Capítulo 14.
Selena
-No sé de qué…
-No me hagas quedar como una tonta ¿de acuerdo?- No estaba para tonterías.
Jack inspiró hondo.
-Selena, oye, no quiero…
-No me pongas excusas ¿quieres?- Le interrumpí- No dejo de darle vueltas al asunto desde que dijiste esa tontería.
-Es simplemente eso, una tontería.
-Pues no lo parecía cuando lo dijiste- Contraataqué.
-No es el mejor momento para hablarlo- Dijo tras un momento de silencio.
-¿Y cuándo será? No pienso esperar más, así que si no me lo cuentas a mí se lo tendrás que contar a Alex.
De pronto, Jack abrió los ojos como platos.
-¿Le has dicho…?
-No, no le he contado nada. Pero si no me lo cuentas tú ahora mismo sí lo haré.
Jack se quedó mirándome durante un momento y finalmente suspiró resignado mientras sonreía.
-De acuerdo- Alzó las manos en signo de paz- Tú ganas.
Jack no empezó a hablar inmediatamente.
-Esto es una locura…-Se sentó en el sofá y yo hice lo mismo- Verás, hace bastante tiempo que vivo, no sabría decirte cuánto exactamente pero bastante, eso seguro…- Hizo una pausa- ¿Crees en la reencarnación?
-¿Qué?- Pregunté extrañada, ¿a qué venía eso?
-Responde sin más.
-Pues no sé…hace un año te habría dicho que no, pero viendo que soy mitad ángel, que existen vampiros, brujos, hombres lobo…- Suspire- Supongo que no sé en qué creer.
-Verás…-Se quedó un momento en silencio buscando la manera de comenzar- Todo comenzó en el año 1865, por aquel entonces yo vivía en Londres, imagínatelo, Londres en plena época victoriana…una locura- Sonrió y de pronto borró la sonrisa de su cara como si acabara de acordarse de algo no tan gracioso- En aquel entonces yo era un brujo bastante joven y estaba descontrolado, hacía hechizos sin par y me saltaba más de una vez las leyes, leyes como la que prohíben a un brujo ser confidente de un cazador- Jack se encogió de hombros- Pero no me importó. Yo era muy amigo de uno de los cazadores más jóvenes y con mayor experiencia de ese momento aunque apenas superaba los veinte años.
<<Nos conocimos un día que irrumpió en una fiesta de seres sobrenaturales y en la cual se cargó a la mitad de los asistentes, cuando me llegó el turno debió ver algo en mí que lo hizo dudar y me dejó con vida. Nunca me expliqué el por qué ese gesto de… ¿compasión? No lo sé. La cuestión es que varios meses más tarde mientras estaba en un bar vi entrar al mismo chico que había hecho esa masacre en la fiesta…No me preguntes cómo pero de pronto estábamos hablando como dos colegas de toda la vida, raro, lo sé. Pero nos llevábamos muy bien y era un chico bastante divertido y también ligón, dicho sea de paso>>
-¿Cómo se llamaba?
Jack me miró y luego sonrió.
-Neal- Contestó-Fue una amistad bastante bonita…hasta que un día acabó.
-¿Qué pasó?
Jack sonrió vagamente.
-Pasó lo único que puede hacer que dos amigos dejen de hablarse y se conviertan prácticamente en enemigos- Jack me miró- Una mujer.
Sentí un escalofrío recorrerme la espalda.
-Era una joven de dieciséis años, era la muchacha más bonita que había visto nunca- Sonrió al recordar a esa muchacha- Quizás no era Miss Universo o de una belleza colosal, pero en gustos no hay nada escrito y para mí fue preciosa...-De pronto su semblante se tornó sombrío- A Neal también debió parecerle guapa.
