Capítulo 13
Selena
Alex estaba sentado en el sofá y tenía los ojos cerrados, llevaba un buen rato así, sabía que no estaba dormido porque tenía el ceño fruncido. Había esperado a que abriera los ojos de una vez, pero empezaba a exasperarme.
-¿Qué haces?- Pregunté al fin.
-Pensar- No abrió los ojos.
-¿Esa es tu manera de pensar? ¿Con esa cara de estreñido?- Abrió los ojos de golpe, como si acabara de abofetearlo.
-No estoy estreñido- Respondió ofendido, decidí no replicar.
-¿En qué pensabas?
-En ti no,- Se encogió de hombros- siento decepcionarte.
-Oh, me has roto el corazón- Dije sarcástica poniéndome la mano en el corazón.
-Pensaba en que Steve lleva fuera 3 días y aún no ha vuelto, pensaba en cómo estará Kelley- Noté que me tensaba al decir el nombre de Kelley- Y pensaba en cuando será la próxima vez que intenten matarte y yo tenga que salvarte.
Abrí los ojos como platos.
-No tendrás que salvarme.
-No, ya, claro.
-¿Es que no te quedó claro ayer que sé defenderme sola?- Noté como me ardían las mejillas.
-Sabes defenderte a tu manera, aún te faltan algunos consejos para saber defenderte al menos decentemente.
-Pues enséñame esos consejos.
Me miró y sonrió.
-El primero, peleas como una chica- Levantó un dedo.
-¿Será porque soy una chica?
-Puede ser- Levantó otro dedo- Dos, eres muy previsible.
-¿A qué te refieres?
-Y tres- Hizo caso omiso de mí y levantó otro dedo- Lo de la persuasión no funciona.
-¿Qué?- Estaba atónita- ¿Esos son tus consejos?- Él asintió con la cabeza y bajó los dedos- La persuasión funciona muy bien, al menos funcionó contigo y créeme que con todos los tíos funciona.
-No me persuadiste, te dejé ganar que es otra cosa muy distinta- Mantenía la voz calmada y tranquila aunque había un tono de burla en su voz.
-Intenta creerte eso tú primero.
-Ya lo hago- Sonrió.
Meneé la cabeza, era inútil discutir con él, era incluso más testarudo que yo.
-¿Qué quieres decir con que soy muy previsible?- Cambié la pregunta.
-Quiero decir- Se levantó y se acercó a dónde yo estaba- Que es muy fácil saber qué será lo siguiente que harás
-Sí claro- Me sorprendí al darme cuenta de que él lo había dicho a la vez que yo- ¿Qué haces?- Volvió a hacerlo- Para ya- Y otra vez, respiré hondo, era a eso a lo que se refería con ser previsible ¿no?
-¿Lo ves? Muy previsible, no eres capaz de cambiar eso- ¿Era eso un reto?
-No me retes- Hablé pausadamente.
-¿Por qué no?
Está bien, con que no era capaz de ser imprevisible ¿no? Ahora lo veríamos.
-Está bien- Dije al fin- Prueba otra vez.
Él sonrió. Respiré hondo, tenía que decir algo que no se esperara, algo que lo pillara desprevenido, entonces abrí los ojos de golpe y sonreí
-A Alex le gusta Selena- Esta vez sólo oí mi voz. Alex me miró con los ojos abiertos como platos.
-No es cierto- Se quejó y me dedicó una mirada fulminante.
-¿Ves?- Sonreí- No soy tan previsible como piensas.
-Puede que ahora no, pero peleando sí lo eres- Se cruzó de brazos.
-No es verdad- Me crucé también de brazos, él encarnó una ceja.
-Se te forman unas arruguitas en el entrecejo cuando te enfadas- Puse los ojos en blanco, sin duda, él sí que era imprevisible.
Abrí la boca para contestar pero me quedé sin voz, volví a notar un fuerte dolor en la cabeza y el mismo sonido agudo punzando en los oídos. Me puse las manos en los oídos de nuevo y cerré los ojos con fuerza.
-¿Selena?
Oía la voz de Alex pero no podía contestar
-¿Estás bien?- Su voz sonaba ¿preocupada? No, imposible, Alex no se preocupada nunca por nada.
-Mis…oídos- Me esforcé por decir, intenté abrir los ojos pero sólo logré que el dolor fuera más fuerte y que me tambaleara, entonces noté unos brazos alrededor de mí que me sujetaban. El dolor se hizo más agudo y pensé que me iban a estallar los tímpanos- Haz…que pare- Mi voz apenas fue un susurro.
-Ven- Me dirigió hasta el sofá y me sentó- Quítate las manos de los oídos- No lo hice, temía que si lo hacía me doliera más aún.
Alex me cogió las manos y me las quitó con cuidado, noté algo húmedo en los oídos. Cerré los ojos con más fuerza e intenté volver a poner las manos en los oídos, pero Alex me las sujetaba con fuerza, empecé a sudar y el corazón empezó a latirme más rápido.
-Es…no…-Alex tartamudeaba, cosa que nunca le había visto hacer, quise abrir los ojos y mirar qué era lo que le había hecho tartamudear, con mucho esfuerzo abrí un ojo y lo vi, tenía las manos manchadas de sangre y Alex me las miraba confundido, levantó la vista y me miró- Selena, tranquilízate- Su voz sonaba nerviosa, no podía contestarle ¿cómo quería que me calmara?
Cerré los ojos, no con mucha fuerza, y respiré hondo mientras oía la voz de Alex diciendo una y otra vez que me tranquilizara. Entonces oí una voz en mi cabeza clara y alta que me decía <<Prepárate Sel, ten cuidado>> y desapareció. Sabía perfectamente de quién era esa voz. El dolor en los oídos y la presión en la cabeza desaparecieron de golpe junto con la voz pero notaba cómo me temblaban las manos y el cuerpo. Abrí los ojos y miré a Alex, éste seguía cogiéndome las manos y mirándome con una expresión en el rostro que no supe identificar.
-Se ha ido- Mi voz apenas fue un susurro- El dolor ya no está.
-¿Estás segura?- Yo asentí con cuidado y miré las manos de Alex que estaban cerradas alrededor de las mías manchadas también de sangre.
-¿Qué ha sido eso?
