguanté el dolor y cerré los ojos.
Me despertó un calor intenso en la cara, abrí los ojos y me encontré tendida en mitad de un claro, ¿qué hacía yo en mitad de un claro? Los recuerdos de la noche anterior me abordaron y volví a sentir un nudo en el estómago…Clary. Me incorporé y sentí un intenso dolor por todo el cuerpo, dormir sobre el suelo me había tenido sus consecuencias. Me estiré un poco y noté cómo algo resbalada hacia abajo, miré y vi una chaqueta de cuero. Me toqué y noté que la mía la seguía teniendo puesta, entonces caí en la cuenta de que era la cazadora de Alex, ¿qué hacía la cazadora de Alex encima de mí? Me levanté y estuve a punto de caerme con los tacones. Oía los pájaros cantando y de día el bosque tenía un aspecto menos amenazador. Miré a un lado y a otro pero no vi a Alex.
-Alex… ¡Alex!- Comencé a andar sin saber muy bien a donde me dirigía- Entonces escuché un leve ruido, parecía el sonido del agua. Me guié por el sonido y llegué a la orilla de un lago, el agua del lago era cristalina. Giré la cabeza y más allá vi a Alex agachado a la orilla del lago, me acerqué hasta él, levantó la cabeza y me miró.
-¿Ya te has despertado?- Cogió un poco de agua del riachuelo con las manos y se la echó por el pelo y por la cara.
-Esto es tuyo ¿verdad?- Dije tendiéndole la cazadora, él la miró y crispó la comisura del labio en una media sonrisa.
-Sí- La cogió y se levantó- Estabas tiritando.
No pude evitar sonrojarme.
-Gracias- Fue todo lo que dije, él sonrió.
-Estás hecha un asco- Rió, noté cómo me volvía a poner roja, esta vez de la furia. Me asomé al lago y miré mi reflejo, era verdad, tenía todo el pelo revuelto y lleno de trozos de hierba y el poco rímel que me quedaba estaba difuminado por los ojos- El agua de este lago hace maravillas- Yo evité mirarlo a la cara dada la pinta que tenía- Iré a ver si encuentro un lugar con cobertura, tú no te muevas de aquí- Dijo señalándome, luego se marchó.
Me acerqué al lago y me quité los zapatos, me arrodillé en la orilla y me eché agua por el pelo y por la cara tratando de acicalarme un poco, cosa que resultaba bastante difícil. Estuve bastante rato intentando quitarme las hierbas del pelo, quedaron algunas pero no se notaban mucho. Al final no quedaba rastro en mi cara de la noche anterior, nada de pelo brillante y arreglado y nada de gloss y rímel, simplemente yo al natural. Me arremangué los pantalones como pude –dado que eran estrechos- y metí los pies en el lago, el dolor de la noche anterior volvió para luego disminuir al entrar en contacto con la temperatura del agua, dando paso a un gran alivio.
Al cabo de un rato me encontraba sentaba en la orilla del lago cuando noté los pasos de alguien acercarse por detrás.
-¿Ha habido suerte?- Pregunté sin girarme.
-Dado a que “moi” es totalmente listo, sí, sí ha habido suerte- Se sentó a mi lado- Dentro de cómo mucho 1 hora vendrán a buscarnos.
Yo lo miré.
-¿Quién?- Pregunté.
Se quedó unos segundos inspeccionándome el rostro como si buscara algo escondido, luego sonrió y volvió la vista hacia el lago.
-Te dije que el agua del lago hacía maravillas.
El camino de vuelta fue más fácil de hacer que por la noche. Podía ver por dónde pisaba con claridad, lo que me permitió moverme con más soltura. Llegamos al lugar donde habíamos dejado la moto y nos quedamos allí esperando un rato. Al poco tiempo oímos el ruido de un motor y Alex se levantó inmediatamente de la roca en la que estaba sentado, a lo lejos distinguimos la figura de un coche.
-¿Es nuestra ayuda?- Pregunté, él simplemente asintió sin mirarme.