<<La chica se llamaba Marina. Había llegado con su familia a Londres hacía un año procedentes de España. ¿Cómo la conocí? Fue pura casualidad. Su familia tenía grandes empresas y yo era socio de ellas, así que me invitaron a una fiesta que celebraban en su casa. En cuanto la vi me quedé embobado, desde ese momento supe que tenía que volver a verla. Decidí dar una fiesta en mi casa e invitar a toda su familia, y como es natural también invité a Neal. Lo último que podía pensar era que Neal también se interesaría en Marina, pero así fue. Tuve la esperanza de que Marina no se fijaría en él pero el destino tenía planeado que todo tuviera que ser difícil. Una noche acababa de salir de un bar con Neal cuando oímos un ruido y unos gritos en el parque, como es natural Neal fue en seguida a averiguar la causa de ese jaleo ¿y qué encontró? A unos atracadores intentando robarle a Marina. Neal les dio una paliza en apenas un minuto a los dos atracadores y éstos salieron huyendo. En todo momento estuve presente en esa escena, pero intervine poco ya que no podía dejar de mirar a Marina y preguntarme en qué acabaría todo eso. Como es de esperar, cuando los atracadores se fueron a la persona que Marina le agradeció su ayuda fue sin duda alguna a Neal>>
Se quedó en silencio un momento, creí que ya no iba a continuar.
-¿Qué…qué pasó después?
-Te lo puedes imaginar- Sonrió con tristeza- Una chica alegre, discreta y bonita cortejada por dos hombres.
Me imaginaba cuál iba a ser la respuesta, pero no pude evitar hacerla.
-¿A cuál eligió Marina?
-A Neal, tampoco hay que ser muy listo para averiguarlo.
-Pe…pero no entiendo aún qué tiene que ver esta historia con lo que me dijiste.
-No he acabado. Pronto los superiores se enteraron de que había incumplido dos de las normas más grandes del mundo sobrenatural- Me miró- Primera: nada de hacer migas con un cazador, él es el enemigo y segunda: prohibido enamorarse de una humana.
<< ¿Cuál fue mi castigo? Ojalá hubiera sido sólo un castigo para mí, pero no fue así. Debido a mi rebeldía los brujos más grandes lanzaron un hechizo sobre Neal, Marina y sobre mí de manera que Marina y Neal quedarían sujetos a una especie de embrujo que haría que cada x tiempo volvieran a reencarnarse en los mismos cuerpos. Aunque a Neal y a Marina tampoco les duró mucho la felicidad…murieron a los pocos años>>
Sin saber por qué noté un nudo en el estómago.
-Marina contrajo una enfermedad extraña y murió en 1868, así que Neal, en una muestra pura de su amor, dejó que unos vampiros acabaran con él succionándole hasta la última gota de sangre de su organismo…- Cuando terminó de hablar sonrió de una manera que no me gustó nada.
Hizo una pausa y suspiró.
-La maldición en principio nunca se rompería, ya que esa maldición estaba lanzada sobre dos humanos y un ser sobrenatural, si en alguna de esas reencarnaciones la balanza se rompía la maldición lo haría también con ella. Hasta ahora he visto a Neal y a Marina tres veces en diferentes cuerpos…
-La primera en 1865…
-La segunda fue en 1901, en Rusia, y la tercera…-Dejó la frase en el aire.
De pronto lo entendí todo y noté un nudo en mi garganta.
-La…la tercera…es ahora ¿verdad?
Jack alzó su mirada hacia mí y sonrió.
-Esta será la última vez que esto pase- Me dijo- Ahora no hay dos humanos y un brujo, sólo hay un humano…
Comprendí que lo decía por Alex. ¿Cómo podía estar pasando eso? ¿Era todo eso que me acababa de contar verdad? ¿O simplemente era…? No sabía qué pensar. Me costaba creer toda esa historia, ¿ahora resultaba que no simplemente era un ángel al que quería matar la madre de todos los hijos de la noche sino que también estaba sujeta a una especie de reencarnación, o al menos había estado hasta entonces? Entonces una pregunta me asaltó.
-Si dices que estábamos destinados a reencarnarnos en los mismos cuerpos, ¿quieres decir que también estábamos…estábamos destinados a enamorarnos?
Jack no contestó inmediatamente.
-No.
Esa única sílaba logró quitarme un peso de encima, peso que me había provocado la idea de pensar que Alex y yo simplemente nos habíamos enamorado por un hechizo.
-El hechizo jamás dijo que tuvierais que enamoraros, ni siquiera dijo que tuvierais que conoceros, ni nosotros tampoco- Se encogió de hombros- Supongo que eso ya es cosa del destino propio de cada uno…
Se hizo un momento de silencio.