-No lo sé- Soltó mis manos con cuidado y me tocó la cara, sentí cómo me ruborizaba, quitó la mano y vi que la tenía más manchada de sangre que antes- Esto no ha sido normal- Miró la mano con la que me había tocado la cara, ahora manchada completamente de sangre. Yo aún seguía temblando, temí que volviera a tener fiebre, tenía frío- Estás temblando.
-Es la misma sensación que el otro día.
Levantó la mano para tocarme la frente, pero al darse cuenta de que la tenía llena de sangre la bajó, se acercó hasta mi frente y posó los labios en ella. Sentí una descarga en cuanto Alex posó sus labios en mi frente, aunque fueron apenas tres segundos noté una sensación reconfortante. Cuando se retiró recé porque no me hubiera sonrojado.
-No tienes fiebre, al revés, estás helada.
-Me daré una ducha caliente- Me puse en pie y me tambaleé, Alex me cogió por el brazo evitando que me cayera.
-Sel…-Le miré, era la primera vez que me llamaba por mi diminutivo- ¿De verdad que no has oído ni visto nada?
Por un momento quise contarle que sí, que la otra vez había visto a mi padre y había hablado con él y que ahora me había dicho que me preparase y que tuviera cuidado. Quise echarme a llorar igual que cuando era sólo una niña pequeña, pero como siempre, aunque quisiera, ninguna lágrima salió. Tragué saliva.
-No, no he oído nada- Mentí, él asintió y me soltó, le dediqué una última mirada y me dirigí al servicio.
Alex
En cuanto Selena subió al segundo piso me dirigí a la cocina, me lavé las manos y cogí el móvil. Lo que le había pasado no era normal y sentía una sensación muy rara, una que jamás había sentido y que no me gustaba, me tenía inquieto. Marqué el número de Steve y contestó al segundo toque.
-¿Alex?- Parecía extrañado, era normal, había hablado con él el día anterior- ¿Pasa algo?
-Sí.
Hubo un silencio.
-Alex dime que no…
-No- Le corté- No le ha pasado nada…en cierto modo.
-¿Qué quieres decir?
-Han pasado cosas muy raras- Miré hacia las escaleras asegurándome de que Selena no estaba allí y bajé la voz por si acaso- El otro día se desmayó, dice que sintió un dolor fuerte en la cabeza y un sonido muy agudo en los oídos…-Steve esperó a que siguiera- Cuando despertó tenía fiebre y hoy…-Me pasé la mano por la cara- Hoy ha vuelto a sentir ese dolor en la cabeza y ese sonido agudo, no se ha desmayado pero…
-Pero ¿qué?- Dijo Steve tras ver que no seguía, su voz sonaba preocupada.
-Ha sangrado por los oídos- Dije al fin- No sé qué ha sido, de pronto el sonido y el dolor han desaparecido solos y ha dejado de sangrar, estaba temblando y helada.
-¿Dónde está ahora?
-Duchándose- Me senté en una silla de la cocina.
-Alex ¿no ha pasado nada…?
-No, no sé qué puede ser- Empezaba a desesperarme- Por eso mismo te he llamado, pensaba que tú sí lo sabrías, no sé qué hacer.
-Alex… ¿estás preocupado?
-¿Qué?- ¿Preocupado yo?- Claro que no, ¿por qué iba a estar preocupado?
-Por Selena, ¿por quién si no?
-No estoy preocupado por ella ni por nadie- Mi voz sonó más cortante de lo que pretendí- Es simplemente que no sé lo que está pasando y no me gusta nada no saber con lo que estoy tratando.
-Ya- Sabía que no me había creído, pero era la verdad.
-Entonces no sabes lo que es ¿cierto?- No sabía por qué iba a perder el tiempo si Steve no podía ayudarme.
-No, no lo sé- Se hizo un silencio- Vigílala bien Alex.
-Como si no fuera eso lo que llevo haciendo prácticamente tres semanas.
-Alex sabes lo que quiero decir, hoy me reuniré con Kelley y pondremos rumbo a Los Ángeles, espero que estemos allí en un día o dos, iremos lo más rápido posible- No contesté- ¿Alex?
-Sí.
-No sé lo que ocurre, pero sea lo que sea tiene relación con los cabritos que están buscándola.
Quería decirle que lo sabía y que estaría alerta, pero en lugar de eso dije otra cosa.
-Encuentra a Kelley pronto y moved el culo hacia aquí- Colgué.
Cerré los ojos y me puse a pensar. Selena peleaba muy bien aunque yo no quisiera reconocerlo, sabía defenderse por lo que no sería un problema si tuviéramos que enfrentarnos a algún cabrón indeseado, aún así…no me convencía tener que verla luchando. Por otro lado estaba el tema de los seres que la perseguían, ¿qué eran? Teníamos que averiguarlo pronto, encontrarlos y matarlos antes de que ellos nos encontraran a nosotros. Sabía muy bien que en cuanto llegaran Steve y Kelley y dijeran que nos íbamos a poner a buscarlos Selena querría acompañarnos y yo no pensaba impedírselo, si no tendría que quedarme con ella para que no corriera peligro y realmente no sé quién correría peligro, si ella o yo, porque una cosa estaba clara, me mataría por no dejarla buscar a su amiga. Además, le había enseñado algunos trucos básicos para defenderse y se había esforzado mucho, pero sabía lo que diría Steve incluso antes de que llegara…
Clary
Volvía a estar sola en la habitación. Estaba sentada apoyada en la pared con la cabeza apoyada en las manos. Me estaba volviendo loca, era la única solución a todo lo que estaba pasando, ¿gente con alas que dicen ser ángeles? ¿Gente que quiere la vida de Selena a cambio de la mía? ¿Un chico del que sin querer me he enamorado y que tiene doble personalidad? ¿Me mantenía viva a base de agua, pan y algunos trozos de chocolate que Moira me colaba de vez en cuando? Definitivamente la única solución a todo eso es que me estuviera volviendo loca, cuando alguien me encontrara me llevaría a un manicomio y me pasaría allí el resto de mi vida viendo alitas por todos lados.
Escuché el ruido de la puerta al abrirse, pero no levanté la cabeza para ver quién era, esa persona tampoco habló. Escuché cómo cerraba la puerta. No me importaba quién fuera, tampoco me importaba lo que me hicieran, total, más loca ya no podía estar. La persona se sentó a mi lado.
