Capítulo 14.
Clary
Adrian inspiró hondo.
-Realmente no sé cuando empezó todo- Se encogió de hombros, estábamos sentados apoyados en la pared- Creo que antes de nada debes saber que soy huérfano.
Abrí los ojos como platos.
-¿Qué? No…
-No me interrumpas, por favor- Indicó Adrian, yo asentí- La cuestión es que un día mientras intentaba escapar del orfanato me encontré con Jennifer y Mike- Un nudo se me hizo en el estómago- Yo tenía catorce años y ellos parecían poco mayores que yo - Hizo una pausa- Me dijeron que podía ir con ellos, que no correría peligro y que jamás me buscarían y me encerrarían, no sé realmente por qué los creí- Bajó la cabeza- Ahora lo sé.
-¿Por qué?- Me atreví a preguntar, aunque me olía la respuesta antes de que la dijera.
-Mike, tiene una especie de…don- Hizo una especie de mueca que pretendía que fuera una sonrisa- Convence a la gente de que haga cosas que no quiere, si te dijera que te tirases desde un acantilado, créeme que lo harías sin dudar.
-Tengo una pequeña experiencia con él.
-Lo sé, no lo recuerdo muy bien, pero creo que te hizo que le besaras ¿Cierto?
-Más o menos- Noté como me sonrojaba.
Se hizo un silencio un poco incómodo.
-Fui con ellos- Continuó- Pronto conocí también a Bradley, Moira y…- Calló.
-Y ¿quién?
-Lucian- Su voz era firme.
-¿Quién es Lucian?
-Es el padre de Bradley y Jennifer- Hizo una pausa antes de seguir- Reza porque él no venga a verte en persona- Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo- Estuve con ellos, no sabía realmente lo que eran, lo único que sabía es que había algo raro en ellos, algo que no era humano. Con el tiempo, no sé si es que me cogieron confianza o que me necesitaban, pero me contaron la verdad sobre qué eran.
-¿Y por qué no te fuiste entonces?
Torció la boca hasta hacer una mueca.
-¿Crees que no lo intenté? Más de una vez, pero Mike siempre lo impedía- Suspiró- Al principio no sabía por qué me necesitaban, simplemente permanecía con ellos de un lugar a otro sin hacer nada…ahora ya lo sé- Bajó la cabeza- Me necesitaban para que les ayudara a capturar a Selena.
-¿Por qué? Eso es lo que no logro entender, ¿por qué la quieren? ¿Qué tiene ella que no tengan las demás personas?
Se encogió de hombros.
-Nunca han llegado a contarme tal información, sólo sé que tiene algo que ver con las almas de ellos.
Fruncí el ceño.
-Si Mike tiene un poder, los demás también deben de tener uno ¿Verdad?
Él asintió.
-Jennifer tiene telequinesia, creo que ya sabes a lo que me refiero- El dolor que me había producido Jennifer sin ni siquiera tocarme me pudieron la piel de gallina- Bradley puede controlar el clima- Abrí los ojos como platos.
-¿Fue él que causó la lluvia del otro día?
-Sí- Sonrió- Una lluvia en verano, un poco raro ¿no?
-¿Por qué lo hizo?
-¿Por qué es azul el cielo?- Se encogió de hombros- Nunca intentes entender a un ángel.
-¿Y Moira?- Pregunté viendo que él no seguía.
-No sé, creo que no tiene ningún poder.
-Pero si es…
-Ya lo sé, es raro…-Frunció el ceño.
-Es curioso…-Adrian me miró- Pensaba que los ángeles tenían las alas blancas y eran buenos, ya sabes.
-En teoría es así- Cada vez me confundía más- Pero los ángeles caídos no tienden a ser buenos.
-¿Ángeles caídos?- Mi voz se agudizó- Te refieres a Lucifer ¿no?
-Me refiero a todos los ángeles que en cierto modo desobedecieron a Dios- Creo que mi expresión demostró lo confundida que estaba- Lucifer fue el primero de muchos ángeles que desobedecieron las órdenes de Dios.
-Entonces…Jennifer, Mike, Moira, Bradley y ese tal Lucian ¿También le desobedecieron?
-En cierto modo, algunos por cosas peores que otros.
-¿Y por qué quieren a Selena?
-No lo sé, sólo sé que tiene algo que ver con su familia- Me quedé sin habla- Te he contado todo lo que sé Clary.
-Lo sé- Le miré a los ojos- Te creo.
Selena
Me había pasado todo el resto del día en la cama, no había dormido y no me sentía cansada y aunque suene extraño, tampoco me daba miedo lo que había sucedido por la mañana, sabía que de algún modo estaba conectada con mi padre, aunque no entendía por qué ni cómo. <<Prepárate>>, me había dicho, ¿a qué se refería exactamente con eso? ¿Debía contárselo a Alex? No, me tomaría por loca y sólo se burlaría.
