Capítulo 12
Clary
-Clary, Clary…
Abrí los ojos muy lentamente, me encontraba en la misma habitación donde había estado cuando… ¿Cuándo qué? No me acordaba de lo que me había pasado, simplemente sentía un dolor punzante en el pecho. Notaba unas manos alrededor de mí, miré y vi a Adrian. Estaba de rodillas y me tenía sujeta contra su regazo, miré a mi alrededor, no había nadie más. Cuando Adrian vio que abría los ojos una oleada de alivio cruzó su rostro.
-¿Adrian?- Estaba un poco aturdida- ¿Qué ha pasado?
-¿No te acuerdas?- Negué con la cabeza- Enfadaste a Jennifer- Entonces me vino el flashback- Si llego a venir un minuto más tarde te habría matado.
¿Él había impedido que Jennifer me matara? ¿Por qué?
-¿Por qué? ¿Por qué impediste que me matara?
-No sé- Suspiró- Realmente no lo sé- Me zafé de él y me senté contra la pared, él estuvo a punto de decir algo, pero se lo pensó mejor y no lo hizo.
-¿Qué sois?
-¿Qué somos?- Sonrió sin ganas- Yo soy como tú, Clary.
-¿Y ellos? Jennifer me levantó volando sin tocarme y casi me mata.
Adrian se mordió el labio.
-Adrian, ¿por qué has hecho esto?- Noté como se me humedecían los ojos, no quería pero ahí estaba yo, hablando con el chico que me había secuestrado…con el chico que quería, aunque no quisiera me había enamorado de él, no era simplemente un capricho- ¿Qué ganas con todo esto?
-Creía que lo sabía…- Miró al suelo- Creía que mi vida mejoraría.
-¿Mejorar?- Noté una lágrima correr por mi rostro- ¡¿Cómo va a mejorar tu vida con esto Adrian?!
Él no respondió, ni siquiera me miró.
-¡¿Quieres dejar de hacer el imbécil y mirarme?!- Él levantó la cabeza bruscamente y me miró, tenía los ojos tristes, cansados.
-¿Qué quieres que te diga? Ni siquiera yo mismo sé lo que está pasando.
-Cuando me secuestraste sabías muy bien lo que estaba pasando y el otro día cuando viniste aquí y hablaste conmigo también parecías saber muy bien lo que pasaba.
-Eso creía yo, aunque no sé muy bien por qué hice todo eso- Ni siquiera alzó un poco el tono de la voz.
-¿Y te han dejado aquí conmigo porque…?
-Porque se han marchado, volverán, pero han ido a ver si encuentran a Selena.
Se me hizo un nudo en el estómago y noté cómo más lágrimas salían de mis ojos. Escondí la cabeza entre los brazos y seguí llorando. No podía más, eso era demasiado para mí. Noté la mano de Adrian en mi hombro y ni siquiera hice el esfuerzo de quitarla.
-Lo siento Clary…yo…
-¡¿Qué lo sientes?!- Mi voz sonó como un grito, alcé la cabeza y le miré, parecía sorprendido, perdido- ¡No sientes nada! ¡De no ser por ti nada de esto habría pasado! ¡Te odio!
-Lo entiendo…-Fue todo lo que dijo- Pero no sé, no era yo.
-Ya, claro, era el vecino del cuarto.
Adrian pasó su mano por mi mejilla limpiándome las lágrimas, sentí una especie de calambre al tocarme la piel. Sonrió.
-No me entiendes…- Apartó la mano y de pronto sentí como si me quitaran algo esencial de mí, como si me quitaran una mano o un pie- Sí era yo pero…no era muy consciente de lo que hacía.
-Ahora no me irás a decir que estabas hipnotizado ¿Verdad?- Noté la ira en mi voz.
-No, pero tampoco sé lo que me pasó, pero cuando te oí gritar antes fue como si saliera de un trance- Sacudió la cabeza- No sé cómo explicarlo.
-Si de verdad sientes todo lo que ha pasado- Él levantó la cabeza y me miró- Dime qué son, dime qué son y por qué quieren a Selena.
Adrian se agarró la cabeza con las manos, por un momento pensé que iba a llorar, pero cuando levantó la cabeza sus ojos estaban secos.
-¿Es que no lo entiendes?- Su voz sonaba desesperada- No puedo decirte qué son, no puedo, me hicieron jurar que no lo haría y un juramento con seres como ellos no se puede romper.
-¿Seres como ellos?
-Tienes que averiguarlo tú misma Clary, yo no puedo hacer nada- Escuchamos un ruido fuera- Han llegado- Se levantó y se dirigió a la puerta.
-¡Espera! ¡No puedes irte…!
-Clary…-Se giró y me miró, había tristeza y pesar en sus ojos- No te prometo nada, la próxima vez que te vea puede que no sea yo, que esté otra vez, digamos que “hechizado”. Pero no me creas, sea lo que sea que te diga, no me creas- Salió por la puerta y yo me quedé con la sangre helada, había algo en sus ojos y en la forma de hablar que me produjo escalofríos, ¿me había intentado decir que él también era un prisionero?
Selena
Llegamos a un campo que nunca había visto antes. Miré a los lados pero lo único que pude ver fue más campo. Había unos cuantos árboles dispersos por el terreno, pero nada más. Alex aparcó la moto cerca de uno de los árboles y se dirigió a mi lado.
-¿Dónde estamos?
-No creo que sepas situar este lugar- Escudriñó el terreno asegurándose de que no había nadie más.
-¿Por qué querías que viniéramos aquí?
-Me gusta este sitio- Se puso enfrente de mí- Bueno…espero que hoy lo hagas mejor que ayer.
-No te quepa duda.
Empezamos a entrenar, al principio Alex no me prestó mucha atención, se deshacía de mí como si yo simplemente fuera una pluma, eso hacía que me esforzara aún más. Intenté concentrarme y fijarme por dónde podía atacar. Un giro a la derecha, medio a la izquierda, alarga la mano y… ¡pum! Otra vez al suelo. Entonces se me ocurrió algo, quizá no tuviera la fuerza de Alex ni su experiencia, pero había hecho era más flexible que él sin duda, si él usaba todas sus armas para luchar ¿por qué yo no iba a hacer lo mismo?
Me levanté de la hierba y me coloqué de nuevo en posición. Alex me miró con expresión aburrida, deseé con todas mis fuerzas que lo que tenía planeado hacer saliera bien. Levantó una mano y me indicó que me acercara con una sonrisa burlona. Esta vez, en vez levantar el puño e intentar darle en la cara hice otra cosa distinta, él me esperaba dispuesto a apartarme el puño derecho de nuevo con total facilidad. Levanté la pierna izquierda tanto como pude y le golpeé en la cara. La expresión en la cara de Alex cuando me miró fue suficiente, me miraba sorprendido y con la mano puesta en el lugar de la cara donde le había golpeado.
-Vaya…-Sonrió socarrón- Un nuevo golpe, haber si eres capaz de repetirlo de nuevo.
Esta vez se colocó en posición defensiva, separó un poco las piernas y las flexionó. Me gustaba el giro que había dado la situación, el ver que podía derrotar a Alex si me concentraba hacia que tuviera más interés en hacerlo bien. Cerré los ojos, respiré hondo y volví al ataque. Antes de que pudiera hacer ningún movimiento, Alex me cogió y con un hábil gesto me tiró al suelo, estaba tendida y él me miraba con expresión burlona, levanté ambas piernas y le empujé golpeándole en el estómago. La cosa se ponía interesante, por nada del mundo iba a dejar que Alex me ganara otra vez y él no parecía dispuesto a regalarme la victoria.