-Todo esto es muy duro ¿eh?- Levanté la cabeza de golpe, era Adrian, lo miré durante un segundo y volví a bajar la cabeza- Si te soy sincero no me acuerdo muy bien de lo que ha pasado esta mañana- Esperó una respuesta, cosa que no obtuvo- No quieres hablar ¿eh?- No contesté- Clary, sé que no me vas a creer pero todo esto es verdad- Seguí sin contestar- Está bien- Dijo tras un momento de silencio, noté cómo se levantaba y se dirigía a la puerta.
-No te creo- Levanté la cabeza, Adrian me miró con una expresión de tristeza en el rostro y volvió a sentarse a mi lado.
-¿Qué no te crees?
-Nada- Mi voz era seca- Nada de lo que me cuentas- No contestó- No creo ni que tengas doble personalidad, ni que seáis ángeles, ni que queráis matar a Selena.
-No tengo doble personalidad y en ningún momento he dicho que yo sea un ángel y tampoco tengo interés alguno en matar a Selena- Sonaba sincero, pero no le creí.
-Tú mismo me lo dijiste…
-No era yo- Encarné las cejas- Bueno, sí era yo, pero me refiero a que no era consciente de lo que decía- Me miró fijamente- Clary, yo no soy el que quiere matarla, son ellos- Se encogió de hombros- Y no soy un ángel.
-Pero dijeron…
-Se referían a ellos, a mí no me consideran uno de los suyos precisamente.
-Entonces ¿qué eres?- Era la pregunta más obvia ¿no?
Adrian me miró y se acercó más a mí.
-Clary…-Me puso una mano en la mejilla, sentí cómo me ardían las mejillas, quise retirarme y empujarle, pero no lo hice- Soy como tú.
-Mentira- Intenté mantener mi voz firme, pero no me salió del todo bien.
-Es verdad…-Se quedó un segundo en silencio- No sé qué me pasa contigo, me confundes, eres diferente a las otras chicas.
-Lo sé.
Adrian sonrió.
-Clary siento mucho haberte hecho daño y haberte hecho creer que me gustabas…
-Alto, alto, alto- Le interrumpí- No me has hecho daño y nunca he creído que te gustara y nunca me has gustado.
-¿A no?- Quitó la mano de mi mejilla, tenía una expresión mezclada entre la diversión y la confusión.
-No- Vi pasar una rata por la pared de enfrente e hice de tripas corazón para no vomitar.
-Por eso me besaste ¿Verdad?- Le dediqué una mirada fulminante.
-Eso no es asunto tuyo.
-Puesto que yo fui la persona a la que besaste creo que sí, sí es asunto mío.
-No, no lo es- Estaba hecha una furia y no pensaba con claridad- Además…yo…ya tengo novio- Me inventé, al principio puso los ojos en blanco, sorprendido.
-¿A sí? ¿Quién es?- ¿Y ahora qué hacía? Miré a la rata, que seguía en el mismo lugar de antes.
-Pues…-Me levanté, me acerqué a la pared, cerré los ojos y respiré profundamente- Él- Dije cogiendo a la rata con mucho asco.
-Anda- Noté que aguantaba la risa, cosa que hizo que me enfureciera aún más- ¿Me lo presentas?
-Adrian te presento a…-Miré a la rata, sentí arcadas- A Raty.
-Encantado, Raty- Se le cortaba la voz debido a que aguantaba la risa, ahora que lo pensaba mejor podía ver lo ridícula que parecía con una rata en la mano diciendo que era mi novio- Creo que estoy celoso, ya querría yo tener esos bigotes- Se burló.
-No te metas con MI Raty.
Adrian se puso rojo y explotó en carcajadas, me entraron ganas de tirarme encima y golpearlo, pero algo me interrumpió, un dolor en el dedo, la rata me había mordido, la solté corriendo con una expresión de dolor en la cara.
-Estúpido- Le dije a la rata- Hemos terminado, tú te lo pierdes- Me miré el dedo que sangraba, Adrian paró de reír, se levantó y se acercó a mí.
-Dame- Dijo tendiendo la mano.
-No- Me negué.
-Venga- Negué con la cabeza- Siento haberme reído de Raty.
-Me da igual que te hayas reído de Raty, ya no es mi novio.
-Definitivamente eres diferente al resto de las chicas- Alargó la mano y cogió la mía, luego miró el dedo que sangraba y me dio un beso en él.
Me miró y yo me quedé paralizada, noté cómo me ruborizaba; se acercó hasta mí, cogió mi cara entre sus manos y entonces comprendí lo que iba a hacer. Cerré los ojos y noté sus labios sobre los míos. Sentí un escalofrío recorrerme la columna vertebral, mi cabeza me decía que debía retirarme de él, pero en este caso, escuché a mi corazón. Posó una mano en mi cintura y yo alcé los brazos y le rodeé el cuello. Adrian me besaba con dulzura, pero yo no era muy dada a los besos dulces y calmados, simplemente no era así. Le mordí el labio y noté cómo sonreía contra mi boca. Nos separamos cuando nos hizo falta respirar. Entonces aclaré mi mente y me di cuenta de que había cometido el mayor error de mi vida, aparté rápidamente las manos de su cuello y me separé. Él me miró extrañado.
-Clary…-Se intentó acercar.
-No te muevas- Le indiqué levantando la mano- No te acerques más.
-Pero… ¿por qué…?- Parecía realmente confundido.
-¡Ya basta!- Estaba a punto de estallar en lágrimas- ¡¿Es que no tuviste suficiente con usarme y secuestrarme?! ¡¿Es que vas a seguir torturándome aquí?!- Adrian palideció y me miró con expresión horrorizada.
-Clary, yo…
-¡NO!- Me tapé los oídos y cerré los ojos- ¡No quiero escucharte!
-Clary- Adrian me cogió las manos y me las apartó de los oídos.
-¡No! ¡Suéltame!
-Clary, escúchame un momento…-Adrian hablaba calmado y tranquilo.
-¡Te he dicho que no! ¡No quiero verte más!- Forcejeé por soltarme las manos, pero él las cogía con fuerza, comencé a llorar.
-Clary…-No le hice caso- Clary.
-¡Para ya!- Grité alzando la vista y mirándolo.
-Te quiero- En ese momento todo desapareció, la ira, el dolor…el mundo en sí había desaparecido. Le miré fijamente sin poderme creer lo que había oído.
