Capítulo 13.
Selena
Hicimos todo el trayecto en silencio. No sabía qué decirle, todo lo había pasado en las últimas seis horas podía conmigo. Intenté recordar todo lo que había sucedido, primero habíamos ido a la fiesta que daba Demetria para encontrarla, luego me había encontrado con Alex, habíamos discutido de nuevo, luego nos habíamos reconciliado, después nos había atacado Mark y lo habíamos matado, luego nos enteramos de que Demetria no estaba en la fiesta y que todo había sido una trampa y por último nos habíamos vuelto a pelear, esto parecía ya una costumbre. Sólo fui consciente de que habíamos llegado cuando Alex detuvo el coche y se bajó. Yo me bajé y lo seguí dentro de la casa. Alex ni siquiera me dirigió una mirada cuando subió las escaleras y se metió en el servicio.
Genial, ahora ¿qué le decía? Era cierto que para él debió de ser duro enterarse de que había renunciado a parte de mí, pero tampoco era para que se pusiera así, casi le golpeara a Jack y no me mirara. Respiré hondo y entré en el que durante los últimos meses había sido mi cuarto. Todo estaba tal y como lo dejé. Abrí el armario y saqué unos vaqueros, una blusa de cuadros y unos botines. Luego me quité ese vestido tan pomposo e incómodo y me vestí con mi ropa de siempre. Me miré en el espejo, estaba horrible, tenía todo el pelo alborotado por la pelea con Mark y rastros de tierra por toda la cara. Esperé unos minutos a que Alex saliera del servicio, cuando oí la puerta cerrarse y unos pasos pasar por delante de mi puerta supe que había salido. Me metí en el servicio, me lavé la cara y luego me cepillé el pelo intentando dejarlo lo mejor posible.
Cuando salí del servicio bajé las escaleras y me encontré con Alex sentado en el sofá, todavía llevaba puesta la blusa y los pantalones de la fiesta. Cuando llegué alzó la mirada y se quedó mirándome durante un momento. No sabía cómo reaccionar, ¿debía hablarle? ¿Debía sentarme a su lado y permanecer en silencio?
-Alex…-Dije al final.
-No hace falta que digas nada- Me cortó.
-No entiendo por qué te pones así.
Alex me miró como si lo acabara de abofetear.
-¿Qué no lo entiendes?- Se levantó del sofá y se acercó a mí- ¿Qué no entiendes? ¿Qué me haya enfadado porque me acabo de enterar que has renunciado a la cosa más valiosa que tienes en tu vida? ¿Qué me haya enfadado porque quieren verte muerta de nuevo? ¿Qué me haya enfadado porque ese tal Jack no te quita el ojo de encima y babea por ti cada vez que te mira? ¿Qué no entiendes, Sel?
Conforme había ido hablando se había ido acercando a mí de manera que había tenido que retroceder y ahora mi espalda estaba pegada contra la pared y Alex estaba frente a mí con las manos en la pared a ambos lados de mi cara.
-Creo que yo tendría más motivos que tú para estar enfadada, ¿no te parece?
-¿Qué?
-Te he perdonado, Alex. Y ahora no entiendo por qué tiene que darte ese repentino ataque de celos.
-No estoy celoso.
-No, qué va.
Nos quedamos un momento en silencio sin mirarnos y sin decir nada.
-Mira, Alex, sé que lo que siempre te ha gustado de mí ha sido el saber que de alguna manera era especial- Alex me miró extrañado- Por lo de las alas y todo ese rollo y ahora que no las tengo es como si ya no fuera yo, como si la parte que te gustaba de mí se hubiera esfumado.
-¿De qué estás hablando?- Preguntó extrañado.
-No quieres darte cuenta pero estás enfadado porque para ti es como si yo ya no fuera yo. Esto ya no es lo que era. En menos de dos semanas hemos tenido la pelea más fuerte que hemos tenido nunca, nos hemos separado, luego hemos vuelto y ahora estamos otra vez igual.
Lo miré durante un momento.
-Esto ya no va a ningún sitio.
Alex abrió los ojos como platos.
-Yo no puedo seguir así, Alex. Jugando a este juego sólo conseguimos hacernos daño los dos.
Me estaba costando lo inimaginable decir esas palabras, pero estaban saliendo de mí sin apenas ser consciente.
-Creo que lo mejor sería…
-No lo digas- Me interrumpió Alex cerrando los ojos con fuerza.
-Sabes que es lo mejor- Noté que se me humedecían los ojos.
