Capítulo 11
Selena
Cuando desperté seguía apoyada en el hombro de Alex, éste tenía la cabeza apoyada en la mía y todavía dormía. No quise moverme, si lo hacía le despertaría y empezaríamos a discutir de nuevo, así que me quedé allí mirando las gotas de lluvia brillar en la hierba al darles la luz del Sol. Esa era la única prueba de que había llovido la noche anterior. Me rugía la barriga y tenía la boca seca, pero a pesar de haber dormido al aire libre me sentía extrañamente descansada.
-¿Ya te has despertado?- Me sobresalté, no me había dado cuenta de que Alex se había despertado.
-Sí.
Me soltó y se estiró, no pude evitar pensar que recién levantado estaba aún más guapo, intenté pensar en otra cosa desviando la mirada de él.
-Bueno -Se puso de pie-, supongo que habrá que intentar entrar en la casa.
-¿Cómo?
-No sé- Se encogió de hombros y me levanté- Steve no vendrá hoy pero no puedo pasar ni un día más sin comer ni beber, lo juro- Se encaminó hacia la casa y le seguí.
-¿Qué piensas hacer?
Alex se acercó a la puerta y empezó a mirar la cerradura y puso mala cara.
-Algo que seguramente no le guste nada a Steve.
Me di cuenta demasiado tarde de lo que pensaba hacer, antes de que pudiera decir nada, Alex le dio una patada a la puerta y prácticamente la derribó. Yo me quedé mirándolo atónita.
-Ya lo sé, estamos sin puerta.
Quería gritarle y decirle que era un estúpido por romper la puerta pero en lugar de eso dije otra cosa:
-¿Y no podías haber hecho eso mismo ayer?- Él me miró confundido- Nos habríamos ahorrado una noche a la intemperie- Él se encogió de hombros sonriendo.
-Pero lo pasamos bien ¿eh?
Me sonrojé sin poder evitarlo. ¡Mierda! ¿Por qué tenía que sonrojarme cada dos por tres? Clary siempre decía que mi color de cara natural podría ser el rojo, siempre me sonrojaba y estaba segura de que Alex ya se había dado cuenta.
Alex entró en la casa y le seguí. Ambos nos dirigimos a la cocina y cogimos un vaso de agua. Luego abrí la nevera y saqué dos huevos.
-¿Huevos?
Alex asintió mientras se sentaba en la mesa. Me puse manos a la obra, saqué una sartén y me puse a hacer los huevos, hacía tiempo que no cocinaba, casi siempre era Clary la que cocinaba los fines de semana, se le daba mejor que a mí la cocina, pero tampoco me salían malas las comidas.
-Pon beicon también- Me dijo Alex desde la silla, me acerqué a la nevera y saqué el beicon- Que esté bastante hecho- Empezaba a ponerme nerviosa- Pero tampoco te pases de hecho- Tuve que respirar muy hondo para no perder la calma.
-¿Algún requisito más?- No me giré.
-No, creo que no.
Cuando terminé de hacer los huevos y el beicon los puse en dos platos, cogí un cuchillo y un tenedor y me senté en la silla que estaba frente a Alex, éste me miró atónito.
-¿Y mis cubiertos?
-¿Tienes dos piernas no? Cógelos tú.
Alex se levantó farfullando algo en voz baja y cogió otro cuchillo y tenedor.
-Steve se va a enfadar mucho cuando vea la puerta- Comentó mientras empezaba a comer- Hm…cocinas mejor que Kelley y mejor que Steve también.
-Lo tomaré como un cumplido-Seguí comiendo. Mi estómago agradeció la comida, había estado rugiendo todo el rato que había estado cocinando.
-Listo- Dijo Alex al cabo de un rato mientras estiraba los brazos.
Me terminé de comer lo que me quedaba de beicon, me levanté y me puse a fregar mi plato y mis cubiertos, luego me dirigí al salón y me senté en el sofá. Alex me miró desde la cocina.
-¿Qué pasa con mi plato?- Preguntó ofendido.
-Friégalo tú.
-Me estás tomando el pelo ¿verdad?- Hablaba indignado.
-¿Es que Steve y esa tal Kelley te lavan tus cosas?
-Pues sí, claro- Respondió con total naturalidad.
-Bueno, pues yo no- Me levanté y me dirigí a las escaleras.
-¿Dónde vas ahora?- Me estaba sacando de quicio.
-¡A mi cuarto!- Grité mientras subía por las escaleras y me dirigía a mi cuarto. Una vez dentro cogí unos shorts y un top y me dirigí al baño.