-¿Qué?- Mi voz apenas se oyó.
-Te quiero- Repitió sonriendo y colocándome un mechón de pelo tras la oreja.
-No…- No sabía qué decir, era obvio que estaba jugando conmigo, inspiré hondo y recobré la compostura- Déjalo ya ¿vale? No funciona, ya no.
-Te estoy diciendo la verdad.
-No te creo.
-Escúchame un momento, por favor- No quería hacerlo, pero había algo en su voz que me hizo dejarlo hablar- Clary, es cierto que te utilicé y lo siento muchísimo, ojalá pudiera volver atrás y no hacerlo. Pero cuando te traje hasta aquí…-Hizo una pausa y sonrió- Te he estado vigilando día y noche, aunque no lo creas, aunque no me vieras yo sí te veía a ti, había algo en ti que me despertó la curiosidad de saber más cosas de ti, eres diferente, ya te lo he dicho, me sentía confundido contigo y el otro día…-Tragó saliva- Cuando Jennifer estuvo a punto de matarte, sentí que si te pasaba algo no sabría lo que haría…entonces me di cuenta- Me miró- Me estaba enamorando de ti.
-Adrian, no juegues…
-No estoy jugando contigo- Negó con la cabeza- Es verdad, tienes que creerme.
Por un momento la ilusión me invadió, ¿era posible que las cosas pudieran ir un poco mejor?
-Si de verdad me quieres- Empecé a decir- Cuéntame qué pasa, la verdad.
Adrian respiró hondo. Estuve segura por un momento de que no me iba a contar nada.
-Está bien, si así me crees…
Kelley
Acababa de recibir una llamada de Steve, decía que las cosas se habían puesto feas y que llegaría a Toronto antes de tiempo, exactamente en media hora. Le pregunté qué era lo que pasaba pero me dijo que ya me lo contaría cuando me recogiera. Y ahí estaba yo, sentada en el bar en el que habíamos quedado esperándole. La herida de la pierna había mejorado bastante en los dos días anteriores, ya no cojeaba aunque me dolía al agacharme o al sentarme.
El camarero vino como por quinta vez a preguntar si quería tomar algo. Era un chico joven, de unos 22 años, conocía muy bien a los chicos, sabía que no estaba precisamente interesado en que tomara o no tomara algo, en otra ocasión me habría entretenido un rato con él hasta que me aburriera, pero ahora no era uno de esos momentos, estaba preocupada por lo que estaba pasando.
-¿Estás segura de que no quieres nada?- Preguntó con una sonrisa.
-Pues mira- Dije mirándolo- Ahora que lo dices sí que quiero algo.
-Dime.
Le sonreí.
-Largo- Borré la sonrisa de mi rostro y le indiqué con un dedo que se marchara.
El chico me miró un poco desconcertado y estuvo a punto de replicar algo, pero está más que claro que mi expresión le dijo que ni se atreviera, dio media vuelta y se marchó. Cogí el móvil y volví a comprobar la hora, Steve debía estar a punto de llegar. Miré a ambos lados de la calle, no reconocí el coche de Steve. Suspiré y volví a guardar el móvil en el bolsillo de los vaqueros, cogí una gomilla que llevaba en la muñeca y me hice una coleta, llevaba meses sin ver a Steve y éste siempre había dicho que le gustaba mucho cuando me recogía el pelo. En ese momento noté un dedo dándome unos golpecitos en el hombro, me giré con una expresión de enfado en el rostro dispuesta a enfrentarme al camarero, pero para mí sorpresa quien estaba allí de pie no era el chico, sino Steve.
-¡Steve!- Sonreí y me tiré a sus brazos, Steve rió y me abrazó- Ya pensaba que no vendrías.
Steve se separó de mí y me miró.
-Madre mía Kelley, estás guapísima.
-Gracias- Hice una reverencia y Steve sonrió, lo había echado mucho de menos.
Me fijé en él, había cambiado un poco en los últimos meses, se había dejado el pelo más largo de lo habitual y había cambiado de gafas, por lo demás seguía siendo el mismo Steve que yo conocía.
-¿Vas a contarme ya lo que está pasando?
El semblante de Steve pasó de la alegría a algo parecido a la preocupación.
-Será mejor que te lo cuente de camino a Los Ángeles, vamos- Nos dirigimos al coche y entramos.
-¿Le ha pasado algo a Alex?- Temía que le hubiese pasado algo malo.
-No, no es Alex- Steve puso el coche en marcha.
-Entonces es la chica esa ¿verdad? Selena ¿no?
-Más o menos- Frunció el ceño- Alex me ha llamado, algo raro está pasando.
-Bueno, eso no es nada nuevo.
Él negó con la cabeza.
-Selena ha empezado a oír sonidos agudos y fuertes- Hablaba de forma controlada, como pensando cómo decirlo- La primera vez se desmayó y la segunda…-Dejó la frase en el aire.
-¿Qué pasó la segunda vez?
-Le sangraron los oídos.
Me quedé atónita, jamás había visto ningún caso en el que a nadie le sangraran los oídos.
-¿Sabes lo que puede ser?- Pregunté.
Negó con la cabeza.
-Pensaba que a lo mejor tú sí lo sabías- Me indicó.
-No.
Nos quedamos en silencio un momento, miré por la ventana a la nada pensando en algo que nos indicara lo que estaba sucediendo. No teníamos nada, no sabíamos quiénes eran los que buscaban a Selena ni por qué y no sabíamos qué era lo que le estaba sucediendo ahora a ella. Era curioso, llevaba prácticamente toda mi vida metida en este mundo y jamás había visto nada que fuera capaz de emitir tal sonido que hiciera sangrar los oídos y mucho menos a una persona normal. Me froté los ojos con la palma de la mano intentando aclarar mi mente.
-¿Qué haces?
-Intento recordar algún ser que sea capaz de emitir tal sonido.
-¿Funciona?
-No- Me encogí de hombros- Cuando lleguemos a Los Ángeles hablaré con ella, a lo mejor recuerda algo…
-Kelley- Me cortó Steve- Ya hemos hablado Alex y yo con ella, no recuerda nada.
-A lo mejor no termina de confiar en vosotros, ¿no lo has pensado?
Steve permaneció un momento en silencio.
-Sí- Contestó finalmente- Sí lo he pensado.