-¿Sabes lo más gracioso?- Dijo mientras soltaba una risilla triste- Que las tres vidas que has vivido, las tres de ellas siempre eliges a Alex de una manera o de otra.
Noté un pinchazo en el estómago.
De pronto Jack se levantó del sofá y cuando se giró hacia mí parecía enfadado.
-¡Siempre puedes enamorarte de cualquier persona en el mundo!- Gritó enfadado- ¡Siempre has tenido la opción de vivir tu vida de otra manera con otra persona! ¡Ya ni siquiera tenía que ser conmigo, pero NO con ÉL!
Me levanté del sofá.
-Oye, Jack, entiendo que te duela tener que volver a ver siempre lo mismo pero…
-¡Es que si la maldición hubiera dicho que yo tendría que ver cómo os enamoráis una y otra vez hasta podría entenderlo! ¡Pero no por tu propia voluntad!
Intenté tranquilizarme, no debía gritarle, al fin y al cabo el que sufría era él…él estaba…enamorado de mí. Me costaba imaginar que era cierto, y yo siempre me enamoraba de su ex mejor amigo cazador. Estaba a punto de hablar cuando en una zancada Jack se colocó frente a mí y me agarró con fuera de los hombros.
-¿Qué tiene Alex de especial?
-¿Qué?
-¡Responde! ¡No entiendo qué le ves que en cada una de tus vidas siempre lo eliges a él! ¡Él siempre es igual, igual de arrogante, igual de prepotente, igual de mujeriego…! ¡Y en cambio tú siempre cambias! ¡En 1865 eras una dulce chica, delicada y alegre! ¡En 1901 eras bromista, alocada e incluso un poco prepotente! ¡Y ahora…!- Se quedó mirándome un momento- Ahora eres la mejor versión de ti que he conocido… ¡¿Cómo puedes querer siempre a la misma persona?!
-Jack, creo que ya te estás pasando…
-¡Dime qué tiene él que no tenga yo! ¡¿Qué puede darte él que yo no pueda?!
Sin darme tiempo a responder me soltó de golpe y se dio la vuelta con las manos puestas en la cabeza.
-En ninguna de esas vidas he hecho una cosa que debería haber hecho para demostrarte que puedo ser mucho mejor que él- Dijo sin darme la cara, luego se giró y me miró- Ahora lo haré.
Antes de darme tiempo si quiera a pestañear, Jack dio un paso hacia mí y de pronto sus labios estaban sobre los míos. Noté que todo mi cuerpo se tensaba e instintivamente alcé mi puño y lo estampé contra su nariz. Jack se tambaleó hacia atrás agarrándose la nariz con ambas manos. Cuando alzó los ojos hacia mí vi un hilo de sangre caer desde su nariz hasta su boca. ¿Cómo se había atrevido a hacer eso? Era la última cosa que me esperaría de Jack y sin embargo… En ese momento más que en ningún otro eché en falta mis alas, notaba un vacío en mi interior, noté que me faltaba algo. Casi involuntariamente me limpié la boca con el dorso de la mano y Jack me miró furioso.
-Tú nunca serás Alex- Prácticamente escupí esa frase.
Eso hizo enfadar a Jack aún más que en una fracción de segundo se había abalanzado sobre mí y me había tirado sobre el sofá quedando él encima de mí. Forcejeé y pataleé con todas mis fuerzas pero Jack era más fuerte de lo que yo pensaba. Intentó besarme de nuevo pero yo me resistí todo lo que pude.
-¡Suéltame, Jack! ¡Suéltame o te juro que te mato!- Le grité mientras él seguía intentando besarme-¡Déjame! ¡Suelta!- Volví a gritar.
En ese momento vi como una mano agarraba a Jack por la parte de atrás del cuello de la camisa y lo alejaba de mí.
-¡SUÉLTALA!- Gritó la voz procedente de la persona que había quitado a Jack de encima de mí.
Jack estaba ahora en el suelo y Alex lo miraba lleno de odio y furia. Me incorporé y me quedé sin saber qué hacer.
-¡Eres un hijo de puta!- Gritó Alex mientras le daba una patada en el costado a Jack- ¡Eres un asqueroso cerdo!- Volvió a darle otra patada.