Me dirigí a él e intenté golpearle con el puño, pero éste me cogió el brazo antes de que le golpeara. Levanté una pierna por detrás de la cabeza de Alex, me impulsé con la mano en sus hombros y de pronto me encontraba subida a sus hombros. Éste intentó bajarme, lo siguiente no sé exactamente cómo sucedió –supongo que debe ser cosa de la adrenalina del momento-, me tiré hacia atrás tocando el suelo con ambas manos y pasé por el espacio que había dejado Alex entre sus piernas al colocarse en posición defensiva. Cuando me coloqué delante de él no pude evitar una risita, éste me miró sonriendo pero con cierta nota de sorpresa en sus ojos.
Lo siguiente que hice –tengo que reconocer que ya no fue cosa de la pelea, sino cosa de las armas de la mujer- fue acercarme sonriendo hasta él –sí, como se ve muchas veces en las películas-, Alex parecía desconcertado pero no se movió, me quedé a escasos centímetros de él que se había quedado quieto mirándome, sonreí más, le coloqué un dedo en el pecho y le empujé hacia atrás haciendo que cayera al suelo. Antes de que pudiera levantarse le puse una pierna en el pecho impidiendo que se levantara, él me miró sorprendido y a la vez confundido.
-Sí, creo que sí soy capaz de repetirlo de nuevo- Sonreí disfrutando de aquel momento de victoria, quité la pierna y dejé que se levantara.
-¿Dónde aprendiste a moverte así?
-Cuando era pequeña me encantaba bailar, abrirme de piernas y esas cosas- Me encogí de hombros.
-Tramposa- Dijo sonriendo.
-Bueno, yo no tengo tu fuerza- Sonreí también- Pero tengo otras cosas.
-¿A sí? ¿Cómo cuáles?- Había cierto tono divertido en su voz.
Me acerqué de nuevo y le sonreí.
-Persuasión- Reí- Los tíos sois tan fáciles de persuadir.
-Ya, claro, conmigo eso no ha funcionado.
Le miré divertida.
-Por supuesto- Remarqué el sarcasmo en mi voz y me retiré.
-No sé para qué quieres que te enseñe a pelear si al final usas la “persuasión”- Hizo comillas con los dedos en “persuasión”.
-Con las mujeres no funciona.
Él rió.
-Creo que sabrás apañártelas con esos movimientos- Se acercó más- Aunque no te vendría mal saber que los golpes se esperan más por la derecha- Sonrió, no pude evitar que mi corazón se acelerara, antes lo había tenido así de cerca, pero era yo la que llevaba la situación, ahora era al revés- Por la izquierda tienes más probabilidades de marcar puntos- Se alejó en dirección a la moto.
Le seguí y me apoyé contra el árbol mientras él se quitaba la cazadora de cuero y la dejaba en el manillar de la moto. Empecé a repasar los contornos de la corteza del árbol con los dedos, ¿Que por qué? Bueno, mentiría si no dijera que era para no fijarme en otra cosa o persona. Entonces mis dedos dieron con una especie de corte más profundo. Me alejé un poco y me fijé, no era precisamente un corte, era un nombre tallado en el árbol.
-Alex y Sarah- Leí.
Alex se giró y me miró como si acabase de pronunciar una palabrota.
-¿Qué…?
Yo le señalé el árbol y Alex se ruborizó tanto como pudo, se acercó corriendo y se puso delante del árbol ocultando lo que había tallado, no pude evitar reír.
-No tienes que leer eso- Sonaba furioso pero a mí me resultó extrañamente divertido.
-¿Por qué? Es gracioso- Intenté mirar por encima de su hombros poniéndome de puntillas pero él se puso también de puntillas ocultando más la visión, yo fruncí el ceño- Si te empinas no puedo ver.
-Esa es la cuestión.
-Vale, vale- Alcé las manos en señal de paz- Tú ganas- Di media vuelta haciéndole creer que me iba a marchar, cuando éste se relajó volví a darme la vuelta y lo eché a un lado ignorando el << ¡Hey!>> que exclamó al caer al suelo- Alex y Sarah, Alex y Emily, Alex y Jade, Alex y Maddie, Alex y Anna- Empecé a reír con ganas mientras Alex se levantaba del suelo malhumorado- ¿De verdad escribiste tú esto?- Dije entre carcajadas.
-Ja, ja, muy graciosa.
-Pobre chicas- Dije adoptando una expresión muy seria, él me miró confundido- ¿Qué te habían hecho las pobres chicas, Alex? No se merecían esto- Estallé de nuevo en carcajadas.
-Ríete lo que quieras, no se puede esperar nada más de una niñata estúpida- Paré de reír y le miré, estaba rojo y tenía el ceño fruncido.
-Está bien, lo siento ¿vale? Es que es muy gracioso, jamás hubiera pensado que alguien como tú se dedicara a escribir el nombre de sus novias en un árbol.
-No eran mis novias- Dijo de pronto muy ofendido.
-¿Entonces qué eran? ¿Gatos?- No pude evitar el sarcasmo en mi voz.
-No, es decir…eran unas chicas con las que estuve saliendo pero jamás fueron novias formales ni nada.
-Ya, es todo lo que se puede esperar de alguien como tú.
-Mira, tú no tienes ni idea de cómo soy yo- Parecía ofendido.
-Ya, claro.
-Esas chicas no fueron nada para mí- Se acercó enfadado- Sólo era un adolescente como otro cualquiera, quería pasar el rato, nunca le dije a ninguna <<te quiero>> o << ¿Quieres salir conmigo?>>- De pronto me sentí incómoda y noté como me ruborizaba, quería picarlo pero no quería que me contara su vida amorosa, aunque una parte de mí sí quería saberla y no entendía por qué- Simplemente fueron…
-Oye, no tienes por qué explicarme nada- Le corté antes de que siguiera, él me miró como si acabara de despertar de un sueño, como si él tampoco entendiera por qué me explicaba esas cosas a mí- Sólo quería picarte.
Me dedicó una mirada fulminante y de pronto nos encontrábamos como el día anterior, yo apoyada contra un árbol y él acorralándome con las manos. Tenía una expresión que no supe descifrar.
-Pues no lo has conseguido- Dijo con voz pausada y firme tras un momento de silencio.
Se quedó mirándome durante un segundo que se me hizo eterno con esos ojos oscuros inescrutables, por más que me esforzaba no podía ver ningún sentimiento en ellos. Me puse nerviosa y me volví a ruborizar.
-¿Te importaría apartarte?
No se movió ni un centímetro.
-¿Qué quieres? ¿Una disculpa?- Insistí y desvié la mirada- Está bien, lo siento, siento haberme metido en tus cosas, ¿contento?- Volví a mirarle pero él seguía igual que hacía unos segundos, mirándome fijamente.
Entonces algo sonó y ambos nos sobresaltamos, parecía la música de un móvil. Alex se retiró de mí, –cosa que agradecí- y se acercó a su chaqueta sacando un móvil del bolsillo, miró la pantalla y lo cogió.
-Kelley, hola- Hubo algo en el tono de su voz que no me gustó nada- No puedo creérmelo- Dijo tras un momento de pausa- Su rostro había cambiado de la alegría a algo parecido preocupación, sentí una punzada en el estómago- Pero Steve…-Calló de nuevo- Sí, sí, claro- No sabía quién era esa tal Kelley, pero por el momento no me gustaba nada de nada- No te preocupes, os esperaremos- Dicho esto, colgó y me miró.
