Capítulo 20
Selena.
-¿De Kelley?- Preguntó extrañado quitándome la nota de las manos- Alex, Selena- Empezó a leer- No hemos tenido tiempo de quedarnos a contároslo en persona, lo siento. Hemos ido a visitar a Kyle y Jensen- Alex alzó las cejas- (Sí, Alex, sé que no te lo puedes creer, pero es por Selena). Pensamos que si ellos no saben lo que ocurre con Selena, nadie lo sabrá. Así que hemos ido a ver lo que podemos averiguar, volveremos mañana. Posdata: Ya hablaremos sobre el tema de que os hayáis marchado sin avisar de la fiesta- Hizo una mueca burlona- Con mucho amor y cariño, Kelley- Alex suspiró.
-Parece que me he convertido en algo así como un bicho raro- Intenté bromear- Todo el mundo está intentando averiguar qué demonios me pasa.
-Vamos, tampoco es para tanto- Volvió a poner la nota en la mesita- Simplemente están adelantando un poco de trabajo.
-¿Qué pasa con ese tal Kyle y Jensen?
-Una larga historia - Se cruzó de brazos- Digamos que Kelley le dio algo así como ‘plantón’ a Kyle.
-Oh…
-Es un buen chico- Se encogió de hombros- Siempre me ha tenido un poco de envidia, pero es normal.
-Ya- Reí.
Clary
Los días que habíamos estado en el piso Adrian y yo, habíamos hecho de todo menos llamar la atención. Había intentado contactar con Selena como unas mil veces más, pero sin éxito, así que habíamos dedicado el resto del tiempo en él y yo. Me preguntaba cómo era posible que pudiera querer tanto a alguien, Adrian era la persona más importante en mi vida y de eso estaba segura. No sabía lo que haría si le pasara algo, probablemente me moriría.
-¿Qué haces?- Me dijo Adrian en el oído mientras me abrazaba por detrás mientras estaba en la cocina.
-Estoy preparando algo para comer y como me distraigas no sé cómo saldrá la comida- Dije sonriendo.
-Sólo un ratito- Adrian me giró de cara a él y me besó, me esperaba un beso tierno, pero esta vez fue un beso prácticamente desesperado como si llevara años sin verme, aunque tampoco me importó. Adrian metió la mano por la parte de atrás de mi camisa, sonreí y le di una palmada en el trasero mientras me retiraba.
-No te pases de listo- Sonreí- Anda, vete un rato al sofá mientras termino de preparar la comida.
-¿No me dejas que me quede aquí?-Puso voz de niño bueno.
-No- Dije tajante.
-¿Por qué?
-Porque como te pongas pesado a lo mejor en vez de comer filete comemos huevos revueltos.
Adrian tragó saliva y se marchó de la cocina, cuando oí el sonido de la tele no pude evitar sonreír.
Selena
Alex fue a ducharse y yo bajé a comer algo, aunque lo intentaba no podía dejar de disgustarme la idea de que Kelley y Steve fueran contándole a todo el mundo lo que me pasaba, pero me tranquilizaba -o al menos lo intentaba- pensando que si Kelley y Steve habían recurrido a ellos era porque les tenían confianza, además, a Alex le caían bien –cosa que viniendo de él es todo un logro-.
Cuando Alex bajó llevaba puestos unos vaqueros, una camiseta oscura y una chaqueta de cuero. Intenté no distraerme, así que me levanté y pasé por su lado dispuesta a irme a duchar.
-¿Estás bien?- Me preguntó cuando me disponía a subir las escaleras.
-Sí, claro- Sonreí y subí a ducharme.
Cogí unos vaqueros y una blusa y me dispuse a darme un largo baño. Me sentía cansada y no sabía por qué. Cerré los ojos e intenté relajarme, sólo me concentré en el sonido de mi corazón hasta que me sentí completamente bien. Cuando salí del baño me dirigí a mi habitación y me encontré con Alex en el pasillo.
-¿Qué hacemos ahora?- Pregunté apoyándome en el marco de la puerta.
-Nada, supongo que esperar a que vuelvan.
-Oh, qué divertido- Dije sarcástica.
-Yo sí me divierto- Dijo sonriendo mientras me cogía por la cintura y me acercaba a él, noté cómo se me volvía a acelerar el pulso.
-Pues deja de divertirte tanto- Le sonreí también.
Alex pegó su frente a la mía y cerró los ojos, yo hice lo mismo.
- Quand l’amour frappe à ta porte…Est-ce que tu l’ouvriras?- Dijo repitiendo la misma frase que me había dicho el día que fuimos a mi casa a recoger ropa para llevarme.
-Oui*- Sonreí.
Lo siguiente que noté fueron los labios de Alex en los míos. Fue un beso dulce y lleno de ternura. Me agarré a su cuello con fuerza, entonces todo a mi alrededor dejó de existir, por mí ya podía venirse el mundo abajo a trozos que no me importaba. El beso que había empezado siendo dulce se convirtió en uno apasionado, noté cómo me fallaban las piernas. Alex me atrapó contra la pared y siguió besándome. Empecé a sentir mucho calor y noté la falta de aire, aunque no me importó mucho. Alex se quitó la chaqueta sin separar sus labios de los míos, le di un pequeño mordisco en el labio y Alex se pegó más a mí. Me separé un poco como pude –sin muchas ganas- y Alex abrió los ojos como platos.