Pensé en Clary, aunque intentaba no hacerlo, sólo conseguía producirme un nudo en el estómago. Me incorporé y miré por la ventana, era noche de luna llena, mi tía siempre me decía que había nacido una noche de luna llena y no pude evitar sonreír al recordarla. ¿Me habría llamado? Seguro que no, en el mensaje que le envié decía que Clary y yo nos íbamos de vacaciones a Australia cuando acabaran los exámenes. Me levanté de la cama y sentí un escalofrío, sólo llevaba puestos unos shorts y un top de tirantas, pensé en ponerme algo de más abrigo, pero antes de darme cuenta estaba bajando las escaleras, descalza, en busca de Alex.
No estaba ni en el salón ni en la cocina, salí fuera y tampoco lo vi, pero no había salido, ya que su moto seguía allí. Volví a subir, a lo mejor estaba en el servicio, pero la puerta estaba abierta y a oscuras. Entonces me paré delante de una puerta, la misma puerta de donde lo había visto salir el otro día. Respiré hondo y pegué en la puerta. Escuché un ruido dentro y luego Alex abrió la puerta, tenía el pelo alborotado y los ojos rojos, genial, le había despertado. Me miró como si fuera la última persona a la que esperaba encontrarse y se apoyó en la puerta. Yo me quedé mirándolo y noté cómo me sonrojaba al darme cuenta de que sólo llevaba unos vaqueros.
-¿Y bien?- Dijo, yo le miré sin saber qué decir.
-¿Qué?- Sí, una respuesta muy inteligente.
-¿Es que vas a decirme que has venido en mitad de la noche hasta mi cuarto simplemente para verme?- Curvó la comisura de los labios en una media sonrisa- Me alagas, pero podrías haber esperado a mañana para verme- Meneé la cabeza y aclaré mis pensamientos.
-No, he venido a pedirte algo- Me obligué a mantener la vista fija en su cara, él sonrió y vi que se estaba yendo por las ramas- No- Le paré antes de que pudiera responderme- Ni se te ocurra hacer un comentario que sabes que no me gustará.
-Te gusta cortarme el rollo ¿Verdad?- No contesté- Bien, ¿qué quieres entonces?
-Mi móvil.
-¿Qué?- Me miró como si fuera la cosa más estúpida que había oído en su vida.
-Mi móvil, ya sabes, una cosa pequeña y electrónica que sirve para hablar…
-Muy graciosa.
-Gracias- Sonreí.
-¿Has venido en mitad de la noche a despertarme y a pedirme tu estúpido móvil?- Lo dijo como asegurándose de que había entendido bien.
-Sí.
Rió.
-¿Me lo vas a dar o no?
-¿Para qué lo quieres?
Me crucé de brazos enfadada.
-¿Y por qué te tengo yo que dar explicaciones de lo que voy a hacer con mi móvil?
-Porque la última vez que lo usaste tuve que salir detrás de ti para salvarte de tu novio y sus amiguitos- Se acercó hasta mí apoyando ambas manos en el marco de la puerta.
-No es mi novio- ¿No es mi novio? ¿Es eso lo más inteligente que se te ocurre, Selena?
-Pues nadie lo diría- Se acercó más y noté como se me cortaba la respiración, pero ¿qué demonios me pasaba?- Dado la manera en que te trataba- Sonrió, noté como me ardían las mejillas, sin pensarlo le di una bofetada, él me miró con una mano puesta en el lado de la cara donde le había golpeado y los ojos abiertos como platos.
-Vuelve a decir eso y te parto la cara- Le amenacé, creí que se echaría a reír, pero no lo hizo.
-Vaya, parece que no le tienes mucho cariño.
-Eso no es asunto tuyo- Soné cortante, le tendí la mano para que me diera el móvil, él la miró confundido y luego me estrechó la mano.
-Encantando- ¿Encantado? ¿Es que ese tío era imbécil? Retiré la mano.
-Dame mi móvil.
-No.
-No voy a salir en busca de Clary, lo prometo- Me sentía ridícula.
-Aún así no te lo doy- Volvió a apoyar ambas manos en el marco de la puerta.
-¡¿Pero por qué no?! ¡Es mío, no tuyo! ¡No tienes ningún derecho de quitármelo!
-Está bien, denúnciame- Sonrió, odiaba que sonriera cuando estaba enfadada.
-Alex…
-¿Qué?- Le dediqué una mirada furiosa y me colé en su cuarto pasando por debajo de uno de sus brazos-¡Eh! ¡¿Pero qué haces?!
Me dirigí a una mesita que había al lado de la cama y empecé a buscar en los cajones.
-Buscar mi móvil.
-¡¿Sabes que hay una cosa que se llama privacidad?!
-Sí- Me dirigí a su armario y lo abrí, Alex me cogió por los hombros y me dio la vuelta- ¡Suéltame me haces daño!
-¡Sal de mi cuarto!
-¡Dame mi móvil!
Nos quedamos mirando enfadados un momento, luego Alex aflojó la presión que hacía sobre mis hombros y sonrió.
-Si lo que querías era entrar en mi cuarto, haberte buscado otra excusa mejor que la del móvil- Noté cómo volvía a enfurecerme, pero decidí que discutir no llevaría a nada, así que decidí responderle del mismo modo que él hacía.