-Kelley- Dije yo.
-Sí, Kelley.
-¿Qué ha pasado? Parecías…preocupado.
-Sí, bueno- Hizo una mueca- Un vampiro la ha herido- Lo dijo como si fuera la cosa más normal del mundo, algo en mi expresión hizo que sonriera- Tranquila, no se va a convertir en un vampiro ni nada, no la ha mordido, simplemente le ha clavado una navaja en la pierna- Sentí nauseas.
-¿Quién es Kelley?
-Una chica.
Me controlé para no gritar.
-Eso ya lo suponía, me refiero a que ¿quién es?
-La persona que va a venir a ayudarnos, tranquila, a lo mejor hasta os hacéis amigas.
Estaba tumbada en la cama mirando el collar de mi madre. Pensé en Layla, me sentía culpable por no sentir dolor y tristeza por su muerte pero es que realmente no me acordaba de nada, lo único que recordaba era ese día en el porche y de forma borrosa, como si simplemente hubiese sido otro sueño cualquiera que se va desvaneciendo. Me pregunté por qué mi tía Emma no me había hablado nunca de ella ni de mis padres, siempre había pensado que era porque le dolía recordar, pero ahora no estaba tan segura. Me sentía frustrada, quería sentirme enfadada con ella por no haberme contado que tenía una hermana, pero no podía, no era capaz de enfadarme con Emma, ella siempre había sido como una madre para mí.
Todo parecía una ironía, una burla de la vida. Me resultaba prácticamente imposible hacerme a la idea de todo lo que había cambiado mi vida en apenas cuatro días, había pasado de ser la alumna diez a ser una chica que se entera de que tiene una hermana que murió cuando los padres de ambas se disponían a salvar a un amigo que quería matar a un vampiro y que ahora, esa chica a la que le ha cambiado la vida se encuentra en la misma casa que el hijo engreído y estúpido del amigo al que intentaron salvar sus padres. Sí, un lío.
Me encontraba en una habitación con una cama, todo estaba lleno de repisas con peluches y cuentos. Yo estaba metida dentro de la cama, tendría unos cinco o seis años. A mi derecha había otra cama pero ésta estaba vacía. Se oían ruidos y voces provenientes del pasillo que me impedían dormir.
-Jaden, no sé lo que vamos a hacer- Decía mi madre- Las niñas son especiales, muy pronto la gente empezará a darse cuenta- Sonaba preocupada.
-Cielo- La voz de mi padre era dulce- Tenemos que evitar que nadie note nada, además- Su voz sonó más débil- Selena no es tan diferente de las demás personas.
-Pero Layla sí- Le interrumpió mi madre.
-Sí- Contestó tras unos segundos de silencio, yo no entendía nada de lo que estaba pasando- Pero puede evitar mostrarse tal como es, nadie tiene por qué notar nada extraño.
-¿Y qué piensas decirle a una niña de ocho años?- Mi madre alzó un poco más la voz- Que es distinta a las demás niñas de su edad y que no puede estar mucho tiempo fuera de casa para que no…-Se interrumpió.
Se hizo un silencio.
-Sch, tranquila, haremos lo mejor para las dos- Se quedaron en silencio unos segundos- Layla tiene más parte de mí que Selena, pero ella también posee algo que puede hacerla muy fuerte.
-¿Qué…?- Mi madre sonaba confundida- ¿A qué te refieres? Selena nunca ha…
-No me refiero a eso- Inspiró profundamente- Eliane, he tenido que hacer algo.
-¿Qué?- Mi madre sonaba más preocupada que antes.
-Sabes que me están buscando y si me encuentran no podré callar la verdad, sabes que no es posible para los que son como yo.
-Tú ya no eres como ellos.
-Puede que en la mayoría no, pero en mi alma siempre seré igual.
Cerré los ojos e intenté dormirme, no entendía nada, pero no podía.
-¿Y qué tiene eso que ver con la niña?
-La única manera de que aunque me encuentren no sepan la verdad, es que realmente no la sepa.
-No…no entiendo.
-Eliane- Hizo una pausa- Las niñas son las únicas que pueden…
Me desperté sobresaltada, sentía el pelo pegado al cuello por el sudor y el corazón me latía más rápido de lo normal. Miré por la ventana y tuve que poner la mano delante de los ojos, hacía un día muy soleado, pero eso no era lo que me hacía sudar y lo sabía, el sueño… ¿sería otro recuerdo? ¿Qué significaba? ¿Por qué no tenía nada claro? ¿Qué pasaba conmigo y con mi hermana? ¿A qué se había referido mi padre al decir que para los de su especie no es posible callar la verdad? Al pensar en tantas preguntas me empezó a doler la cabeza. Mi primer impulso fue bajar y contárselo corriendo a Alex, pero decidí que no lo haría, no sabía lo que significaban esos sueños así que no serviría de nada.
Clary
Volvía a estar sola y a sentirme aturdida, ¿qué significaba todo aquello? Se suponía que debería estar enfadada por no haberme dado una ducha en días y no haberme cambiado de ropa y porque unos locos me hubieran secuestrado y pidieran la vida de mi amiga a cambio de dejarme libre, pero no estaba enfadada por eso por muy extraño que pareciera, me sentía enfadada con Adrian. ¿Qué había sido ese numerito de que dijera lo que dijera la próxima vez que lo viera no le creyera? ¿Es que le embrujaban para que no fuera amable?
Me tendí en el suelo y me presioné los ojos con los dedos y entonces oí algo en el exterior. Instintivamente me levanté y me acerqué a la ventana. Había una figura en el suelo, entrecerré los ojos para ver mejor, ya que el Sol me molestaba en los ojos. Era una figura alta y esbelta pero había algo raro. Me fijé mejor y me di cuenta de lo que era raro en aquella figura, de la espalda le salían…alas. Abrí los ojos como platos y me los froté, debía de ser algo causado por la falta de comida y de higiene. Pero la figura seguía allí en pie con las alas plegadas en la espalda, eran de un tono grisáceo oscuro, casi negro. Éste giró la cabeza a un lado y yo miré en la dirección en la que él lo hacía y me di cuenta de qué era lo que había causado ese ruido.
De pie acercándose hasta él se encontraban Jennifer, Moira, Bradley y…Adrian. El corazón me dio un vuelco al verle. Quise gritarles que no se acercara, que era un ser extraño, pero ocurrió algo que me impresionó todavía más. De pronto, el tipo con alas las extendió justo cuando los demás llegaron a su lado, pero lo más impresionante fue cuando Jennifer, Bradley y Moira extendieron también sus alas. Me quedé sin aliento, ¿cómo era eso posible? Las alas de Jennifer y de Bradley eran igual que las del otro chico, en cambio las de Moira eran de un color gris más claro.
-Se suponía que todavía no deberías haber llegado todavía- Jennifer se dirigía al tipo que yo no conocía.
-He estado inspeccionando los alrededores de San Francisco y Santa Bárbara- Su voz me resultó familiar- No he encontrado rastro de la chica.
-Mike- Fue Moira la que habló, entonces supe quién era el otro chico, era el mismo que había escuchado hablando el otro día- ¿De verdad piensas hacernos creer que has inspeccionado todo ese terreno en apenas unas horas?
-Estas cosas son útiles cuando las utilizas.