-¿Qué pasa?- Dijo jadeando.
-Ya está bien por hoy- Sonreí de forma malvada.
Alex me miró con los ojos abiertos como platos.
-Eres cruel y despiadada- Dijo entrecerrando los ojos.
-Lo sé- Sonreí y le di un pequeño beso en la comisura de la boca, Alex giró la cara y volvió a besarme en la boca mientras me colocaba una mano detrás de la cabeza. Yo sonreí.
De pronto noté de nuevo ese dolor punzante en la cabeza y me empecé a marear. A partir de ahí no sé exactamente qué es lo que pasó. Todo empezó a dar vueltas y el mundo dejó de existir.
-Selena- Era la voz de mi padre.
-Papá…-Me notaba cansada- ¡Papá!
-Selena, cielo…
-Papá por favor, tienes que decirme qué está pasando, estoy harta de que me mandes indirectas que no me sirven de nada- Notaba mi voz ahogada, como aguantando un llanto- Por favor…necesito saber qué ocurre.
Entonces vi la sonrisa de mi padre y después una imagen.
Estaba lloviendo y había truenos. La escena era una especie de prado grande aunque no había árboles, solamente hierba. En el centro del prado se encontraban tres ángeles con las alas negras y delante de ellos otro ángel con las alas de un color grisáceo al que no le pude ver el rostro.
-Ahora has caído como nosotros- Le decía uno de los tres ángeles al que estaba sólo.
-No se te ocurra compararme con vosotros Lucian- Decía en una voz bastante calmada y que me resultó extrañamente familiar.
-¿Por qué no?- Dijo otro- ¿En qué nos diferenciamos? Tú te has enamorado de una humana, has caído, este es tu castigo.
El ángel que estaba solo tensó las alas.
-No compares eso con lo que habéis hecho vosotros- Su voz sonaba más dura pero no perdió la calma- Nos habéis traicionado a todos.
-Déjate de tonterías- Dijo el tercer ángel- Eres uno de los favoritos, por eso no has recibido un castigo tan cruel como el nuestro.
Hubo un momento de silencio.
-Las cosas no son así, pero el cielo es el cielo y ya sabéis lo que os toca.
-Oh, amigo- Lucian dio un paso al frente- Tú puedes librarnos de este castigo y lo sabes, sólo tú puedes hacerlo.
-Sí, lo sé, pero no pienso hacerlo.
-Si no nos ayudas seguiremos así durante toda la eternidad, obligados a vivir entre los humanos- Dio un paso más hacia el otro ángel- Sin poder mostrarnos como realmente somos, sin poder vivir a nuestra manera…¡Encarcelados!
-Ese no es problema mío Lucian- Habló con voz calmada y serena, la cara de Lucian se puso roja de la ira.
A lo lejos sonó un trueno más fuerte.
-Sabes muy bien que sólo tu sangre es capaz de liberarnos- Volvió a decir.
-Lo sé, pero es el precio que habéis de pagar- El ángel se giró y pude verle la cara, me quedé petrificada…no era posible…no podía ser verdad.
-Con tormenta ha empezado y con tormenta acabará- Dijo Lucian en voz muy baja.
El ángel de alas grises emprendió el vuelo y desapareció entre la tormenta. Noté cómo me faltaba aire.
-¡Nos las pagarás Jaden!- Gritó por último Lucian.
Sentía un dolor en el pecho, no era posible que ese ángel fuera…mi padre.
Abrí los ojos de golpe y jadeando. Me escocían los ojos por el sudor y me temblaba todo el cuerpo. ¿Qué había sido eso? ¿Qué pasaba? Noté algo tocarme el brazo, retiré el brazo dispuesta a enfrentarme a quien fuera y entonces vi esos ojos oscuros ya tan familiares.
Alex.
-Hey, Sel, ¿estás bien?- Dijo mientras me acariciaba el pelo.
Negué con la cabeza, no podía mentirle, no podía decirle que estaba bien cuando no era así, pero ¿cómo decirle la verdad? ¿Cómo explicarle que mi padre era un ángel? Ni yo misma podía creerlo aún.
-¿Qué ocurre?
-No lo sé- Dije en un hilo de voz, noté que se me hacía un nudo en la garganta- De verdad que no lo sé- Noté cómo se me humedecían los ojos. Alex me abrazó y fue entonces cuando comencé a llorar.
-Tranquila- Me sentía impotente, quería gritar, llorar, quería contarle a Alex todo lo que llevaba viendo en todas las visiones que había tenido pero no sabía cómo hacerlo- ¿Por qué no intentas explicarme lo que has visto?
Me retiré un poco de él y respiré hondo.