Selena
Alex estaba sentado en el sofá y tenía los ojos cerrados, llevaba un buen rato así, sabía que no estaba dormido porque tenía el ceño fruncido. Había esperado a que abriera los ojos de una vez, pero empezaba a exasperarme.
-¿Qué haces?- Pregunté al fin.
-Pensar- No abrió los ojos.
-¿Esa es tu manera de pensar? ¿Con esa cara de estreñido?- Abrió los ojos de golpe, como si acabara de abofetearlo.
-No estoy estreñido- Respondió ofendido, decidí no replicar.
-¿En qué pensabas?
-En ti no,- Se encogió de hombros- siento decepcionarte.
-Oh, me has roto el corazón- Dije sarcástica poniéndome la mano en el corazón.
-Pensaba en que Steve lleva fuera 3 días y aún no ha vuelto, pensaba en cómo estará Kelley- Noté que me tensaba al decir el nombre de Kelley- Y pensaba en cuando será la próxima vez que intenten matarte y yo tenga que salvarte.
Abrí los ojos como platos.
-No tendrás que salvarme.
-No, ya, claro.
-¿Es que no te quedó claro ayer que sé defenderme sola?- Noté como me ardían las mejillas.
-Sabes defenderte a tu manera, aún te faltan algunos consejos para saber defenderte al menos decentemente.
-Pues enséñame esos consejos.
Me miró y sonrió.
-El primero, peleas como una chica- Levantó un dedo.
-¿Será porque soy una chica?
-Puede ser- Levantó otro dedo- Dos, eres muy previsible.
-¿A qué te refieres?
-Y tres- Hizo caso omiso de mí y levantó otro dedo- Lo de la persuasión no funciona.
-¿Qué?- Estaba atónita- ¿Esos son tus consejos?- Él asintió con la cabeza y bajó los dedos- La persuasión funciona muy bien, al menos funcionó contigo y créeme que con todos los tíos funciona.
-No me persuadiste, te dejé ganar que es otra cosa muy distinta- Mantenía la voz calmada y tranquila aunque había un tono de burla en su voz.
-Intenta creerte eso tú primero.
-Ya lo hago- Sonrió.
Meneé la cabeza, era inútil discutir con él, era incluso más testarudo que yo.
-¿Qué quieres decir con que soy muy previsible?- Cambié la pregunta.
-Quiero decir- Se levantó y se acercó a dónde yo estaba- Que es muy fácil saber qué será lo siguiente que harás
-Sí claro- Me sorprendí al darme cuenta de que él lo había dicho a la vez que yo- ¿Qué haces?- Volvió a hacerlo- Para ya- Y otra vez, respiré hondo, era a eso a lo que se refería con ser previsible ¿no?
-¿Lo ves? Muy previsible, no eres capaz de cambiar eso- ¿Era eso un reto?
-No me retes- Hablé pausadamente.
-¿Por qué no?
Está bien, con que no era capaz de ser imprevisible ¿no? Ahora lo veríamos.
-Está bien- Dije al fin- Prueba otra vez.
Él sonrió. Respiré hondo, tenía que decir algo que no se esperara, algo que lo pillara desprevenido, entonces abrí los ojos de golpe y sonreí
-A Alex le gusta Selena- Esta vez sólo oí mi voz. Alex me miró con los ojos abiertos como platos.
-No es cierto- Se quejó y me dedicó una mirada fulminante.
-¿Ves?- Sonreí- No soy tan previsible como piensas.
-Puede que ahora no, pero peleando sí lo eres- Se cruzó de brazos.
-No es verdad- Me crucé también de brazos, él encarnó una ceja.
-Se te forman unas arruguitas en el entrecejo cuando te enfadas- Puse los ojos en blanco, sin duda, él sí que era imprevisible.
Abrí la boca para contestar pero me quedé sin voz, volví a notar un fuerte dolor en la cabeza y el mismo sonido agudo punzando en los oídos. Me puse las manos en los oídos de nuevo y cerré los ojos con fuerza.
-¿Selena?
Oía la voz de Alex pero no podía contestar
-¿Estás bien?- Su voz sonaba ¿preocupada? No, imposible, Alex no se preocupada nunca por nada.
-Mis…oídos- Me esforcé por decir, intenté abrir los ojos pero sólo logré que el dolor fuera más fuerte y que me tambaleara, entonces noté unos brazos alrededor de mí que me sujetaban. El dolor se hizo más agudo y pensé que me iban a estallar los tímpanos- Haz…que pare- Mi voz apenas fue un susurro.
-Ven- Me dirigió hasta el sofá y me sentó- Quítate las manos de los oídos- No lo hice, temía que si lo hacía me doliera más aún.
Alex me cogió las manos y me las quitó con cuidado, noté algo húmedo en los oídos. Cerré los ojos con más fuerza e intenté volver a poner las manos en los oídos, pero Alex me las sujetaba con fuerza, empecé a sudar y el corazón empezó a latirme más rápido.
-Es…no…-Alex tartamudeaba, cosa que nunca le había visto hacer, quise abrir los ojos y mirar qué era lo que le había hecho tartamudear, con mucho esfuerzo abrí un ojo y lo vi, tenía las manos manchadas de sangre y Alex me las miraba confundido, levantó la vista y me miró- Selena, tranquilízate- Su voz sonaba nerviosa, no podía contestarle ¿cómo quería que me calmara?
Cerré los ojos, no con mucha fuerza, y respiré hondo mientras oía la voz de Alex diciendo una y otra vez que me tranquilizara. Entonces oí una voz en mi cabeza clara y alta que me decía <<Prepárate Sel, ten cuidado>> y desapareció. Sabía perfectamente de quién era esa voz. El dolor en los oídos y la presión en la cabeza desaparecieron de golpe junto con la voz pero notaba cómo me temblaban las manos y el cuerpo. Abrí los ojos y miré a Alex, éste seguía cogiéndome las manos y mirándome con una expresión en el rostro que no supe identificar.
-Se ha ido- Mi voz apenas fue un susurro- El dolor ya no está.
-¿Estás segura?- Yo asentí con cuidado y miré las manos de Alex que estaban cerradas alrededor de las mías manchadas también de sangre.
-¿Qué ha sido eso?