Cuando el coche llegó un hombre se bajó de él. Calculé que tendría unos 40 años. Tenía el pelo negro como el de Alex, pero el de este hombre era más largo y le llegaba por debajo de las orejas, era más o menos de la altura de Alex y llevaba gafas. Cuando se bajó del coche su mirada se paró en Alex y luego se quedó fija en mí y sonrió.
-Así que tú eres Selena- La voz del hombre tenía una cierta dulzura, como si recordaba algún recuerdo lejano. Yo asentí y él se acercó hacia mí- ¡Madre mía! ¡Cuánto tiempo ha pasado! ¡No pareces la misma! ¡Estás guapísima!- Noté cómo Alex carraspeaba.
-¿Le conozco?- Pregunté sorprendida.
-Sí, pero no creo que te acuerdes de mí, apenas tenías 6 años cuando te vi por última vez y por favor tutéame que no soy tan mayor- Dijo con una sonrisa que me resultó extrañamente familiar.
-Está bien- Dije devolviéndole la sonrisa.
-Alex- Dijo dirigiendo su atención a él- Es un encanto ¿por qué decías que te tenía harto?
Alex me miró de reojo y suspiró.
-Steve, tienen a su amiga, tenemos…
-Lo sé, lo sé- Dijo Steve alzando una mano- Tendremos tiempo de hablar de eso en el camino- Luego me miró a mí- Perdona a Alex, es un poco…-Le miró y luego volvió a mirarme a mí- difícil de tratar.
-Ya lo he notado- Dije mirando de reojo a Alex.
Alex resopló y se metió en el asiento del copiloto.
-Sé que te va a resultar difícil confiar en nosotros pero te puedo asegurar que no tenemos intención alguna de hacerte daño, es más, queremos ayudarte a encontrar a tu amiga y a encontrarte a ti misma.
-¿A mí misma?
-Te lo explicaremos cuando lleguemos a un lugar seguro- ¿Qué le pasaba a los dos con el lugar seguro? Sin embargo Steve no hizo que me irritara, había algo en él que hacía que confiara en él aunque no le conociera- Intenta comprendernos.
-Puedo comprenderte a ti- Luego dirigí mi vista hacia el coche y señalé con el dedo la ventanilla del copiloto- Es de él de quien no me fio- Steve sonrió.
-No te culpo, mi sobrino es así
-¿Alex es tu sobrino?- Pregunté sorprendida, Steve se encogió de hombros sonriendo. En ese momento oímos el ruido del clacson
-Será mejor que nos vayamos- Luego alzó la voz- Alguien no se ha levantado de muy buen humor.
Clary
Sentí una fuerte punzada en la cabeza, abrí los ojos poco a poco pestañeando y me encontré tendida en el suelo con una fuerte luz que se colaba por algún lugar. Pestañeé varias veces hasta que mis ojos se acostumbraron a esa luz, luego intenté incorporarme mientras hacía una mueca de dolor. Me toqué la cabeza justo donde sentía una quemazón y cuando la retiré vi una mancha de sangre… ¿Sangre? Miré a mi alrededor y me di cuenta de que estaba en una especie de habitación con las paredes desconchadas y con humedad. La luz que había en la habitación se colaba por una pequeña ventana rectangular con barrotes que había casi pegando al techo. Había cajas de metal en una esquina de la habitación, la cual no era demasiado grande, y a la izquierda había una puerta. Era un sueño muy raro, me pellizqué en el brazo y noté un pequeño dolor allí donde me había pellizcado. ¿Por qué me dolía? Normalmente cuando tenía un sueño que no me gustaba me pellizcaba y despertaba, ¿por qué no funcionaba? Entonces me acordé de todo, estaba en la cocina después de haber besado a Adrian y cuando me giré noté un golpe en la cabeza, instintivamente volví a llevarme la mano a la cabeza donde tenía el golpe… ¿realmente había sido todo eso real? Entonces me entró el pánico y me levanté rápidamente del suelo haciendo que me tambalease hacia un lado y tuviera que apoyarme en la pared para no caerme. Respiré hondo y me entraron arcadas, olía a moho y a suciedad, ¿cómo era posible que hubiera acabado allí? ¿Y Adrian? ¿Dónde estaba Adrian? ¿Estaría bien o también le habrían hecho algo a él? Me acerqué a la puerta e intenté abrirla pero estaba cerrada, entonces noté una punzada en el dedo.
