Capítulo 4
Selena
Volví a casa con el libro en la mano mientras miraba el reloj que llevaba en la muñeca. Había tardado poco tiempo en coger el libro, apenas había pasado media hora así que Clary no se enfadaría porque había tardado demasiado. Cuando entré vi que todas las luces estaban apagadas, supuse que Clary ya se había ido a la fiesta para “impresionar” a Adrian. Dejé el libro encima del escritorio y me dispuse a arreglarme, la ropa que me había escogido Clary no estaba del todo mal, por una vez creo que realmente había pensado en mí, pero cuando vi los tacones… ¿cuánto medían? ¿15cm? No me molestaba llevar tacones pero esos eran demasiado altos aunque visto de otro modo me harían más alta y sobrepasaría el 1’56 que medía en realidad.
Me vestí, me pasé un poco la plancha por el pelo –porque ya de por sí lo tenía bastante liso- y me pinté un poco, sólo un poco de gloss y rímel. En cierto modo agradecí que Clary ya se hubiera ido porque sino seguro que me hubiera obligado a que me pintara más.
Cuando ya estuve lista me dirigí a la dirección que nos había dado Adrian, estaba unas dos manzanas a distancia de nuestra calle. Cuando llegué a la dirección indicada no estaba segura de si era el lugar correcto porque no se oía música ni se oía jaleo fuera. Llamé al timbre y Adrian abrió la puerta y me sonrió.
-Hola, te estaba esperando- ¿Estaba?- Pasa.
Entré y me quedé mirando el interior de la casa, era una casa rústica, tenía las paredes de color amarillo pálido y en la entrada había un gran espejo y unas escaleras en forma de caracol que llevaban a un piso superior. Lo más extraño es que no se oía ruido por ningún lado.
-No se oye nada- Comenté.
-La fiesta es en el salón.
Seguí a Adrian mientras me fijaba en la decoración de la casa, pasamos por un pasillo donde había unos cuadros de paisajes y de una mujer de unos treinta y pico años, supuse que sería la madre de Adrian. Cuando llegamos al salón no había nadie, simplemente había un gran sofá contra la pared y enfrente una pantalla de plasma. En el centro había una mesa cuadrada con un jarrón con flores en el centro y una lámpara de pie al lado del sofá. Al otro lado de la habitación había una puerta con cristales que daba al patio trasero. Me quedé observando el salón y luego me giré para mirar a Adrian.
-¿Dónde está todo el mundo?- Pregunté extrañada- ¿He venido antes de tiempo?- Dije comprobando la hora en el móvil.
-No, has llegado a la hora perfecta- Dijo sonriendo de una manera extraña.
-Entonces ¿dónde están los demás?
-¿Qué demás?- Dijo acercándose poco a poco, casi instintivamente fui retrocediendo.
-Adrian, venga ya, diles a todos que salga de dondequiera que estén- Adrian hizo una mueca que parecía ser una sonrisa y siguió acercándose- ¡Clary! ¡Clary! ¡Venga ya, sal!
-Clary no va a salir de ningún sitio.
-Adrian por favor, para ya me estás asustando- Me detuve al chocar contra la pared, Adrian siguió acercándose hacia mí. Miré hacia la mesita que había al lado del sofá y vi una foto de una pareja con una niña pequeña, la mujer se parecía mucho a la del cuadro, ¿tenía Adrian una hermana?- ¿Tienes una hermana?
-¿Hermana? No- Se detuvo a escasos centímetros de mí sonriendo. Si Adrian no tenía una hermana, ¿qué significaba aquella fotografía? ¿Una prima?
-Te agradecería que te retiraras- Dije intentando que mi voz sonara firme aunque estuviera asustada.
-¿Qué me retire?- Sin darme cuenta me había cogido la mano y me la retorcía. Un dolor me recorrió todo el brazo e hice una mueca de dolor.
-¡Adrian para ya! ¡Me estás haciendo daño!- Me quejé mirándolo, pero en él sólo había una expresión de diversión.
-¿Qué te estoy haciendo daño?- Soltó una risa ronca y sacó algo brillante de detrás de su espalda con el otro brazo- Entonces espera a ver lo que es hacer daño- Entonces me di cuenta de lo que había sacado de detrás de su espalda, no podía ser, era…un cuchillo.
Lo que ocurrió a continuación pasó muy deprisa. Adrian levantó el cuchillo dispuesto a bajarlo directamente hacia mí cuando alguien abrió la puerta del patio trasero de una patada. Se oyó un disparo y Adrian me soltó mientras salía corriendo y yo caía al suelo presa del miedo. Notaba las pulsaciones del corazón en las sienes y tenía las manos sudorosas. ¿Qué era exactamente lo que había ocurrido? Había ido a una fiesta y luego…el que creía que era mi “amigo” quiso matarme y alguien entró de golpe en la casa y…espera, alguien había entrado en la casa. Miré en dirección a la puerta y vi a un chico de pie con una pistola en la mano. Él era el que había disparado, entonces volví a sentir miedo ¿y si me disparaba? Entonces el chico pareció verme y entrecerró los ojos mirándome. No podía ser mucho mayor que yo, ¿19 años quizá? Entonces el chico se acercó hasta donde yo estaba, intenté arrastrarme hacia un lado pero me choqué contra la mesita, lo vi todo perdido, el chico me mataría igual que había intentado matar a Adrian, ¿había intentando matarlo realmente a él o simplemente disparó sin apuntar? Y ¿por qué lo había hecho? Supuse que sería un macarra, aunque no tenía mucha pinta de serlo, no llevaba ningún tatuaje ni pirsin a la vista. Me preparé para el disparo pero para mi sorpresa lo que hizo fue ofrecerme la mano para que me levantara. Me quedé mirando la mano confusa, no sabía qué hacer.
