Capítulo 1
Selena
Llevaba varios días estresada, teníamos semana de exámenes en el instituto y estos eran los importantes, llegábamos a final de curso y si conseguía sacar por lo menos un 9 en el examen de Historia sacaría matrícula de honor. En el instituto era popular, no la clase de chica popular por ser animadora o por ser la que esté más buena del instituto, yo era popular por otros medios, como por ejemplo, por ser la mejor alumna del curso o por ser la única que comprendía las explicaciones del Sr. Wislow, nuestro profesor de Filosofía. Era un hombre mayor y un poco duro de oído y no era lo que se dice precisamente simpático, pero yo sabía llevarlo, simplemente con ponerle buena cara cuando te mira y reírle las gracias que hacía creyendo que eran graciosas ya tenías asegurado que no te suspendería en los finales.
-¿Estás ya lista?- Dije al ver a Clary salir del cuarto de baño.
-Un momento, me peino y salimos.
Clary era mi compañera de piso y mi mejor amiga desde…bueno, desde que tenía memoria. Los padres de Clary tenían un apartamento cerca del mejor instituto de Los Ángeles, así que cuando llegó la hora de que comenzáramos la secundaria nos convencieron de que nos mudáramos las dos juntas a ese apartamento para estar cerca del instituto –por si curiosidad os preguntáis por qué los padres de Clary tenían un piso comprado en el que no vivían os diré algo que os lo aclarará todo: son ricos-. Antes de mudarme al piso con Clary yo vivía con mi tía Emma, mis padres habían muerto cuando yo apenas tenía 6 años y sólo tenía recuerdos fugaces de ellos, aunque mi tía siempre me decía que era igual que mi madre, no sólo por fuera, sino también por dentro, según ella tenía el mismo carácter fuerte y pícaro que yo y siempre conseguíamos lo que queríamos por mucho que tuviéramos que luchar. La única cosa que recuerdo con total claridad fue el momento en el que me enteré de ambos habían muerto, me pasé días y semanas llorando sin parar, incluso años. La primera vez que Emma me llevó al cementerio a ver sus tumbas yo sólo tenía 10 años, no podía creerme que mis padres estuvieran allí enterrados, simplemente no podía creerlo, me derrumbé y empecé a llorar de nuevo aunque mi tía me decía que tenía que ser fuerte, que a ellos no les habría gustado verme así. Cuando volví a casa me prometí a mí misma que jamás volvería a llorar, llorar sólo me provocaba más dolor y no quería que cada vez que ocurriera alguna desgracia sintiera más dolor del necesario. Y así fue, desde los 10 años no había vuelto a llorar, ni siquiera cuando el gato de tía Emma, al que le tenía mucho cariño, murió. Mi tía lloró desconsoladamente pues ese gato era un encanto y lo quería mucho y yo también lo quería pero no derramé ni una sola lágrima. Me guardé el dolor como pude. Creo que la muerte de mis padres me enseñó a ser más fuerte.
-Bueno, cuando quieras podemos irnos- Dijo Clary finalmente saliendo del servicio con su pelo castaño oscuro y ondulado recogido en una coleta.
-Ya era hora, si no nos damos prisa llegaremos tarde.
-¡Qué dices! Pero si el instituto está aquí al lado- Dijo mientras cogía su mochila.
-Ya, ya, dile eso a la Señorita Black si volvemos a llegar tarde.
La mañana transcurrió como siempre, en clase de la Señorita Black volvimos a hablar del mismo libro que el día anterior “Romeo y Julieta”, por lo que parecía sería el libro en el que trabajaríamos la próxima semana. En clase de religión pude ver como Clary echaba varias cabezadas mientras las diapositivas de la traición de Lucifer a Dios pasaban a toda prisa sobre la pared oscura del aula. A la hora del almuerzo Clary se sentó junto a mí con el ceño fruncido, sólo podía significar una cosa…
-¿Cómo te ha salido el examen de Geografía?- Le pregunté aun conociendo la respuesta.
-Argh…ni preguntes- Dijo con cara de asco.
-¿Tan difícil ha sido?- Clary y yo no estábamos en la misma clase de Geografía.
-SUPER-DIFICIL- Dijo remarcando cada letra- ¿Quién sabe que los Montes Urales separan Europa de Asia?
-No me puedo creer que hayas fallado en eso.
-Claro, para ti es fácil Doña “Voy a sacar matrícula de honor este año”.
-Eso no tiene nada que ver Clary.
-Pero bueno…-De pronto miró por encima de mí, se sonrojó y agachó la cabeza.