Me di una ducha rápida y me dejé el pelo humedecido, no me gustaba secármelo del todo porque se me encrespaba que daba gusto. Me peiné, me vestí y salí. Me metí en mi cuarto y me tendí en la cama. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Me sentía inútil, Clary encerrada Dios sabe dónde y yo allí tendida en la cama mirando el techo. Al cabo de un rato decidí bajar a la cocina a por algo de beber.
Oía a Alex en el piso de abajo caminando, no sabía lo que estaría haciendo. Iba por mitad del pasillo de camino a las escaleras cuando un fuerte dolor me penetró la cabeza. Tuve que agarrarme a la pared para no caerme, era como si me estuvieran perforando el cerebro, oía un ruido muy agudo y me dolían las sienes. Me tapé los oídos con ambas manos intentando parar el ruido, pero no funcionó. Me puse de rodillas en el suelo apoyando la cabeza en las rodillas. Quería gritar, quería decir cualquier cosa pero de mi garganta solo salió un grito ahogado. El dolor era cada vez más insoportable, de pronto, todo lo que vi fue oscuridad.
Adirael, Amudiel, Amy, Araxiel, Araziel, Asderel...esos eran algunos de los nombres que se repetían sin cesar en mi cabeza, era una voz lejana pero que me resultaba terriblemente familiar. Hubo una luz y de pronto ahí estaba él, me miraba con los mismos ojos verdes que recordaba. Abrió los brazos y me llamó.
-Selena, Sel, mi niña.
<<Papá, estoy aquí papá>>, quise llamarle pero no podía, él seguía allí de pie en medio de una luz oscura. Sentía dolor en la cabeza pero yo sólo quería estar con mi padre.
-Selena por favor, tienes que luchar- Su voz tenía un matiz de dolor- No puedes rendirte.
<< ¿Rendirme a qué?>>, otra vez no pude pronunciar ninguna palabra, pero fue como si él me escuchara.
-Te están buscando, no dejes que te encuentren Sel- Sonrió vagamente- Yo siempre estaré contigo.
<<Papá por favor…>> Sentía un nudo en la garganta.
-Está atenta- Bajó el tono de su voz hasta que sólo fue un susurro- Yo te enviaré señales.
De pronto dejé de oír la voz de mi padre, en su lugar oía otra voz, otra voz familiar que me llamaba sin cesar.
-Selena, Selena…
Abrí los ojos de golpe, me encontraba en mi cama, pero había alguien allí, alguien que me sujetaba por los hombros con expresión horrorizada…Alex. No paraba de llamarme y cuando abrí los ojos se quedó mudo, estaba blanco como el papel. Me dolía todo el cuerpo, era como si me hubiera pasado un coche por encima, entonces lo recordé todo, el ruido en los oídos, el dolor en la cabeza…
-¿Estás bien?- La voz se le quebró, era la primera vez que se le quebraba la voz al hablar, siempre sonaba tan firme.
-No sé- Intenté incorporarme pero un dolor punzante me atravesó la cabeza, hice una mueca de dolor.
-Quédate quieta- Me empujó suavemente hasta que quedé tumbada de nuevo- ¿Qué te ha pasado?
-No estoy segura- Mi voz sonaba débil, lejana.
-Estaba en la planta de abajo, te oí gritar y cuando subí estabas tirada en el suelo inconsciente- Su voz iba perdiendo intensidad conforme hablaba- Te cogí y te traje a tu habitación- Hizo una pausa antes de seguir hablando- Intenté que despertaras pero estabas totalmente inconsciente y entonces empezaste a hablar.
-¿A hablar?- Lo miré sorprendida, él asintió- ¿Qué decía?
-Nombres de ángeles caídos- Se encogió de hombros- No sé lo que querías decir- Recordé de golpe los nombres de mis sueños.
- Adirael, Amudiel, Amy, Araxiel, Araziel, Asderel…
-Sí- Me miró con expresión confusa- ¿Cómo…?
-No lo sé- Le interrumpí- Una voz me lo dijo- Me toqué la cabeza- Iba a la cocina y de pronto oí un ruido muy agudo y muy fuerte, me dolía la cabeza y no podía parar el ruido, intenté apagarlo tapándome los oídos, pero el sonido seguía siendo cada vez más fuerte- Hice una pausa- Hasta que me desmayé- Miré a Alex, éste me miraba con expresión horrorizada, no lo había visto así antes.
-¿Recuerdas lo que has soñado?- <<Con mi padre>> quise decirle, pero en lugar de eso negué con la cabeza.
-¿Qué crees que me ha pasado?
-No lo sé- Dijo con la voz calmada pero había algo en su voz, una nota de frustración- Y no me gusta nada.