-Padre no quiere que las usemos, llamamos la atención sobre los humanos y eso no es bueno- Bradley sonaba autoritario, enfadado.
-Sí, ya, pero nadie me ha visto, necesitaba relajarme y mostrarme tal como soy en algún lugar que no fuera esta estúpida fábrica- Escupió las últimas palabras.
Moví el pie a la izquierda creyendo que había más caja y por poco me caigo, hice un poco de ruido, casi sin darme cuenta miré hacia donde se encontraban los demás y me encontré con la vista de todos, puesta en los barrotes de mi ventana, ¿me habían visto? No me hizo falta pensar mucho la respuesta, en cuestión de segundos todos se habían esfumado, me bajé de la caja temblando, ¿cómo era posible que pudieran tener alas? ¿Ángeles? No, yo no creía en esas cosas. La puerta se abrió de golpe y entraron todos mirándome con expresión enfurecida, ya no tenían alas.
-¡Niña impertinente!- Jennifer se acercó a mí, me cogió del pelo y me tiró contra el suelo, noté un sabor metálico en la boca- ¡¿Qué has visto?!- Sus ojos color esmeralda parecían más brillantes que antes.
Noté algo húmedo en el labio, me toqué la boca y vi cómo se me manchaban los dedos de rojo.
-Te estoy diciendo…
-Sé lo que me estás diciendo- Intenté controlar el temblor de mi voz, cosa que me salió mejor de lo que había pensado.
Jennifer entrecerró los ojos y noté una fuerte punzada en el pecho, me tendí en el suelo lanzando gritos. Me ardía el pecho y notaba el corazón más acelerado de lo normal, casi pensaba que en cualquier momento se me saldría.
-Jenn, Jenn- Era la voz de Mike, por el tono de su voz supe que estaba riendo- Deja a la cría- De pronto el dolor se desvaneció- Las cosas se sacan mejor por las buenas.
Intenté incorporarme haciendo caso omiso a la fuerte presión que sentía aún en el pecho y al constante zumbido de los oídos. Miré a Mike, era más alto de lo que parecía, uno ochenta y cinco quizá. Tenía el pelo broncíneo y parecía tener unos 20 años. Entonces mi vista pasó por encima de él y se posó en Adrian, me miraba como si fuera la primera vez que me veía, con indiferencia, eso me dolió.
-Cielo- Fue Mike el que habló- ¿Has visto algo fuera de lo normal antes mientras husmeabas por los barrotes?- Sonrió, pero fue una sonrisa desagradable.
-No- Hice que mi voz sonase cortante- No he visto nada pero algo que sí sé es que no sois normales- Eso último lo dije mirando a Jennifer, Bradley estaba al lado de Moira jugueteando con su pelo, como si la historia no fuese con ellos- Pero pienso averiguarlo.
Jennifer soltó una risotada haciendo que Bradley soltase el pelo de Moira y la mirase.
-No nos hagas reír mocosa estúpida- Las últimas palabras prácticamente las escupió- No somos idiotas como tú y sabemos perfectamente que has visto algo.
-Si sabéis que he visto algo ¿por qué me preguntáis?- Mi yo interior me decía que no me enfrentase a ellos, que solo empeoraría las cosas, pero entonces me dije <<Clary, piensa como Selena>>, ella siempre salía mejor de esas situaciones que yo.
-Porque queremos saber hasta dónde sabes- Mike se acercó hasta mí y se agachó de forma que sus ojos quedaron a la altura de los míos.
Me sentía incómoda e intenté desviar la mirada pero me fue prácticamente imposible, era como si sus ojos me hubiesen hipnotizado. Me quedé mirándolo durante bastante tiempo, no sé exactamente cuánto, de pronto todo desapareció para mí.
-Tienes alas- Dije apenas en un susurro, no sabía por qué lo había dicho, pero lo había hecho, prácticamente podía oír la voz de Selena dentro de mi cabeza diciéndome <<¡¿Pero qué estás haciendo?!>>.
Mike sonrió.
-¿Qué crees que soy?- Su voz sonaba dulce.
-No sé, ¿un ángel? - La voz de Selena me decía que parase, que no hablara más, pero no podía obedecer.
-¿Eso crees?
-No, realmente no, los ángeles no existen.
Me sonrió y se acercó más, me cogió por la barbilla con ternura y me levantó la cabeza, se quedó mirándome unos segundos sonriéndome, quise moverme, retirarme, pero no podía.
-Quédate aquí, tranquila y verás como todo sale bien, no tienes que tenernos miedo- En mi interior sabía que sí debía tenerles miedo, pero sólo fui capaz de asentir y él sonrió satisfecho- Así me gusta.
Mike se acercó aún más y me besó, me quedé paralizada. Fue un beso dulce y no sabía por qué le estaba correspondiendo pero así era, tenía los labios fríos cosa que hizo que me entraran escalofríos, pero aún así no me retiré. Finalmente Mike se retiró y sonrió. Me dedicó una mirada fugaz y se retiró, cuando lo hizo fue como si despertara de un sueño. Entonces fui consciente de todo lo que había pasado. Me limpié la boca con la mano y le miré con odio. Me encontré con la mirada de Adrian, parecía perdido, confundido, me sentí como una mujer a la que su marido la pilla con otro hombre, sabía que era una tontería pero fue un sentimiento que me llegó.
-Eres un asqueroso- Dije controlando la ira de mi voz.
-No lo creo, preciosa- Dijo riendo, miró a Jennifer- ¿Ves como las cosas se sacan por las buenas?
-No todos podemos hacer lo que tú- Respondió ésta un poco molesta.
-Ni todos podemos hacer lo que tú- Mike seguía sonriendo.
Dirigí mi vista hacia Bradley y Moira que parecía que no se habían enterado de nada, Bradley le decía una cosa al oído a Moira y ésta sonreía como una tonta. ¿Acaso estaban juntos? Me resultó un poco extraño pero no sabía por qué, Moira seguía resultándome muy familiar pero no sabía de qué, pero una parte de mí me decía que alguien como ella jamás saldría con un tipo como Bradley.
-Bueno, ya que sabes lo que somos no tendremos que preocuparnos por nada- Jennifer sonaba divertida.
-¿Podremos matarla?- Bradley sonaba esperanzado.
-Depende de padre, pero creo que sí.
-¿Queréis decir que sois ángeles de verdad?- Estaba muy confusa- Eso no puede ser verdad…
-No tienes por qué creer nada- Moira se retiró de Bradley, supuse que para no distraerse- Las cosas no son siempre lo que parecen.
-¿Tú…?-Miré a Adrian- ¿Tú también…eres un…?- No pude acabar la frase, no era católica, jamás había creído en Dios ni en ángeles, aquello parecía todo una broma.
-¿Un ángel?- Rió- No sé, tendrás que averiguarlo.
-Bueno, se acabó la charla- Jennifer sonaba tajante- Nuestra invitada necesita pasar un tiempo a solas para aclarar esa pelota que tiene sobre los hombros a la que llama cabeza.
Quise replicarle igual que habría hecho Selena, pero me callé. En esos momentos la echaba mucho de menos, quería que estuviera allí para contarle todo lo que había pasado y que ella me aconsejara qué hacer, sentí que los ojos se me humedecían y un nudo en la garganta. Esperé a que se fueran para tirarme encima de la caja que había junto a la ventana y ponerme a llorar. No podía creer que todo eso fuera verdad. Entonces me di cuenta de algo y recé porque no supiera dónde se encontraba Selena, si querían matarme pronto significaba que…matarían también a Selena.