Alex negó con la cabeza.
-No- Levantó la cabeza de golpe y abrió los ojos- No es lo mejor.
-¿De verdad quieres seguir así? ¿Peleando día sí y día no?
-Ninguna de estas dos peleas han sido culpa nuestra- Dijo intentando controlar la voz- La primera fue por culpa de esos capullos de Mark y Jessica y esta ha sido por culpa de Demetria que te ha puesto en la cuerda floja de nuevo.
Inspiré hondo y desvié la mirada.
-Sel…-Alex me cogió de la barbilla y me obligó a mirarlo- No me enamoré de ti porque tuvieras alas, por mí como si hubieras tenido cuernos.
No pude evitar sonreír un poco.
-Me enamoré de ti por quién eres tú, porque desde el primer momento me dijiste lo que pensabas y me pusiste en mi sitio cuando me lo merecía, porque nunca te mostraste débil ante nadie, porque simplemente eras la persona que había estado esperando toda mi vida y si me enfado es…es porque no soporto que te quieran apartar de mí.
Note que una lágrima se escapaba y corría por mi mejilla.
-Te amo, Selly- Me dijo mientras me limpiaba la lágrima.
Noté que el corazón se me derretía, ¿cómo había sido capaz de insinuar que lo dejáramos? No podría vivir sin Alex. Quise golpearme hasta que las heridas que me hiciera dolieran más que el dolor que estaba sintiendo en ese momento.
-Te amo- Le dije mientras levantaba mi mano para acariciarle la mejilla.
Alex cerró los ojos y giró la cara para besarme la mano.
-Dímelo otra vez- Me pidió con los ojos aún cerrados- No sabes la falta que me hace escuchártelo decir.
Me puse de puntillas hasta que llegué más o menos a su oreja.
-Te amo, Alex Gregory- Le dije al oído.
Alex giró la cara y nos quedamos rostro con rostro unos segundos hasta que finalmente nos dimos ese beso que no habíamos podido terminar hacía unas horas. Alex me cogió en brazos para que así llegara mejor a su cara. Me agarré con fuerza a su pelo, por un momento temí arrancárselo, pero Alex pareció no notarlo. Entonces Alex me separó de la pared y comenzó a subir las escaleras sin separar nuestros labios, no pude evitar darle un mordisco tierno en el labio que hizo que Alex sonriera. No me importaba nada, había echado tanto de menos a Alex los últimos días que ahora ese beso me sabía a poco. Alex abrió la puerta de su habitación y entró de espaldas, yo fui la encargada de cerrarla. Luego Alex siguió andando de espaldas hasta que tropezó con la cama y se sentó conmigo encima. Nos separamos un poco para coger aire.
-Te echado tanto de menos…-Me dijo en un susurro.
Yo lo callé con otro beso, esta vez más tierno y largo. Alex empezó a desabrocharse la camisa, pero yo le cogí ambas manos y las coloqué en la cama.
-¿Qué…?- Se quejó un poco frustrado.
-Déjame a mí- Le indiqué mientras comenzaba a quitarle los botones de la camisa.
Eso era algo que siempre había querido hacer, no había habido un solo día que no me hubiera muerto de ganas de quitarle la camisa a Alex y ahora por fin lo estaba haciendo. Cuando terminé de quitarle el último botón pasé mi dedo índice desde su cuello hasta su abdomen dulcemente y Alex soltó un pequeño gemido que hizo que yo sonriera.
-No puedo más- Dijo de pronto mientras daba una vuelta que hizo que yo cayera de espaldas y él se colocara encima de mí- Eres una niñata muy, muy, muy cruel y despiadada- Dijo mirándome fijamente.
Otra vez volví a verle los ojos igual de oscuros que hacía unas horas y otra vez volvió a transmitirme una sensación totalmente distinta al miedo.
-Y tú eres un tío muy, muy, muy creído y manejable.
Alex soltó una risita antes de volver a besarme. Yo terminé de quitarle la camisa y lo atraje más hacia mí tirando de su cuello.
-¿Me permites?- Me preguntó mientras colocaba las manos en el primer botón de mi blusa.
-Mientras que no me rompas la blusa- Respondí en tono divertido.
Alex sonrió y comenzó a desabrocharme la blusa mientras mis labios volvían en busca de los suyos. Cuando hubo terminado de desabrochar el último botón, me incorporé para quitarme la blusa del todo. A pesar de que la habitación estaba a oscuras pude ver cómo Alex me miraba de arriba abajo con la boca abierta, di gracias a que no viera cómo me sonrojé.