-Todo me da vueltas- Dije cerrando los ojos y presionando las manos contra los párpados, Alex me retiró las manos.
-No hagas eso, sólo provocarás que te duela más.
Empecé a patalear en la cama.
-¿Qué te pasa ahora?
-¡Argh! ¿Por qué me pasa todo esto a mí? Yo simplemente soy una chica normal que estudiaba para tener un buen futuro y de la noche a la mañana ¡pum! Estoy aquí intentando averiguar por qué me quieren matar e intentando rescatar a mi amiga- Estaba al borde de un infarto- ¿Por qué tiene…?
-Sch, venga ya- Alex me puso la mano en la frente- Tienes fiebre.
-¿Qué?- Ahora que lo decía me fijé más en el dolor, sentía como si tuviera todo el cuerpo adormilado, tenía frío pero notaba el cuello pegajoso a causa del sudor- Oh, lo que me faltaba- Hubo unos segundos de silencio- Iré a darme una ducha fría- Intenté incorporarme pero Alex me detuvo.
-No, cogerás una pulmonía.
-¿Qué? ¿Y qué pretendes que haga? ¿Qué me quede aquí hasta que delire?
-¿Qué haces cuando te entra fiebre normalmente?
-Oh…pues no sé, no me resfrío con facilidad- Hacía más de un año que no me había refriado para ser exactos- Pero cuando lo hago me tomo una medicina que tiene Clary allí en la casa…
-Pues aquí no hay medicinas- Me interrumpió, me miró y debió de ver algo en mi cara que le sorprendió- Ahora vengo- Se levantó de la silla que había colocado al lado de mi cama y se fue.
Notaba que me ardían las mejillas pero el resto de mi cuerpo estaba tiritando, mi primer impulso fue taparme, pero recordé que mi tía siempre me decía que con eso conseguiría empeorarme. Cerré los ojos e intenté tranquilizarme, el dolor de la cabeza iba disminuyendo, pero cuanto más disminuía este más me dolía el cuerpo y más sudaba. Escuché como Alex cogía algunas cosas en el piso de abajo y a los pocos minutos entró de nuevo en el cuarto. No abrí los ojos, quería hacerlo pero los párpados me pesaban demasiado. Noté como se sentó de nuevo en la silla y luego noté algo frío y mojado en la frente.
-Pero ¿qué…?- Abrí los ojos de golpe y vi que tenía un cuenco con agua en el regazo y que lo que había colocado en mi frente era un paño de agua fría.
-Espero que esto funcione- Su voz sonaba distante pero había un tono de preocupación en su cara y sus ojos sin ninguna expresión, como siempre.
Me relajé y me quedé mirándolo, ahora no quería cerrar los ojos y no sabía bien por qué.
-¿Por qué haces esto?
-¿Por qué hago qué?- No me miró.
-Ayudarme, creía que te daba igual lo que me pasara.
Él se limitó a encogerse de hombros.
-No tengo tan mal corazón como para dejar que te mueras delante de mis ojos- Me quitó el paño, lo volvió a mojar y me lo puso de nuevo en la frente.
-Gracias- Intenté sonreír pero lo único que me salió fue una mueca torcida.
-De nada- Dijo al fin tras un momento de silencio.
Dejé que se me cerraran los ojos y volví a sumergirme en la oscuridad.
Clary
Después de estar toda la mañana y parte de la tarde sin poder escuchar nada de lo que hablaban los demás supongo que me quedé dormida, porque lo siguiente que recuerdo es haber abierto los ojos y haberme encontrado con dos ojos observándome. Di un salto al ver a Jennifer mirándome a pocos metros de mí.
-Oh, ¿te hemos asustado?- Dijo Jennifer haciéndose la apenada.
-¿Qué quieres? Ya os he dicho que no…
-No vengo a pedirte más información, sabemos que no sabes nada más.
-¿Entonces?
-Bueno, alguien tendrá que vigilarte ¿no?- Se agachó hasta quedar a mi altura y sonrió, no fue una sonrisa agradable.
-Ya, como si pudiera escapar.
-No, no puedes escapar, pero es divertido estar contigo…eres tan…-Se quedó un momento en silencio buscando las palabras apropiadas- Normal.
-Oh, claro, yo no voy por ahí secuestrando gente- Dije sarcástica, eso pareció sacarla de quicio.
-Mira bonita- Me cogió del brazo tan fuerte que creo que hubiera podido arrancármelo de cuajo- Tú no tienes ni idea de por qué hacemos esto, es para salvar nuestras vidas.
-Pero ¿Por qué Selena?- Intenté hacer caso omiso al dolor- ¿Por qué es tan importante para vosotros?