-No lo sé- Soltó mis manos con cuidado y me tocó la cara, sentí cómo me ruborizaba, quitó la mano y vi que la tenía más manchada de sangre que antes- Esto no ha sido normal- Miró la mano con la que me había tocado la cara, ahora manchada completamente de sangre. Yo aún seguía temblando, temí que volviera a tener fiebre, tenía frío- Estás temblando.
-Es la misma sensación que el otro día.
Levantó la mano para tocarme la frente, pero al darse cuenta de que la tenía llena de sangre la bajó, se acercó hasta mi frente y posó los labios en ella. Sentí una descarga en cuanto Alex posó sus labios en mi frente, aunque fueron apenas tres segundos noté una sensación reconfortante. Cuando se retiró recé porque no me hubiera sonrojado.
-No tienes fiebre, al revés, estás helada.
-Me daré una ducha caliente- Me puse en pie y me tambaleé, Alex me cogió por el brazo evitando que me cayera.
-Sel…-Le miré, era la primera vez que me llamaba por mi diminutivo- ¿De verdad que no has oído ni visto nada?
Por un momento quise contarle que sí, que la otra vez había visto a mi padre y había hablado con él y que ahora me había dicho que me preparase y que tuviera cuidado. Quise echarme a llorar igual que cuando era sólo una niña pequeña, pero como siempre, aunque quisiera, ninguna lágrima salió. Tragué saliva.
-No, no he oído nada- Mentí, él asintió y me soltó, le dediqué una última mirada y me dirigí al servicio.
Alex
En cuanto Selena subió al segundo piso me dirigí a la cocina, me lavé las manos y cogí el móvil. Lo que le había pasado no era normal y sentía una sensación muy rara, una que jamás había sentido y que no me gustaba, me tenía inquieto. Marqué el número de Steve y contestó al segundo toque.
-¿Alex?- Parecía extrañado, era normal, había hablado con él el día anterior- ¿Pasa algo?
-Sí.
Hubo un silencio.
-Alex dime que no…
-No- Le corté- No le ha pasado nada…en cierto modo.
-¿Qué quieres decir?
-Han pasado cosas muy raras- Miré hacia las escaleras asegurándome de que Selena no estaba allí y bajé la voz por si acaso- El otro día se desmayó, dice que sintió un dolor fuerte en la cabeza y un sonido muy agudo en los oídos…-Steve esperó a que siguiera- Cuando despertó tenía fiebre y hoy…-Me pasé la mano por la cara- Hoy ha vuelto a sentir ese dolor en la cabeza y ese sonido agudo, no se ha desmayado pero…
-Pero ¿qué?- Dijo Steve tras ver que no seguía, su voz sonaba preocupada.
-Ha sangrado por los oídos- Dije al fin- No sé qué ha sido, de pronto el sonido y el dolor han desaparecido solos y ha dejado de sangrar, estaba temblando y helada.
-¿Dónde está ahora?
-Duchándose- Me senté en una silla de la cocina.
-Alex ¿no ha pasado nada…?
-No, no sé qué puede ser- Empezaba a desesperarme- Por eso mismo te he llamado, pensaba que tú sí lo sabrías, no sé qué hacer.
-Alex… ¿estás preocupado?
-¿Qué?- ¿Preocupado yo?- Claro que no, ¿por qué iba a estar preocupado?
-Por Selena, ¿por quién si no?
-No estoy preocupado por ella ni por nadie- Mi voz sonó más cortante de lo que pretendí- Es simplemente que no sé lo que está pasando y no me gusta nada no saber con lo que estoy tratando.
-Ya- Sabía que no me había creído, pero era la verdad.
-Entonces no sabes lo que es ¿cierto?- No sabía por qué iba a perder el tiempo si Steve no podía ayudarme.
-No, no lo sé- Se hizo un silencio- Vigílala bien Alex.
-Como si no fuera eso lo que llevo haciendo prácticamente tres semanas.
-Alex sabes lo que quiero decir, hoy me reuniré con Kelley y pondremos rumbo a Los Ángeles, espero que estemos allí en un día o dos, iremos lo más rápido posible- No contesté- ¿Alex?
-Sí.
-No sé lo que ocurre, pero sea lo que sea tiene relación con los cabritos que están buscándola.
Quería decirle que lo sabía y que estaría alerta, pero en lugar de eso dije otra cosa.
-Encuentra a Kelley pronto y moved el culo hacia aquí- Colgué.
Cerré los ojos y me puse a pensar. Selena peleaba muy bien aunque yo no quisiera reconocerlo, sabía defenderse por lo que no sería un problema si tuviéramos que enfrentarnos a algún cabrón indeseado, aún así…no me convencía tener que verla luchando. Por otro lado estaba el tema de los seres que la perseguían, ¿qué eran? Teníamos que averiguarlo pronto, encontrarlos y matarlos antes de que ellos nos encontraran a nosotros. Sabía muy bien que en cuanto llegaran Steve y Kelley y dijeran que nos íbamos a poner a buscarlos Selena querría acompañarnos y yo no pensaba impedírselo, si no tendría que quedarme con ella para que no corriera peligro y realmente no sé quién correría peligro, si ella o yo, porque una cosa estaba clara, me mataría por no dejarla buscar a su amiga. Además, le había enseñado algunos trucos básicos para defenderse y se había esforzado mucho, pero sabía lo que diría Steve incluso antes de que llegara…
Clary
Volvía a estar sola en la habitación. Estaba sentada apoyada en la pared con la cabeza apoyada en las manos. Me estaba volviendo loca, era la única solución a todo lo que estaba pasando, ¿gente con alas que dicen ser ángeles? ¿Gente que quiere la vida de Selena a cambio de la mía? ¿Un chico del que sin querer me he enamorado y que tiene doble personalidad? ¿Me mantenía viva a base de agua, pan y algunos trozos de chocolate que Moira me colaba de vez en cuando? Definitivamente la única solución a todo eso es que me estuviera volviendo loca, cuando alguien me encontrara me llevaría a un manicomio y me pasaría allí el resto de mi vida viendo alitas por todos lados.
Escuché el ruido de la puerta al abrirse, pero no levanté la cabeza para ver quién era, esa persona tampoco habló. Escuché cómo cerraba la puerta. No me importaba quién fuera, tampoco me importaba lo que me hicieran, total, más loca ya no podía estar. La persona se sentó a mi lado.