-Como me sigas mirando así me voy a volver a poner la blusa y me voy a ir- Le dije sonriendo.
Alex soltó una carcajada y me pegó de nuevo a él mientras me daba un beso en el cuello.
-¿Estás seguro?
Alex me miró confundido.
-¿Qué?
-¿Estás seguro de que quieres hacer esto? Lo digo porque ya no tengo esas alitas que te ponían tan cachondo- Le dije en tono de broma.
Alex sonrió picaronamente, su sonrisa iluminó toda la habitación.
-Tú siempre me pones cachondo, nena- Respondió sonriendo más aún- Para mí siempre serás el ángel más hermoso de todo el Universo, con alas o sin ellas.
Sonreí y Alex siguió besándome el cuello.
-Antes te has equivocado en una cosa- Le dije.
Alex se separó de mi cuello y me miró confundido.
-Mis alas y mi parte de ángel no era lo más valioso que tenía en mi vida, lo eres tú.
Alex sonrió y se acercó a mi boca para besarme de nuevo.
Íbamos camino de la casa de Jack. Alex iba conduciendo pero con la mano libre llevaba sujeta la mía, ambos íbamos en silencio pero no era un silencio incómodo, todo lo contrario, la felicidad que acabábamos de experimentar ambos hacía apenas una hora era inmensa y no nos hacían falta las palabras.
Alex y yo entramos en la sala cogidos de la mano, todos estaban sentados en silencio y al vernos entrar alzaron la cabeza aliviados. Jack fue el único que se levantó del asiento y se quedó mirándonos un momento para luego mirar nuestras manos. Me sentí un poco incómoda y noté cómo Alex me apretaba un poco la mano, yo le acaricie el dorso de la mano con el dedo y Alex se tranquilizó un poco.
-¿Dónde estabais?- Preguntó Kelley.
-Dándose el lote- Contestó Jessica.
Sabía que lo había dicho por decir pero no pude evitar sonrojarme hasta el punto que creí que me iba a explotar la cara. Noté que Alex sonreía a mi lado.
-Conozco esa cara…-Fue Clary la que habló.
El tono de su voz hizo que rápidamente me girara para mirarla, ésta me miraba a su vez con los ojos entornados y una sonrisa divertida en la cara.
-¿Habéis descubierto algo más?- Fue lo primero que se me ocurrió preguntar para cambiar de tema.
-No- Contestó Adrian soltando un libro encima de la mesa. Hasta ese momento no me había dado cuenta de que estaba leyendo- Acabo de repasar ese maldito libro diez veces y no encuentro nada nuevo.
-Por cierto…-Miré a mi alrededor- ¿Dónde están Kelley y Kyle?- No me había dado cuenta de que ninguno de los dos estaban.
-Dándose el lote también- Volvió a decir Jessica.
-Han ido a visitar a un brujo amigo de alguien que le debe a Kelley un favor…o algo así- Dijo Clary.
-Confiamos en que encuentre algo de provecho- Comentó Jack.
-Mi prima siempre encuentra algo de provecho, guapetón- Contestó Alex visiblemente poco contento por la presencia de Jack.
Jack puso los ojos en blanco y miró hacia otro lado ignorando a Alex. Entonces me acordé de que yo tenía una conversación pendiente con Jack.
-Jack, ¿puedo hablar un momento contigo?
Alex me miró sorprendido al igual que Jack, pero estaba claro que ambas sorpresas eran muy distintas.
-¿Por qué no habláis aquí?- Alex sonó irritado y molesto.
-Es algo…privado- Fue todo lo que dije.
-¿Privado?- La voz de Alex se elevó una octava.
Alcé un poco la cabeza.
-Después te cuento- Le susurré.
Alex me miró, luego miró a Jack y finalmente volvió su vista hacia mí y soltó mi mano forzando una sonrisa. Salí por la puerta del salón y Jack me siguió. No me hizo falta girarme para saber que Alex estaba mirando a Jack de una manera poco agradable.
Seguí caminando hasta que llegué a la recepción principal y me detuve allí mirando por la ventana. Se hizo un silencio de unos momentos hasta que finalmente me giré, Jack estaba a unos dos metros de distancia de mí con los brazos cruzados.
-Quiero que me cuentes qué querías decir con esa historia de Alex y de mí- Solté sin más. Vi cómo Jack se tensaba al instante.