Jennifer me soltó de golpe y se puso de pie.
-Simplemente te digo- Me lanzó una mirada llena de odio- Que si tu amiga te aprecia de verdad te salvará, sabe lo que le conviene.
-Sel no es tonta, no caerá en vuestra estúpida trampa.
No sé cómo ocurrió pero de pronto Jennifer me tenía cogida por el pelo y me había levantado del suelo con una fuerza asombrosa.
-Cuida tu vocabulario niña.
-¿Qué eres?- No era para nada lo que tenía pensado decir, pero no era normal que alguien tuviera tanta fuerza.
Jennifer sonrió vagamente.
-Algo que ni siquiera te imaginas- Me soltó.
-¿Una zorra? De eso ya me había dado cuenta- Las palabras salieron de mi boca sin que pudiera controlarlas.
De pronto me encontraba a un metro del suelo, pegada contra la pared, hice todo lo posible por soltarme, pero no pude. Miré sorprendida a Jennifer que me miraba divertida. Empecé sentir un fuerte dolor en el pecho, como si alguien hubiera metido la mano dentro y me estuviera retorciendo el corazón. Lancé una especie de grito, que sonó más como un gemido.
-¿Te duele?- Dijo con una tristeza falsa en la voz- Qué pena, así aprenderás a controlarte.
Sentí el dolor más agudo, apenas podía respirar. Cerré los ojos y lo siguiente que oí a lo lejos fue como alguien entraba y luego un fuerte golpe en la cabeza al caer al suelo, luego todo negro…estaba muerta.
Selena
Abrí los ojos de golpe, me encontraba en mi habitación, las cortinas estaban echadas y la habitación estaba a oscuras. ¿Qué había pasado? Intenté recordar lo ocurrido, la fiebre, los paños fríos…Alex. Busqué a Alex con la mirada por la habitación, pero no estaba. Me sentía mucho mejor, ya no sudaba y no sentía frío. Me bajé con cuidado de la cama, casi esperando otro mareo, pero no sucedió nada, cosa que agradecí bastante.
Me dirigí a las escaleras esperando encontrarme con Alex abajo, pero al girar la esquina lo vi salir de otra habitación.
<<Será su cuarto- pensé. >>
Cuando me vio abrió los ojos como platos, sólo una fracción de segundo antes de recuperar su pose de indiferencia.
-¿Cómo estás?
-Mejor, ya no tengo fiebre y no me duele nada- Curvó la comisura de la boca en una media sonrisa. Se hizo un silencio que me pareció bastante incómodo- Y… ¿sabes algo de Steve?
-He hablado con él, está llegando a Toronto, pero todavía estará fuera un día o dos, luego empezaremos a buscar el paradero de esos cabrones.
-¿Y qué vas a hacer mientras tanto?
Se encogió de hombros.
-Supongo que tus clases de entrenamiento tendrán que esperar.
-¿Por qué?- Nada más formular la pregunta me sentí como una estúpida, ¿por qué iba a ser si no? Pues porque acababa de desmayarme y de tener fiebre- Pero ya me encuentro mejor- Dije antes de que pudiera contestar.
-Olvídalo- Pasó por mi lado y bajó las escaleras, le seguí.
-Necesito saber protegerme, si vamos a buscar dónde se encuentran los que tienen secuestrada a Clary necesito saber pelear.
-Oh, por favor- Se giró y me miró como si acabara de proponer que se tirara de un octavo piso- Tú no vendrás, tú te quedarás aquí.
-¿Qué?
Siguió andando, tenía que hacerle cambiar de opinión y ya, entonces se me ocurrió una cosa que le dolería mucho…
-Sabes que si no voy con vosotros tendrán que dejar a alguien conmigo para que me vigile y no haga ninguna estupidez- Alex se paró en seco- Y creo que tienes todas las papeletas para que tú seas esa persona.
Se giró y me miró con los ojos entrecerrados.
-Aprendo rápido- Terminé de decir.
Estuvo unos segundos pensando.
-Será mejor que te pongas las pilas o te quedarás aquí de todos modos y YO no pienso quedarme contigo- No pude evitar una sonrisa, me había salido con la mía.
Salimos fuera, esperaba que fuéramos por la colina que estuvimos el día anterior, pero Alex se montó en la moto y me miró.
-¿Subes o no?
-Creía que iríamos al lugar de ayer…
-No, me gusta entrenar en otro sitio- Me hizo una señal con la cabeza y me monté en la moto agarrándome a su cintura- Agárrate fuerte- Sabía que simplemente lo había dicho para ponerme nerviosa, pero no pude evitar agarrarme más fuerte, noté como reía mientras ponía la moto en marcha.