-Alex…-¿Por dónde empezaba?- No te lo he contado todo.
-¿Qué?- Su voz sonaba confundida- ¿A qué te refieres?
-Las otras veces que me he desmayado tú me preguntabas si había visto algo y yo siempre te decía que no- Él me miró esperando que continuara- Pues es mentira- Agaché la cabeza- Siempre oía la voz de mi padre que me decía cosas como <<Tienes que estar preparada>> o <<Sé fuerte>>, pero no sabía lo que significaban- Alcé la cabeza y vi el rostro de Alex descomponerse en una expresión de dolor- Y ahora…
-Y ahora…-Me animó a que siguiera.
-Ya sé qué relación tengo con esos ángeles- Dije mientras expulsaba una gran bocanada de aire.
-¿Qué quieres decir?
-Mi padre…-Cerré los ojos- Era un ángel.
No oí respuesta, abrí los ojos y me encontré con los ojos de Alex abiertos como platos.
-¿Qué…qué has dicho?- Tartamudeó.
-Que mi padre era un ángel, al parecer tenía algún tipo de relación con otro- Lo miré a los ojos- Lucian.
-¿Lu…Lucian?- Era la primera vez que en la voz de Alex detecté ¿miedo?
-Sí, ¿qué pasa?
-Nada, sigue- Se aclaró la garganta.
-Había otros dos ángeles más junto a Lucian, mi padre estaba solo, les dijo que tendrían un castigo por la traición que había cometido, un castigo del que sólo podría librarlos él- El color se fue yendo de la cara de Alex- Ellos le decían que él también había pecado al enamorarse de una…humana- Me costó decir la última palabra- Pero aún así mi padre no quiso romper el castigo que tenía algo que ver con su sangre.
Se hizo un silencio que me pareció eterno. Alex no habló.
-¿Has dicho <<con su sangre>>?
-Sí- Afirmé, entonces todo cobró sentido en mi cabeza.
Sentí que todo me daba vueltas, pero esta vez no porque me fuera a desmayar, sino porque todo había cobrado sentido. Todo lo que llevaba semanas sin entender por fin lo comprendía. La mentira de mis padres, quién era yo realmente, por qué me querían esos ángeles…todo. Intenté respirar pero el aire no quería llegar a mis pulmones.
-Yo- Dije en un susurro- Por eso me quieren a mí- No conocía mi propia voz, sonaba tan distante.
Alex me cogió la mano y lo miré.
-Son los mismos ángeles que en mi visión los que me quieren coger- Vi el dolor en los ojos de Alex- Sólo con la sangre de mi padre se puede romper el castigo y si él no está…-Se me quebró la voz- Sólo quedo yo.
Alex me acarició la mejilla.
-No dejaré que te hagan daño, te lo prometo- Yo me abracé a Alex, esas palabras me habían hecho mucho bien aunque yo sabía que ni siquiera él podía evitar lo que se avecinaba.
Kelley
Steve y yo bajamos del coche y nos encaminamos a la puerta de entrada. Hacía muchos años que no sabíamos nada de Kyle. Steve golpeó la puerta y esperamos a que abriera. Empecé a pensar, ¿qué podía ser lo peor que sucediera? ¿Qué no quisiera hablarnos? Bueno, rectifico, ¿hablarme? Pues me quedaría en el coche esperando. Se oyó el sonido de un pestillo y luego la puerta se abrió. Kyle estaba al otro lado y cuando nos vio abrió los ojos como platos, miró a Steve y luego su mirada se posó en la mía. Noté que me ruborizaba. Kyle frunció el ceño y se apoyó en el marco de la puerta.
-¿Y bien?- Fue lo primero que dijo.
-También nos alegramos de verte, Kyle- Dijo Steve forzando una sonrisa.
-No me malinterpretes Steve, me alegro de verte, en serio- Sonrió- Es otra presencia la que no me agrada en absoluto- Me dirigió una mirada llena de odio.
-Venga, Kyle, hace dos años de eso- Siguió Steve- ¿No puedes olvidarlo?
Kyle no apartó la vista de mí, empecé a ponerme nerviosa y desvié la mirada, sonrojada.
-¿Qué queréis? No creo que hayáis venido a ver cómo me va la vida ¿cierto?
-En realidad- Comenzó a decir Steve- Veníamos a hablar contigo y con tu padre.
-¿Con mi padre?- Kyle alzó las cejas, incrédulo.
-Es un tema bastante importante y raro- Steve bajó la voz.
Kyle me miró de reojo.
-Está bien- Dije alzando las manos- Me quedaré en el coche, no importa.
Steve me miró con tristeza. La verdad es que no culpaba a Kyle de su comportamiento, si yo hubiera sido él seguramente habría actuado peor. Me di media vuelta para dirigirme al coche.
-Kelley- Dijo Kyle haciendo que me detuviera- No hace falta que te hagas la buena- Me giré y lo vi sonriendo- Anda, pasad- Se apartó del marco de la puerta y Steve y yo entramos- Mi padre está en el salón.