Clary
-Clary, Clary…
Abrí los ojos muy lentamente, me encontraba en la misma habitación donde había estado cuando… ¿Cuándo qué? No me acordaba de lo que me había pasado, simplemente sentía un dolor punzante en el pecho. Notaba unas manos alrededor de mí, miré y vi a Adrian. Estaba de rodillas y me tenía sujeta contra su regazo, miré a mi alrededor, no había nadie más. Cuando Adrian vio que abría los ojos una oleada de alivio cruzó su rostro.
-¿Adrian?- Estaba un poco aturdida- ¿Qué ha pasado?
-¿No te acuerdas?- Negué con la cabeza- Enfadaste a Jennifer- Entonces me vino el flashback- Si llego a venir un minuto más tarde te habría matado.
¿Él había impedido que Jennifer me matara? ¿Por qué?
-¿Por qué? ¿Por qué impediste que me matara?
-No sé- Suspiró- Realmente no lo sé- Me zafé de él y me senté contra la pared, él estuvo a punto de decir algo, pero se lo pensó mejor y no lo hizo.
-¿Qué sois?
-¿Qué somos?- Sonrió sin ganas- Yo soy como tú, Clary.
-¿Y ellos? Jennifer me levantó volando sin tocarme y casi me mata.
Adrian se mordió el labio.
-Adrian, ¿por qué has hecho esto?- Noté como se me humedecían los ojos, no quería pero ahí estaba yo, hablando con el chico que me había secuestrado…con el chico que quería, aunque no quisiera me había enamorado de él, no era simplemente un capricho- ¿Qué ganas con todo esto?
-Creía que lo sabía…- Miró al suelo- Creía que mi vida mejoraría.
-¿Mejorar?- Noté una lágrima correr por mi rostro- ¡¿Cómo va a mejorar tu vida con esto Adrian?!
Él no respondió, ni siquiera me miró.
-¡¿Quieres dejar de hacer el imbécil y mirarme?!- Él levantó la cabeza bruscamente y me miró, tenía los ojos tristes, cansados.
-¿Qué quieres que te diga? Ni siquiera yo mismo sé lo que está pasando.
-Cuando me secuestraste sabías muy bien lo que estaba pasando y el otro día cuando viniste aquí y hablaste conmigo también parecías saber muy bien lo que pasaba.
-Eso creía yo, aunque no sé muy bien por qué hice todo eso- Ni siquiera alzó un poco el tono de la voz.
-¿Y te han dejado aquí conmigo porque…?
-Porque se han marchado, volverán, pero han ido a ver si encuentran a Selena.
Se me hizo un nudo en el estómago y noté cómo más lágrimas salían de mis ojos. Escondí la cabeza entre los brazos y seguí llorando. No podía más, eso era demasiado para mí. Noté la mano de Adrian en mi hombro y ni siquiera hice el esfuerzo de quitarla.
-Lo siento Clary…yo…
-¡¿Qué lo sientes?!- Mi voz sonó como un grito, alcé la cabeza y le miré, parecía sorprendido, perdido- ¡No sientes nada! ¡De no ser por ti nada de esto habría pasado! ¡Te odio!
-Lo entiendo…-Fue todo lo que dijo- Pero no sé, no era yo.
-Ya, claro, era el vecino del cuarto.
Adrian pasó su mano por mi mejilla limpiándome las lágrimas, sentí una especie de calambre al tocarme la piel. Sonrió.
-No me entiendes…- Apartó la mano y de pronto sentí como si me quitaran algo esencial de mí, como si me quitaran una mano o un pie- Sí era yo pero…no era muy consciente de lo que hacía.
-Ahora no me irás a decir que estabas hipnotizado ¿Verdad?- Noté la ira en mi voz.
-No, pero tampoco sé lo que me pasó, pero cuando te oí gritar antes fue como si saliera de un trance- Sacudió la cabeza- No sé cómo explicarlo.
-Si de verdad sientes todo lo que ha pasado- Él levantó la cabeza y me miró- Dime qué son, dime qué son y por qué quieren a Selena.
Adrian se agarró la cabeza con las manos, por un momento pensé que iba a llorar, pero cuando levantó la cabeza sus ojos estaban secos.
-¿Es que no lo entiendes?- Su voz sonaba desesperada- No puedo decirte qué son, no puedo, me hicieron jurar que no lo haría y un juramento con seres como ellos no se puede romper.
-¿Seres como ellos?
-Tienes que averiguarlo tú misma Clary, yo no puedo hacer nada- Escuchamos un ruido fuera- Han llegado- Se levantó y se dirigió a la puerta.
-¡Espera! ¡No puedes irte…!
-Clary…-Se giró y me miró, había tristeza y pesar en sus ojos- No te prometo nada, la próxima vez que te vea puede que no sea yo, que esté otra vez, digamos que “hechizado”. Pero no me creas, sea lo que sea que te diga, no me creas- Salió por la puerta y yo me quedé con la sangre helada, había algo en sus ojos y en la forma de hablar que me produjo escalofríos, ¿me había intentado decir que él también era un prisionero?
Selena
Llegamos a un campo que nunca había visto antes. Miré a los lados pero lo único que pude ver fue más campo. Había unos cuantos árboles dispersos por el terreno, pero nada más. Alex aparcó la moto cerca de uno de los árboles y se dirigió a mi lado.
-¿Dónde estamos?
-No creo que sepas situar este lugar- Escudriñó el terreno asegurándose de que no había nadie más.
-¿Por qué querías que viniéramos aquí?
-Me gusta este sitio- Se puso enfrente de mí- Bueno…espero que hoy lo hagas mejor que ayer.
-No te quepa duda.
Empezamos a entrenar, al principio Alex no me prestó mucha atención, se deshacía de mí como si yo simplemente fuera una pluma, eso hacía que me esforzara aún más. Intenté concentrarme y fijarme por dónde podía atacar. Un giro a la derecha, medio a la izquierda, alarga la mano y… ¡pum! Otra vez al suelo. Entonces se me ocurrió algo, quizá no tuviera la fuerza de Alex ni su experiencia, pero había hecho era más flexible que él sin duda, si él usaba todas sus armas para luchar ¿por qué yo no iba a hacer lo mismo?
Me levanté de la hierba y me coloqué de nuevo en posición. Alex me miró con expresión aburrida, deseé con todas mis fuerzas que lo que tenía planeado hacer saliera bien. Levantó una mano y me indicó que me acercara con una sonrisa burlona. Esta vez, en vez levantar el puño e intentar darle en la cara hice otra cosa distinta, él me esperaba dispuesto a apartarme el puño derecho de nuevo con total facilidad. Levanté la pierna izquierda tanto como pude y le golpeé en la cara. La expresión en la cara de Alex cuando me miró fue suficiente, me miraba sorprendido y con la mano puesta en el lugar de la cara donde le había golpeado.
-Vaya…-Sonrió socarrón- Un nuevo golpe, haber si eres capaz de repetirlo de nuevo.
Esta vez se colocó en posición defensiva, separó un poco las piernas y las flexionó. Me gustaba el giro que había dado la situación, el ver que podía derrotar a Alex si me concentraba hacia que tuviera más interés en hacerlo bien. Cerré los ojos, respiré hondo y volví al ataque. Antes de que pudiera hacer ningún movimiento, Alex me cogió y con un hábil gesto me tiró al suelo, estaba tendida y él me miraba con expresión burlona, levanté ambas piernas y le empujé golpeándole en el estómago. La cosa se ponía interesante, por nada del mundo iba a dejar que Alex me ganara otra vez y él no parecía dispuesto a regalarme la victoria.