-Todo esto es muy duro ¿eh?- Levanté la cabeza de golpe, era Adrian, lo miré durante un segundo y volví a bajar la cabeza- Si te soy sincero no me acuerdo muy bien de lo que ha pasado esta mañana- Esperó una respuesta, cosa que no obtuvo- No quieres hablar ¿eh?- No contesté- Clary, sé que no me vas a creer pero todo esto es verdad- Seguí sin contestar- Está bien- Dijo tras un momento de silencio, noté cómo se levantaba y se dirigía a la puerta.
-No te creo- Levanté la cabeza, Adrian me miró con una expresión de tristeza en el rostro y volvió a sentarse a mi lado.
-¿Qué no te crees?
-Nada- Mi voz era seca- Nada de lo que me cuentas- No contestó- No creo ni que tengas doble personalidad, ni que seáis ángeles, ni que queráis matar a Selena.
-No tengo doble personalidad y en ningún momento he dicho que yo sea un ángel y tampoco tengo interés alguno en matar a Selena- Sonaba sincero, pero no le creí.
-Tú mismo me lo dijiste…
-No era yo- Encarné las cejas- Bueno, sí era yo, pero me refiero a que no era consciente de lo que decía- Me miró fijamente- Clary, yo no soy el que quiere matarla, son ellos- Se encogió de hombros- Y no soy un ángel.
-Pero dijeron…
-Se referían a ellos, a mí no me consideran uno de los suyos precisamente.
-Entonces ¿qué eres?- Era la pregunta más obvia ¿no?
Adrian me miró y se acercó más a mí.
-Clary…-Me puso una mano en la mejilla, sentí cómo me ardían las mejillas, quise retirarme y empujarle, pero no lo hice- Soy como tú.
-Mentira- Intenté mantener mi voz firme, pero no me salió del todo bien.
-Es verdad…-Se quedó un segundo en silencio- No sé qué me pasa contigo, me confundes, eres diferente a las otras chicas.
-Lo sé.
Adrian sonrió.
-Clary siento mucho haberte hecho daño y haberte hecho creer que me gustabas…
-Alto, alto, alto- Le interrumpí- No me has hecho daño y nunca he creído que te gustara y nunca me has gustado.
-¿A no?- Quitó la mano de mi mejilla, tenía una expresión mezclada entre la diversión y la confusión.
-No- Vi pasar una rata por la pared de enfrente e hice de tripas corazón para no vomitar.
-Por eso me besaste ¿Verdad?- Le dediqué una mirada fulminante.
-Eso no es asunto tuyo.
-Puesto que yo fui la persona a la que besaste creo que sí, sí es asunto mío.
-No, no lo es- Estaba hecha una furia y no pensaba con claridad- Además…yo…ya tengo novio- Me inventé, al principio puso los ojos en blanco, sorprendido.
-¿A sí? ¿Quién es?- ¿Y ahora qué hacía? Miré a la rata, que seguía en el mismo lugar de antes.
-Pues…-Me levanté, me acerqué a la pared, cerré los ojos y respiré profundamente- Él- Dije cogiendo a la rata con mucho asco.
-Anda- Noté que aguantaba la risa, cosa que hizo que me enfureciera aún más- ¿Me lo presentas?
-Adrian te presento a…-Miré a la rata, sentí arcadas- A Raty.
-Encantado, Raty- Se le cortaba la voz debido a que aguantaba la risa, ahora que lo pensaba mejor podía ver lo ridícula que parecía con una rata en la mano diciendo que era mi novio- Creo que estoy celoso, ya querría yo tener esos bigotes- Se burló.
-No te metas con MI Raty.
Adrian se puso rojo y explotó en carcajadas, me entraron ganas de tirarme encima y golpearlo, pero algo me interrumpió, un dolor en el dedo, la rata me había mordido, la solté corriendo con una expresión de dolor en la cara.
-Estúpido- Le dije a la rata- Hemos terminado, tú te lo pierdes- Me miré el dedo que sangraba, Adrian paró de reír, se levantó y se acercó a mí.
-Dame- Dijo tendiendo la mano.
-No- Me negué.
-Venga- Negué con la cabeza- Siento haberme reído de Raty.
-Me da igual que te hayas reído de Raty, ya no es mi novio.
-Definitivamente eres diferente al resto de las chicas- Alargó la mano y cogió la mía, luego miró el dedo que sangraba y me dio un beso en él.
Me miró y yo me quedé paralizada, noté cómo me ruborizaba; se acercó hasta mí, cogió mi cara entre sus manos y entonces comprendí lo que iba a hacer. Cerré los ojos y noté sus labios sobre los míos. Sentí un escalofrío recorrerme la columna vertebral, mi cabeza me decía que debía retirarme de él, pero en este caso, escuché a mi corazón. Posó una mano en mi cintura y yo alcé los brazos y le rodeé el cuello. Adrian me besaba con dulzura, pero yo no era muy dada a los besos dulces y calmados, simplemente no era así. Le mordí el labio y noté cómo sonreía contra mi boca. Nos separamos cuando nos hizo falta respirar. Entonces aclaré mi mente y me di cuenta de que había cometido el mayor error de mi vida, aparté rápidamente las manos de su cuello y me separé. Él me miró extrañado.
-Clary…-Se intentó acercar.
-No te muevas- Le indiqué levantando la mano- No te acerques más.
-Pero… ¿por qué…?- Parecía realmente confundido.
-¡Ya basta!- Estaba a punto de estallar en lágrimas- ¡¿Es que no tuviste suficiente con usarme y secuestrarme?! ¡¿Es que vas a seguir torturándome aquí?!- Adrian palideció y me miró con expresión horrorizada.
-Clary, yo…
-¡NO!- Me tapé los oídos y cerré los ojos- ¡No quiero escucharte!
-Clary- Adrian me cogió las manos y me las apartó de los oídos.
-¡No! ¡Suéltame!
-Clary, escúchame un momento…-Adrian hablaba calmado y tranquilo.
-¡Te he dicho que no! ¡No quiero verte más!- Forcejeé por soltarme las manos, pero él las cogía con fuerza, comencé a llorar.
-Clary…-No le hice caso- Clary.
-¡Para ya!- Grité alzando la vista y mirándolo.
-Te quiero- En ese momento todo desapareció, la ira, el dolor…el mundo en sí había desaparecido. Le miré fijamente sin poderme creer lo que había oído.