Nos dirigimos al salón, Jensen –el padre de Kyle- estaba sentado en un sillón leyendo un libro antiguo. Al vernos, cerró el libro de golpe y se levantó con una sonrisa en la cara.
-¡Steve! ¡Kelley! ¡Cuánto tiempo! ¿A qué se debe el honor de esta visita?
-Hola, Jensen- Saludó Steve- Ojalá fuera una visita de cortesía, pero está ocurriendo algo, algo nada bueno y que no sabemos exactamente lo que es.
-Y esperáis que nosotros os ayudemos- Terminó la frase Jensen.
-Sí, más o menos- Afirmó Steve.
-Está bien, sentaos.
Steve y Kyle se sentaron en el sofá enfrente de Jensen, yo decidí sentarme en otro sillón que había más alejado del sofá, cuanto más lejos de Kyle, mejor. Por el rabillo del ojo vi como Kyle sonreía, sentí cómo me volvía a ruborizar.
Steve le contó la historia de Selena a ambos, desde el principio hasta el final, sin olvidar mencionar los desmayos. Yo no intervine ni una sola vez en la historia, aunque me hubiera encantado hacerlo, pero no me sentía cómoda así que decidí permanecer en silencio. Jensen asentía con la cabeza mientras Steve narraba la historia y de vez en cuando fruncía el ceño, y Kyle…bueno, realmente no sé muy bien cómo reaccionó Kyle ya que intentaba evitar mirarlo.
-Vaya…-Dijo Kyle cuando Steve hubo acabado.
-¿Y dices…que esa chica es la hija de Eliane y Jaden?- Jensen parecía muy interesado.
-Sí- Contesté yo por mi padre.
-Dime, Steve- Siguió Jensen- ¿No te parece extraño?
-¿El qué?- Steve parecía confundido.
-Que unos ángeles busquen a esa chica, ¿qué tiene ella de especial?
-Eso mismo nos preguntamos nosotros.
-A no ser…-Kyle empezó a hablar y todos lo miramos- Que ella tenga alguna relación con ellos, que su vida tenga algo que ver con ellos y no lo sepa.
Nos quedamos sin habla, era una estupidez pero era la cosa con más sentido que habíamos oído. Selena relacionada con los ángeles, pero ¿cómo? Lo que había dicho Kyle tenía mucho sentido pero seguía pareciendo una tontería sin pies ni cabeza, con muchos cabos sueltos.
-¿Qué relación podría tener? Ni siquiera sabía nada de este mundo- Dije yo.
-Puede que ella no- Jensen hablaba más para sí que para nosotros, se levantó y fue hacía la estantería de libros, empezó a mirar y por fin sacó un gran libro y lo abrió mientras pasaba páginas.
-¿Qué haces?- Preguntó Kyle.
-Sch…-Jensen siguió hojeando hojas hasta que al final se detuvo en una- Lo que suponía- Le pasó el libro a Steve.
-Los ángeles caídos casi nunca suelen presentarse ante nadie- Empezó a leer Steve- Por eso nadie suele creer en ellos, pero ha habido casos en los que sí han hecho acto de su presencia- Hizo una pausa y nos miró a todo, luego volvió al libro- En esos casos habría sido mejor que no lo hubieran hecho, ya que las únicas veces que han aparecido han sido por cuestión de sangre.
-¿De sangre?- Pregunté- ¿Cómo que de sangre? ¿Para matar?
-Lazos de sangre- Siguió leyendo Steve y nos miramos unos a otros.
-No entiendo qué tiene eso que ver con Selena- Dije rompiendo el silencio.
-Según cuenta una vieja leyenda- Comenzó a decir Jensen- Los ángeles caídos han existido desde siempre, cualquier pequeño fallo que cometiese un ángel lo convertía en ángel caído- Hizo una pausa- Pero había ángeles que realmente habían realizado graves pecados, por lo que Dios eligió a un ángel que castigara a ese grupo de traidores, un ángel que también había caído, no por un pecado de alta categoría como los otros, pero un pecado al fin y al cabo.
-He oído esa leyenda- Intervino mi padre- Se dice que el castigo que se les impuso sólo podía ser roto por el ángel que lo había impuesto.
-Eso son tonterías- Dijo Kyle tras unos segundos de silencio- ¿Un ángel que castiga a otro y que sólo él puede librarlos de ese castigo? ¿Quién se cree esa historia?
En cualquier otro momento le habría respondido, pero mi mente trabajaba ahora en atar cabos. Lazos de sangre, ángeles castigados, castigo, pecado, eran las palabras que no dejaban de repetirse en mi mente. Entonces, algo se accionó en mi mente. Todo tenía sentido.
-Por eso quieren a Selena- Dije en un susurro. Jensen, Kyle y Steve dejaron de hablar y me miraron.
-¿Qué quieres decir Kelley?- Me preguntó Steve, pero yo ya corría hacia el exterior y me metía en el asiento del conductor, las llaves estaban puestas así que arranqué mientras escuchaba la voz de mi padre llamándome a gritos.
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*Oui: Sí, en Francés.