Me dirigí a él e intenté golpearle con el puño, pero éste me cogió el brazo antes de que le golpeara. Levanté una pierna por detrás de la cabeza de Alex, me impulsé con la mano en sus hombros y de pronto me encontraba subida a sus hombros. Éste intentó bajarme, lo siguiente no sé exactamente cómo sucedió –supongo que debe ser cosa de la adrenalina del momento-, me tiré hacia atrás tocando el suelo con ambas manos y pasé por el espacio que había dejado Alex entre sus piernas al colocarse en posición defensiva. Cuando me coloqué delante de él no pude evitar una risita, éste me miró sonriendo pero con cierta nota de sorpresa en sus ojos.
Lo siguiente que hice –tengo que reconocer que ya no fue cosa de la pelea, sino cosa de las armas de la mujer- fue acercarme sonriendo hasta él –sí, como se ve muchas veces en las películas-, Alex parecía desconcertado pero no se movió, me quedé a escasos centímetros de él que se había quedado quieto mirándome, sonreí más, le coloqué un dedo en el pecho y le empujé hacia atrás haciendo que cayera al suelo. Antes de que pudiera levantarse le puse una pierna en el pecho impidiendo que se levantara, él me miró sorprendido y a la vez confundido.
-Sí, creo que sí soy capaz de repetirlo de nuevo- Sonreí disfrutando de aquel momento de victoria, quité la pierna y dejé que se levantara.
-¿Dónde aprendiste a moverte así?
-Cuando era pequeña me encantaba bailar, abrirme de piernas y esas cosas- Me encogí de hombros.
-Tramposa- Dijo sonriendo.
-Bueno, yo no tengo tu fuerza- Sonreí también- Pero tengo otras cosas.
-¿A sí? ¿Cómo cuáles?- Había cierto tono divertido en su voz.
Me acerqué de nuevo y le sonreí.
-Persuasión- Reí- Los tíos sois tan fáciles de persuadir.
-Ya, claro, conmigo eso no ha funcionado.
Le miré divertida.
-Por supuesto- Remarqué el sarcasmo en mi voz y me retiré.
-No sé para qué quieres que te enseñe a pelear si al final usas la “persuasión”- Hizo comillas con los dedos en “persuasión”.
-Con las mujeres no funciona.
Él rió.
-Creo que sabrás apañártelas con esos movimientos- Se acercó más- Aunque no te vendría mal saber que los golpes se esperan más por la derecha- Sonrió, no pude evitar que mi corazón se acelerara, antes lo había tenido así de cerca, pero era yo la que llevaba la situación, ahora era al revés- Por la izquierda tienes más probabilidades de marcar puntos- Se alejó en dirección a la moto.
Le seguí y me apoyé contra el árbol mientras él se quitaba la cazadora de cuero y la dejaba en el manillar de la moto. Empecé a repasar los contornos de la corteza del árbol con los dedos, ¿Que por qué? Bueno, mentiría si no dijera que era para no fijarme en otra cosa o persona. Entonces mis dedos dieron con una especie de corte más profundo. Me alejé un poco y me fijé, no era precisamente un corte, era un nombre tallado en el árbol.
-Alex y Sarah- Leí.
Alex se giró y me miró como si acabase de pronunciar una palabrota.
-¿Qué…?
Yo le señalé el árbol y Alex se ruborizó tanto como pudo, se acercó corriendo y se puso delante del árbol ocultando lo que había tallado, no pude evitar reír.
-No tienes que leer eso- Sonaba furioso pero a mí me resultó extrañamente divertido.
-¿Por qué? Es gracioso- Intenté mirar por encima de su hombros poniéndome de puntillas pero él se puso también de puntillas ocultando más la visión, yo fruncí el ceño- Si te empinas no puedo ver.
-Esa es la cuestión.
-Vale, vale- Alcé las manos en señal de paz- Tú ganas- Di media vuelta haciéndole creer que me iba a marchar, cuando éste se relajó volví a darme la vuelta y lo eché a un lado ignorando el << ¡Hey!>> que exclamó al caer al suelo- Alex y Sarah, Alex y Emily, Alex y Jade, Alex y Maddie, Alex y Anna- Empecé a reír con ganas mientras Alex se levantaba del suelo malhumorado- ¿De verdad escribiste tú esto?- Dije entre carcajadas.
-Ja, ja, muy graciosa.
-Pobre chicas- Dije adoptando una expresión muy seria, él me miró confundido- ¿Qué te habían hecho las pobres chicas, Alex? No se merecían esto- Estallé de nuevo en carcajadas.
-Ríete lo que quieras, no se puede esperar nada más de una niñata estúpida- Paré de reír y le miré, estaba rojo y tenía el ceño fruncido.
-Está bien, lo siento ¿vale? Es que es muy gracioso, jamás hubiera pensado que alguien como tú se dedicara a escribir el nombre de sus novias en un árbol.
-No eran mis novias- Dijo de pronto muy ofendido.
-¿Entonces qué eran? ¿Gatos?- No pude evitar el sarcasmo en mi voz.
-No, es decir…eran unas chicas con las que estuve saliendo pero jamás fueron novias formales ni nada.
-Ya, es todo lo que se puede esperar de alguien como tú.
-Mira, tú no tienes ni idea de cómo soy yo- Parecía ofendido.
-Ya, claro.
-Esas chicas no fueron nada para mí- Se acercó enfadado- Sólo era un adolescente como otro cualquiera, quería pasar el rato, nunca le dije a ninguna <<te quiero>> o << ¿Quieres salir conmigo?>>- De pronto me sentí incómoda y noté como me ruborizaba, quería picarlo pero no quería que me contara su vida amorosa, aunque una parte de mí sí quería saberla y no entendía por qué- Simplemente fueron…
-Oye, no tienes por qué explicarme nada- Le corté antes de que siguiera, él me miró como si acabara de despertar de un sueño, como si él tampoco entendiera por qué me explicaba esas cosas a mí- Sólo quería picarte.
Me dedicó una mirada fulminante y de pronto nos encontrábamos como el día anterior, yo apoyada contra un árbol y él acorralándome con las manos. Tenía una expresión que no supe descifrar.
-Pues no lo has conseguido- Dijo con voz pausada y firme tras un momento de silencio.
Se quedó mirándome durante un segundo que se me hizo eterno con esos ojos oscuros inescrutables, por más que me esforzaba no podía ver ningún sentimiento en ellos. Me puse nerviosa y me volví a ruborizar.
-¿Te importaría apartarte?
No se movió ni un centímetro.
-¿Qué quieres? ¿Una disculpa?- Insistí y desvié la mirada- Está bien, lo siento, siento haberme metido en tus cosas, ¿contento?- Volví a mirarle pero él seguía igual que hacía unos segundos, mirándome fijamente.
Entonces algo sonó y ambos nos sobresaltamos, parecía la música de un móvil. Alex se retiró de mí, –cosa que agradecí- y se acercó a su chaqueta sacando un móvil del bolsillo, miró la pantalla y lo cogió.
-Kelley, hola- Hubo algo en el tono de su voz que no me gustó nada- No puedo creérmelo- Dijo tras un momento de pausa- Su rostro había cambiado de la alegría a algo parecido preocupación, sentí una punzada en el estómago- Pero Steve…-Calló de nuevo- Sí, sí, claro- No sabía quién era esa tal Kelley, pero por el momento no me gustaba nada de nada- No te preocupes, os esperaremos- Dicho esto, colgó y me miró.