-Y la próxima vez que quieras acercarte a mí búscate otra excusa mejor que la de cogerme para que no busque entre tus cosas- Me miró con los ojos abiertos como platos y me soltó como si le hubiera empujado.
Pensé que me iba a dar el móvil, pero como se quedó quieto sin hacer nada me volví a dar la vuelta y noté cómo me cogía por la cintura y me arrastraba fuera del cuarto.
-¡Déjame!- Pataleé y me agarré a la cabecera de la cama, pero él seguía tirando de mí.
-¡Fuera de mi cuarto!
-¡¿Es que siempre tienes que ser tan estúpido?!- Tenía los nudillos blancos de la fuerza que hacía al agarrarme a la cama.
-¡¿Y tú siempre tienes que ser tan niñata?! ¡Suelta mi cama!- Tiró con más fuerza, se me resbalaron las manos y caímos hacia atrás, la peor parte se la llevó él, que golpeó el suelo con la espalda, yo caí encima de él- ¡¿Por qué te has soltado?!- Gritó haciendo una mueca de dolor.
-¡Tú me lo has dicho!
-¡Pero no para que te soltaras de golpe!
Noté una punzada en el meñique del pie, me había golpeado el dedo al caerme. Me eché hacia un lado y me tendí en el suelo, estaba helado y el frío traspasó la poca ropa que llevaba. Miré a Alex que seguía tendido en el suelo con los ojos cerrados con fuerza, entonces me di cuenta, en el bolsillo del pantalón estaba… ¡mi móvil! Me acerqué sigilosamente y alargué la mano, la metí en el bolsillo de su pantalón y saqué con cuidado el móvil.
-No me metas mano cuando tengo los ojos cerrados- Dijo abriendo los ojos de golpe, yo me incorporé despacio.
-Y tú ten más vigilados los objetos que robas- Le enseñé el móvil y sonreí.
-Pero ¿qué…?
Salté por encima de él y salí del cuarto corriendo mientras él se incorporaba y me seguía hasta mi cuarto. Entré y cerré la puerta con el pestillo justo cuando él llegaba a la puerta. Empezó a golpear la puerta.
-¡Abre!
-No- Sonreí.
-¡Eres una niñata!- Gritó al otro lado de la puerta.
-Tú di lo que quieras, pero la niñata ha recuperado el móvil-Reí en voz alta para que me escuchase.
-Esto no va a quedar así, bonita- Intentó controlar su voz y no pude evitar sonreír. Oí cómo se alejaba.
Me senté en la cama y encendí el móvil, no tenía ningún mensaje nuevo ni ninguna llamada de mi tía. Me sentí mejor de tener algo mío en aquel momento, aunque no sabía realmente lo que iba a hacer con el móvil. Abrí el armario, saqué el bolso donde había traído toda la ropa y metí el móvil dentro. Ahí no lo encontraría Alex.
Alex
Me desperté temprano, tuve que controlar el impulso de derribar la puerta del cuarto de Selena y quitarle el móvil de nuevo. Que ella lo tuviera significaba que en cualquier momento podría salir corriendo a una muerte segura. Recordé cómo había entrado la noche anterior en mi cuarto y cómo me había exigido que le devolviera su móvil, ¿quién se creía que era para exigirme nada? Una niñata con unos shorts y un top, enfadada y descalza. Todavía me dolía la espalda de la caída de anoche, cosa que hacía que me enfureciera aún más con Selena, era una cabeza y media más baja que yo y se comportaba como si fuera al revés, como si pudiera darme una paliza si quería, y yo mismo empezaba a creer que sí podría.
Escuché el ruido de un motor y en seguida supe que Steve y Kelley habían llegado. Bajé las escaleras corriendo y salí fuera, Steve estaba aparcando y cuando éste y Kelley se bajaron desapareció toda la furia que sentía. Me acerqué hasta ellos y escuché unos pasos detrás de mí, me giré y vi a Selena bajando las escaleras y dirigiéndose a la puerta, llevaba el mismo top y los mismos shorts que la noche anterior, pero ahora llevaba unas converse puestas. Mi mirada se dirigió a su cintura y sus caderas –igual que la noche anterior- y desvié la mirada rápidamente.
Aunque no iba maquillada y era bajita, estaba muy guapa y odiaba reconocerlo, nunca me había gustado reconocer que ninguna chica era guapa, simplemente pensaba << ¿Está buena? ¿Sí? Pues ya está>>, Selena no era como ninguna otra chica que había conocido, no simplemente por el hecho de que no se dejaba intimidar y decía todo lo que pensaba, sino porque no era la típica chica que se levanta pensando en que debe maquillarse, ponerse ropa bonita y estar delgada como un palo, ella simplemente era ella misma, a cualquier chico se le habría caído la baba con ella, no necesitaba maquillaje para estar guapa y eso lo odiaba. Odiaba que me pareciera guapa y que ella no se diera cuenta de que realmente lo era, y me odiaba a mí mismo por odiar que no se diera cuenta de lo guapa que era.