Selena.
-¿De Kelley?- Preguntó extrañado quitándome la nota de las manos- Alex, Selena- Empezó a leer- No hemos tenido tiempo de quedarnos a contároslo en persona, lo siento. Hemos ido a visitar a Kyle y Jensen- Alex alzó las cejas- (Sí, Alex, sé que no te lo puedes creer, pero es por Selena). Pensamos que si ellos no saben lo que ocurre con Selena, nadie lo sabrá. Así que hemos ido a ver lo que podemos averiguar, volveremos mañana. Posdata: Ya hablaremos sobre el tema de que os hayáis marchado sin avisar de la fiesta- Hizo una mueca burlona- Con mucho amor y cariño, Kelley- Alex suspiró.
-Parece que me he convertido en algo así como un bicho raro- Intenté bromear- Todo el mundo está intentando averiguar qué demonios me pasa.
-Vamos, tampoco es para tanto- Volvió a poner la nota en la mesita- Simplemente están adelantando un poco de trabajo.
-¿Qué pasa con ese tal Kyle y Jensen?
-Una larga historia - Se cruzó de brazos- Digamos que Kelley le dio algo así como ‘plantón’ a Kyle.
-Oh…
-Es un buen chico- Se encogió de hombros- Siempre me ha tenido un poco de envidia, pero es normal.
-Ya- Reí.
Clary
Los días que habíamos estado en el piso Adrian y yo, habíamos hecho de todo menos llamar la atención. Había intentado contactar con Selena como unas mil veces más, pero sin éxito, así que habíamos dedicado el resto del tiempo en él y yo. Me preguntaba cómo era posible que pudiera querer tanto a alguien, Adrian era la persona más importante en mi vida y de eso estaba segura. No sabía lo que haría si le pasara algo, probablemente me moriría.
-¿Qué haces?- Me dijo Adrian en el oído mientras me abrazaba por detrás mientras estaba en la cocina.
-Estoy preparando algo para comer y como me distraigas no sé cómo saldrá la comida- Dije sonriendo.
-Sólo un ratito- Adrian me giró de cara a él y me besó, me esperaba un beso tierno, pero esta vez fue un beso prácticamente desesperado como si llevara años sin verme, aunque tampoco me importó. Adrian metió la mano por la parte de atrás de mi camisa, sonreí y le di una palmada en el trasero mientras me retiraba.
-No te pases de listo- Sonreí- Anda, vete un rato al sofá mientras termino de preparar la comida.
-¿No me dejas que me quede aquí?-Puso voz de niño bueno.
-No- Dije tajante.
-¿Por qué?
-Porque como te pongas pesado a lo mejor en vez de comer filete comemos huevos revueltos.
Adrian tragó saliva y se marchó de la cocina, cuando oí el sonido de la tele no pude evitar sonreír.
Selena
Alex fue a ducharse y yo bajé a comer algo, aunque lo intentaba no podía dejar de disgustarme la idea de que Kelley y Steve fueran contándole a todo el mundo lo que me pasaba, pero me tranquilizaba -o al menos lo intentaba- pensando que si Kelley y Steve habían recurrido a ellos era porque les tenían confianza, además, a Alex le caían bien –cosa que viniendo de él es todo un logro-.
Cuando Alex bajó llevaba puestos unos vaqueros, una camiseta oscura y una chaqueta de cuero. Intenté no distraerme, así que me levanté y pasé por su lado dispuesta a irme a duchar.
-¿Estás bien?- Me preguntó cuando me disponía a subir las escaleras.
-Sí, claro- Sonreí y subí a ducharme.
Cogí unos vaqueros y una blusa y me dispuse a darme un largo baño. Me sentía cansada y no sabía por qué. Cerré los ojos e intenté relajarme, sólo me concentré en el sonido de mi corazón hasta que me sentí completamente bien. Cuando salí del baño me dirigí a mi habitación y me encontré con Alex en el pasillo.
-¿Qué hacemos ahora?- Pregunté apoyándome en el marco de la puerta.
-Nada, supongo que esperar a que vuelvan.
-Oh, qué divertido- Dije sarcástica.
-Yo sí me divierto- Dijo sonriendo mientras me cogía por la cintura y me acercaba a él, noté cómo se me volvía a acelerar el pulso.
-Pues deja de divertirte tanto- Le sonreí también.
Alex pegó su frente a la mía y cerró los ojos, yo hice lo mismo.
- Quand l’amour frappe à ta porte…Est-ce que tu l’ouvriras?- Dijo repitiendo la misma frase que me había dicho el día que fuimos a mi casa a recoger ropa para llevarme.
-Oui*- Sonreí.
Lo siguiente que noté fueron los labios de Alex en los míos. Fue un beso dulce y lleno de ternura. Me agarré a su cuello con fuerza, entonces todo a mi alrededor dejó de existir, por mí ya podía venirse el mundo abajo a trozos que no me importaba. El beso que había empezado siendo dulce se convirtió en uno apasionado, noté cómo me fallaban las piernas. Alex me atrapó contra la pared y siguió besándome. Empecé a sentir mucho calor y noté la falta de aire, aunque no me importó mucho. Alex se quitó la chaqueta sin separar sus labios de los míos, le di un pequeño mordisco en el labio y Alex se pegó más a mí. Me separé un poco como pude –sin muchas ganas- y Alex abrió los ojos como platos.