-Kelley- Dije yo.
-Sí, Kelley.
-¿Qué ha pasado? Parecías…preocupado.
-Sí, bueno- Hizo una mueca- Un vampiro la ha herido- Lo dijo como si fuera la cosa más normal del mundo, algo en mi expresión hizo que sonriera- Tranquila, no se va a convertir en un vampiro ni nada, no la ha mordido, simplemente le ha clavado una navaja en la pierna- Sentí nauseas.
-¿Quién es Kelley?
-Una chica.
Me controlé para no gritar.
-Eso ya lo suponía, me refiero a que ¿quién es?
-La persona que va a venir a ayudarnos, tranquila, a lo mejor hasta os hacéis amigas.
Estaba tumbada en la cama mirando el collar de mi madre. Pensé en Layla, me sentía culpable por no sentir dolor y tristeza por su muerte pero es que realmente no me acordaba de nada, lo único que recordaba era ese día en el porche y de forma borrosa, como si simplemente hubiese sido otro sueño cualquiera que se va desvaneciendo. Me pregunté por qué mi tía Emma no me había hablado nunca de ella ni de mis padres, siempre había pensado que era porque le dolía recordar, pero ahora no estaba tan segura. Me sentía frustrada, quería sentirme enfadada con ella por no haberme contado que tenía una hermana, pero no podía, no era capaz de enfadarme con Emma, ella siempre había sido como una madre para mí.
Todo parecía una ironía, una burla de la vida. Me resultaba prácticamente imposible hacerme a la idea de todo lo que había cambiado mi vida en apenas cuatro días, había pasado de ser la alumna diez a ser una chica que se entera de que tiene una hermana que murió cuando los padres de ambas se disponían a salvar a un amigo que quería matar a un vampiro y que ahora, esa chica a la que le ha cambiado la vida se encuentra en la misma casa que el hijo engreído y estúpido del amigo al que intentaron salvar sus padres. Sí, un lío.
Me encontraba en una habitación con una cama, todo estaba lleno de repisas con peluches y cuentos. Yo estaba metida dentro de la cama, tendría unos cinco o seis años. A mi derecha había otra cama pero ésta estaba vacía. Se oían ruidos y voces provenientes del pasillo que me impedían dormir.
-Jaden, no sé lo que vamos a hacer- Decía mi madre- Las niñas son especiales, muy pronto la gente empezará a darse cuenta- Sonaba preocupada.
-Cielo- La voz de mi padre era dulce- Tenemos que evitar que nadie note nada, además- Su voz sonó más débil- Selena no es tan diferente de las demás personas.
-Pero Layla sí- Le interrumpió mi madre.
-Sí- Contestó tras unos segundos de silencio, yo no entendía nada de lo que estaba pasando- Pero puede evitar mostrarse tal como es, nadie tiene por qué notar nada extraño.
-¿Y qué piensas decirle a una niña de ocho años?- Mi madre alzó un poco más la voz- Que es distinta a las demás niñas de su edad y que no puede estar mucho tiempo fuera de casa para que no…-Se interrumpió.
Se hizo un silencio.
-Sch, tranquila, haremos lo mejor para las dos- Se quedaron en silencio unos segundos- Layla tiene más parte de mí que Selena, pero ella también posee algo que puede hacerla muy fuerte.
-¿Qué…?- Mi madre sonaba confundida- ¿A qué te refieres? Selena nunca ha…
-No me refiero a eso- Inspiró profundamente- Eliane, he tenido que hacer algo.
-¿Qué?- Mi madre sonaba más preocupada que antes.
-Sabes que me están buscando y si me encuentran no podré callar la verdad, sabes que no es posible para los que son como yo.
-Tú ya no eres como ellos.
-Puede que en la mayoría no, pero en mi alma siempre seré igual.
Cerré los ojos e intenté dormirme, no entendía nada, pero no podía.
-¿Y qué tiene eso que ver con la niña?
-La única manera de que aunque me encuentren no sepan la verdad, es que realmente no la sepa.
-No…no entiendo.
-Eliane- Hizo una pausa- Las niñas son las únicas que pueden…
Me desperté sobresaltada, sentía el pelo pegado al cuello por el sudor y el corazón me latía más rápido de lo normal. Miré por la ventana y tuve que poner la mano delante de los ojos, hacía un día muy soleado, pero eso no era lo que me hacía sudar y lo sabía, el sueño… ¿sería otro recuerdo? ¿Qué significaba? ¿Por qué no tenía nada claro? ¿Qué pasaba conmigo y con mi hermana? ¿A qué se había referido mi padre al decir que para los de su especie no es posible callar la verdad? Al pensar en tantas preguntas me empezó a doler la cabeza. Mi primer impulso fue bajar y contárselo corriendo a Alex, pero decidí que no lo haría, no sabía lo que significaban esos sueños así que no serviría de nada.
Clary
Volvía a estar sola y a sentirme aturdida, ¿qué significaba todo aquello? Se suponía que debería estar enfadada por no haberme dado una ducha en días y no haberme cambiado de ropa y porque unos locos me hubieran secuestrado y pidieran la vida de mi amiga a cambio de dejarme libre, pero no estaba enfadada por eso por muy extraño que pareciera, me sentía enfadada con Adrian. ¿Qué había sido ese numerito de que dijera lo que dijera la próxima vez que lo viera no le creyera? ¿Es que le embrujaban para que no fuera amable?
Me tendí en el suelo y me presioné los ojos con los dedos y entonces oí algo en el exterior. Instintivamente me levanté y me acerqué a la ventana. Había una figura en el suelo, entrecerré los ojos para ver mejor, ya que el Sol me molestaba en los ojos. Era una figura alta y esbelta pero había algo raro. Me fijé mejor y me di cuenta de lo que era raro en aquella figura, de la espalda le salían…alas. Abrí los ojos como platos y me los froté, debía de ser algo causado por la falta de comida y de higiene. Pero la figura seguía allí en pie con las alas plegadas en la espalda, eran de un tono grisáceo oscuro, casi negro. Éste giró la cabeza a un lado y yo miré en la dirección en la que él lo hacía y me di cuenta de qué era lo que había causado ese ruido.
De pie acercándose hasta él se encontraban Jennifer, Moira, Bradley y…Adrian. El corazón me dio un vuelco al verle. Quise gritarles que no se acercara, que era un ser extraño, pero ocurrió algo que me impresionó todavía más. De pronto, el tipo con alas las extendió justo cuando los demás llegaron a su lado, pero lo más impresionante fue cuando Jennifer, Bradley y Moira extendieron también sus alas. Me quedé sin aliento, ¿cómo era eso posible? Las alas de Jennifer y de Bradley eran igual que las del otro chico, en cambio las de Moira eran de un color gris más claro.
-Se suponía que todavía no deberías haber llegado todavía- Jennifer se dirigía al tipo que yo no conocía.
-He estado inspeccionando los alrededores de San Francisco y Santa Bárbara- Su voz me resultó familiar- No he encontrado rastro de la chica.
-Mike- Fue Moira la que habló, entonces supe quién era el otro chico, era el mismo que había escuchado hablando el otro día- ¿De verdad piensas hacernos creer que has inspeccionado todo ese terreno en apenas unas horas?
-Estas cosas son útiles cuando las utilizas.
-Padre no quiere que las usemos, llamamos la atención sobre los humanos y eso no es bueno- Bradley sonaba autoritario, enfadado.