-Genial y ahora me rompo una uña- Dije mientras me llevaba el dedo a la boca.
Oí unos pasos al otro lado de la puerta y me deslicé hasta la pared apoyándome, buscando algo a lo que agarrarme, pero lo único que encontraron mis dedos fueron las conchas de la pared. Oí una llave al otro lado de la puerta y luego el manillar de la puerta al girarse. Aguanté la respiración con el corazón latiéndome a toda prisa, uno de mis defectos era que no era lo que se dice valiente. La puerta se abrió y alguien entró dentro. Era una chica… ¿de mi edad? Quizá uno o dos años mayor. Cerró la puerta y me miró. Noté cómo se me helaba la sangre, había algo en aquella chica que hacía que le temiera y no era el simple hecho de que lo más probable era que fuese mi secuestradora. Tenía una larga cabellera rubia y rizada, llevaba un chándal verde, también era muy alta, media cabeza más alta que yo, entonces me di cuenta lo que me había producido escalofríos en ella, tenía los ojos de un extraño color esmeralda lo que le daba un aspecto inquietante. La chica me miró y sonrió, no fue una sonrisa simpática, sino una sonrisa inquietante igual que sus ojos.
-Veo que ya te has despertado- Tenía una voz dulce, suave. No le contesté- Tranquila, en principio no vamos a hacerte daño- ¿En principio? ¿Vamos? ¿Es que había más secuestradores?
-¿Qué queréis de mí? Si es el dinero no hay problema, llamaré a mis padres y…-La chica rió un poco lo que hizo que me callara y se acercó más a mí, intenté retroceder más, pero mi espalda estaba pegada a la pared.
-No queremos dinero, cielo- Contestó- Lo que nosotros queremos no nos lo pueden dar tus padres.
-¿Y…qué queréis?- Temía la respuesta, pero tenía que preguntar.
-Eres muy curiosa, ten cuidado, la curiosidad mató al gato- Ladeó la cabeza hacia un lado e hizo una mueca de tristeza- No querrás morir tan joven ¿Verdad?
-¿Y Adrian?
-¿Adrian?- Parecía que no sabía de lo que estaba hablando- ¿Quién es Adrian?
-Un…un chico, estaba conmigo cuando…-Callé de pronto, no sabía qué era peor, si que esa chica no supiera quién era Adrian o que sí lo supiera. Si no lo sabía quizás quería decir que había escapado o…que algo malo le había pasado.
-Mira, yo que tú no me preocuparía por nadie más que por ti.
-¿Por…por qué?- Alcé un poco la voz- ¿Qué queréis de mí?
-¿De ti?- Se encogió de hombros- Realmente nada.
-¿Entonces por qué me tenéis aquí encerrada?- No entendía nada.
-Porque eres el único modo de conseguir lo que queremos- Lo dijo en voz tan baja que tuve que esforzarme por oír lo que decía.
-¿Qué queréis conseguir?
-Te he dicho que la curiosidad mató al gato- Escuchamos un ruido procedente de algún otro lugar y luego alguien gritó “Jennifer”. La chica sonrió- Tengo que irme, pronto recibirás nuevas visitas- Dicho esto salió de la habitación.
¿Jennifer? ¿Se llamaba Jennifer? Si era así el nombre le venía que ni pintado*, pero ¿a qué se refería con nuevas visitas? Escuché el sonido de la llave cerrando la puerta y luego los pasos de Jennifer alejarse. Me acerqué a la puerta y pegué la oreja a ésta intentando escuchar algo.
-¿Está despierta?- Dijo una voz de un chico.
-Sí, no sabe nada.
-¿Te ha hablado de la chica?- ¿Chica? ¿Qué chica?
-No, sólo preguntaba y preguntaba pero no le he dicho nada de por qué está aquí ni qué es lo que queremos.
-Pues será mejor que vayamos averiguando cosas- Dijo otra voz masculina- Al jefe no le gustará cuando llegue ver que no hemos avanzado.
-Mucho menos le gustará saber que la chica a desaparecido y le hemos perdido el rastro- Dijo la voz de una chica que no había intervenido antes.