-No voy a hacerte daño- Dijo, levanté la vista y lo miré a la cara aunque no me fijé demasiado.
-¿Quién…quién eres?- Tartamudeé.
-Alguien que acaba de salvarte el culo- Dijo moviendo la mano con gesto impaciente para que se la cogiera y me levantara.
Lo ignoré y me levanté yo sola como pude, notaba las piernas flojas y que el cuerpo me temblaba por el miedo pasado, tenía muchas preguntas en mi cabeza “¿Por qué has disparado? ¿Cómo sabías que Adrian iba a atacarme? ¿Quién demonios eres?” pero ninguna palabra quería salir de mi boca.
-Vale, vamos- Dijo esperando que lo siguiera.
-¿Vamos?- Pregunté atónita, él me miró abriendo mucho los ojos- ¡Yo no voy a ir contigo a ningún sitio!- Dije recuperando la compostura.
-Pero ¿qué te pasa?
-No ¿qué te pasa a ti? Has entrado en una casa que no es tuya y le has disparado a una persona y ¿de verdad esperas que vaya contigo?
-Uno, esta casa tampoco era suya, dos, no le he dado y si le hubiera dado habría evitado que te matara, tres, de nada y cuatro, no, no espero que vengas conmigo pero no puedes hacer otra cosa.
-¿Qué no puedo hacer otra cosa?
-Mira- Dijo acercándose a mí y cogiéndome por los hombros- Él no es el único que quiere verte muerta así que si te han encontrado ya no estás a salvo aquí.
-¿Qué no estoy a salvo aquí? ¡¿Pero de qué estás hablando?!- Dije intentando soltarme, pero él me cogió con más fuerza y me traqueteó.
-¿Hay algún ser querido tuyo que él conozca?- No respondí- ¡Contesta!
-¡¿Quién eres tú para darme órdenes?! ¡¿Y por qué tengo que confiar en ti?!
-¡Porque no te queda otra opción!- Respiró hondo e intentó tranquilizarse.
En ese segundo de silencio me fijé realmente por primera vez en él, era guapo, muy guapo diría yo, tenía el pelo corto y moreno, los ojos eran profundos y de un color marrón muy oscuro y mientras que Adrian tenía la piel muy pálida, este chico la tenía bronceada y aunque llevaba una camiseta y una chaqueta, por la fuerza que ejercía sobre mis hombros pude notar que también era fuerte. Aflojó la presión en mis hombros y me miró a los ojos, sin saber por qué noté cómo me sonrojé.
-Mira…si hay alguien a quien quieres y que ese tipo conozca también corre peligro- No sé por qué pero por la manera en la que habló y algo en sus ojos hizo que le creyera, entonces instantáneamente me vino un nombre a la cabeza.
-Clary…
-¿Quién es Clary?- Dijo soltándome.
-Mi…mi mejor amiga- Dije volviendo a ponerme nerviosa, ¿le habría hecho algo Adrian a Clary?
-¿Dónde vive?
-Vive conmigo, en un apartamento…-No me dejó acabar, me cogió de la muñeca y me sacó prácticamente a rastras de la casa. Una vez fuera vi cómo se dirigía a una moto negra que había aparcada delante de la puerta. Juraría que antes cuando entré no estaba ahí.
-Vamos- Dijo montándose en la moto.
Debería haberme parado a preguntarle a dónde o cosas por el estilo pero en ese momento sólo podía pensar si Clary corría peligro. Me subí en la parte de atrás de la moto y me agarré a él, nunca antes había montado en moto, siempre les había tenido mucho miedo, pero la angustia de no saber dónde estaba Clary era más fuerte que cualquier otro miedo.
-¿En qué dirección?- Preguntó poniendo la moto en marcha.
-Dos manzanas más adelante.
La moto se puso en marcha a toda prisa, no podía calcular exactamente a qué velocidad íbamos pero podía notar el frío de la noche calarse por la chaqueta de cuero que llevaba. Cerré los ojos sin saber exactamente por qué. En cuestión de poco tiempo noté cómo la moto se detenía y abrí los ojos.
-¿Es aquí verdad?
-Sí- Asentí con la cabeza y nos bajamos de la moto.
Entramos en el edificio y nos dirigimos al ascensor. Nuestro apartamento estaba en el 2º piso así que llegamos rápidamente. El pasillo estaba oscuro y no se escuchaba ruido alguno en los demás apartamentos. El chico moreno iba a mi lado y noté cómo se metía la mano dentro de la chaqueta y sacaba de nuevo la pistola, un escalofrío me recorrió el cuerpo. Me detuve cuando llegamos a la puerta de mi casa, busqué las llaves en el bolsillo de la chaqueta.
-Está abierta- Dijo el chico mientras empujaba con suavidad la puerta y la abría, ¿cómo era posible? Estaba segura de que había cerrado la puerta. Me dispuse a entrar pero él colocó una mano delante de mí cortándome el paso- Yo iré delante.
No discutí, no tenía fuerzas. Dejé que el entrara delante con la pistola apuntando al frente, yo entré detrás. El piso no estaba a oscuras tal y como lo dejé, sino que al fondo se veía una tenue luz. El chico iba mirando a un lado y a otro apuntando con la pistola. Nos dirigimos al lugar del que procedía la luz, era el salón. La luz que había encima de la mesa estaba encendida, estaba segura de que la había apagado al salir.
-¿La dejaste encendida?- Su tono de voz era firme, no mostraba sentimiento alguno, ni miedo, ni nerviosismo…nada.
-No- Fue todo lo que pude decir. El chico se acercó a la lámpara mientras yo miraba a un lado y a otro.
-¿Selena?- Me giré sorprendida, era el chico el que había hablado.