-¡Alex!- Kelley se tiró a mis brazos haciendo que saliera de mis pensamientos y la abracé, hacía meses que no la veía y la había echado mucho de menos- ¡Madre mía, qué ganas tenía de verte!- Se separó y mi mirada pasó instintivamente por encima de ella y se paró en Selena, que estaba en la puerta mirándonos a Kelley y a mí.
-Yo también te he echado de menos- Dije sonriendo- ¡Estás guapísima Kells!
-Gracias, gracias- Hizo una reverencia, Steve se acercó.
-¿Algo nuevo, Alex?
-No- Negué con la cabeza.
-Steve me ha contado todo lo que ha pasado- Intervino Kelley- No tengo ni idea de lo que puede estar sucediendo.
-Yo tampoco y me he roto la cabeza pensando, pero no sé lo que puede ser- Admití, era cierto que el día anterior había estado pensando y pensando en lo que estaba sucediendo y no había llegado a ninguna conclusión clara.
Steve posó su mirada en Selena, que seguía en el mismo lugar que antes y seguía mirándonos.
Selena
Ahora que veía a Kelley sabía claramente quién era, la novia de Alex, sin duda. Era su tipo de chica, alta, guapa, buen cuerpo...sentí una sensación extraña que no me gustó nada al ver que Kelley se tiraba a los brazos de Alex y se abrazaban. No me gustó nada tener que verlo, me quedé parada en la puerta mirándolos y cuando se separaron, mi mirada se cruzó por una décima de segundo con la de Alex, que me ignoró y siguió hablando con Kelley, no sé por qué, pero eso me dolió. Steve se acercó hasta ellos y siguieron hablando, no podía escuchar lo que decían, pero tampoco quería acercarme, entonces, Steve me miró y Kelley y Alex hicieron lo mismo.
-Selena- Steve se acercó hasta mí- ¿Cómo estás?
-Eh…bien- Apenas podía pensar con claridad.
-Alex nos ha contado lo que te ha pasado- Le lancé una mirada furibunda a Alex.
-No pasa nada, estoy bien.
-Así que tú eres Selena- Kelley se acercó hasta mí sonriendo, me entraron ganas de borrarle esa sonrisa de una bofetada- Encantada, soy Kelley- Extendió la mano, por un momento dudé si estrechársela o no.
-Encantada- Le estreché la mano y fingí una sonrisa.
-Tenía ganas de conocerte.
Sonreí, me fijé más en ella, no podía ser mayor que yo, quizá un año o dos más grande. Aunque la diferencia exterior era más que obvia. Me sacaba media cabeza y su pose y manera de andar te decía: “Cuidado conmigo, amigo”.
-Será mejor que entremos y nos pongamos al día de todo- Dijo Steve.
Entramos dentro y nos dirigimos al salón, Alex se sentó en el sofá, al principio me dirigí para sentarme junto a él, pero me lo pensé mejor y dejé que Kelley se sentara a su lado, yo me senté en una silla enfrente de ellos, y Steve se quedó de pie apoyado en la pared.
-Selena…-Steve parecía pensar las palabras que diría- ¿No recuerdas nada de lo que pasó la vez que te desmayaste?- Lo miré confundida- ¿No recuerdas si soñaste algo o si viste algo?- Sí había soñado, había soñado con nombres de ángeles caídos y con mi padre.
-No- Negué- Todo se convirtió en negro y cuando desperté tenía fiebre.
Steve asintió.
-Sea lo que sean los que la están buscando- Empezó Kelley- Pueden estar muy cerca, tenemos que encontrarlos antes que ellos a nosotros.
-Kelley tiene razón- Afirmó Steve.
-Pues vamos a buscarlos- Comenté- Tenemos que rescatar a Clary, la tienen ellos.
-Selena…-Dijo Steve- Sabemos que quieres salvar a tu amiga pero no puedes salir ahí fuera arriesgándote a que te vean y te maten.
-Steve…-Era Alex el que hablaba- Creo que no la matarán- Me miró- Al menos no sin antes tener que pelear con ella.
-¿De qué estás hablando, Alex?- Steve sonaba confuso.
-Vamos- Alex se levantó y me indicó con la cabeza que le siguiera.
-¿Qué haces Alex?- Steve le siguió fuera.
-Seguidnos con el coche, Steve.
-Alex no hay tiempo para…
-Créeme, haz lo que te digo- Luego me miró a mí- Vamos.
-Pero ¿qué estás haciendo?
-¿No dijiste que querías defenderte por ti misma y que si no te ayudaba tendría que quedarme cuidándote?- Se montó en la moto- Pues no quiero pasar ni un minuto más a solas contigo, así que venga.
Miré a Kelley que se dirigía al coche con Steve.
-¿No crees que Kelley debería ir contigo?
-¿Qué?- Sonaba extrañado- ¿Por qué?
-¿No es obvio?
Rió.
-Eres muy rara, anda sube.
Me monté en la moto y me agarré a Alex, éste puso la moto en marcha, miró hacia atrás y alzó la voz para que Steve le oyera bien.
-¡Sígueme en todo momento!- Luego puso la moto en marcha.