-El que tendrá problemas en ese caso no seremos nosotros…
Después no oí nada más, noté cómo las voces se iban alejando más y más, por lo que supuse que habían salido de la casa. ¿Quién era la chica de la que hablaban? ¿Quién era el jefe? ¿Qué era eso, una especie de secta? Me dirigí a la pared y miré la pequeña ventana con barrotes, estaba muy alta. Me acerqué al rincón donde estaban las cajas e intenté mover una, pesaba demasiado, cogí fuerzas de donde creí que no tendría y conseguí arrastrarla hasta que estuvo debajo de la ventana. Me subí a ella y me agarré a los barrotes intentando ver el exterior, pero todo lo que vi fue un gran patio con máquinas para transportar grandes cajas, parecía una especie de fábrica. Me bajé de la caja y la observé con más detenimiento reparando en algo que no había reparado antes, en la caja podía leerse la inscripción “MP”…no podía ser, sabía dónde me encontraba.
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*Jennifer significa Dama Rubia.
Selena
Llevábamos cosa de dos horas en la moto y en ningún momento le dirigí la palabra a Alex. Estaba que echaba chispas, ¿cómo se había atrevido a atarme a él? Ahora sí podía decir que literalmente nunca había estado tan atada a alguien. Le odiaba, le odiaba por todo lo que había pasado, le odiaba por obligarme a irme con él sin ni siquiera saber dónde estaba Clary y no dejarme ir a darle parte a la policía, seguro que ellos me habrían ayudado, entonces me asaltó otro pensamiento…los padres de Clary. ¿Se darían cuenta de que su hija no estaba? ¿Llamarían a la policía? Por lo general los padres de Clary estaban viajando así que no la llamaban ni la visitaban con mucha frecuencia, según recordaba ahora se encontraban en Italia por asuntos de trabajo así que había pocas probabilidades de que notaran nada. Ahora que tenía tiempo para pensar me concentré en todo lo que había pasado comprobando que no lo había soñado. El día había empezado de la forma más normal posible hasta…la hora de la “fiesta”. Cuando llegué a la casa de Adrian sólo estaba y él y trató de…matarme, no podía creérmelo, entonces apareció Alex, disparó, fuimos a mi piso y nos encontramos con que Clary había desaparecido y con qué Adrian era su secuestrador, también había una nota que Alex rompió antes de que terminara de leerla, luego habíamos discutido, luego me pareció ver que Alex podía ser un poco amable y luego otra vez otra discusión y allí me encontraba, camino a lo desconocido con un adolescente loco…demasiadas emociones para una noche. Al menos las cosas no podían ir peor ¿no?. Giré la cabeza hacia un lado, habíamos salido de la ciudad y pasábamos por una especie de carretera entre unos bosques, los árboles se alzaban hasta cubrir la luna y sólo se veían las estrellas del cielo. Apenas había huecos entre los árboles, parecía un bosque en el que te puedes perder y que no te encuentren jamás. Un extraño ruido me sacó de mis pensamientos y la moto se paró.
-¿Qué ocurre?
Alex no me hizo caso y trató de arrancar la moto de nuevo, pero sólo logró que hiciera un ruido de lo más desagradable.
-Vamos…-Volvió a intentarlo pero no sucedió nada.
-No me lo digas…nos hemos quedado sin gasolina.
-Está bien, no te lo digo- Dijo apoyándose en el manillar de la moto haciendo que yo me inclinara hacia delante sobre su espalda.
-¿Y ahora qué, listo?- Noté cómo se encogía de hombros.
-Supongo que tendremos que quedarnos aquí hasta que un lobo venga y nos devore- Dijo girando la cara para mirarme mientras reía.
-No hagas bromas- Intenté golpearle, no me acordaba de que estaba atada- Al menos-Dije tras unos segundos de silencio- sabes dónde estamos ¿verdad?
-Sí- Sentí un poco de alivio- Lo malo es que andando tardaríamos horas en llegar a nuestro destino- Era obvio que las cosas sí podían ir peor. Debería de gritar, pero había gastado todas mis energías hacía unas horas peleando con él y gritar no me ayudaría nada, total, estaba en medio de la nada.