-¿Qué pasa?- Dijo jadeando.
-Ya está bien por hoy- Sonreí de forma malvada.
Alex me miró con los ojos abiertos como platos.
-Eres cruel y despiadada- Dijo entrecerrando los ojos.
-Lo sé- Sonreí y le di un pequeño beso en la comisura de la boca, Alex giró la cara y volvió a besarme en la boca mientras me colocaba una mano detrás de la cabeza. Yo sonreí.
De pronto noté de nuevo ese dolor punzante en la cabeza y me empecé a marear. A partir de ahí no sé exactamente qué es lo que pasó. Todo empezó a dar vueltas y el mundo dejó de existir.
-Selena- Era la voz de mi padre.
-Papá…-Me notaba cansada- ¡Papá!
-Selena, cielo…
-Papá por favor, tienes que decirme qué está pasando, estoy harta de que me mandes indirectas que no me sirven de nada- Notaba mi voz ahogada, como aguantando un llanto- Por favor…necesito saber qué ocurre.
Entonces vi la sonrisa de mi padre y después una imagen.
Estaba lloviendo y había truenos. La escena era una especie de prado grande aunque no había árboles, solamente hierba. En el centro del prado se encontraban tres ángeles con las alas negras y delante de ellos otro ángel con las alas de un color grisáceo al que no le pude ver el rostro.
-Ahora has caído como nosotros- Le decía uno de los tres ángeles al que estaba sólo.
-No se te ocurra compararme con vosotros Lucian- Decía en una voz bastante calmada y que me resultó extrañamente familiar.
-¿Por qué no?- Dijo otro- ¿En qué nos diferenciamos? Tú te has enamorado de una humana, has caído, este es tu castigo.
El ángel que estaba solo tensó las alas.
-No compares eso con lo que habéis hecho vosotros- Su voz sonaba más dura pero no perdió la calma- Nos habéis traicionado a todos.
-Déjate de tonterías- Dijo el tercer ángel- Eres uno de los favoritos, por eso no has recibido un castigo tan cruel como el nuestro.
Hubo un momento de silencio.
-Las cosas no son así, pero el cielo es el cielo y ya sabéis lo que os toca.
-Oh, amigo- Lucian dio un paso al frente- Tú puedes librarnos de este castigo y lo sabes, sólo tú puedes hacerlo.
-Sí, lo sé, pero no pienso hacerlo.
-Si no nos ayudas seguiremos así durante toda la eternidad, obligados a vivir entre los humanos- Dio un paso más hacia el otro ángel- Sin poder mostrarnos como realmente somos, sin poder vivir a nuestra manera…¡Encarcelados!
-Ese no es problema mío Lucian- Habló con voz calmada y serena, la cara de Lucian se puso roja de la ira.
A lo lejos sonó un trueno más fuerte.
-Sabes muy bien que sólo tu sangre es capaz de liberarnos- Volvió a decir.
-Lo sé, pero es el precio que habéis de pagar- El ángel se giró y pude verle la cara, me quedé petrificada…no era posible…no podía ser verdad.
-Con tormenta ha empezado y con tormenta acabará- Dijo Lucian en voz muy baja.
El ángel de alas grises emprendió el vuelo y desapareció entre la tormenta. Noté cómo me faltaba aire.
-¡Nos las pagarás Jaden!- Gritó por último Lucian.
Sentía un dolor en el pecho, no era posible que ese ángel fuera…mi padre.
Abrí los ojos de golpe y jadeando. Me escocían los ojos por el sudor y me temblaba todo el cuerpo. ¿Qué había sido eso? ¿Qué pasaba? Noté algo tocarme el brazo, retiré el brazo dispuesta a enfrentarme a quien fuera y entonces vi esos ojos oscuros ya tan familiares.
Alex.
-Hey, Sel, ¿estás bien?- Dijo mientras me acariciaba el pelo.
Negué con la cabeza, no podía mentirle, no podía decirle que estaba bien cuando no era así, pero ¿cómo decirle la verdad? ¿Cómo explicarle que mi padre era un ángel? Ni yo misma podía creerlo aún.
-¿Qué ocurre?
-No lo sé- Dije en un hilo de voz, noté que se me hacía un nudo en la garganta- De verdad que no lo sé- Noté cómo se me humedecían los ojos. Alex me abrazó y fue entonces cuando comencé a llorar.
-Tranquila- Me sentía impotente, quería gritar, llorar, quería contarle a Alex todo lo que llevaba viendo en todas las visiones que había tenido pero no sabía cómo hacerlo- ¿Por qué no intentas explicarme lo que has visto?
Me retiré un poco de él y respiré hondo.
-Alex…-¿Por dónde empezaba?- No te lo he contado todo.