Clary
Adrian inspiró hondo.
-Realmente no sé cuando empezó todo- Se encogió de hombros, estábamos sentados apoyados en la pared- Creo que antes de nada debes saber que soy huérfano.
Abrí los ojos como platos.
-¿Qué? No…
-No me interrumpas, por favor- Indicó Adrian, yo asentí- La cuestión es que un día mientras intentaba escapar del orfanato me encontré con Jennifer y Mike- Un nudo se me hizo en el estómago- Yo tenía catorce años y ellos parecían poco mayores que yo - Hizo una pausa- Me dijeron que podía ir con ellos, que no correría peligro y que jamás me buscarían y me encerrarían, no sé realmente por qué los creí- Bajó la cabeza- Ahora lo sé.
-¿Por qué?- Me atreví a preguntar, aunque me olía la respuesta antes de que la dijera.
-Mike, tiene una especie de…don- Hizo una especie de mueca que pretendía que fuera una sonrisa- Convence a la gente de que haga cosas que no quiere, si te dijera que te tirases desde un acantilado, créeme que lo harías sin dudar.
-Tengo una pequeña experiencia con él.
-Lo sé, no lo recuerdo muy bien, pero creo que te hizo que le besaras ¿Cierto?
-Más o menos- Noté como me sonrojaba.
Se hizo un silencio un poco incómodo.
-Fui con ellos- Continuó- Pronto conocí también a Bradley, Moira y…- Calló.
-Y ¿quién?
-Lucian- Su voz era firme.
-¿Quién es Lucian?
-Es el padre de Bradley y Jennifer- Hizo una pausa antes de seguir- Reza porque él no venga a verte en persona- Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo- Estuve con ellos, no sabía realmente lo que eran, lo único que sabía es que había algo raro en ellos, algo que no era humano. Con el tiempo, no sé si es que me cogieron confianza o que me necesitaban, pero me contaron la verdad sobre qué eran.
-¿Y por qué no te fuiste entonces?
Torció la boca hasta hacer una mueca.
-¿Crees que no lo intenté? Más de una vez, pero Mike siempre lo impedía- Suspiró- Al principio no sabía por qué me necesitaban, simplemente permanecía con ellos de un lugar a otro sin hacer nada…ahora ya lo sé- Bajó la cabeza- Me necesitaban para que les ayudara a capturar a Selena.
-¿Por qué? Eso es lo que no logro entender, ¿por qué la quieren? ¿Qué tiene ella que no tengan las demás personas?
Se encogió de hombros.
-Nunca han llegado a contarme tal información, sólo sé que tiene algo que ver con las almas de ellos.
Fruncí el ceño.
-Si Mike tiene un poder, los demás también deben de tener uno ¿Verdad?
Él asintió.
-Jennifer tiene telequinesia, creo que ya sabes a lo que me refiero- El dolor que me había producido Jennifer sin ni siquiera tocarme me pudieron la piel de gallina- Bradley puede controlar el clima- Abrí los ojos como platos.
-¿Fue él que causó la lluvia del otro día?
-Sí- Sonrió- Una lluvia en verano, un poco raro ¿no?
-¿Por qué lo hizo?
-¿Por qué es azul el cielo?- Se encogió de hombros- Nunca intentes entender a un ángel.
-¿Y Moira?- Pregunté viendo que él no seguía.
-No sé, creo que no tiene ningún poder.
-Pero si es…
-Ya lo sé, es raro…-Frunció el ceño.
-Es curioso…-Adrian me miró- Pensaba que los ángeles tenían las alas blancas y eran buenos, ya sabes.
-En teoría es así- Cada vez me confundía más- Pero los ángeles caídos no tienden a ser buenos.
-¿Ángeles caídos?- Mi voz se agudizó- Te refieres a Lucifer ¿no?
-Me refiero a todos los ángeles que en cierto modo desobedecieron a Dios- Creo que mi expresión demostró lo confundida que estaba- Lucifer fue el primero de muchos ángeles que desobedecieron las órdenes de Dios.
-Entonces…Jennifer, Mike, Moira, Bradley y ese tal Lucian ¿También le desobedecieron?
-En cierto modo, algunos por cosas peores que otros.
-¿Y por qué quieren a Selena?
-No lo sé, sólo sé que tiene algo que ver con su familia- Me quedé sin habla- Te he contado todo lo que sé Clary.
-Lo sé- Le miré a los ojos- Te creo.
Selena
Me había pasado todo el resto del día en la cama, no había dormido y no me sentía cansada y aunque suene extraño, tampoco me daba miedo lo que había sucedido por la mañana, sabía que de algún modo estaba conectada con mi padre, aunque no entendía por qué ni cómo. <<Prepárate>>, me había dicho, ¿a qué se refería exactamente con eso? ¿Debía contárselo a Alex? No, me tomaría por loca y sólo se burlaría.