-¿Y qué sugieres que hagamos?- Dije suspirando. Alex se bajó de la moto sin avisar, cosa que hizo que bajara tropezando y casi me cayera al suelo.
-¿Estás bien?- Preguntó sorprendido.
-¿Tú qué crees?- Me sostuvo la mirada durante un segundo y luego sacó un móvil del bolsillo de su chaqueta y lo miró.
-No tengo cobertura- Strike uno.
-Lo que quiere decir…
-Lo que quiere decir que tendremos que pasar la noche aquí- Strike dos.
-No puedes estar hablando en serio- Dije atónita, ¿de verdad estaba proponiendo pasar la noche en un bosque?
-Ya lo creo que sí, con un poco de suerte mañana encontraré un lugar con cobertura para llamar.
-¿Y si no lo encuentras?- Temía preguntar.
-Tendremos que andar hasta llegar al lugar al que tenemos que llegar- Strike tres. Alex comenzó a andar arrastrándome detrás de él, me tropecé con sus pies y caímos hacia un lado los dos de una manera un poco extraña-¿Qué te pasa?- Dijo molesto.
-Si me soltaras no me tropezaría contigo- No podía verle la cara pero supuse que había hecho una mueca. A los pocos segundos noté las manos libres. Nos levantamos y me masajeé las muñecas. Alex cogió la moto y la arrastró hasta una roca y la apoyó allí, luego comenzó a introducirse en el bosque- Dios, dame paciencia porque como me des fuerza le mato.
-Te he oído- Dijo alzando la voz, yo le seguí mientras respiraba hondo.
Los matorrales eran altos, me llegaban un poco más arriba de las rodillas. Oía palos crujir conforme avanzábamos y unos ruidos extraños. Supuse que eran grillos o búhos. No quería pensar en serpientes, ni arañas, ni otras cosas asquerosas. Las ramas me arañaban las manos cuando intentaba apartarlas para seguir el ritmo de Alex que iba más de un metro por delante de mí. Las únicas luces que llevábamos eran las de su móvil y las del mío y no servían de mucho. Andamos un poco más hasta que Alex se paró, por poco me choco con él.
-Aquí está bien- Informó.
La luz de la luna iluminaba el lugar en el que nos encontrábamos, era un claro donde no había árboles, quizá el único lugar del bosque donde no había, los matorrales ahí también eran más bajos. Alex guardó el móvil y yo hice lo mismo, no sin antes comprobar si tenía cobertura, pero nada. Alex se tendió en medio del claro y cerró los ojos, yo me quedé mirándolo, su pelo adquiría un tono plateado oscuro para lo luz de la luna. Alex abrió un ojo y me miró.
-¿Te vas a quedar ahí toda la noche?- Dijo señalándome.
Caminé y me tendí también, pero bastante separada de él. La hierba estaba fría y me entraron escalofríos. Me tumbé de lado dándole la espalda a Alex. Ahora que estaba tendida notaba los pies ardiendo, el tacón me había hecho daño en los pies, tenía ganas de quitarme los tacones y masajearme los pies pero no quería pensar en la broma que haría Alex al respecto, así que me aguanté el dolor y cerré los ojos.
Me despertó un calor intenso en la cara, abrí los ojos y me encontré tendida en mitad de un claro, ¿qué hacía yo en mitad de un claro? Los recuerdos de la noche anterior me abordaron y volví a sentir un nudo en el estómago…Clary. Me incorporé y sentí un intenso dolor por todo el cuerpo, dormir sobre el suelo me había tenido sus consecuencias. Me estiré un poco y noté cómo algo resbalada hacia abajo, miré y vi una chaqueta de cuero. Me toqué y noté que la mía la seguía teniendo puesta, entonces caí en la cuenta de que era la cazadora de Alex, ¿qué hacía la cazadora de Alex encima de mí? Me levanté y estuve a punto de caerme con los tacones. Oía los pájaros cantando y de día el bosque tenía un aspecto menos amenazador. Miré a un lado y a otro pero no vi a Alex.