Jack tosió mientras intentaba ponerse a gatas, pero Alex no le dio tiempo, lo cogió por el cuello de la camisa y lo estampó contra la pared. Jack hizo una mueca de dolor.
-¡Como vuelvas a ponerle un solo dedo encima de nuevo…!
-Tú no sabes nada- Dijo Jack con total tranquilidad.
-¡¿Qué yo no sé nada?! ¡Sé lo suficiente como para reconocer un intento de violación!- Tras decir esto le dio un puñetazo en la cara que hizo que Jack escupiera sangre.
Sabía que debía impedir que lo matara, pero tampoco le venían mal esos golpes que le estaba dando Alex. Aunque lo peor era ver a Alex en ese estado, no quería que siempre se peleara por mí.
-Alex, ya vale, tranquilo…- Me levanté y me acerqué a su lado.
-¡¿Tranquilo?! ¡¿Cuándo este desgraciado…?!- No terminó la frase, sino que le dio un puñetazo en el estómago a Jack.
-Alex…
-¡No!
-Alex…
-¡¡No!!
-¡¡¡ALEX!!!
Alex me miró y yo suspiré.
-Déjame a mí.
Alex me miró sorprendido por un segundo pero luego soltó a Jack y se alejó unos pasos dejando que yo me colocara en su posición. Jack me miró pero no había emoción alguna en sus ojos. Alcé el puño y le di otro puñetazo en la barriga para después darle un rodillazo en sus partes. Jack se dobló de dolor.
-Que te quede una cosa clara- Dijo Alex acercándose a Jack y poniéndose a mi lado mientras me cogía de la cintura- La única persona que puede hacer rabiar a esta señorita y la única que puede tocarla y besarla soy YO, ¿de acuerdo?
Jack no contestó, simplemente nos miró.
-Creo que es mejor que nos marchemos- Me giré y vi que la persona que había hablado era Clary.
Había sucedido todo tan deprisa que no me había fijado en que tanto Adrian como Clary y Jessica estaban también allí mirando la escena. Adrian y Clary estaban boquiabiertos y sin saber qué decir, en cambio la expresión de Jessica, en realidad mi propia cara, se mostraba seria y aguantando… ¿ira? ¿Enfado? Conocía mis expresiones y juraría que uno de esos dos sentimientos estaban mezclados en su cara aunque por otro lado aunque Jessica tuviera el mismo cuerpo que yo ninguna de sus expresiones llegaba a parecerse a mí, en ella había algo…raro.
-Pero Kelley y Kyle…- Empezó a decir Adrian.
-Los avisaré de que no seguimos aquí- Dijo rápidamente Alex- Pero yo no me quedo un momento más aquí o puede que algún brujo acabe muerto.
-Ya vale.
Todos nos quedamos sorprendidos al ver que la persona que había hablado era Jessica.
-¿Perdona?- Preguntó Alex sin poder creérselo.
-Tampoco se merecía tantos golpes, ¿no crees?
-¿Qué no se merecí…?- Alex respiró hondo- Si no se merecía todo eso quizás quieras quedarte aquí a cuidar del pobre malherido.
-Pues quizás sí.
Nadie dijo nada, eso sin duda sí que era sorprendente.
-Mejor- Contestó Alex- Vamos.
Clary, Adrian y yo salimos detrás de Alex sin mirar atrás.
-Es un desgraciado…- Dijo Alex nada más entrar por la puerta de la casa.
-Alex, no ha pasado nada- Intenté calmarlo.
-¡No ha pasado nada de milagro!
Se hizo un momento de silencio en el que ninguno dijo nada. Podía notar a Clary y a Adrian tensos y nerviosos tras de mí.
-¿Por qué querías hablar con él, Sel?- Me preguntó Alex.
-Oh…- Lo que faltaba. Como si no tuviéramos suficiente con todo lo que teníamos encima y ahora tenía que contarle esa historia de la reencarnación- Pues…Era una tontería en realidad.
-Por una tontería no hablas a solas con él- Intervino Adrian.
En ese momento deseé matarlo.
-Selena…-Me instó Alex.
-Está bien- Desistí al fin, ¿de qué iba a servir ocultarlo?- Será mejor que os sentéis porque vienen curvas de las grandes.