Pensé en Clary, aunque intentaba no hacerlo, sólo conseguía producirme un nudo en el estómago. Me incorporé y miré por la ventana, era noche de luna llena, mi tía siempre me decía que había nacido una noche de luna llena y no pude evitar sonreír al recordarla. ¿Me habría llamado? Seguro que no, en el mensaje que le envié decía que Clary y yo nos íbamos de vacaciones a Australia cuando acabaran los exámenes. Me levanté de la cama y sentí un escalofrío, sólo llevaba puestos unos shorts y un top de tirantas, pensé en ponerme algo de más abrigo, pero antes de darme cuenta estaba bajando las escaleras, descalza, en busca de Alex.
No estaba ni en el salón ni en la cocina, salí fuera y tampoco lo vi, pero no había salido, ya que su moto seguía allí. Volví a subir, a lo mejor estaba en el servicio, pero la puerta estaba abierta y a oscuras. Entonces me paré delante de una puerta, la misma puerta de donde lo había visto salir el otro día. Respiré hondo y pegué en la puerta. Escuché un ruido dentro y luego Alex abrió la puerta, tenía el pelo alborotado y los ojos rojos, genial, le había despertado. Me miró como si fuera la última persona a la que esperaba encontrarse y se apoyó en la puerta. Yo me quedé mirándolo y noté cómo me sonrojaba al darme cuenta de que sólo llevaba unos vaqueros.
-¿Y bien?- Dijo, yo le miré sin saber qué decir.
-¿Qué?- Sí, una respuesta muy inteligente.
-¿Es que vas a decirme que has venido en mitad de la noche hasta mi cuarto simplemente para verme?- Curvó la comisura de los labios en una media sonrisa- Me alagas, pero podrías haber esperado a mañana para verme- Meneé la cabeza y aclaré mis pensamientos.
-No, he venido a pedirte algo- Me obligué a mantener la vista fija en su cara, él sonrió y vi que se estaba yendo por las ramas- No- Le paré antes de que pudiera responderme- Ni se te ocurra hacer un comentario que sabes que no me gustará.
-Te gusta cortarme el rollo ¿Verdad?- No contesté- Bien, ¿qué quieres entonces?
-Mi móvil.
-¿Qué?- Me miró como si fuera la cosa más estúpida que había oído en su vida.
-Mi móvil, ya sabes, una cosa pequeña y electrónica que sirve para hablar…
-Muy graciosa.
-Gracias- Sonreí.
-¿Has venido en mitad de la noche a despertarme y a pedirme tu estúpido móvil?- Lo dijo como asegurándose de que había entendido bien.
-Sí.
Rió.
-¿Me lo vas a dar o no?
-¿Para qué lo quieres?
Me crucé de brazos enfadada.
-¿Y por qué te tengo yo que dar explicaciones de lo que voy a hacer con mi móvil?
-Porque la última vez que lo usaste tuve que salir detrás de ti para salvarte de tu novio y sus amiguitos- Se acercó hasta mí apoyando ambas manos en el marco de la puerta.
-No es mi novio- ¿No es mi novio? ¿Es eso lo más inteligente que se te ocurre, Selena?
-Pues nadie lo diría- Se acercó más y noté como se me cortaba la respiración, pero ¿qué demonios me pasaba?- Dado la manera en que te trataba- Sonrió, noté como me ardían las mejillas, sin pensarlo le di una bofetada, él me miró con una mano puesta en el lado de la cara donde le había golpeado y los ojos abiertos como platos.
-Vuelve a decir eso y te parto la cara- Le amenacé, creí que se echaría a reír, pero no lo hizo.
-Vaya, parece que no le tienes mucho cariño.
-Eso no es asunto tuyo- Soné cortante, le tendí la mano para que me diera el móvil, él la miró confundido y luego me estrechó la mano.
-Encantando- ¿Encantado? ¿Es que ese tío era imbécil? Retiré la mano.
-Dame mi móvil.
-No.
-No voy a salir en busca de Clary, lo prometo- Me sentía ridícula.
-Aún así no te lo doy- Volvió a apoyar ambas manos en el marco de la puerta.
-¡¿Pero por qué no?! ¡Es mío, no tuyo! ¡No tienes ningún derecho de quitármelo!
-Está bien, denúnciame- Sonrió, odiaba que sonriera cuando estaba enfadada.
-Alex…
-¿Qué?- Le dediqué una mirada furiosa y me colé en su cuarto pasando por debajo de uno de sus brazos-¡Eh! ¡¿Pero qué haces?!
Me dirigí a una mesita que había al lado de la cama y empecé a buscar en los cajones.
-Buscar mi móvil.
-¡¿Sabes que hay una cosa que se llama privacidad?!
-Sí- Me dirigí a su armario y lo abrí, Alex me cogió por los hombros y me dio la vuelta- ¡Suéltame me haces daño!
-¡Sal de mi cuarto!
-¡Dame mi móvil!
Nos quedamos mirando enfadados un momento, luego Alex aflojó la presión que hacía sobre mis hombros y sonrió.
-Si lo que querías era entrar en mi cuarto, haberte buscado otra excusa mejor que la del móvil- Noté cómo volvía a enfurecerme, pero decidí que discutir no llevaría a nada, así que decidí responderle del mismo modo que él hacía.