-¿Cómo sabes mi nombre? – Yo no se lo había dicho, entonces me fijé en que sostenía algo en la mano. Me acerqué y vi que era una especie de carta con mi nombre en mayúsculas puesto en la parte exterior. Él me la dio, la abrí y la leí, no tenía un buen presentimiento…
Querida Selena…bueno ¿a quién quiero engañar? Supongo que si estás leyendo esto es porque has vuelto al lugar donde supones que estará Clary o porque has ido a la policía, da igual. El caso es que no encontrarás a tu amiga, está conmigo. Simplemente decirte que si quieres volverla a ver con vida tendrás que seguir las indicaciones que te indico a continuación…
No pude seguir leyendo porque en ese momento el chico me había quitado la carta de las manos.
-¡Oye!- Intenté recuperarla pero él ya la estaba leyendo, luego la arrugó y la rompió- ¡¿Pero qué haces?! ¡No la había terminado de leer!- ¿Cómo podía haberla roto?
-Todo esto es una trampa.
-¡Mi mejor amiga está secuestrada, me da igual que sea una trampa o no, tengo que salvarla de lo que quiera que sea este estúpido juego!
-¿Juego?- Noté cómo los ojos se le oscurecían más –si es que eso era posible-, se acercó más a mí, en ese momento sentí una nueva sensación de miedo- ¿Te parece que esto es un juego?
-¡¿Qué otra explicación hay?!- Prácticamente grité.
-¡No entiendes nada!- Dijo gritando también, odiaba que me trataran como a una tonta, odiaba que la gente me dijera que no entendía nada, como si fuera una niña pequeña que no se entera de nada.
-¡¿Qué no entiendo nada?! ¡No me trates como a una niña pequeña!
-¡Eres una niña pequeña! ¿Cuántos años tienes, 16?
-17…-Dije conteniendo la ira que sentía en el pecho.
-Oh, sí- Dijo sarcásticamente- Toda una adulta.
-Si me lo explicaras quizá lo entendería- Dije tratando de controlar la voz, no serviría de nada que me pusiera a gritar de nuevo, tal vez, lo único que conseguiría era que me matase. El chico rió, fue una risa apagada, hostil.
-Si te lo dijera no me creerías- Dijo sonriendo, me quedé mirándole boquiabierta, tenía la sonrisa más bonita que jamás había visto y resplandecía bajo la tenue luz de la lámpara.
-Inténtalo.
-Mira, será mejor que nos vayamos…
-¿Qué?- No le dejé acabar- No estarás diciéndome en serio que no vamos a salvar a Clary ¿Verdad?
-Te repito que es una trampa, no van a soltar a tu amiga y te matarán- Al decir “te matarán” sentí una punzada en el estómago.
-La carta era para mí y la has roto sin dejar que leyera las indicaciones que me daba en ella.
-Por eso mismo la he roto- Dijo haciendo una extraña mueca.
-No lo entiendes ¿verdad?- Dije tras unos segundos de silencio, él me miró como si me viera por primera vez allí- Clary es como mi hermana, no puedo abandonarla a su suerte- Notaba una quemazón en la garganta, supuse que serían las ganas de llorar pero después de tantos años sin llorar no noté ni siquiera que se me nublara la vista. Tragué intentando deshacer el nudo que se había formado en la garganta- Ella no me abandonaría.
-Selena…-Era la primera vez que me llamaba por mi nombre y lo hizo con una extraña delicadeza, como si sintiera tristeza por mí- Créeme que te entiendo, pero créeme cuando te digo que no le harán daño a tu amiga, no les conviene y sólo la tienen de rehén porque saben que irás a salvarla- Bajé la vista hacia el suelo- Cuando sepamos dónde se encuentran iremos a salvarla.
-Cuando sepamos donde se encuentra ¿Quién?
-¿No puedes parar de hacer preguntas?- Dijo con una sonrisa torcida.
-Es uno de mis defectos- Dije encogiéndome de hombros, en ese momento sonó mi móvil, lo cogí y miré la pantalla, tenía la vaga esperanza de que fuera Clary pero en la pantalla del móvil ponía “Tía Emma”- Dime tía- Dije contestando.
-Selena… ¿Estás bien?- Notaba una especie de preocupación en su voz.
-Eh…sí, claro, ¿por qué?- Mentí.
-Por nada, simplemente quería asegurarme, he tenido un mal presentimiento.
-Tranquila tía- Tuve que hacer todo mi esfuerzo para no contarle todo lo que estaba pasando- Todo va bien, estoy estudiando para el examen del lunes- Noté como el chico encarnaba una ceja mirándome.
-Me alegro- Noté como suspiraba al otro lado del teléfono- Bueno, cielo, entonces te dejo que estudies, dale recuerdos a Clary de mi parte- Quise decirle algo así como “Lo haré”, pero no fui capaz.
-Te quiero- Fue lo que único que dije en un hilo de voz, luego colgué.
-¿Quién era?
-Mi tía Emma, decía que tenía un mal presentimiento…estaba preocupada- Me dedicó una mirada fugaz y salió en dirección a la salida- Oye- Le llamé mientras le seguía- Oye…
-Alex- Dijo girándose de pronto.
-¿Qué?- Pregunté confusa.
-Me llamo Alex, no me gusta eso del “oye”- Dijo imitándome, cosa que me irritó bastante. Era asombrosa la rapidez con la que pasaba de ser un chico… ¿agradable? A ser un completo idiota. Siguió andando.
-Alex.
-¿Qué?- Dijo sin girarse.
-¿Dónde vamos?
-No sé- Se encogió de hombros- Supongo que primero intentaré ponerme en contacto con Steve para contarle lo que ha pasado- Dijo más para sí mismo que para mí.