Selena
-No sé de qué…
-No me hagas quedar como una tonta ¿de acuerdo?- No estaba para tonterías.
Jack inspiró hondo.
-Selena, oye, no quiero…
-No me pongas excusas ¿quieres?- Le interrumpí- No dejo de darle vueltas al asunto desde que dijiste esa tontería.
-Es simplemente eso, una tontería.
-Pues no lo parecía cuando lo dijiste- Contraataqué.
-No es el mejor momento para hablarlo- Dijo tras un momento de silencio.
-¿Y cuándo será? No pienso esperar más, así que si no me lo cuentas a mí se lo tendrás que contar a Alex.
De pronto, Jack abrió los ojos como platos.
-¿Le has dicho…?
-No, no le he contado nada. Pero si no me lo cuentas tú ahora mismo sí lo haré.
Jack se quedó mirándome durante un momento y finalmente suspiró resignado mientras sonreía.
-De acuerdo- Alzó las manos en signo de paz- Tú ganas.
Jack no empezó a hablar inmediatamente.
-Esto es una locura…-Se sentó en el sofá y yo hice lo mismo- Verás, hace bastante tiempo que vivo, no sabría decirte cuánto exactamente pero bastante, eso seguro…- Hizo una pausa- ¿Crees en la reencarnación?
-¿Qué?- Pregunté extrañada, ¿a qué venía eso?
-Responde sin más.
-Pues no sé…hace un año te habría dicho que no, pero viendo que soy mitad ángel, que existen vampiros, brujos, hombres lobo…- Suspire- Supongo que no sé en qué creer.
-Verás…-Se quedó un momento en silencio buscando la manera de comenzar- Todo comenzó en el año 1865, por aquel entonces yo vivía en Londres, imagínatelo, Londres en plena época victoriana…una locura- Sonrió y de pronto borró la sonrisa de su cara como si acabara de acordarse de algo no tan gracioso- En aquel entonces yo era un brujo bastante joven y estaba descontrolado, hacía hechizos sin par y me saltaba más de una vez las leyes, leyes como la que prohíben a un brujo ser confidente de un cazador- Jack se encogió de hombros- Pero no me importó. Yo era muy amigo de uno de los cazadores más jóvenes y con mayor experiencia de ese momento aunque apenas superaba los veinte años.
<<Nos conocimos un día que irrumpió en una fiesta de seres sobrenaturales y en la cual se cargó a la mitad de los asistentes, cuando me llegó el turno debió ver algo en mí que lo hizo dudar y me dejó con vida. Nunca me expliqué el por qué ese gesto de… ¿compasión? No lo sé. La cuestión es que varios meses más tarde mientras estaba en un bar vi entrar al mismo chico que había hecho esa masacre en la fiesta…No me preguntes cómo pero de pronto estábamos hablando como dos colegas de toda la vida, raro, lo sé. Pero nos llevábamos muy bien y era un chico bastante divertido y también ligón, dicho sea de paso>>
-¿Cómo se llamaba?
Jack me miró y luego sonrió.
-Neal- Contestó-Fue una amistad bastante bonita…hasta que un día acabó.
-¿Qué pasó?
Jack sonrió vagamente.
-Pasó lo único que puede hacer que dos amigos dejen de hablarse y se conviertan prácticamente en enemigos- Jack me miró- Una mujer.
Sentí un escalofrío recorrerme la espalda.
-Era una joven de dieciséis años, era la muchacha más bonita que había visto nunca- Sonrió al recordar a esa muchacha- Quizás no era Miss Universo o de una belleza colosal, pero en gustos no hay nada escrito y para mí fue preciosa...-De pronto su semblante se tornó sombrío- A Neal también debió parecerle guapa.