-¿Qué?- Su voz sonaba confundida- ¿A qué te refieres?
-Las otras veces que me he desmayado tú me preguntabas si había visto algo y yo siempre te decía que no- Él me miró esperando que continuara- Pues es mentira- Agaché la cabeza- Siempre oía la voz de mi padre que me decía cosas como <<Tienes que estar preparada>> o <<Sé fuerte>>, pero no sabía lo que significaban- Alcé la cabeza y vi el rostro de Alex descomponerse en una expresión de dolor- Y ahora…
-Y ahora…-Me animó a que siguiera.
-Ya sé qué relación tengo con esos ángeles- Dije mientras expulsaba una gran bocanada de aire.
-¿Qué quieres decir?
-Mi padre…-Cerré los ojos- Era un ángel.
No oí respuesta, abrí los ojos y me encontré con los ojos de Alex abiertos como platos.
-¿Qué…qué has dicho?- Tartamudeó.
-Que mi padre era un ángel, al parecer tenía algún tipo de relación con otro- Lo miré a los ojos- Lucian.
-¿Lu…Lucian?- Era la primera vez que en la voz de Alex detecté ¿miedo?
-Sí, ¿qué pasa?
-Nada, sigue- Se aclaró la garganta.
-Había otros dos ángeles más junto a Lucian, mi padre estaba solo, les dijo que tendrían un castigo por la traición que había cometido, un castigo del que sólo podría librarlos él- El color se fue yendo de la cara de Alex- Ellos le decían que él también había pecado al enamorarse de una…humana- Me costó decir la última palabra- Pero aún así mi padre no quiso romper el castigo que tenía algo que ver con su sangre.
Se hizo un silencio que me pareció eterno. Alex no habló.
-¿Has dicho <<con su sangre>>?
-Sí- Afirmé, entonces todo cobró sentido en mi cabeza.
Sentí que todo me daba vueltas, pero esta vez no porque me fuera a desmayar, sino porque todo había cobrado sentido. Todo lo que llevaba semanas sin entender por fin lo comprendía. La mentira de mis padres, quién era yo realmente, por qué me querían esos ángeles…todo. Intenté respirar pero el aire no quería llegar a mis pulmones.
-Yo- Dije en un susurro- Por eso me quieren a mí- No conocía mi propia voz, sonaba tan distante.
Alex me cogió la mano y lo miré.
-Son los mismos ángeles que en mi visión los que me quieren coger- Vi el dolor en los ojos de Alex- Sólo con la sangre de mi padre se puede romper el castigo y si él no está…-Se me quebró la voz- Sólo quedo yo.
Alex me acarició la mejilla.
-No dejaré que te hagan daño, te lo prometo- Yo me abracé a Alex, esas palabras me habían hecho mucho bien aunque yo sabía que ni siquiera él podía evitar lo que se avecinaba.
Kelley
Steve y yo bajamos del coche y nos encaminamos a la puerta de entrada. Hacía muchos años que no sabíamos nada de Kyle. Steve golpeó la puerta y esperamos a que abriera. Empecé a pensar, ¿qué podía ser lo peor que sucediera? ¿Qué no quisiera hablarnos? Bueno, rectifico, ¿hablarme? Pues me quedaría en el coche esperando. Se oyó el sonido de un pestillo y luego la puerta se abrió. Kyle estaba al otro lado y cuando nos vio abrió los ojos como platos, miró a Steve y luego su mirada se posó en la mía. Noté que me ruborizaba. Kyle frunció el ceño y se apoyó en el marco de la puerta.
-¿Y bien?- Fue lo primero que dijo.
-También nos alegramos de verte, Kyle- Dijo Steve forzando una sonrisa.
-No me malinterpretes Steve, me alegro de verte, en serio- Sonrió- Es otra presencia la que no me agrada en absoluto- Me dirigió una mirada llena de odio.
-Venga, Kyle, hace dos años de eso- Siguió Steve- ¿No puedes olvidarlo?
Kyle no apartó la vista de mí, empecé a ponerme nerviosa y desvié la mirada, sonrojada.
-¿Qué queréis? No creo que hayáis venido a ver cómo me va la vida ¿cierto?
-En realidad- Comenzó a decir Steve- Veníamos a hablar contigo y con tu padre.
-¿Con mi padre?- Kyle alzó las cejas, incrédulo.
-Es un tema bastante importante y raro- Steve bajó la voz.
Kyle me miró de reojo.
-Está bien- Dije alzando las manos- Me quedaré en el coche, no importa.
Steve me miró con tristeza. La verdad es que no culpaba a Kyle de su comportamiento, si yo hubiera sido él seguramente habría actuado peor. Me di media vuelta para dirigirme al coche.
-Kelley- Dijo Kyle haciendo que me detuviera- No hace falta que te hagas la buena- Me giré y lo vi sonriendo- Anda, pasad- Se apartó del marco de la puerta y Steve y yo entramos- Mi padre está en el salón.