-¿Quién es Steve?- Me miró con una expresión que no supe cómo identificar.
-Deja de hacer preguntas.
-Te he dicho que eso va a ser un poco difícil.
-Pues trata de controlarte- Siguió andando.
-Necesito ver a Emma- Tenía la esperanza de que viéndola quizás pudiera hablar con ella a solas y contarle que un adolescente chiflado había secuestrado a Clary y que otro adolescente más chiflado aún quería que fuera con él yo-qué-sé-donde, y así me ayudaría.
-Imposible- Salimos fuera del piso y nos dirigimos al ascensor- No tenemos tiempo de paradas- Presionó varias veces el botón del ascensor.
Cuando la puerta se abrió nos metimos dentro y llegamos abajo en cuestión de segundos. No pensaba dejar que Alex me dijera lo que tenía o no tenía que hacer ¿por qué se creía mejor que yo y no me quería explicar nada? Si hacía unos minutos en el salón había confiado en él, ahora no lo hacía para nada, de todas formas seguía siendo un adolescente que había entrado armado a una casa. Y otra cosa tenía clara, no pensaba ir a ningún lugar con él y menos sin ninguna explicación, este tema había que dejarlo en manos de la policía no en manos de un adolescente armado jugando a ser… ¿Qué? ¿Una especie de cazador de fantasmas?
-Deberíamos ir a la policía.
-La policía no hará nada, para ellos simplemente será otro secuestro entre muchos otros- Me miró e hizo una mueca- Eso contando con que no crean que tú están implicada en el secuestro.
-¿Qué? ¿Por qué iban a creer tal cosa?- No me contestó, simplemente sonrió divertido y salió al exterior.
-Bueno, supongo que todavía hay tiempo…-Ahora estaba de espaldas a mí, era ahora o nunca, eché a correr calle arriba- ¡Eh!- Noté cómo empezaba a correr detrás de mí- ¡¿Qué demonios estás haciendo?!- Gritó a mis espaldas, no podía dejar que me cogiera. Notaba sus pasos cada vez más cerca hasta que me agarró de un brazo fuertemente haciéndome girar, apenas había avanzado media calle.- ¡¿Es que estás loca?! ¡¿Qué pretendías hacer?!- Me apretó más fuerte el brazo, noté un dolor subir desde el lugar por donde me había agarrado hasta el hombro.
-¡Irme a cualquier lugar! ¡Buscar a la policía! ¡¿De verdad pretendías que me quedara contigo?!- Dije intentando soltarme, pero cuanta más fuerza hacía yo, más hacía él.
-¡Te matarán si te vas sola!
-¡¿Pero quién te crees que eres?! ¡¿Por qué te crees mejor que yo?! ¡Simplemente eres un adolescente loco armado!
-¡Escúchame ¿Vale?!
-¡No!- Volví a forcejear por soltarme. Maldije que en ese momento no hubiera nadie en la calle a quién pedirle ayuda- ¡Y suéltame!
-¡¿Quieres hacer el favor de escucharme?!
-¿De verdad hace falta que responda a eso? ¡Suéltame!
-¡Estate quieta de una vez!- Dijo agarrándome el otro brazo con la mano libre.
-¡Estás loco!- Soltó uno de los brazos y me tapó la boca con la mano.
-Mira, siento mucho lo que está pasando ¿vale? Sé que todo esto es muy difícil de asimilar pero tienes que confiar en mí aunque no tengas motivos para hacerlo y a cambio yo te prometo que cuando estemos en un lugar seguro te lo cuento todo con pelos y señales ¿de acuerdo?- No le creía, ¿por qué iba a hacerlo? Mi respuesta fue obvia, le mordí la mano y él la retiró rápidamente haciendo una mueca de dolor- ¡Eh!
-¡No te creo! ¡No me dirás nada! ¿Cómo sé que no estás aliado con Adrian y que todo esto es una maldita encerrona para lo que quiera que queráis de mí y de Clary?
-¿Adrian? ¿Así se llama?- Fue todo lo que dijo.
-No voy a ir contigo a ningún sitio- Dije remarcando casa sílaba para que le quedara bien claro.
-¿Sabes qué?- Dijo mirándome con una expresión exasperante en la mirada- He intentando ser lo más amable posible contigo…
-No me digas…-Dije sarcástica.
-Pero eres… ¡Una niñata!- Dijo haciendo caso omiso a mi comentario. Niñata, me había llamado niñata…tuve que controlar el impulso de abofetearle la cara.
-¡Pues si soy una niñata deberías dejarme aquí! ¡¿Qué te importa lo que me pueda pasar?!
-Créeme que si dependiera de mí ni siquiera habría venido a salvarte- Nos quedamos unos segundos en silencio, le había perdido el miedo, ya no veía a un adolescente armado completamente chiflado, ahora simplemente veía a un adolescente engreído y exasperante- Haz el favor de subir a la moto o…-Añadió más calmado.
-¿O qué?- ¿Es que me estaba amenazando? Me miró por una fracción de segundo y cuando me quise dar cuenta me había cogido por encima de su hombro y se dirigía a la moto- ¡¿Qué haces?! ¡¡¡SUÉLTAME!!!
-Sería un milagro que estuvieras más de dos segundos con la boca cerrada ¿cierto?- Me sentó en la moto pero me cogió las manos mientras buscaba en una especie de bolso que había en la parte delantera de la moto –en el cuál no me había fijado antes- y sacó una cuerda.
-Ah, no- Dije entendiendo lo que pretendía hacer.
-Ah, sí- Se sentó delante de mí, pasó mis manos alrededor de su cintura haciendo caso omiso a mis esfuerzos por soltarme y me amarró las manos- Espero que estés cómoda- Dicho esto, puso la moto en marcha.