Selena
Cuando desperté seguía apoyada en el hombro de Alex, éste tenía la cabeza apoyada en la mía y todavía dormía. No quise moverme, si lo hacía le despertaría y empezaríamos a discutir de nuevo, así que me quedé allí mirando las gotas de lluvia brillar en la hierba al darles la luz del Sol. Esa era la única prueba de que había llovido la noche anterior. Me rugía la barriga y tenía la boca seca, pero a pesar de haber dormido al aire libre me sentía extrañamente descansada.
-¿Ya te has despertado?- Me sobresalté, no me había dado cuenta de que Alex se había despertado.
-Sí.
Me soltó y se estiró, no pude evitar pensar que recién levantado estaba aún más guapo, intenté pensar en otra cosa desviando la mirada de él.
-Bueno -Se puso de pie-, supongo que habrá que intentar entrar en la casa.
-¿Cómo?
-No sé- Se encogió de hombros y me levanté- Steve no vendrá hoy pero no puedo pasar ni un día más sin comer ni beber, lo juro- Se encaminó hacia la casa y le seguí.
-¿Qué piensas hacer?
Alex se acercó a la puerta y empezó a mirar la cerradura y puso mala cara.
-Algo que seguramente no le guste nada a Steve.
Me di cuenta demasiado tarde de lo que pensaba hacer, antes de que pudiera decir nada, Alex le dio una patada a la puerta y prácticamente la derribó. Yo me quedé mirándolo atónita.
-Ya lo sé, estamos sin puerta.
Quería gritarle y decirle que era un estúpido por romper la puerta pero en lugar de eso dije otra cosa:
-¿Y no podías haber hecho eso mismo ayer?- Él me miró confundido- Nos habríamos ahorrado una noche a la intemperie- Él se encogió de hombros sonriendo.
-Pero lo pasamos bien ¿eh?
Me sonrojé sin poder evitarlo. ¡Mierda! ¿Por qué tenía que sonrojarme cada dos por tres? Clary siempre decía que mi color de cara natural podría ser el rojo, siempre me sonrojaba y estaba segura de que Alex ya se había dado cuenta.
Alex entró en la casa y le seguí. Ambos nos dirigimos a la cocina y cogimos un vaso de agua. Luego abrí la nevera y saqué dos huevos.
-¿Huevos?
Alex asintió mientras se sentaba en la mesa. Me puse manos a la obra, saqué una sartén y me puse a hacer los huevos, hacía tiempo que no cocinaba, casi siempre era Clary la que cocinaba los fines de semana, se le daba mejor que a mí la cocina, pero tampoco me salían malas las comidas.
-Pon beicon también- Me dijo Alex desde la silla, me acerqué a la nevera y saqué el beicon- Que esté bastante hecho- Empezaba a ponerme nerviosa- Pero tampoco te pases de hecho- Tuve que respirar muy hondo para no perder la calma.
-¿Algún requisito más?- No me giré.
-No, creo que no.
Cuando terminé de hacer los huevos y el beicon los puse en dos platos, cogí un cuchillo y un tenedor y me senté en la silla que estaba frente a Alex, éste me miró atónito.
-¿Y mis cubiertos?
-¿Tienes dos piernas no? Cógelos tú.
Alex se levantó farfullando algo en voz baja y cogió otro cuchillo y tenedor.
-Steve se va a enfadar mucho cuando vea la puerta- Comentó mientras empezaba a comer- Hm…cocinas mejor que Kelley y mejor que Steve también.
-Lo tomaré como un cumplido-Seguí comiendo. Mi estómago agradeció la comida, había estado rugiendo todo el rato que había estado cocinando.
-Listo- Dijo Alex al cabo de un rato mientras estiraba los brazos.
Me terminé de comer lo que me quedaba de beicon, me levanté y me puse a fregar mi plato y mis cubiertos, luego me dirigí al salón y me senté en el sofá. Alex me miró desde la cocina.
-¿Qué pasa con mi plato?- Preguntó ofendido.
-Friégalo tú.
-Me estás tomando el pelo ¿verdad?- Hablaba indignado.
-¿Es que Steve y esa tal Kelley te lavan tus cosas?
-Pues sí, claro- Respondió con total naturalidad.
-Bueno, pues yo no- Me levanté y me dirigí a las escaleras.
-¿Dónde vas ahora?- Me estaba sacando de quicio.
-¡A mi cuarto!- Grité mientras subía por las escaleras y me dirigía a mi cuarto. Una vez dentro cogí unos shorts y un top y me dirigí al baño.