-Y la próxima vez que quieras acercarte a mí búscate otra excusa mejor que la de cogerme para que no busque entre tus cosas- Me miró con los ojos abiertos como platos y me soltó como si le hubiera empujado.
Pensé que me iba a dar el móvil, pero como se quedó quieto sin hacer nada me volví a dar la vuelta y noté cómo me cogía por la cintura y me arrastraba fuera del cuarto.
-¡Déjame!- Pataleé y me agarré a la cabecera de la cama, pero él seguía tirando de mí.
-¡Fuera de mi cuarto!
-¡¿Es que siempre tienes que ser tan estúpido?!- Tenía los nudillos blancos de la fuerza que hacía al agarrarme a la cama.
-¡¿Y tú siempre tienes que ser tan niñata?! ¡Suelta mi cama!- Tiró con más fuerza, se me resbalaron las manos y caímos hacia atrás, la peor parte se la llevó él, que golpeó el suelo con la espalda, yo caí encima de él- ¡¿Por qué te has soltado?!- Gritó haciendo una mueca de dolor.
-¡Tú me lo has dicho!
-¡Pero no para que te soltaras de golpe!
Noté una punzada en el meñique del pie, me había golpeado el dedo al caerme. Me eché hacia un lado y me tendí en el suelo, estaba helado y el frío traspasó la poca ropa que llevaba. Miré a Alex que seguía tendido en el suelo con los ojos cerrados con fuerza, entonces me di cuenta, en el bolsillo del pantalón estaba… ¡mi móvil! Me acerqué sigilosamente y alargué la mano, la metí en el bolsillo de su pantalón y saqué con cuidado el móvil.
-No me metas mano cuando tengo los ojos cerrados- Dijo abriendo los ojos de golpe, yo me incorporé despacio.
-Y tú ten más vigilados los objetos que robas- Le enseñé el móvil y sonreí.
-Pero ¿qué…?
Salté por encima de él y salí del cuarto corriendo mientras él se incorporaba y me seguía hasta mi cuarto. Entré y cerré la puerta con el pestillo justo cuando él llegaba a la puerta. Empezó a golpear la puerta.
-¡Abre!
-No- Sonreí.
-¡Eres una niñata!- Gritó al otro lado de la puerta.
-Tú di lo que quieras, pero la niñata ha recuperado el móvil-Reí en voz alta para que me escuchase.
-Esto no va a quedar así, bonita- Intentó controlar su voz y no pude evitar sonreír. Oí cómo se alejaba.
Me senté en la cama y encendí el móvil, no tenía ningún mensaje nuevo ni ninguna llamada de mi tía. Me sentí mejor de tener algo mío en aquel momento, aunque no sabía realmente lo que iba a hacer con el móvil. Abrí el armario, saqué el bolso donde había traído toda la ropa y metí el móvil dentro. Ahí no lo encontraría Alex.
Alex
Me desperté temprano, tuve que controlar el impulso de derribar la puerta del cuarto de Selena y quitarle el móvil de nuevo. Que ella lo tuviera significaba que en cualquier momento podría salir corriendo a una muerte segura. Recordé cómo había entrado la noche anterior en mi cuarto y cómo me había exigido que le devolviera su móvil, ¿quién se creía que era para exigirme nada? Una niñata con unos shorts y un top, enfadada y descalza. Todavía me dolía la espalda de la caída de anoche, cosa que hacía que me enfureciera aún más con Selena, era una cabeza y media más baja que yo y se comportaba como si fuera al revés, como si pudiera darme una paliza si quería, y yo mismo empezaba a creer que sí podría.
Escuché el ruido de un motor y en seguida supe que Steve y Kelley habían llegado. Bajé las escaleras corriendo y salí fuera, Steve estaba aparcando y cuando éste y Kelley se bajaron desapareció toda la furia que sentía. Me acerqué hasta ellos y escuché unos pasos detrás de mí, me giré y vi a Selena bajando las escaleras y dirigiéndose a la puerta, llevaba el mismo top y los mismos shorts que la noche anterior, pero ahora llevaba unas converse puestas. Mi mirada se dirigió a su cintura y sus caderas –igual que la noche anterior- y desvié la mirada rápidamente.
Aunque no iba maquillada y era bajita, estaba muy guapa y odiaba reconocerlo, nunca me había gustado reconocer que ninguna chica era guapa, simplemente pensaba << ¿Está buena? ¿Sí? Pues ya está>>, Selena no era como ninguna otra chica que había conocido, no simplemente por el hecho de que no se dejaba intimidar y decía todo lo que pensaba, sino porque no era la típica chica que se levanta pensando en que debe maquillarse, ponerse ropa bonita y estar delgada como un palo, ella simplemente era ella misma, a cualquier chico se le habría caído la baba con ella, no necesitaba maquillaje para estar guapa y eso lo odiaba. Odiaba que me pareciera guapa y que ella no se diera cuenta de que realmente lo era, y me odiaba a mí mismo por odiar que no se diera cuenta de lo guapa que era.