-Alex… ¡Alex!- Comencé a andar sin saber muy bien a donde me dirigía- Entonces escuché un leve ruido, parecía el sonido del agua. Me guié por el sonido y llegué a la orilla de un lago, el agua del lago era cristalina. Giré la cabeza y más allá vi a Alex agachado a la orilla del lago, me acerqué hasta él, levantó la cabeza y me miró.
-¿Ya te has despertado?- Cogió un poco de agua del riachuelo con las manos y se la echó por el pelo y por la cara.
-Esto es tuyo ¿verdad?- Dije tendiéndole la cazadora, él la miró y crispó la comisura del labio en una media sonrisa.
-Sí- La cogió y se levantó- Estabas tiritando.
No pude evitar sonrojarme.
-Gracias- Fue todo lo que dije, él sonrió.
-Estás hecha un asco- Rió, noté cómo me volvía a poner roja, esta vez de la furia. Me asomé al lago y miré mi reflejo, era verdad, tenía todo el pelo revuelto y lleno de trozos de hierba y el poco rímel que me quedaba estaba difuminado por los ojos- El agua de este lago hace maravillas- Yo evité mirarlo a la cara dada la pinta que tenía- Iré a ver si encuentro un lugar con cobertura, tú no te muevas de aquí- Dijo señalándome, luego se marchó.
Me acerqué al lago y me quité los zapatos, me arrodillé en la orilla y me eché agua por el pelo y por la cara tratando de acicalarme un poco, cosa que resultaba bastante difícil. Estuve bastante rato intentando quitarme las hierbas del pelo, quedaron algunas pero no se notaban mucho. Al final no quedaba rastro en mi cara de la noche anterior, nada de pelo brillante y arreglado y nada de gloss y rímel, simplemente yo al natural. Me arremangué los pantalones como pude –dado que eran estrechos- y metí los pies en el lago, el dolor de la noche anterior volvió para luego disminuir al entrar en contacto con la temperatura del agua, dando paso a un gran alivio.
Al cabo de un rato me encontraba sentaba en la orilla del lago cuando noté los pasos de alguien acercarse por detrás.
-¿Ha habido suerte?- Pregunté sin girarme.
-Dado a que “moi” es totalmente listo, sí, sí ha habido suerte- Se sentó a mi lado- Dentro de cómo mucho 1 hora vendrán a buscarnos.
Yo lo miré.
-¿Quién?- Pregunté.
Se quedó unos segundos inspeccionándome el rostro como si buscara algo escondido, luego sonrió y volvió la vista hacia el lago.
-Te dije que el agua del lago hacía maravillas.
El camino de vuelta fue más fácil de hacer que por la noche. Podía ver por dónde pisaba con claridad, lo que me permitió moverme con más soltura. Llegamos al lugar donde habíamos dejado la moto y nos quedamos allí esperando un rato. Al poco tiempo oímos el ruido de un motor y Alex se levantó inmediatamente de la roca en la que estaba sentado, a lo lejos distinguimos la figura de un coche.
-¿Es nuestra ayuda?- Pregunté, él simplemente asintió sin mirarme.
Cuando el coche llegó un hombre se bajó de él. Calculé que tendría unos 40 años. Tenía el pelo negro como el de Alex, pero el de este hombre era más largo y le llegaba por debajo de las orejas, era más o menos de la altura de Alex y llevaba gafas. Cuando se bajó del coche su mirada se paró en Alex y luego se quedó fija en mí y sonrió.
-Así que tú eres Selena- La voz del hombre tenía una cierta dulzura, como si recordaba algún recuerdo lejano. Yo asentí y él se acercó hacia mí- ¡Madre mía! ¡Cuánto tiempo ha pasado! ¡No pareces la misma! ¡Estás guapísima!- Noté cómo Alex carraspeaba.
-¿Le conozco?- Pregunté sorprendida.
-Sí, pero no creo que te acuerdes de mí, apenas tenías 6 años cuando te vi por última vez y por favor tutéame que no soy tan mayor- Dijo con una sonrisa que me resultó extrañamente familiar.
-Está bien- Dije devolviéndole la sonrisa.
-Alex- Dijo dirigiendo su atención a él- Es un encanto ¿por qué decías que te tenía harto?
Alex me miró de reojo y suspiró.