-Sí, ya, pero nadie me ha visto, necesitaba relajarme y mostrarme tal como soy en algún lugar que no fuera esta estúpida fábrica- Escupió las últimas palabras.
Moví el pie a la izquierda creyendo que había más caja y por poco me caigo, hice un poco de ruido, casi sin darme cuenta miré hacia donde se encontraban los demás y me encontré con la vista de todos, puesta en los barrotes de mi ventana, ¿me habían visto? No me hizo falta pensar mucho la respuesta, en cuestión de segundos todos se habían esfumado, me bajé de la caja temblando, ¿cómo era posible que pudieran tener alas? ¿Ángeles? No, yo no creía en esas cosas. La puerta se abrió de golpe y entraron todos mirándome con expresión enfurecida, ya no tenían alas.
-¡Niña impertinente!- Jennifer se acercó a mí, me cogió del pelo y me tiró contra el suelo, noté un sabor metálico en la boca- ¡¿Qué has visto?!- Sus ojos color esmeralda parecían más brillantes que antes.
Noté algo húmedo en el labio, me toqué la boca y vi cómo se me manchaban los dedos de rojo.
-Te estoy diciendo…
-Sé lo que me estás diciendo- Intenté controlar el temblor de mi voz, cosa que me salió mejor de lo que había pensado.
Jennifer entrecerró los ojos y noté una fuerte punzada en el pecho, me tendí en el suelo lanzando gritos. Me ardía el pecho y notaba el corazón más acelerado de lo normal, casi pensaba que en cualquier momento se me saldría.
-Jenn, Jenn- Era la voz de Mike, por el tono de su voz supe que estaba riendo- Deja a la cría- De pronto el dolor se desvaneció- Las cosas se sacan mejor por las buenas.
Intenté incorporarme haciendo caso omiso a la fuerte presión que sentía aún en el pecho y al constante zumbido de los oídos. Miré a Mike, era más alto de lo que parecía, uno ochenta y cinco quizá. Tenía el pelo broncíneo y parecía tener unos 20 años. Entonces mi vista pasó por encima de él y se posó en Adrian, me miraba como si fuera la primera vez que me veía, con indiferencia, eso me dolió.
-Cielo- Fue Mike el que habló- ¿Has visto algo fuera de lo normal antes mientras husmeabas por los barrotes?- Sonrió, pero fue una sonrisa desagradable.
-No- Hice que mi voz sonase cortante- No he visto nada pero algo que sí sé es que no sois normales- Eso último lo dije mirando a Jennifer, Bradley estaba al lado de Moira jugueteando con su pelo, como si la historia no fuese con ellos- Pero pienso averiguarlo.
Jennifer soltó una risotada haciendo que Bradley soltase el pelo de Moira y la mirase.
-No nos hagas reír mocosa estúpida- Las últimas palabras prácticamente las escupió- No somos idiotas como tú y sabemos perfectamente que has visto algo.
-Si sabéis que he visto algo ¿por qué me preguntáis?- Mi yo interior me decía que no me enfrentase a ellos, que solo empeoraría las cosas, pero entonces me dije <<Clary, piensa como Selena>>, ella siempre salía mejor de esas situaciones que yo.
-Porque queremos saber hasta dónde sabes- Mike se acercó hasta mí y se agachó de forma que sus ojos quedaron a la altura de los míos.
Me sentía incómoda e intenté desviar la mirada pero me fue prácticamente imposible, era como si sus ojos me hubiesen hipnotizado. Me quedé mirándolo durante bastante tiempo, no sé exactamente cuánto, de pronto todo desapareció para mí.
-Tienes alas- Dije apenas en un susurro, no sabía por qué lo había dicho, pero lo había hecho, prácticamente podía oír la voz de Selena dentro de mi cabeza diciéndome <<¡¿Pero qué estás haciendo?!>>.
Mike sonrió.
-¿Qué crees que soy?- Su voz sonaba dulce.
-No sé, ¿un ángel? - La voz de Selena me decía que parase, que no hablara más, pero no podía obedecer.
-¿Eso crees?
-No, realmente no, los ángeles no existen.
Me sonrió y se acercó más, me cogió por la barbilla con ternura y me levantó la cabeza, se quedó mirándome unos segundos sonriéndome, quise moverme, retirarme, pero no podía.
-Quédate aquí, tranquila y verás como todo sale bien, no tienes que tenernos miedo- En mi interior sabía que sí debía tenerles miedo, pero sólo fui capaz de asentir y él sonrió satisfecho- Así me gusta.
Mike se acercó aún más y me besó, me quedé paralizada. Fue un beso dulce y no sabía por qué le estaba correspondiendo pero así era, tenía los labios fríos cosa que hizo que me entraran escalofríos, pero aún así no me retiré. Finalmente Mike se retiró y sonrió. Me dedicó una mirada fugaz y se retiró, cuando lo hizo fue como si despertara de un sueño. Entonces fui consciente de todo lo que había pasado. Me limpié la boca con la mano y le miré con odio. Me encontré con la mirada de Adrian, parecía perdido, confundido, me sentí como una mujer a la que su marido la pilla con otro hombre, sabía que era una tontería pero fue un sentimiento que me llegó.
-Eres un asqueroso- Dije controlando la ira de mi voz.
-No lo creo, preciosa- Dijo riendo, miró a Jennifer- ¿Ves como las cosas se sacan por las buenas?
-No todos podemos hacer lo que tú- Respondió ésta un poco molesta.
-Ni todos podemos hacer lo que tú- Mike seguía sonriendo.
Dirigí mi vista hacia Bradley y Moira que parecía que no se habían enterado de nada, Bradley le decía una cosa al oído a Moira y ésta sonreía como una tonta. ¿Acaso estaban juntos? Me resultó un poco extraño pero no sabía por qué, Moira seguía resultándome muy familiar pero no sabía de qué, pero una parte de mí me decía que alguien como ella jamás saldría con un tipo como Bradley.
-Bueno, ya que sabes lo que somos no tendremos que preocuparnos por nada- Jennifer sonaba divertida.
-¿Podremos matarla?- Bradley sonaba esperanzado.
-Depende de padre, pero creo que sí.
-¿Queréis decir que sois ángeles de verdad?- Estaba muy confusa- Eso no puede ser verdad…
-No tienes por qué creer nada- Moira se retiró de Bradley, supuse que para no distraerse- Las cosas no son siempre lo que parecen.
-¿Tú…?-Miré a Adrian- ¿Tú también…eres un…?- No pude acabar la frase, no era católica, jamás había creído en Dios ni en ángeles, aquello parecía todo una broma.
-¿Un ángel?- Rió- No sé, tendrás que averiguarlo.
-Bueno, se acabó la charla- Jennifer sonaba tajante- Nuestra invitada necesita pasar un tiempo a solas para aclarar esa pelota que tiene sobre los hombros a la que llama cabeza.
Quise replicarle igual que habría hecho Selena, pero me callé. En esos momentos la echaba mucho de menos, quería que estuviera allí para contarle todo lo que había pasado y que ella me aconsejara qué hacer, sentí que los ojos se me humedecían y un nudo en la garganta. Esperé a que se fueran para tirarme encima de la caja que había junto a la ventana y ponerme a llorar. No podía creer que todo eso fuera verdad. Entonces me di cuenta de algo y recé porque no supiera dónde se encontraba Selena, si querían matarme pronto significaba que…matarían también a Selena.