Selena
Volví a casa con el libro en la mano mientras miraba el reloj que llevaba en la muñeca. Había tardado poco tiempo en coger el libro, apenas había pasado media hora así que Clary no se enfadaría porque había tardado demasiado. Cuando entré vi que todas las luces estaban apagadas, supuse que Clary ya se había ido a la fiesta para “impresionar” a Adrian. Dejé el libro encima del escritorio y me dispuse a arreglarme, la ropa que me había escogido Clary no estaba del todo mal, por una vez creo que realmente había pensado en mí, pero cuando vi los tacones… ¿cuánto medían? ¿15cm? No me molestaba llevar tacones pero esos eran demasiado altos aunque visto de otro modo me harían más alta y sobrepasaría el 1’56 que medía en realidad.
Me vestí, me pasé un poco la plancha por el pelo –porque ya de por sí lo tenía bastante liso- y me pinté un poco, sólo un poco de gloss y rímel. En cierto modo agradecí que Clary ya se hubiera ido porque sino seguro que me hubiera obligado a que me pintara más.
Cuando ya estuve lista me dirigí a la dirección que nos había dado Adrian, estaba unas dos manzanas a distancia de nuestra calle. Cuando llegué a la dirección indicada no estaba segura de si era el lugar correcto porque no se oía música ni se oía jaleo fuera. Llamé al timbre y Adrian abrió la puerta y me sonrió.
-Hola, te estaba esperando- ¿Estaba?- Pasa.
Entré y me quedé mirando el interior de la casa, era una casa rústica, tenía las paredes de color amarillo pálido y en la entrada había un gran espejo y unas escaleras en forma de caracol que llevaban a un piso superior. Lo más extraño es que no se oía ruido por ningún lado.
-No se oye nada- Comenté.
-La fiesta es en el salón.
Seguí a Adrian mientras me fijaba en la decoración de la casa, pasamos por un pasillo donde había unos cuadros de paisajes y de una mujer de unos treinta y pico años, supuse que sería la madre de Adrian. Cuando llegamos al salón no había nadie, simplemente había un gran sofá contra la pared y enfrente una pantalla de plasma. En el centro había una mesa cuadrada con un jarrón con flores en el centro y una lámpara de pie al lado del sofá. Al otro lado de la habitación había una puerta con cristales que daba al patio trasero. Me quedé observando el salón y luego me giré para mirar a Adrian.
-¿Dónde está todo el mundo?- Pregunté extrañada- ¿He venido antes de tiempo?- Dije comprobando la hora en el móvil.
-No, has llegado a la hora perfecta- Dijo sonriendo de una manera extraña.
-Entonces ¿dónde están los demás?
-¿Qué demás?- Dijo acercándose poco a poco, casi instintivamente fui retrocediendo.
-Adrian, venga ya, diles a todos que salga de dondequiera que estén- Adrian hizo una mueca que parecía ser una sonrisa y siguió acercándose- ¡Clary! ¡Clary! ¡Venga ya, sal!
-Clary no va a salir de ningún sitio.
-Adrian por favor, para ya me estás asustando- Me detuve al chocar contra la pared, Adrian siguió acercándose hacia mí. Miré hacia la mesita que había al lado del sofá y vi una foto de una pareja con una niña pequeña, la mujer se parecía mucho a la del cuadro, ¿tenía Adrian una hermana?- ¿Tienes una hermana?
-¿Hermana? No- Se detuvo a escasos centímetros de mí sonriendo. Si Adrian no tenía una hermana, ¿qué significaba aquella fotografía? ¿Una prima?
-Te agradecería que te retiraras- Dije intentando que mi voz sonara firme aunque estuviera asustada.
-¿Qué me retire?- Sin darme cuenta me había cogido la mano y me la retorcía. Un dolor me recorrió todo el brazo e hice una mueca de dolor.
-¡Adrian para ya! ¡Me estás haciendo daño!- Me quejé mirándolo, pero en él sólo había una expresión de diversión.
-¿Qué te estoy haciendo daño?- Soltó una risa ronca y sacó algo brillante de detrás de su espalda con el otro brazo- Entonces espera a ver lo que es hacer daño- Entonces me di cuenta de lo que había sacado de detrás de su espalda, no podía ser, era…un cuchillo.
Lo que ocurrió a continuación pasó muy deprisa. Adrian levantó el cuchillo dispuesto a bajarlo directamente hacia mí cuando alguien abrió la puerta del patio trasero de una patada. Se oyó un disparo y Adrian me soltó mientras salía corriendo y yo caía al suelo presa del miedo. Notaba las pulsaciones del corazón en las sienes y tenía las manos sudorosas. ¿Qué era exactamente lo que había ocurrido? Había ido a una fiesta y luego…el que creía que era mi “amigo” quiso matarme y alguien entró de golpe en la casa y…espera, alguien había entrado en la casa. Miré en dirección a la puerta y vi a un chico de pie con una pistola en la mano. Él era el que había disparado, entonces volví a sentir miedo ¿y si me disparaba? Entonces el chico pareció verme y entrecerró los ojos mirándome. No podía ser mucho mayor que yo, ¿19 años quizá? Entonces el chico se acercó hasta donde yo estaba, intenté arrastrarme hacia un lado pero me choqué contra la mesita, lo vi todo perdido, el chico me mataría igual que había intentado matar a Adrian, ¿había intentando matarlo realmente a él o simplemente disparó sin apuntar? Y ¿por qué lo había hecho? Supuse que sería un macarra, aunque no tenía mucha pinta de serlo, no llevaba ningún tatuaje ni pirsin a la vista. Me preparé para el disparo pero para mi sorpresa lo que hizo fue ofrecerme la mano para que me levantara. Me quedé mirando la mano confusa, no sabía qué hacer.