-Steve, tienen a su amiga, tenemos…
-Lo sé, lo sé- Dijo Steve alzando una mano- Tendremos tiempo de hablar de eso en el camino- Luego me miró a mí- Perdona a Alex, es un poco…-Le miró y luego volvió a mirarme a mí- difícil de tratar.
-Ya lo he notado- Dije mirando de reojo a Alex.
Alex resopló y se metió en el asiento del copiloto.
-Sé que te va a resultar difícil confiar en nosotros pero te puedo asegurar que no tenemos intención alguna de hacerte daño, es más, queremos ayudarte a encontrar a tu amiga y a encontrarte a ti misma.
-¿A mí misma?
-Te lo explicaremos cuando lleguemos a un lugar seguro- ¿Qué le pasaba a los dos con el lugar seguro? Sin embargo Steve no hizo que me irritara, había algo en él que hacía que confiara en él aunque no le conociera- Intenta comprendernos.
-Puedo comprenderte a ti- Luego dirigí mi vista hacia el coche y señalé con el dedo la ventanilla del copiloto- Es de él de quien no me fio- Steve sonrió.
-No te culpo, mi sobrino es así
-¿Alex es tu sobrino?- Pregunté sorprendida, Steve se encogió de hombros sonriendo. En ese momento oímos el ruido del clacson
-Será mejor que nos vayamos- Luego alzó la voz- Alguien no se ha levantado de muy buen humor.
Clary
Sentí una fuerte punzada en la cabeza, abrí los ojos poco a poco pestañeando y me encontré tendida en el suelo con una fuerte luz que se colaba por algún lugar. Pestañeé varias veces hasta que mis ojos se acostumbraron a esa luz, luego intenté incorporarme mientras hacía una mueca de dolor. Me toqué la cabeza justo donde sentía una quemazón y cuando la retiré vi una mancha de sangre… ¿Sangre? Miré a mi alrededor y me di cuenta de que estaba en una especie de habitación con las paredes desconchadas y con humedad. La luz que había en la habitación se colaba por una pequeña ventana rectangular con barrotes que había casi pegando al techo. Había cajas de metal en una esquina de la habitación, la cual no era demasiado grande, y a la izquierda había una puerta. Era un sueño muy raro, me pellizqué en el brazo y noté un pequeño dolor allí donde me había pellizcado. ¿Por qué me dolía? Normalmente cuando tenía un sueño que no me gustaba me pellizcaba y despertaba, ¿por qué no funcionaba? Entonces me acordé de todo, estaba en la cocina después de haber besado a Adrian y cuando me giré noté un golpe en la cabeza, instintivamente volví a llevarme la mano a la cabeza donde tenía el golpe… ¿realmente había sido todo eso real? Entonces me entró el pánico y me levanté rápidamente del suelo haciendo que me tambalease hacia un lado y tuviera que apoyarme en la pared para no caerme. Respiré hondo y me entraron arcadas, olía a moho y a suciedad, ¿cómo era posible que hubiera acabado allí? ¿Y Adrian? ¿Dónde estaba Adrian? ¿Estaría bien o también le habrían hecho algo a él? Me acerqué a la puerta e intenté abrirla pero estaba cerrada, entonces noté una punzada en el dedo.
-Genial y ahora me rompo una uña- Dije mientras me llevaba el dedo a la boca.
Oí unos pasos al otro lado de la puerta y me deslicé hasta la pared apoyándome, buscando algo a lo que agarrarme, pero lo único que encontraron mis dedos fueron las conchas de la pared. Oí una llave al otro lado de la puerta y luego el manillar de la puerta al girarse. Aguanté la respiración con el corazón latiéndome a toda prisa, uno de mis defectos era que no era lo que se dice valiente. La puerta se abrió y alguien entró dentro. Era una chica… ¿de mi edad? Quizá uno o dos años mayor. Cerró la puerta y me miró. Noté cómo se me helaba la sangre, había algo en aquella chica que hacía que le temiera y no era el simple hecho de que lo más probable era que fuese mi secuestradora. Tenía una larga cabellera rubia y rizada, llevaba un chándal verde, también era muy alta, media cabeza más alta que yo, entonces me di cuenta lo que me había producido escalofríos en ella, tenía los ojos de un extraño color esmeralda lo que le daba un aspecto inquietante. La chica me miró y sonrió, no fue una sonrisa simpática, sino una sonrisa inquietante igual que sus ojos.