Me di una ducha rápida y me dejé el pelo humedecido, no me gustaba secármelo del todo porque se me encrespaba que daba gusto. Me peiné, me vestí y salí. Me metí en mi cuarto y me tendí en la cama. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Me sentía inútil, Clary encerrada Dios sabe dónde y yo allí tendida en la cama mirando el techo. Al cabo de un rato decidí bajar a la cocina a por algo de beber.
Oía a Alex en el piso de abajo caminando, no sabía lo que estaría haciendo. Iba por mitad del pasillo de camino a las escaleras cuando un fuerte dolor me penetró la cabeza. Tuve que agarrarme a la pared para no caerme, era como si me estuvieran perforando el cerebro, oía un ruido muy agudo y me dolían las sienes. Me tapé los oídos con ambas manos intentando parar el ruido, pero no funcionó. Me puse de rodillas en el suelo apoyando la cabeza en las rodillas. Quería gritar, quería decir cualquier cosa pero de mi garganta solo salió un grito ahogado. El dolor era cada vez más insoportable, de pronto, todo lo que vi fue oscuridad.
Adirael, Amudiel, Amy, Araxiel, Araziel, Asderel...esos eran algunos de los nombres que se repetían sin cesar en mi cabeza, era una voz lejana pero que me resultaba terriblemente familiar. Hubo una luz y de pronto ahí estaba él, me miraba con los mismos ojos verdes que recordaba. Abrió los brazos y me llamó.
-Selena, Sel, mi niña.
<<Papá, estoy aquí papá>>, quise llamarle pero no podía, él seguía allí de pie en medio de una luz oscura. Sentía dolor en la cabeza pero yo sólo quería estar con mi padre.
-Selena por favor, tienes que luchar- Su voz tenía un matiz de dolor- No puedes rendirte.
<< ¿Rendirme a qué?>>, otra vez no pude pronunciar ninguna palabra, pero fue como si él me escuchara.
-Te están buscando, no dejes que te encuentren Sel- Sonrió vagamente- Yo siempre estaré contigo.
<<Papá por favor…>> Sentía un nudo en la garganta.
-Está atenta- Bajó el tono de su voz hasta que sólo fue un susurro- Yo te enviaré señales.
De pronto dejé de oír la voz de mi padre, en su lugar oía otra voz, otra voz familiar que me llamaba sin cesar.
-Selena, Selena…
Abrí los ojos de golpe, me encontraba en mi cama, pero había alguien allí, alguien que me sujetaba por los hombros con expresión horrorizada…Alex. No paraba de llamarme y cuando abrí los ojos se quedó mudo, estaba blanco como el papel. Me dolía todo el cuerpo, era como si me hubiera pasado un coche por encima, entonces lo recordé todo, el ruido en los oídos, el dolor en la cabeza…
-¿Estás bien?- La voz se le quebró, era la primera vez que se le quebraba la voz al hablar, siempre sonaba tan firme.
-No sé- Intenté incorporarme pero un dolor punzante me atravesó la cabeza, hice una mueca de dolor.
-Quédate quieta- Me empujó suavemente hasta que quedé tumbada de nuevo- ¿Qué te ha pasado?
-No estoy segura- Mi voz sonaba débil, lejana.
-Estaba en la planta de abajo, te oí gritar y cuando subí estabas tirada en el suelo inconsciente- Su voz iba perdiendo intensidad conforme hablaba- Te cogí y te traje a tu habitación- Hizo una pausa antes de seguir hablando- Intenté que despertaras pero estabas totalmente inconsciente y entonces empezaste a hablar.
-¿A hablar?- Lo miré sorprendida, él asintió- ¿Qué decía?
-Nombres de ángeles caídos- Se encogió de hombros- No sé lo que querías decir- Recordé de golpe los nombres de mis sueños.
- Adirael, Amudiel, Amy, Araxiel, Araziel, Asderel…
-Sí- Me miró con expresión confusa- ¿Cómo…?
-No lo sé- Le interrumpí- Una voz me lo dijo- Me toqué la cabeza- Iba a la cocina y de pronto oí un ruido muy agudo y muy fuerte, me dolía la cabeza y no podía parar el ruido, intenté apagarlo tapándome los oídos, pero el sonido seguía siendo cada vez más fuerte- Hice una pausa- Hasta que me desmayé- Miré a Alex, éste me miraba con expresión horrorizada, no lo había visto así antes.
-¿Recuerdas lo que has soñado?- <<Con mi padre>> quise decirle, pero en lugar de eso negué con la cabeza.
-¿Qué crees que me ha pasado?
-No lo sé- Dijo con la voz calmada pero había algo en su voz, una nota de frustración- Y no me gusta nada.