Selena
Hicimos todo el trayecto en silencio. No sabía qué decirle, todo lo había pasado en las últimas seis horas podía conmigo. Intenté recordar todo lo que había sucedido, primero habíamos ido a la fiesta que daba Demetria para encontrarla, luego me había encontrado con Alex, habíamos discutido de nuevo, luego nos habíamos reconciliado, después nos había atacado Mark y lo habíamos matado, luego nos enteramos de que Demetria no estaba en la fiesta y que todo había sido una trampa y por último nos habíamos vuelto a pelear, esto parecía ya una costumbre. Sólo fui consciente de que habíamos llegado cuando Alex detuvo el coche y se bajó. Yo me bajé y lo seguí dentro de la casa. Alex ni siquiera me dirigió una mirada cuando subió las escaleras y se metió en el servicio.
Genial, ahora ¿qué le decía? Era cierto que para él debió de ser duro enterarse de que había renunciado a parte de mí, pero tampoco era para que se pusiera así, casi le golpeara a Jack y no me mirara. Respiré hondo y entré en el que durante los últimos meses había sido mi cuarto. Todo estaba tal y como lo dejé. Abrí el armario y saqué unos vaqueros, una blusa de cuadros y unos botines. Luego me quité ese vestido tan pomposo e incómodo y me vestí con mi ropa de siempre. Me miré en el espejo, estaba horrible, tenía todo el pelo alborotado por la pelea con Mark y rastros de tierra por toda la cara. Esperé unos minutos a que Alex saliera del servicio, cuando oí la puerta cerrarse y unos pasos pasar por delante de mi puerta supe que había salido. Me metí en el servicio, me lavé la cara y luego me cepillé el pelo intentando dejarlo lo mejor posible.
Cuando salí del servicio bajé las escaleras y me encontré con Alex sentado en el sofá, todavía llevaba puesta la blusa y los pantalones de la fiesta. Cuando llegué alzó la mirada y se quedó mirándome durante un momento. No sabía cómo reaccionar, ¿debía hablarle? ¿Debía sentarme a su lado y permanecer en silencio?
-Alex…-Dije al final.
-No hace falta que digas nada- Me cortó.
-No entiendo por qué te pones así.
Alex me miró como si lo acabara de abofetear.
-¿Qué no lo entiendes?- Se levantó del sofá y se acercó a mí- ¿Qué no entiendes? ¿Qué me haya enfadado porque me acabo de enterar que has renunciado a la cosa más valiosa que tienes en tu vida? ¿Qué me haya enfadado porque quieren verte muerta de nuevo? ¿Qué me haya enfadado porque ese tal Jack no te quita el ojo de encima y babea por ti cada vez que te mira? ¿Qué no entiendes, Sel?
Conforme había ido hablando se había ido acercando a mí de manera que había tenido que retroceder y ahora mi espalda estaba pegada contra la pared y Alex estaba frente a mí con las manos en la pared a ambos lados de mi cara.
-Creo que yo tendría más motivos que tú para estar enfadada, ¿no te parece?
-¿Qué?
-Te he perdonado, Alex. Y ahora no entiendo por qué tiene que darte ese repentino ataque de celos.
-No estoy celoso.
-No, qué va.
Nos quedamos un momento en silencio sin mirarnos y sin decir nada.
-Mira, Alex, sé que lo que siempre te ha gustado de mí ha sido el saber que de alguna manera era especial- Alex me miró extrañado- Por lo de las alas y todo ese rollo y ahora que no las tengo es como si ya no fuera yo, como si la parte que te gustaba de mí se hubiera esfumado.
-¿De qué estás hablando?- Preguntó extrañado.
-No quieres darte cuenta pero estás enfadado porque para ti es como si yo ya no fuera yo. Esto ya no es lo que era. En menos de dos semanas hemos tenido la pelea más fuerte que hemos tenido nunca, nos hemos separado, luego hemos vuelto y ahora estamos otra vez igual.
Lo miré durante un momento.
-Esto ya no va a ningún sitio.
Alex abrió los ojos como platos.
-Yo no puedo seguir así, Alex. Jugando a este juego sólo conseguimos hacernos daño los dos.
Me estaba costando lo inimaginable decir esas palabras, pero estaban saliendo de mí sin apenas ser consciente.
-Creo que lo mejor sería…
-No lo digas- Me interrumpió Alex cerrando los ojos con fuerza.
-Sabes que es lo mejor- Noté que se me humedecían los ojos.