<<La chica se llamaba Marina. Había llegado con su familia a Londres hacía un año procedentes de España. ¿Cómo la conocí? Fue pura casualidad. Su familia tenía grandes empresas y yo era socio de ellas, así que me invitaron a una fiesta que celebraban en su casa. En cuanto la vi me quedé embobado, desde ese momento supe que tenía que volver a verla. Decidí dar una fiesta en mi casa e invitar a toda su familia, y como es natural también invité a Neal. Lo último que podía pensar era que Neal también se interesaría en Marina, pero así fue. Tuve la esperanza de que Marina no se fijaría en él pero el destino tenía planeado que todo tuviera que ser difícil. Una noche acababa de salir de un bar con Neal cuando oímos un ruido y unos gritos en el parque, como es natural Neal fue en seguida a averiguar la causa de ese jaleo ¿y qué encontró? A unos atracadores intentando robarle a Marina. Neal les dio una paliza en apenas un minuto a los dos atracadores y éstos salieron huyendo. En todo momento estuve presente en esa escena, pero intervine poco ya que no podía dejar de mirar a Marina y preguntarme en qué acabaría todo eso. Como es de esperar, cuando los atracadores se fueron a la persona que Marina le agradeció su ayuda fue sin duda alguna a Neal>>
Se quedó en silencio un momento, creí que ya no iba a continuar.
-¿Qué…qué pasó después?
-Te lo puedes imaginar- Sonrió con tristeza- Una chica alegre, discreta y bonita cortejada por dos hombres.
Me imaginaba cuál iba a ser la respuesta, pero no pude evitar hacerla.
-¿A cuál eligió Marina?
-A Neal, tampoco hay que ser muy listo para averiguarlo.
-Pe…pero no entiendo aún qué tiene que ver esta historia con lo que me dijiste.
-No he acabado. Pronto los superiores se enteraron de que había incumplido dos de las normas más grandes del mundo sobrenatural- Me miró- Primera: nada de hacer migas con un cazador, él es el enemigo y segunda: prohibido enamorarse de una humana.
<< ¿Cuál fue mi castigo? Ojalá hubiera sido sólo un castigo para mí, pero no fue así. Debido a mi rebeldía los brujos más grandes lanzaron un hechizo sobre Neal, Marina y sobre mí de manera que Marina y Neal quedarían sujetos a una especie de embrujo que haría que cada x tiempo volvieran a reencarnarse en los mismos cuerpos. Aunque a Neal y a Marina tampoco les duró mucho la felicidad…murieron a los pocos años>>
Sin saber por qué noté un nudo en el estómago.
-Marina contrajo una enfermedad extraña y murió en 1868, así que Neal, en una muestra pura de su amor, dejó que unos vampiros acabaran con él succionándole hasta la última gota de sangre de su organismo…- Cuando terminó de hablar sonrió de una manera que no me gustó nada.
Hizo una pausa y suspiró.
-La maldición en principio nunca se rompería, ya que esa maldición estaba lanzada sobre dos humanos y un ser sobrenatural, si en alguna de esas reencarnaciones la balanza se rompía la maldición lo haría también con ella. Hasta ahora he visto a Neal y a Marina tres veces en diferentes cuerpos…
-La primera en 1865…
-La segunda fue en 1901, en Rusia, y la tercera…-Dejó la frase en el aire.
De pronto lo entendí todo y noté un nudo en mi garganta.
-La…la tercera…es ahora ¿verdad?
Jack alzó su mirada hacia mí y sonrió.
-Esta será la última vez que esto pase- Me dijo- Ahora no hay dos humanos y un brujo, sólo hay un humano…
Comprendí que lo decía por Alex. ¿Cómo podía estar pasando eso? ¿Era todo eso que me acababa de contar verdad? ¿O simplemente era…? No sabía qué pensar. Me costaba creer toda esa historia, ¿ahora resultaba que no simplemente era un ángel al que quería matar la madre de todos los hijos de la noche sino que también estaba sujeta a una especie de reencarnación, o al menos había estado hasta entonces? Entonces una pregunta me asaltó.
-Si dices que estábamos destinados a reencarnarnos en los mismos cuerpos, ¿quieres decir que también estábamos…estábamos destinados a enamorarnos?
Jack no contestó inmediatamente.
-No.
Esa única sílaba logró quitarme un peso de encima, peso que me había provocado la idea de pensar que Alex y yo simplemente nos habíamos enamorado por un hechizo.
-El hechizo jamás dijo que tuvierais que enamoraros, ni siquiera dijo que tuvierais que conoceros, ni nosotros tampoco- Se encogió de hombros- Supongo que eso ya es cosa del destino propio de cada uno…
Se hizo un momento de silencio.