-¿Qué ocurre?- Dije girándome para ver lo que miraba Clary, pero lo único que vi fue a un grupo de chicos bromeando.
-Nada…-La miré encarnando una ceja- Ay, vale, ¿ves ese chico de allí?- Dijo señalando con una patata frita en dirección a un árbol. Era verdad, allí había un chico sentado bajo el árbol con el móvil, antes no me había fijado en él.
-Sí…nunca lo había visto.
-Es nuevo- Dijo volviendo la vista hacia su comida- Está en mi clase de Geografía.
-Ay, no…Clary otra vez no. Dijiste que ibas a pasar de los chicos…
-Sí, lo dije, pero eso fue hace 3 días, las cosas han cambiado- Rodé los ojos, había veces que no podía comprender a Clary.
-¿Es que no puedes pasar ni una semana sin pensar en chicos?
-No- Dijo tras unos segundos que se paró a pensarlo.
-¿Y qué pasa con Oliver? Estaba coladito por ti- Oliver era su “ex-novio”.
-Era muy pesado…-Dijo haciendo una mueca.
-Era un buen chico y lo sabes.
-Sí, pero era muy aburrido, yo necesito más acción- Dijo sonriendo, luego levantó la cabeza y me miró con ojos inquisidores- ¿No lo querrás para ti verdad? Porque yo lo he visto antes.
-No, gracias, no quiero saber nada de los chicos- Clary me miró esperando que dijera algo más, algo como una explicación, ni yo sabía realmente lo que tenía en contra de los chicos, sería que todos los chicos que había en el instituto eran iguales, unos chulos de playa, así que sólo se me ocurrió una respuesta- ¿Para qué chicos? Mejor cerdos que dan jamones y no rompen corazones- Clary sonrió.
-Eso no es una buena respuesta- Dijo apuntándome con un dedo, yo me encogí de hombros- Algún día te enamorarás Sel, y ese día te diré “¿Para qué chicos? Mejor cerdos que dan jamones y no rompen corazones”- Yo simplemente sonreí, cuando Clary volvió la vista de nuevo a su plato y siguió comiendo me giré sin saber por qué hacia el lugar donde había estado el chico antes pero ya no estaba.
-¿Sabes al menos su nombre?- Le pregunté sin darme cuenta, Clary me miró dudando pero al final respondió.
-Adrian, Adrian Greene, ¿por qué?
-Por nada, simplemente preguntaba.
El resto de la mañana pasó sin novedades. Hice mi examen de inglés –el cual me salió bastante bien, dicho sea de paso- y luego salimos del instituto. Algunos chicos se quedaban mirando a Clary de vez en cuando, yo sabía que Clary se daba cuenta pero no les hacía caso. Era normal que a los chicos les gustara, Clary era guapa, alta, con el pelo ondulado y castaño oscuro, los ojos pardos y grandes y unas pestañas larguísimas. Yo a su lado no era nada, era bajita, con el pelo liso y castaño, los ojos pardos y no tenía los dientes perfectos de Clary que parecían sacados de una revista de las del dentista, yo no los tenía mal pero tenía una mella entre las dos paletas, cosa que a mi tía le parecía adorable pero que a mí no me gustaba nada y además…tenía pecas por la nariz. Por otro lado Clary siempre llevaba un modelito nuevo al instituto, odiaba repetir modelito en el mismo mes y yo…bueno, yo simplemente me sentía más cómoda con unos vaqueros y una camiseta. Clary había intentado más de una vez que me pusiera una de sus minifaldas o de sus vestidos pero fue misión imposible, las dos somos cabezotas así que imaginaros lo que es una discusión entre dos amigas que viven juntas y que son igual de tozudas.
Cuando llegamos al piso, Clary se fue a darse un baño mientras yo me encerré en mi cuarto dispuesta a terminar los deberes lo antes posible. Escuchaba a Clary canturrear en el baño una canción que no pude reconocer, no pude evitar una sonrisa, Clary cantaba bien, pero sólo cuando quería y cuando estaba en el baño era uno de los momentos en los que no le apetecía entonar ni afinar. Estuvo en el baño metida como cosa de una hora, justo el tiempo que yo tardé en terminar los deberes. En ese momento Clary abrió la puerta de mi habitación y asomó la cabeza en la que llevaba envuelta una toalla.
-¿Has terminado los deberes?- Dijo mirando los libros y el archivador.
-No pienso dejar que te copies- Dije sabiendo muy bien lo que quería decir.
-Yo no te he dicho que me los dejes.
-Como si no fuera obvio- Dije sonriendo y ella sacó la lengua haciendo una burla.
-Sel…-Dijo tras unos segundos de silencio.