Alex negó con la cabeza.
-No- Levantó la cabeza de golpe y abrió los ojos- No es lo mejor.
-¿De verdad quieres seguir así? ¿Peleando día sí y día no?
-Ninguna de estas dos peleas han sido culpa nuestra- Dijo intentando controlar la voz- La primera fue por culpa de esos capullos de Mark y Jessica y esta ha sido por culpa de Demetria que te ha puesto en la cuerda floja de nuevo.
Inspiré hondo y desvié la mirada.
-Sel…-Alex me cogió de la barbilla y me obligó a mirarlo- No me enamoré de ti porque tuvieras alas, por mí como si hubieras tenido cuernos.
No pude evitar sonreír un poco.
-Me enamoré de ti por quién eres tú, porque desde el primer momento me dijiste lo que pensabas y me pusiste en mi sitio cuando me lo merecía, porque nunca te mostraste débil ante nadie, porque simplemente eras la persona que había estado esperando toda mi vida y si me enfado es…es porque no soporto que te quieran apartar de mí.
Note que una lágrima se escapaba y corría por mi mejilla.
-Te amo, Selly- Me dijo mientras me limpiaba la lágrima.
Noté que el corazón se me derretía, ¿cómo había sido capaz de insinuar que lo dejáramos? No podría vivir sin Alex. Quise golpearme hasta que las heridas que me hiciera dolieran más que el dolor que estaba sintiendo en ese momento.
-Te amo- Le dije mientras levantaba mi mano para acariciarle la mejilla.
Alex cerró los ojos y giró la cara para besarme la mano.
-Dímelo otra vez- Me pidió con los ojos aún cerrados- No sabes la falta que me hace escuchártelo decir.
Me puse de puntillas hasta que llegué más o menos a su oreja.
-Te amo, Alex Gregory- Le dije al oído.
Alex giró la cara y nos quedamos rostro con rostro unos segundos hasta que finalmente nos dimos ese beso que no habíamos podido terminar hacía unas horas. Alex me cogió en brazos para que así llegara mejor a su cara. Me agarré con fuerza a su pelo, por un momento temí arrancárselo, pero Alex pareció no notarlo. Entonces Alex me separó de la pared y comenzó a subir las escaleras sin separar nuestros labios, no pude evitar darle un mordisco tierno en el labio que hizo que Alex sonriera. No me importaba nada, había echado tanto de menos a Alex los últimos días que ahora ese beso me sabía a poco. Alex abrió la puerta de su habitación y entró de espaldas, yo fui la encargada de cerrarla. Luego Alex siguió andando de espaldas hasta que tropezó con la cama y se sentó conmigo encima. Nos separamos un poco para coger aire.
-Te echado tanto de menos…-Me dijo en un susurro.
Yo lo callé con otro beso, esta vez más tierno y largo. Alex empezó a desabrocharse la camisa, pero yo le cogí ambas manos y las coloqué en la cama.
-¿Qué…?- Se quejó un poco frustrado.
-Déjame a mí- Le indiqué mientras comenzaba a quitarle los botones de la camisa.
Eso era algo que siempre había querido hacer, no había habido un solo día que no me hubiera muerto de ganas de quitarle la camisa a Alex y ahora por fin lo estaba haciendo. Cuando terminé de quitarle el último botón pasé mi dedo índice desde su cuello hasta su abdomen dulcemente y Alex soltó un pequeño gemido que hizo que yo sonriera.
-No puedo más- Dijo de pronto mientras daba una vuelta que hizo que yo cayera de espaldas y él se colocara encima de mí- Eres una niñata muy, muy, muy cruel y despiadada- Dijo mirándome fijamente.
Otra vez volví a verle los ojos igual de oscuros que hacía unas horas y otra vez volvió a transmitirme una sensación totalmente distinta al miedo.
-Y tú eres un tío muy, muy, muy creído y manejable.
Alex soltó una risita antes de volver a besarme. Yo terminé de quitarle la camisa y lo atraje más hacia mí tirando de su cuello.
-¿Me permites?- Me preguntó mientras colocaba las manos en el primer botón de mi blusa.
-Mientras que no me rompas la blusa- Respondí en tono divertido.
Alex sonrió y comenzó a desabrocharme la blusa mientras mis labios volvían en busca de los suyos. Cuando hubo terminado de desabrochar el último botón, me incorporé para quitarme la blusa del todo. A pesar de que la habitación estaba a oscuras pude ver cómo Alex me miraba de arriba abajo con la boca abierta, di gracias a que no viera cómo me sonrojé.