-Todo me da vueltas- Dije cerrando los ojos y presionando las manos contra los párpados, Alex me retiró las manos.
-No hagas eso, sólo provocarás que te duela más.
Empecé a patalear en la cama.
-¿Qué te pasa ahora?
-¡Argh! ¿Por qué me pasa todo esto a mí? Yo simplemente soy una chica normal que estudiaba para tener un buen futuro y de la noche a la mañana ¡pum! Estoy aquí intentando averiguar por qué me quieren matar e intentando rescatar a mi amiga- Estaba al borde de un infarto- ¿Por qué tiene…?
-Sch, venga ya- Alex me puso la mano en la frente- Tienes fiebre.
-¿Qué?- Ahora que lo decía me fijé más en el dolor, sentía como si tuviera todo el cuerpo adormilado, tenía frío pero notaba el cuello pegajoso a causa del sudor- Oh, lo que me faltaba- Hubo unos segundos de silencio- Iré a darme una ducha fría- Intenté incorporarme pero Alex me detuvo.
-No, cogerás una pulmonía.
-¿Qué? ¿Y qué pretendes que haga? ¿Qué me quede aquí hasta que delire?
-¿Qué haces cuando te entra fiebre normalmente?
-Oh…pues no sé, no me resfrío con facilidad- Hacía más de un año que no me había refriado para ser exactos- Pero cuando lo hago me tomo una medicina que tiene Clary allí en la casa…
-Pues aquí no hay medicinas- Me interrumpió, me miró y debió de ver algo en mi cara que le sorprendió- Ahora vengo- Se levantó de la silla que había colocado al lado de mi cama y se fue.
Notaba que me ardían las mejillas pero el resto de mi cuerpo estaba tiritando, mi primer impulso fue taparme, pero recordé que mi tía siempre me decía que con eso conseguiría empeorarme. Cerré los ojos e intenté tranquilizarme, el dolor de la cabeza iba disminuyendo, pero cuanto más disminuía este más me dolía el cuerpo y más sudaba. Escuché como Alex cogía algunas cosas en el piso de abajo y a los pocos minutos entró de nuevo en el cuarto. No abrí los ojos, quería hacerlo pero los párpados me pesaban demasiado. Noté como se sentó de nuevo en la silla y luego noté algo frío y mojado en la frente.
-Pero ¿qué…?- Abrí los ojos de golpe y vi que tenía un cuenco con agua en el regazo y que lo que había colocado en mi frente era un paño de agua fría.
-Espero que esto funcione- Su voz sonaba distante pero había un tono de preocupación en su cara y sus ojos sin ninguna expresión, como siempre.
Me relajé y me quedé mirándolo, ahora no quería cerrar los ojos y no sabía bien por qué.
-¿Por qué haces esto?
-¿Por qué hago qué?- No me miró.
-Ayudarme, creía que te daba igual lo que me pasara.
Él se limitó a encogerse de hombros.
-No tengo tan mal corazón como para dejar que te mueras delante de mis ojos- Me quitó el paño, lo volvió a mojar y me lo puso de nuevo en la frente.
-Gracias- Intenté sonreír pero lo único que me salió fue una mueca torcida.
-De nada- Dijo al fin tras un momento de silencio.
Dejé que se me cerraran los ojos y volví a sumergirme en la oscuridad.
Clary
Después de estar toda la mañana y parte de la tarde sin poder escuchar nada de lo que hablaban los demás supongo que me quedé dormida, porque lo siguiente que recuerdo es haber abierto los ojos y haberme encontrado con dos ojos observándome. Di un salto al ver a Jennifer mirándome a pocos metros de mí.
-Oh, ¿te hemos asustado?- Dijo Jennifer haciéndose la apenada.
-¿Qué quieres? Ya os he dicho que no…
-No vengo a pedirte más información, sabemos que no sabes nada más.
-¿Entonces?
-Bueno, alguien tendrá que vigilarte ¿no?- Se agachó hasta quedar a mi altura y sonrió, no fue una sonrisa agradable.
-Ya, como si pudiera escapar.
-No, no puedes escapar, pero es divertido estar contigo…eres tan…-Se quedó un momento en silencio buscando las palabras apropiadas- Normal.
-Oh, claro, yo no voy por ahí secuestrando gente- Dije sarcástica, eso pareció sacarla de quicio.
-Mira bonita- Me cogió del brazo tan fuerte que creo que hubiera podido arrancármelo de cuajo- Tú no tienes ni idea de por qué hacemos esto, es para salvar nuestras vidas.
-Pero ¿Por qué Selena?- Intenté hacer caso omiso al dolor- ¿Por qué es tan importante para vosotros?