Nos dirigimos al salón, Jensen –el padre de Kyle- estaba sentado en un sillón leyendo un libro antiguo. Al vernos, cerró el libro de golpe y se levantó con una sonrisa en la cara.
-¡Steve! ¡Kelley! ¡Cuánto tiempo! ¿A qué se debe el honor de esta visita?
-Hola, Jensen- Saludó Steve- Ojalá fuera una visita de cortesía, pero está ocurriendo algo, algo nada bueno y que no sabemos exactamente lo que es.
-Y esperáis que nosotros os ayudemos- Terminó la frase Jensen.
-Sí, más o menos- Afirmó Steve.
-Está bien, sentaos.
Steve y Kyle se sentaron en el sofá enfrente de Jensen, yo decidí sentarme en otro sillón que había más alejado del sofá, cuanto más lejos de Kyle, mejor. Por el rabillo del ojo vi como Kyle sonreía, sentí cómo me volvía a ruborizar.
Steve le contó la historia de Selena a ambos, desde el principio hasta el final, sin olvidar mencionar los desmayos. Yo no intervine ni una sola vez en la historia, aunque me hubiera encantado hacerlo, pero no me sentía cómoda así que decidí permanecer en silencio. Jensen asentía con la cabeza mientras Steve narraba la historia y de vez en cuando fruncía el ceño, y Kyle…bueno, realmente no sé muy bien cómo reaccionó Kyle ya que intentaba evitar mirarlo.
-Vaya…-Dijo Kyle cuando Steve hubo acabado.
-¿Y dices…que esa chica es la hija de Eliane y Jaden?- Jensen parecía muy interesado.
-Sí- Contesté yo por mi padre.
-Dime, Steve- Siguió Jensen- ¿No te parece extraño?
-¿El qué?- Steve parecía confundido.
-Que unos ángeles busquen a esa chica, ¿qué tiene ella de especial?
-Eso mismo nos preguntamos nosotros.
-A no ser…-Kyle empezó a hablar y todos lo miramos- Que ella tenga alguna relación con ellos, que su vida tenga algo que ver con ellos y no lo sepa.
Nos quedamos sin habla, era una estupidez pero era la cosa con más sentido que habíamos oído. Selena relacionada con los ángeles, pero ¿cómo? Lo que había dicho Kyle tenía mucho sentido pero seguía pareciendo una tontería sin pies ni cabeza, con muchos cabos sueltos.
-¿Qué relación podría tener? Ni siquiera sabía nada de este mundo- Dije yo.
-Puede que ella no- Jensen hablaba más para sí que para nosotros, se levantó y fue hacía la estantería de libros, empezó a mirar y por fin sacó un gran libro y lo abrió mientras pasaba páginas.
-¿Qué haces?- Preguntó Kyle.
-Sch…-Jensen siguió hojeando hojas hasta que al final se detuvo en una- Lo que suponía- Le pasó el libro a Steve.
-Los ángeles caídos casi nunca suelen presentarse ante nadie- Empezó a leer Steve- Por eso nadie suele creer en ellos, pero ha habido casos en los que sí han hecho acto de su presencia- Hizo una pausa y nos miró a todo, luego volvió al libro- En esos casos habría sido mejor que no lo hubieran hecho, ya que las únicas veces que han aparecido han sido por cuestión de sangre.
-¿De sangre?- Pregunté- ¿Cómo que de sangre? ¿Para matar?
-Lazos de sangre- Siguió leyendo Steve y nos miramos unos a otros.
-No entiendo qué tiene eso que ver con Selena- Dije rompiendo el silencio.
-Según cuenta una vieja leyenda- Comenzó a decir Jensen- Los ángeles caídos han existido desde siempre, cualquier pequeño fallo que cometiese un ángel lo convertía en ángel caído- Hizo una pausa- Pero había ángeles que realmente habían realizado graves pecados, por lo que Dios eligió a un ángel que castigara a ese grupo de traidores, un ángel que también había caído, no por un pecado de alta categoría como los otros, pero un pecado al fin y al cabo.
-He oído esa leyenda- Intervino mi padre- Se dice que el castigo que se les impuso sólo podía ser roto por el ángel que lo había impuesto.
-Eso son tonterías- Dijo Kyle tras unos segundos de silencio- ¿Un ángel que castiga a otro y que sólo él puede librarlos de ese castigo? ¿Quién se cree esa historia?
En cualquier otro momento le habría respondido, pero mi mente trabajaba ahora en atar cabos. Lazos de sangre, ángeles castigados, castigo, pecado, eran las palabras que no dejaban de repetirse en mi mente. Entonces, algo se accionó en mi mente. Todo tenía sentido.
-Por eso quieren a Selena- Dije en un susurro. Jensen, Kyle y Steve dejaron de hablar y me miraron.
-¿Qué quieres decir Kelley?- Me preguntó Steve, pero yo ya corría hacia el exterior y me metía en el asiento del conductor, las llaves estaban puestas así que arranqué mientras escuchaba la voz de mi padre llamándome a gritos.
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*Oui: Sí, en Francés.