-¿Sabes lo más gracioso?- Dijo mientras soltaba una risilla triste- Que las tres vidas que has vivido, las tres de ellas siempre eliges a Alex de una manera o de otra.
Noté un pinchazo en el estómago.
De pronto Jack se levantó del sofá y cuando se giró hacia mí parecía enfadado.
-¡Siempre puedes enamorarte de cualquier persona en el mundo!- Gritó enfadado- ¡Siempre has tenido la opción de vivir tu vida de otra manera con otra persona! ¡Ya ni siquiera tenía que ser conmigo, pero NO con ÉL!
Me levanté del sofá.
-Oye, Jack, entiendo que te duela tener que volver a ver siempre lo mismo pero…
-¡Es que si la maldición hubiera dicho que yo tendría que ver cómo os enamoráis una y otra vez hasta podría entenderlo! ¡Pero no por tu propia voluntad!
Intenté tranquilizarme, no debía gritarle, al fin y al cabo el que sufría era él…él estaba…enamorado de mí. Me costaba imaginar que era cierto, y yo siempre me enamoraba de su ex mejor amigo cazador. Estaba a punto de hablar cuando en una zancada Jack se colocó frente a mí y me agarró con fuera de los hombros.
-¿Qué tiene Alex de especial?
-¿Qué?
-¡Responde! ¡No entiendo qué le ves que en cada una de tus vidas siempre lo eliges a él! ¡Él siempre es igual, igual de arrogante, igual de prepotente, igual de mujeriego…! ¡Y en cambio tú siempre cambias! ¡En 1865 eras una dulce chica, delicada y alegre! ¡En 1901 eras bromista, alocada e incluso un poco prepotente! ¡Y ahora…!- Se quedó mirándome un momento- Ahora eres la mejor versión de ti que he conocido… ¡¿Cómo puedes querer siempre a la misma persona?!
-Jack, creo que ya te estás pasando…
-¡Dime qué tiene él que no tenga yo! ¡¿Qué puede darte él que yo no pueda?!
Sin darme tiempo a responder me soltó de golpe y se dio la vuelta con las manos puestas en la cabeza.
-En ninguna de esas vidas he hecho una cosa que debería haber hecho para demostrarte que puedo ser mucho mejor que él- Dijo sin darme la cara, luego se giró y me miró- Ahora lo haré.
Antes de darme tiempo si quiera a pestañear, Jack dio un paso hacia mí y de pronto sus labios estaban sobre los míos. Noté que todo mi cuerpo se tensaba e instintivamente alcé mi puño y lo estampé contra su nariz. Jack se tambaleó hacia atrás agarrándose la nariz con ambas manos. Cuando alzó los ojos hacia mí vi un hilo de sangre caer desde su nariz hasta su boca. ¿Cómo se había atrevido a hacer eso? Era la última cosa que me esperaría de Jack y sin embargo… En ese momento más que en ningún otro eché en falta mis alas, notaba un vacío en mi interior, noté que me faltaba algo. Casi involuntariamente me limpié la boca con el dorso de la mano y Jack me miró furioso.
-Tú nunca serás Alex- Prácticamente escupí esa frase.
Eso hizo enfadar a Jack aún más que en una fracción de segundo se había abalanzado sobre mí y me había tirado sobre el sofá quedando él encima de mí. Forcejeé y pataleé con todas mis fuerzas pero Jack era más fuerte de lo que yo pensaba. Intentó besarme de nuevo pero yo me resistí todo lo que pude.
-¡Suéltame, Jack! ¡Suéltame o te juro que te mato!- Le grité mientras él seguía intentando besarme-¡Déjame! ¡Suelta!- Volví a gritar.
En ese momento vi como una mano agarraba a Jack por la parte de atrás del cuello de la camisa y lo alejaba de mí.
-¡SUÉLTALA!- Gritó la voz procedente de la persona que había quitado a Jack de encima de mí.
Jack estaba ahora en el suelo y Alex lo miraba lleno de odio y furia. Me incorporé y me quedé sin saber qué hacer.
-¡Eres un hijo de puta!- Gritó Alex mientras le daba una patada en el costado a Jack- ¡Eres un asqueroso cerdo!- Volvió a darle otra patada.