Jennifer me soltó de golpe y se puso de pie.
-Simplemente te digo- Me lanzó una mirada llena de odio- Que si tu amiga te aprecia de verdad te salvará, sabe lo que le conviene.
-Sel no es tonta, no caerá en vuestra estúpida trampa.
No sé cómo ocurrió pero de pronto Jennifer me tenía cogida por el pelo y me había levantado del suelo con una fuerza asombrosa.
-Cuida tu vocabulario niña.
-¿Qué eres?- No era para nada lo que tenía pensado decir, pero no era normal que alguien tuviera tanta fuerza.
Jennifer sonrió vagamente.
-Algo que ni siquiera te imaginas- Me soltó.
-¿Una zorra? De eso ya me había dado cuenta- Las palabras salieron de mi boca sin que pudiera controlarlas.
De pronto me encontraba a un metro del suelo, pegada contra la pared, hice todo lo posible por soltarme, pero no pude. Miré sorprendida a Jennifer que me miraba divertida. Empecé sentir un fuerte dolor en el pecho, como si alguien hubiera metido la mano dentro y me estuviera retorciendo el corazón. Lancé una especie de grito, que sonó más como un gemido.
-¿Te duele?- Dijo con una tristeza falsa en la voz- Qué pena, así aprenderás a controlarte.
Sentí el dolor más agudo, apenas podía respirar. Cerré los ojos y lo siguiente que oí a lo lejos fue como alguien entraba y luego un fuerte golpe en la cabeza al caer al suelo, luego todo negro…estaba muerta.
Selena
Abrí los ojos de golpe, me encontraba en mi habitación, las cortinas estaban echadas y la habitación estaba a oscuras. ¿Qué había pasado? Intenté recordar lo ocurrido, la fiebre, los paños fríos…Alex. Busqué a Alex con la mirada por la habitación, pero no estaba. Me sentía mucho mejor, ya no sudaba y no sentía frío. Me bajé con cuidado de la cama, casi esperando otro mareo, pero no sucedió nada, cosa que agradecí bastante.
Me dirigí a las escaleras esperando encontrarme con Alex abajo, pero al girar la esquina lo vi salir de otra habitación.
<<Será su cuarto- pensé. >>
Cuando me vio abrió los ojos como platos, sólo una fracción de segundo antes de recuperar su pose de indiferencia.
-¿Cómo estás?
-Mejor, ya no tengo fiebre y no me duele nada- Curvó la comisura de la boca en una media sonrisa. Se hizo un silencio que me pareció bastante incómodo- Y… ¿sabes algo de Steve?
-He hablado con él, está llegando a Toronto, pero todavía estará fuera un día o dos, luego empezaremos a buscar el paradero de esos cabrones.
-¿Y qué vas a hacer mientras tanto?
Se encogió de hombros.
-Supongo que tus clases de entrenamiento tendrán que esperar.
-¿Por qué?- Nada más formular la pregunta me sentí como una estúpida, ¿por qué iba a ser si no? Pues porque acababa de desmayarme y de tener fiebre- Pero ya me encuentro mejor- Dije antes de que pudiera contestar.
-Olvídalo- Pasó por mi lado y bajó las escaleras, le seguí.
-Necesito saber protegerme, si vamos a buscar dónde se encuentran los que tienen secuestrada a Clary necesito saber pelear.
-Oh, por favor- Se giró y me miró como si acabara de proponer que se tirara de un octavo piso- Tú no vendrás, tú te quedarás aquí.
-¿Qué?
Siguió andando, tenía que hacerle cambiar de opinión y ya, entonces se me ocurrió una cosa que le dolería mucho…
-Sabes que si no voy con vosotros tendrán que dejar a alguien conmigo para que me vigile y no haga ninguna estupidez- Alex se paró en seco- Y creo que tienes todas las papeletas para que tú seas esa persona.
Se giró y me miró con los ojos entrecerrados.
-Aprendo rápido- Terminé de decir.
Estuvo unos segundos pensando.
-Será mejor que te pongas las pilas o te quedarás aquí de todos modos y YO no pienso quedarme contigo- No pude evitar una sonrisa, me había salido con la mía.
Salimos fuera, esperaba que fuéramos por la colina que estuvimos el día anterior, pero Alex se montó en la moto y me miró.
-¿Subes o no?
-Creía que iríamos al lugar de ayer…
-No, me gusta entrenar en otro sitio- Me hizo una señal con la cabeza y me monté en la moto agarrándome a su cintura- Agárrate fuerte- Sabía que simplemente lo había dicho para ponerme nerviosa, pero no pude evitar agarrarme más fuerte, noté como reía mientras ponía la moto en marcha.