-No voy a hacerte daño- Dijo, levanté la vista y lo miré a la cara aunque no me fijé demasiado.
-¿Quién…quién eres?- Tartamudeé.
-Alguien que acaba de salvarte el culo- Dijo moviendo la mano con gesto impaciente para que se la cogiera y me levantara.
Lo ignoré y me levanté yo sola como pude, notaba las piernas flojas y que el cuerpo me temblaba por el miedo pasado, tenía muchas preguntas en mi cabeza “¿Por qué has disparado? ¿Cómo sabías que Adrian iba a atacarme? ¿Quién demonios eres?” pero ninguna palabra quería salir de mi boca.
-Vale, vamos- Dijo esperando que lo siguiera.
-¿Vamos?- Pregunté atónita, él me miró abriendo mucho los ojos- ¡Yo no voy a ir contigo a ningún sitio!- Dije recuperando la compostura.
-Pero ¿qué te pasa?
-No ¿qué te pasa a ti? Has entrado en una casa que no es tuya y le has disparado a una persona y ¿de verdad esperas que vaya contigo?
-Uno, esta casa tampoco era suya, dos, no le he dado y si le hubiera dado habría evitado que te matara, tres, de nada y cuatro, no, no espero que vengas conmigo pero no puedes hacer otra cosa.
-¿Qué no puedo hacer otra cosa?
-Mira- Dijo acercándose a mí y cogiéndome por los hombros- Él no es el único que quiere verte muerta así que si te han encontrado ya no estás a salvo aquí.
-¿Qué no estoy a salvo aquí? ¡¿Pero de qué estás hablando?!- Dije intentando soltarme, pero él me cogió con más fuerza y me traqueteó.
-¿Hay algún ser querido tuyo que él conozca?- No respondí- ¡Contesta!
-¡¿Quién eres tú para darme órdenes?! ¡¿Y por qué tengo que confiar en ti?!
-¡Porque no te queda otra opción!- Respiró hondo e intentó tranquilizarse.
En ese segundo de silencio me fijé realmente por primera vez en él, era guapo, muy guapo diría yo, tenía el pelo corto y moreno, los ojos eran profundos y de un color marrón muy oscuro y mientras que Adrian tenía la piel muy pálida, este chico la tenía bronceada y aunque llevaba una camiseta y una chaqueta, por la fuerza que ejercía sobre mis hombros pude notar que también era fuerte. Aflojó la presión en mis hombros y me miró a los ojos, sin saber por qué noté cómo me sonrojé.
-Mira…si hay alguien a quien quieres y que ese tipo conozca también corre peligro- No sé por qué pero por la manera en la que habló y algo en sus ojos hizo que le creyera, entonces instantáneamente me vino un nombre a la cabeza.
-Clary…
-¿Quién es Clary?- Dijo soltándome.
-Mi…mi mejor amiga- Dije volviendo a ponerme nerviosa, ¿le habría hecho algo Adrian a Clary?
-¿Dónde vive?
-Vive conmigo, en un apartamento…-No me dejó acabar, me cogió de la muñeca y me sacó prácticamente a rastras de la casa. Una vez fuera vi cómo se dirigía a una moto negra que había aparcada delante de la puerta. Juraría que antes cuando entré no estaba ahí.
-Vamos- Dijo montándose en la moto.
Debería haberme parado a preguntarle a dónde o cosas por el estilo pero en ese momento sólo podía pensar si Clary corría peligro. Me subí en la parte de atrás de la moto y me agarré a él, nunca antes había montado en moto, siempre les había tenido mucho miedo, pero la angustia de no saber dónde estaba Clary era más fuerte que cualquier otro miedo.
-¿En qué dirección?- Preguntó poniendo la moto en marcha.
-Dos manzanas más adelante.
La moto se puso en marcha a toda prisa, no podía calcular exactamente a qué velocidad íbamos pero podía notar el frío de la noche calarse por la chaqueta de cuero que llevaba. Cerré los ojos sin saber exactamente por qué. En cuestión de poco tiempo noté cómo la moto se detenía y abrí los ojos.
-¿Es aquí verdad?
-Sí- Asentí con la cabeza y nos bajamos de la moto.
Entramos en el edificio y nos dirigimos al ascensor. Nuestro apartamento estaba en el 2º piso así que llegamos rápidamente. El pasillo estaba oscuro y no se escuchaba ruido alguno en los demás apartamentos. El chico moreno iba a mi lado y noté cómo se metía la mano dentro de la chaqueta y sacaba de nuevo la pistola, un escalofrío me recorrió el cuerpo. Me detuve cuando llegamos a la puerta de mi casa, busqué las llaves en el bolsillo de la chaqueta.
-Está abierta- Dijo el chico mientras empujaba con suavidad la puerta y la abría, ¿cómo era posible? Estaba segura de que había cerrado la puerta. Me dispuse a entrar pero él colocó una mano delante de mí cortándome el paso- Yo iré delante.
No discutí, no tenía fuerzas. Dejé que el entrara delante con la pistola apuntando al frente, yo entré detrás. El piso no estaba a oscuras tal y como lo dejé, sino que al fondo se veía una tenue luz. El chico iba mirando a un lado y a otro apuntando con la pistola. Nos dirigimos al lugar del que procedía la luz, era el salón. La luz que había encima de la mesa estaba encendida, estaba segura de que la había apagado al salir.
-¿La dejaste encendida?- Su tono de voz era firme, no mostraba sentimiento alguno, ni miedo, ni nerviosismo…nada.
-No- Fue todo lo que pude decir. El chico se acercó a la lámpara mientras yo miraba a un lado y a otro.
-¿Selena?- Me giré sorprendida, era el chico el que había hablado.