-¿Qué?- Mi voz apenas se oyó.
-Te quiero- Repitió sonriendo y colocándome un mechón de pelo tras la oreja.
-No…- No sabía qué decir, era obvio que estaba jugando conmigo, inspiré hondo y recobré la compostura- Déjalo ya ¿vale? No funciona, ya no.
-Te estoy diciendo la verdad.
-No te creo.
-Escúchame un momento, por favor- No quería hacerlo, pero había algo en su voz que me hizo dejarlo hablar- Clary, es cierto que te utilicé y lo siento muchísimo, ojalá pudiera volver atrás y no hacerlo. Pero cuando te traje hasta aquí…-Hizo una pausa y sonrió- Te he estado vigilando día y noche, aunque no lo creas, aunque no me vieras yo sí te veía a ti, había algo en ti que me despertó la curiosidad de saber más cosas de ti, eres diferente, ya te lo he dicho, me sentía confundido contigo y el otro día…-Tragó saliva- Cuando Jennifer estuvo a punto de matarte, sentí que si te pasaba algo no sabría lo que haría…entonces me di cuenta- Me miró- Me estaba enamorando de ti.
-Adrian, no juegues…
-No estoy jugando contigo- Negó con la cabeza- Es verdad, tienes que creerme.
Por un momento la ilusión me invadió, ¿era posible que las cosas pudieran ir un poco mejor?
-Si de verdad me quieres- Empecé a decir- Cuéntame qué pasa, la verdad.
Adrian respiró hondo. Estuve segura por un momento de que no me iba a contar nada.
-Está bien, si así me crees…
Kelley
Acababa de recibir una llamada de Steve, decía que las cosas se habían puesto feas y que llegaría a Toronto antes de tiempo, exactamente en media hora. Le pregunté qué era lo que pasaba pero me dijo que ya me lo contaría cuando me recogiera. Y ahí estaba yo, sentada en el bar en el que habíamos quedado esperándole. La herida de la pierna había mejorado bastante en los dos días anteriores, ya no cojeaba aunque me dolía al agacharme o al sentarme.
El camarero vino como por quinta vez a preguntar si quería tomar algo. Era un chico joven, de unos 22 años, conocía muy bien a los chicos, sabía que no estaba precisamente interesado en que tomara o no tomara algo, en otra ocasión me habría entretenido un rato con él hasta que me aburriera, pero ahora no era uno de esos momentos, estaba preocupada por lo que estaba pasando.
-¿Estás segura de que no quieres nada?- Preguntó con una sonrisa.
-Pues mira- Dije mirándolo- Ahora que lo dices sí que quiero algo.
-Dime.
Le sonreí.
-Largo- Borré la sonrisa de mi rostro y le indiqué con un dedo que se marchara.
El chico me miró un poco desconcertado y estuvo a punto de replicar algo, pero está más que claro que mi expresión le dijo que ni se atreviera, dio media vuelta y se marchó. Cogí el móvil y volví a comprobar la hora, Steve debía estar a punto de llegar. Miré a ambos lados de la calle, no reconocí el coche de Steve. Suspiré y volví a guardar el móvil en el bolsillo de los vaqueros, cogí una gomilla que llevaba en la muñeca y me hice una coleta, llevaba meses sin ver a Steve y éste siempre había dicho que le gustaba mucho cuando me recogía el pelo. En ese momento noté un dedo dándome unos golpecitos en el hombro, me giré con una expresión de enfado en el rostro dispuesta a enfrentarme al camarero, pero para mí sorpresa quien estaba allí de pie no era el chico, sino Steve.
-¡Steve!- Sonreí y me tiré a sus brazos, Steve rió y me abrazó- Ya pensaba que no vendrías.
Steve se separó de mí y me miró.
-Madre mía Kelley, estás guapísima.
-Gracias- Hice una reverencia y Steve sonrió, lo había echado mucho de menos.
Me fijé en él, había cambiado un poco en los últimos meses, se había dejado el pelo más largo de lo habitual y había cambiado de gafas, por lo demás seguía siendo el mismo Steve que yo conocía.
-¿Vas a contarme ya lo que está pasando?
El semblante de Steve pasó de la alegría a algo parecido a la preocupación.
-Será mejor que te lo cuente de camino a Los Ángeles, vamos- Nos dirigimos al coche y entramos.
-¿Le ha pasado algo a Alex?- Temía que le hubiese pasado algo malo.
-No, no es Alex- Steve puso el coche en marcha.
-Entonces es la chica esa ¿verdad? Selena ¿no?
-Más o menos- Frunció el ceño- Alex me ha llamado, algo raro está pasando.
-Bueno, eso no es nada nuevo.
Él negó con la cabeza.
-Selena ha empezado a oír sonidos agudos y fuertes- Hablaba de forma controlada, como pensando cómo decirlo- La primera vez se desmayó y la segunda…-Dejó la frase en el aire.
-¿Qué pasó la segunda vez?
-Le sangraron los oídos.
Me quedé atónita, jamás había visto ningún caso en el que a nadie le sangraran los oídos.
-¿Sabes lo que puede ser?- Pregunté.
Negó con la cabeza.
-Pensaba que a lo mejor tú sí lo sabías- Me indicó.
-No.
Nos quedamos en silencio un momento, miré por la ventana a la nada pensando en algo que nos indicara lo que estaba sucediendo. No teníamos nada, no sabíamos quiénes eran los que buscaban a Selena ni por qué y no sabíamos qué era lo que le estaba sucediendo ahora a ella. Era curioso, llevaba prácticamente toda mi vida metida en este mundo y jamás había visto nada que fuera capaz de emitir tal sonido que hiciera sangrar los oídos y mucho menos a una persona normal. Me froté los ojos con la palma de la mano intentando aclarar mi mente.
-¿Qué haces?
-Intento recordar algún ser que sea capaz de emitir tal sonido.
-¿Funciona?
-No- Me encogí de hombros- Cuando lleguemos a Los Ángeles hablaré con ella, a lo mejor recuerda algo…
-Kelley- Me cortó Steve- Ya hemos hablado Alex y yo con ella, no recuerda nada.
-A lo mejor no termina de confiar en vosotros, ¿no lo has pensado?
Steve permaneció un momento en silencio.
-Sí- Contestó finalmente- Sí lo he pensado.