Jack tosió mientras intentaba ponerse a gatas, pero Alex no le dio tiempo, lo cogió por el cuello de la camisa y lo estampó contra la pared. Jack hizo una mueca de dolor.
-¡Como vuelvas a ponerle un solo dedo encima de nuevo…!
-Tú no sabes nada- Dijo Jack con total tranquilidad.
-¡¿Qué yo no sé nada?! ¡Sé lo suficiente como para reconocer un intento de violación!- Tras decir esto le dio un puñetazo en la cara que hizo que Jack escupiera sangre.
Sabía que debía impedir que lo matara, pero tampoco le venían mal esos golpes que le estaba dando Alex. Aunque lo peor era ver a Alex en ese estado, no quería que siempre se peleara por mí.
-Alex, ya vale, tranquilo…- Me levanté y me acerqué a su lado.
-¡¿Tranquilo?! ¡¿Cuándo este desgraciado…?!- No terminó la frase, sino que le dio un puñetazo en el estómago a Jack.
-Alex…
-¡No!
-Alex…
-¡¡No!!
-¡¡¡ALEX!!!
Alex me miró y yo suspiré.
-Déjame a mí.
Alex me miró sorprendido por un segundo pero luego soltó a Jack y se alejó unos pasos dejando que yo me colocara en su posición. Jack me miró pero no había emoción alguna en sus ojos. Alcé el puño y le di otro puñetazo en la barriga para después darle un rodillazo en sus partes. Jack se dobló de dolor.
-Que te quede una cosa clara- Dijo Alex acercándose a Jack y poniéndose a mi lado mientras me cogía de la cintura- La única persona que puede hacer rabiar a esta señorita y la única que puede tocarla y besarla soy YO, ¿de acuerdo?
Jack no contestó, simplemente nos miró.
-Creo que es mejor que nos marchemos- Me giré y vi que la persona que había hablado era Clary.
Había sucedido todo tan deprisa que no me había fijado en que tanto Adrian como Clary y Jessica estaban también allí mirando la escena. Adrian y Clary estaban boquiabiertos y sin saber qué decir, en cambio la expresión de Jessica, en realidad mi propia cara, se mostraba seria y aguantando… ¿ira? ¿Enfado? Conocía mis expresiones y juraría que uno de esos dos sentimientos estaban mezclados en su cara aunque por otro lado aunque Jessica tuviera el mismo cuerpo que yo ninguna de sus expresiones llegaba a parecerse a mí, en ella había algo…raro.
-Pero Kelley y Kyle…- Empezó a decir Adrian.
-Los avisaré de que no seguimos aquí- Dijo rápidamente Alex- Pero yo no me quedo un momento más aquí o puede que algún brujo acabe muerto.
-Ya vale.
Todos nos quedamos sorprendidos al ver que la persona que había hablado era Jessica.
-¿Perdona?- Preguntó Alex sin poder creérselo.
-Tampoco se merecía tantos golpes, ¿no crees?
-¿Qué no se merecí…?- Alex respiró hondo- Si no se merecía todo eso quizás quieras quedarte aquí a cuidar del pobre malherido.
-Pues quizás sí.
Nadie dijo nada, eso sin duda sí que era sorprendente.
-Mejor- Contestó Alex- Vamos.
Clary, Adrian y yo salimos detrás de Alex sin mirar atrás.
-Es un desgraciado…- Dijo Alex nada más entrar por la puerta de la casa.
-Alex, no ha pasado nada- Intenté calmarlo.
-¡No ha pasado nada de milagro!
Se hizo un momento de silencio en el que ninguno dijo nada. Podía notar a Clary y a Adrian tensos y nerviosos tras de mí.
-¿Por qué querías hablar con él, Sel?- Me preguntó Alex.
-Oh…- Lo que faltaba. Como si no tuviéramos suficiente con todo lo que teníamos encima y ahora tenía que contarle esa historia de la reencarnación- Pues…Era una tontería en realidad.
-Por una tontería no hablas a solas con él- Intervino Adrian.
En ese momento deseé matarlo.
-Selena…-Me instó Alex.
-Está bien- Desistí al fin, ¿de qué iba a servir ocultarlo?- Será mejor que os sentéis porque vienen curvas de las grandes.