-¿Cómo sabes mi nombre? – Yo no se lo había dicho, entonces me fijé en que sostenía algo en la mano. Me acerqué y vi que era una especie de carta con mi nombre en mayúsculas puesto en la parte exterior. Él me la dio, la abrí y la leí, no tenía un buen presentimiento…
Querida Selena…bueno ¿a quién quiero engañar? Supongo que si estás leyendo esto es porque has vuelto al lugar donde supones que estará Clary o porque has ido a la policía, da igual. El caso es que no encontrarás a tu amiga, está conmigo. Simplemente decirte que si quieres volverla a ver con vida tendrás que seguir las indicaciones que te indico a continuación…
No pude seguir leyendo porque en ese momento el chico me había quitado la carta de las manos.
-¡Oye!- Intenté recuperarla pero él ya la estaba leyendo, luego la arrugó y la rompió- ¡¿Pero qué haces?! ¡No la había terminado de leer!- ¿Cómo podía haberla roto?
-Todo esto es una trampa.
-¡Mi mejor amiga está secuestrada, me da igual que sea una trampa o no, tengo que salvarla de lo que quiera que sea este estúpido juego!
-¿Juego?- Noté cómo los ojos se le oscurecían más –si es que eso era posible-, se acercó más a mí, en ese momento sentí una nueva sensación de miedo- ¿Te parece que esto es un juego?
-¡¿Qué otra explicación hay?!- Prácticamente grité.
-¡No entiendes nada!- Dijo gritando también, odiaba que me trataran como a una tonta, odiaba que la gente me dijera que no entendía nada, como si fuera una niña pequeña que no se entera de nada.
-¡¿Qué no entiendo nada?! ¡No me trates como a una niña pequeña!
-¡Eres una niña pequeña! ¿Cuántos años tienes, 16?
-17…-Dije conteniendo la ira que sentía en el pecho.
-Oh, sí- Dijo sarcásticamente- Toda una adulta.
-Si me lo explicaras quizá lo entendería- Dije tratando de controlar la voz, no serviría de nada que me pusiera a gritar de nuevo, tal vez, lo único que conseguiría era que me matase. El chico rió, fue una risa apagada, hostil.
-Si te lo dijera no me creerías- Dijo sonriendo, me quedé mirándole boquiabierta, tenía la sonrisa más bonita que jamás había visto y resplandecía bajo la tenue luz de la lámpara.
-Inténtalo.
-Mira, será mejor que nos vayamos…
-¿Qué?- No le dejé acabar- No estarás diciéndome en serio que no vamos a salvar a Clary ¿Verdad?
-Te repito que es una trampa, no van a soltar a tu amiga y te matarán- Al decir “te matarán” sentí una punzada en el estómago.
-La carta era para mí y la has roto sin dejar que leyera las indicaciones que me daba en ella.
-Por eso mismo la he roto- Dijo haciendo una extraña mueca.
-No lo entiendes ¿verdad?- Dije tras unos segundos de silencio, él me miró como si me viera por primera vez allí- Clary es como mi hermana, no puedo abandonarla a su suerte- Notaba una quemazón en la garganta, supuse que serían las ganas de llorar pero después de tantos años sin llorar no noté ni siquiera que se me nublara la vista. Tragué intentando deshacer el nudo que se había formado en la garganta- Ella no me abandonaría.
-Selena…-Era la primera vez que me llamaba por mi nombre y lo hizo con una extraña delicadeza, como si sintiera tristeza por mí- Créeme que te entiendo, pero créeme cuando te digo que no le harán daño a tu amiga, no les conviene y sólo la tienen de rehén porque saben que irás a salvarla- Bajé la vista hacia el suelo- Cuando sepamos dónde se encuentran iremos a salvarla.
-Cuando sepamos donde se encuentra ¿Quién?
-¿No puedes parar de hacer preguntas?- Dijo con una sonrisa torcida.
-Es uno de mis defectos- Dije encogiéndome de hombros, en ese momento sonó mi móvil, lo cogí y miré la pantalla, tenía la vaga esperanza de que fuera Clary pero en la pantalla del móvil ponía “Tía Emma”- Dime tía- Dije contestando.
-Selena… ¿Estás bien?- Notaba una especie de preocupación en su voz.
-Eh…sí, claro, ¿por qué?- Mentí.
-Por nada, simplemente quería asegurarme, he tenido un mal presentimiento.
-Tranquila tía- Tuve que hacer todo mi esfuerzo para no contarle todo lo que estaba pasando- Todo va bien, estoy estudiando para el examen del lunes- Noté como el chico encarnaba una ceja mirándome.
-Me alegro- Noté como suspiraba al otro lado del teléfono- Bueno, cielo, entonces te dejo que estudies, dale recuerdos a Clary de mi parte- Quise decirle algo así como “Lo haré”, pero no fui capaz.
-Te quiero- Fue lo que único que dije en un hilo de voz, luego colgué.
-¿Quién era?
-Mi tía Emma, decía que tenía un mal presentimiento…estaba preocupada- Me dedicó una mirada fugaz y salió en dirección a la salida- Oye- Le llamé mientras le seguía- Oye…
-Alex- Dijo girándose de pronto.
-¿Qué?- Pregunté confusa.
-Me llamo Alex, no me gusta eso del “oye”- Dijo imitándome, cosa que me irritó bastante. Era asombrosa la rapidez con la que pasaba de ser un chico… ¿agradable? A ser un completo idiota. Siguió andando.
-Alex.
-¿Qué?- Dijo sin girarse.
-¿Dónde vamos?
-No sé- Se encogió de hombros- Supongo que primero intentaré ponerme en contacto con Steve para contarle lo que ha pasado- Dijo más para sí mismo que para mí.