-Como me sigas mirando así me voy a volver a poner la blusa y me voy a ir- Le dije sonriendo.
Alex soltó una carcajada y me pegó de nuevo a él mientras me daba un beso en el cuello.
-¿Estás seguro?
Alex me miró confundido.
-¿Qué?
-¿Estás seguro de que quieres hacer esto? Lo digo porque ya no tengo esas alitas que te ponían tan cachondo- Le dije en tono de broma.
Alex sonrió picaronamente, su sonrisa iluminó toda la habitación.
-Tú siempre me pones cachondo, nena- Respondió sonriendo más aún- Para mí siempre serás el ángel más hermoso de todo el Universo, con alas o sin ellas.
Sonreí y Alex siguió besándome el cuello.
-Antes te has equivocado en una cosa- Le dije.
Alex se separó de mi cuello y me miró confundido.
-Mis alas y mi parte de ángel no era lo más valioso que tenía en mi vida, lo eres tú.
Alex sonrió y se acercó a mi boca para besarme de nuevo.
Íbamos camino de la casa de Jack. Alex iba conduciendo pero con la mano libre llevaba sujeta la mía, ambos íbamos en silencio pero no era un silencio incómodo, todo lo contrario, la felicidad que acabábamos de experimentar ambos hacía apenas una hora era inmensa y no nos hacían falta las palabras.
Alex y yo entramos en la sala cogidos de la mano, todos estaban sentados en silencio y al vernos entrar alzaron la cabeza aliviados. Jack fue el único que se levantó del asiento y se quedó mirándonos un momento para luego mirar nuestras manos. Me sentí un poco incómoda y noté cómo Alex me apretaba un poco la mano, yo le acaricie el dorso de la mano con el dedo y Alex se tranquilizó un poco.
-¿Dónde estabais?- Preguntó Kelley.
-Dándose el lote- Contestó Jessica.
Sabía que lo había dicho por decir pero no pude evitar sonrojarme hasta el punto que creí que me iba a explotar la cara. Noté que Alex sonreía a mi lado.
-Conozco esa cara…-Fue Clary la que habló.
El tono de su voz hizo que rápidamente me girara para mirarla, ésta me miraba a su vez con los ojos entornados y una sonrisa divertida en la cara.
-¿Habéis descubierto algo más?- Fue lo primero que se me ocurrió preguntar para cambiar de tema.
-No- Contestó Adrian soltando un libro encima de la mesa. Hasta ese momento no me había dado cuenta de que estaba leyendo- Acabo de repasar ese maldito libro diez veces y no encuentro nada nuevo.
-Por cierto…-Miré a mi alrededor- ¿Dónde están Kelley y Kyle?- No me había dado cuenta de que ninguno de los dos estaban.
-Dándose el lote también- Volvió a decir Jessica.
-Han ido a visitar a un brujo amigo de alguien que le debe a Kelley un favor…o algo así- Dijo Clary.
-Confiamos en que encuentre algo de provecho- Comentó Jack.
-Mi prima siempre encuentra algo de provecho, guapetón- Contestó Alex visiblemente poco contento por la presencia de Jack.
Jack puso los ojos en blanco y miró hacia otro lado ignorando a Alex. Entonces me acordé de que yo tenía una conversación pendiente con Jack.
-Jack, ¿puedo hablar un momento contigo?
Alex me miró sorprendido al igual que Jack, pero estaba claro que ambas sorpresas eran muy distintas.
-¿Por qué no habláis aquí?- Alex sonó irritado y molesto.
-Es algo…privado- Fue todo lo que dije.
-¿Privado?- La voz de Alex se elevó una octava.
Alcé un poco la cabeza.
-Después te cuento- Le susurré.
Alex me miró, luego miró a Jack y finalmente volvió su vista hacia mí y soltó mi mano forzando una sonrisa. Salí por la puerta del salón y Jack me siguió. No me hizo falta girarme para saber que Alex estaba mirando a Jack de una manera poco agradable.
Seguí caminando hasta que llegué a la recepción principal y me detuve allí mirando por la ventana. Se hizo un silencio de unos momentos hasta que finalmente me giré, Jack estaba a unos dos metros de distancia de mí con los brazos cruzados.
-Quiero que me cuentes qué querías decir con esa historia de Alex y de mí- Solté sin más. Vi cómo Jack se tensaba al instante.