-¿Sí?
-¿Crees que Adrian me hará caso?- No podía creérmelo ¿todavía seguía con eso?
-¿Todavía sigues con eso?
-No, es en serio, ese chico me gusta- Dijo sonrojándose.
-Pero si apenas le conoces.
-¿Y qué?- Dijo encogiéndose de hombros- Siempre he esperado a mi príncipe azul y puede que sea él.
-Si tú lo dices…
-Tú también deberías buscarte al tuyo- Dicho esto se marchó y cerró la puerta.
Esa noche me quedé dormida sobre el libro de Literatura después de discutir con Clary lo que nos parecía a cada una “Romeo y Julieta”, las opiniones no podían ser más distintas. Clary creía que era una historia de amor preciosa, morir por amor, lo más bonito que podía hacer alguien. Yo, por otro lado, pensaba que Romeo y Julieta no era la historia de amor que a mí me gustaría vivir, tener un flechazo con alguien, casarme en secreto con ese alguien, hacerles creer a todos que estaba muerta y luego matarme realmente. Simplemente no parecía muy real, murieron por amor, sin luchar, sin enfrentarse a todos y a todo por mantener a salvo su amor. Recuerdo que antes solía pensar que el amor verdadero era como un cuento de hadas, que un día llegaría mi príncipe azul y habría un “vivieron felices y comieron perdices”. Creo que fue el día en que empecé a salir con Mark en el que me di cuenta de que no era así, todo fue muy bonito al principio, yo nunca había estado enamorada así que supuse que lo estaba porque era el único chico que despertaba un poco de interés por mi parte…más tarde me di cuenta de que no era así, sólo las dos primeras semanas sentía mariposas cuando le veía pero nada más, no me pasaba el día entero pensando en él y en la próxima vez que le vería y a las dos semanas también desaparecieron las mariposas. Aunque fue él el que cortó conmigo supuestamente porque “no era lo bastante buena para salir con alguien como él”, claro, Mark era el sub-capitán del equipo de baloncesto del instituto y por esa época Clary estaba saliendo con Joe, el capitán, así que ahora creo que realmente empecé a salir con Mark por Clary, ella siempre estaba hablando de lo buena pareja que hacíamos –más tarde me enteré de que Joe le decía lo mismo a Mark- así que supongo que fue ese comedero de cabeza lo que hizo que Mark despertara cierto interés en mí. Ahora pienso en él y en el tiempo que estuvimos juntos y me entran ganas de reír…realmente no podía haber visto nada él, salvo lo obvio, alto, guapo, pelo corto y de un bonito color rubio y ojos grandes y azules, pero por dentro no era nada parecido a como era por fuera, resumiendo, era superficial y maleducado así que desde luego lo mejor fue que lo dejáramos. En cierto modo agradezco haber salido con él para haberme dado cuenta de que la vida no es color de rosa y que hay que andar con pies de plomo y sobre todo…no hay que fiarse de los chicos, sobre todo de los guapos.
Selena
Llevaba varios días estresada, teníamos semana de exámenes en el instituto y estos eran los importantes, llegábamos a final de curso y si conseguía sacar por lo menos un 9 en el examen de Historia sacaría matrícula de honor. En el instituto era popular, no la clase de chica popular por ser animadora o por ser la que esté más buena del instituto, yo era popular por otros medios, como por ejemplo, por ser la mejor alumna del curso o por ser la única que comprendía las explicaciones del Sr. Wislow, nuestro profesor de Filosofía. Era un hombre mayor y un poco duro de oído y no era lo que se dice precisamente simpático, pero yo sabía llevarlo, simplemente con ponerle buena cara cuando te mira y reírle las gracias que hacía creyendo que eran graciosas ya tenías asegurado que no te suspendería en los finales.
-¿Estás ya lista?- Dije al ver a Clary salir del cuarto de baño.
-Un momento, me peino y salimos.