-¿Quién es Steve?- Me miró con una expresión que no supe cómo identificar.
-Deja de hacer preguntas.
-Te he dicho que eso va a ser un poco difícil.
-Pues trata de controlarte- Siguió andando.
-Necesito ver a Emma- Tenía la esperanza de que viéndola quizás pudiera hablar con ella a solas y contarle que un adolescente chiflado había secuestrado a Clary y que otro adolescente más chiflado aún quería que fuera con él yo-qué-sé-donde, y así me ayudaría.
-Imposible- Salimos fuera del piso y nos dirigimos al ascensor- No tenemos tiempo de paradas- Presionó varias veces el botón del ascensor.
Cuando la puerta se abrió nos metimos dentro y llegamos abajo en cuestión de segundos. No pensaba dejar que Alex me dijera lo que tenía o no tenía que hacer ¿por qué se creía mejor que yo y no me quería explicar nada? Si hacía unos minutos en el salón había confiado en él, ahora no lo hacía para nada, de todas formas seguía siendo un adolescente que había entrado armado a una casa. Y otra cosa tenía clara, no pensaba ir a ningún lugar con él y menos sin ninguna explicación, este tema había que dejarlo en manos de la policía no en manos de un adolescente armado jugando a ser… ¿Qué? ¿Una especie de cazador de fantasmas?
-Deberíamos ir a la policía.
-La policía no hará nada, para ellos simplemente será otro secuestro entre muchos otros- Me miró e hizo una mueca- Eso contando con que no crean que tú están implicada en el secuestro.
-¿Qué? ¿Por qué iban a creer tal cosa?- No me contestó, simplemente sonrió divertido y salió al exterior.
-Bueno, supongo que todavía hay tiempo…-Ahora estaba de espaldas a mí, era ahora o nunca, eché a correr calle arriba- ¡Eh!- Noté cómo empezaba a correr detrás de mí- ¡¿Qué demonios estás haciendo?!- Gritó a mis espaldas, no podía dejar que me cogiera. Notaba sus pasos cada vez más cerca hasta que me agarró de un brazo fuertemente haciéndome girar, apenas había avanzado media calle.- ¡¿Es que estás loca?! ¡¿Qué pretendías hacer?!- Me apretó más fuerte el brazo, noté un dolor subir desde el lugar por donde me había agarrado hasta el hombro.
-¡Irme a cualquier lugar! ¡Buscar a la policía! ¡¿De verdad pretendías que me quedara contigo?!- Dije intentando soltarme, pero cuanta más fuerza hacía yo, más hacía él.
-¡Te matarán si te vas sola!
-¡¿Pero quién te crees que eres?! ¡¿Por qué te crees mejor que yo?! ¡Simplemente eres un adolescente loco armado!
-¡Escúchame ¿Vale?!
-¡No!- Volví a forcejear por soltarme. Maldije que en ese momento no hubiera nadie en la calle a quién pedirle ayuda- ¡Y suéltame!
-¡¿Quieres hacer el favor de escucharme?!
-¿De verdad hace falta que responda a eso? ¡Suéltame!
-¡Estate quieta de una vez!- Dijo agarrándome el otro brazo con la mano libre.
-¡Estás loco!- Soltó uno de los brazos y me tapó la boca con la mano.
-Mira, siento mucho lo que está pasando ¿vale? Sé que todo esto es muy difícil de asimilar pero tienes que confiar en mí aunque no tengas motivos para hacerlo y a cambio yo te prometo que cuando estemos en un lugar seguro te lo cuento todo con pelos y señales ¿de acuerdo?- No le creía, ¿por qué iba a hacerlo? Mi respuesta fue obvia, le mordí la mano y él la retiró rápidamente haciendo una mueca de dolor- ¡Eh!
-¡No te creo! ¡No me dirás nada! ¿Cómo sé que no estás aliado con Adrian y que todo esto es una maldita encerrona para lo que quiera que queráis de mí y de Clary?
-¿Adrian? ¿Así se llama?- Fue todo lo que dijo.
-No voy a ir contigo a ningún sitio- Dije remarcando casa sílaba para que le quedara bien claro.
-¿Sabes qué?- Dijo mirándome con una expresión exasperante en la mirada- He intentando ser lo más amable posible contigo…
-No me digas…-Dije sarcástica.
-Pero eres… ¡Una niñata!- Dijo haciendo caso omiso a mi comentario. Niñata, me había llamado niñata…tuve que controlar el impulso de abofetearle la cara.
-¡Pues si soy una niñata deberías dejarme aquí! ¡¿Qué te importa lo que me pueda pasar?!
-Créeme que si dependiera de mí ni siquiera habría venido a salvarte- Nos quedamos unos segundos en silencio, le había perdido el miedo, ya no veía a un adolescente armado completamente chiflado, ahora simplemente veía a un adolescente engreído y exasperante- Haz el favor de subir a la moto o…-Añadió más calmado.
-¿O qué?- ¿Es que me estaba amenazando? Me miró por una fracción de segundo y cuando me quise dar cuenta me había cogido por encima de su hombro y se dirigía a la moto- ¡¿Qué haces?! ¡¡¡SUÉLTAME!!!
-Sería un milagro que estuvieras más de dos segundos con la boca cerrada ¿cierto?- Me sentó en la moto pero me cogió las manos mientras buscaba en una especie de bolso que había en la parte delantera de la moto –en el cuál no me había fijado antes- y sacó una cuerda.
-Ah, no- Dije entendiendo lo que pretendía hacer.
-Ah, sí- Se sentó delante de mí, pasó mis manos alrededor de su cintura haciendo caso omiso a mis esfuerzos por soltarme y me amarró las manos- Espero que estés cómoda- Dicho esto, puso la moto en marcha.