-Veo que ya te has despertado- Tenía una voz dulce, suave. No le contesté- Tranquila, en principio no vamos a hacerte daño- ¿En principio? ¿Vamos? ¿Es que había más secuestradores?
-¿Qué queréis de mí? Si es el dinero no hay problema, llamaré a mis padres y…-La chica rió un poco lo que hizo que me callara y se acercó más a mí, intenté retroceder más, pero mi espalda estaba pegada a la pared.
-No queremos dinero, cielo- Contestó- Lo que nosotros queremos no nos lo pueden dar tus padres.
-¿Y…qué queréis?- Temía la respuesta, pero tenía que preguntar.
-Eres muy curiosa, ten cuidado, la curiosidad mató al gato- Ladeó la cabeza hacia un lado e hizo una mueca de tristeza- No querrás morir tan joven ¿Verdad?
-¿Y Adrian?
-¿Adrian?- Parecía que no sabía de lo que estaba hablando- ¿Quién es Adrian?
-Un…un chico, estaba conmigo cuando…-Callé de pronto, no sabía qué era peor, si que esa chica no supiera quién era Adrian o que sí lo supiera. Si no lo sabía quizás quería decir que había escapado o…que algo malo le había pasado.
-Mira, yo que tú no me preocuparía por nadie más que por ti.
-¿Por…por qué?- Alcé un poco la voz- ¿Qué queréis de mí?
-¿De ti?- Se encogió de hombros- Realmente nada.
-¿Entonces por qué me tenéis aquí encerrada?- No entendía nada.
-Porque eres el único modo de conseguir lo que queremos- Lo dijo en voz tan baja que tuve que esforzarme por oír lo que decía.
-¿Qué queréis conseguir?
-Te he dicho que la curiosidad mató al gato- Escuchamos un ruido procedente de algún otro lugar y luego alguien gritó “Jennifer”. La chica sonrió- Tengo que irme, pronto recibirás nuevas visitas- Dicho esto salió de la habitación.
¿Jennifer? ¿Se llamaba Jennifer? Si era así el nombre le venía que ni pintado*, pero ¿a qué se refería con nuevas visitas? Escuché el sonido de la llave cerrando la puerta y luego los pasos de Jennifer alejarse. Me acerqué a la puerta y pegué la oreja a ésta intentando escuchar algo.
-¿Está despierta?- Dijo una voz de un chico.
-Sí, no sabe nada.
-¿Te ha hablado de la chica?- ¿Chica? ¿Qué chica?
-No, sólo preguntaba y preguntaba pero no le he dicho nada de por qué está aquí ni qué es lo que queremos.
-Pues será mejor que vayamos averiguando cosas- Dijo otra voz masculina- Al jefe no le gustará cuando llegue ver que no hemos avanzado.
-Mucho menos le gustará saber que la chica a desaparecido y le hemos perdido el rastro- Dijo la voz de una chica que no había intervenido antes.
-El que tendrá problemas en ese caso no seremos nosotros…
Después no oí nada más, noté cómo las voces se iban alejando más y más, por lo que supuse que habían salido de la casa. ¿Quién era la chica de la que hablaban? ¿Quién era el jefe? ¿Qué era eso, una especie de secta? Me dirigí a la pared y miré la pequeña ventana con barrotes, estaba muy alta. Me acerqué al rincón donde estaban las cajas e intenté mover una, pesaba demasiado, cogí fuerzas de donde creí que no tendría y conseguí arrastrarla hasta que estuvo debajo de la ventana. Me subí a ella y me agarré a los barrotes intentando ver el exterior, pero todo lo que vi fue un gran patio con máquinas para transportar grandes cajas, parecía una especie de fábrica. Me bajé de la caja y la observé con más detenimiento reparando en algo que no había reparado antes, en la caja podía leerse la inscripción “MP”…no podía ser, sabía dónde me encontraba.
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*Jennifer significa Dama Rubia.