-¡Alex!- Kelley se tiró a mis brazos haciendo que saliera de mis pensamientos y la abracé, hacía meses que no la veía y la había echado mucho de menos- ¡Madre mía, qué ganas tenía de verte!- Se separó y mi mirada pasó instintivamente por encima de ella y se paró en Selena, que estaba en la puerta mirándonos a Kelley y a mí.
-Yo también te he echado de menos- Dije sonriendo- ¡Estás guapísima Kells!
-Gracias, gracias- Hizo una reverencia, Steve se acercó.
-¿Algo nuevo, Alex?
-No- Negué con la cabeza.
-Steve me ha contado todo lo que ha pasado- Intervino Kelley- No tengo ni idea de lo que puede estar sucediendo.
-Yo tampoco y me he roto la cabeza pensando, pero no sé lo que puede ser- Admití, era cierto que el día anterior había estado pensando y pensando en lo que estaba sucediendo y no había llegado a ninguna conclusión clara.
Steve posó su mirada en Selena, que seguía en el mismo lugar que antes y seguía mirándonos.
Selena
Ahora que veía a Kelley sabía claramente quién era, la novia de Alex, sin duda. Era su tipo de chica, alta, guapa, buen cuerpo...sentí una sensación extraña que no me gustó nada al ver que Kelley se tiraba a los brazos de Alex y se abrazaban. No me gustó nada tener que verlo, me quedé parada en la puerta mirándolos y cuando se separaron, mi mirada se cruzó por una décima de segundo con la de Alex, que me ignoró y siguió hablando con Kelley, no sé por qué, pero eso me dolió. Steve se acercó hasta ellos y siguieron hablando, no podía escuchar lo que decían, pero tampoco quería acercarme, entonces, Steve me miró y Kelley y Alex hicieron lo mismo.
-Selena- Steve se acercó hasta mí- ¿Cómo estás?
-Eh…bien- Apenas podía pensar con claridad.
-Alex nos ha contado lo que te ha pasado- Le lancé una mirada furibunda a Alex.
-No pasa nada, estoy bien.
-Así que tú eres Selena- Kelley se acercó hasta mí sonriendo, me entraron ganas de borrarle esa sonrisa de una bofetada- Encantada, soy Kelley- Extendió la mano, por un momento dudé si estrechársela o no.
-Encantada- Le estreché la mano y fingí una sonrisa.
-Tenía ganas de conocerte.
Sonreí, me fijé más en ella, no podía ser mayor que yo, quizá un año o dos más grande. Aunque la diferencia exterior era más que obvia. Me sacaba media cabeza y su pose y manera de andar te decía: “Cuidado conmigo, amigo”.
-Será mejor que entremos y nos pongamos al día de todo- Dijo Steve.
Entramos dentro y nos dirigimos al salón, Alex se sentó en el sofá, al principio me dirigí para sentarme junto a él, pero me lo pensé mejor y dejé que Kelley se sentara a su lado, yo me senté en una silla enfrente de ellos, y Steve se quedó de pie apoyado en la pared.
-Selena…-Steve parecía pensar las palabras que diría- ¿No recuerdas nada de lo que pasó la vez que te desmayaste?- Lo miré confundida- ¿No recuerdas si soñaste algo o si viste algo?- Sí había soñado, había soñado con nombres de ángeles caídos y con mi padre.
-No- Negué- Todo se convirtió en negro y cuando desperté tenía fiebre.
Steve asintió.
-Sea lo que sean los que la están buscando- Empezó Kelley- Pueden estar muy cerca, tenemos que encontrarlos antes que ellos a nosotros.
-Kelley tiene razón- Afirmó Steve.
-Pues vamos a buscarlos- Comenté- Tenemos que rescatar a Clary, la tienen ellos.
-Selena…-Dijo Steve- Sabemos que quieres salvar a tu amiga pero no puedes salir ahí fuera arriesgándote a que te vean y te maten.
-Steve…-Era Alex el que hablaba- Creo que no la matarán- Me miró- Al menos no sin antes tener que pelear con ella.
-¿De qué estás hablando, Alex?- Steve sonaba confuso.
-Vamos- Alex se levantó y me indicó con la cabeza que le siguiera.
-¿Qué haces Alex?- Steve le siguió fuera.
-Seguidnos con el coche, Steve.
-Alex no hay tiempo para…
-Créeme, haz lo que te digo- Luego me miró a mí- Vamos.
-Pero ¿qué estás haciendo?
-¿No dijiste que querías defenderte por ti misma y que si no te ayudaba tendría que quedarme cuidándote?- Se montó en la moto- Pues no quiero pasar ni un minuto más a solas contigo, así que venga.
Miré a Kelley que se dirigía al coche con Steve.
-¿No crees que Kelley debería ir contigo?
-¿Qué?- Sonaba extrañado- ¿Por qué?
-¿No es obvio?
Rió.
-Eres muy rara, anda sube.
Me monté en la moto y me agarré a Alex, éste puso la moto en marcha, miró hacia atrás y alzó la voz para que Steve le oyera bien.
-¡Sígueme en todo momento!- Luego puso la moto en marcha.