Clary era mi compañera de piso y mi mejor amiga desde…bueno, desde que tenía memoria. Los padres de Clary tenían un apartamento cerca del mejor instituto de Los Ángeles, así que cuando llegó la hora de que comenzáramos la secundaria nos convencieron de que nos mudáramos las dos juntas a ese apartamento para estar cerca del instituto –por si curiosidad os preguntáis por qué los padres de Clary tenían un piso comprado en el que no vivían os diré algo que os lo aclarará todo: son ricos-. Antes de mudarme al piso con Clary yo vivía con mi tía Emma, mis padres habían muerto cuando yo apenas tenía 6 años y sólo tenía recuerdos fugaces de ellos, aunque mi tía siempre me decía que era igual que mi madre, no sólo por fuera, sino también por dentro, según ella tenía el mismo carácter fuerte y pícaro que yo y siempre conseguíamos lo que queríamos por mucho que tuviéramos que luchar. La única cosa que recuerdo con total claridad fue el momento en el que me enteré de ambos habían muerto, me pasé días y semanas llorando sin parar, incluso años. La primera vez que Emma me llevó al cementerio a ver sus tumbas yo sólo tenía 10 años, no podía creerme que mis padres estuvieran allí enterrados, simplemente no podía creerlo, me derrumbé y empecé a llorar de nuevo aunque mi tía me decía que tenía que ser fuerte, que a ellos no les habría gustado verme así. Cuando volví a casa me prometí a mí misma que jamás volvería a llorar, llorar sólo me provocaba más dolor y no quería que cada vez que ocurriera alguna desgracia sintiera más dolor del necesario. Y así fue, desde los 10 años no había vuelto a llorar, ni siquiera cuando el gato de tía Emma, al que le tenía mucho cariño, murió. Mi tía lloró desconsoladamente pues ese gato era un encanto y lo quería mucho y yo también lo quería pero no derramé ni una sola lágrima. Me guardé el dolor como pude. Creo que la muerte de mis padres me enseñó a ser más fuerte.
-Bueno, cuando quieras podemos irnos- Dijo Clary finalmente saliendo del servicio con su pelo castaño oscuro y ondulado recogido en una coleta.
-Ya era hora, si no nos damos prisa llegaremos tarde.
-¡Qué dices! Pero si el instituto está aquí al lado- Dijo mientras cogía su mochila.
-Ya, ya, dile eso a la Señorita Black si volvemos a llegar tarde.
La mañana transcurrió como siempre, en clase de la Señorita Black volvimos a hablar del mismo libro que el día anterior “Romeo y Julieta”, por lo que parecía sería el libro en el que trabajaríamos la próxima semana. En clase de religión pude ver como Clary echaba varias cabezadas mientras las diapositivas de la traición de Lucifer a Dios pasaban a toda prisa sobre la pared oscura del aula. A la hora del almuerzo Clary se sentó junto a mí con el ceño fruncido, sólo podía significar una cosa…
-¿Cómo te ha salido el examen de Geografía?- Le pregunté aun conociendo la respuesta.
-Argh…ni preguntes- Dijo con cara de asco.
-¿Tan difícil ha sido?- Clary y yo no estábamos en la misma clase de Geografía.
-SUPER-DIFICIL- Dijo remarcando cada letra- ¿Quién sabe que los Montes Urales separan Europa de Asia?
-No me puedo creer que hayas fallado en eso.
-Claro, para ti es fácil Doña “Voy a sacar matrícula de honor este año”.
-Eso no tiene nada que ver Clary.
-Pero bueno…-De pronto miró por encima de mí, se sonrojó y agachó la cabeza.
-¿Qué ocurre?- Dije girándome para ver lo que miraba Clary, pero lo único que vi fue a un grupo de chicos bromeando.
-Nada…-La miré encarnando una ceja- Ay, vale, ¿ves ese chico de allí?- Dijo señalando con una patata frita en dirección a un árbol. Era verdad, allí había un chico sentado bajo el árbol con el móvil, antes no me había fijado en él.
-Sí…nunca lo había visto.
-Es nuevo- Dijo volviendo la vista hacia su comida- Está en mi clase de Geografía.
-Ay, no…Clary otra vez no. Dijiste que ibas a pasar de los chicos…
-Sí, lo dije, pero eso fue hace 3 días, las cosas han cambiado- Rodé los ojos, había veces que no podía comprender a Clary.
-¿Es que no puedes pasar ni una semana sin pensar en chicos?
-No- Dijo tras unos segundos que se paró a pensarlo.
-¿Y qué pasa con Oliver? Estaba coladito por ti- Oliver era su “ex-novio”.
-Era muy pesado…-Dijo haciendo una mueca.
-Era un buen chico y lo sabes.
-Sí, pero era muy aburrido, yo necesito más acción- Dijo sonriendo, luego levantó la cabeza y me miró con ojos inquisidores- ¿No lo querrás para ti verdad? Porque yo lo he visto antes.
-No, gracias, no quiero saber nada de los chicos- Clary me miró esperando que dijera algo más, algo como una explicación, ni yo sabía realmente lo que tenía en contra de los chicos, sería que todos los chicos que había en el instituto eran iguales, unos chulos de playa, así que sólo se me ocurrió una respuesta- ¿Para qué chicos? Mejor cerdos que dan jamones y no rompen corazones- Clary sonrió.
-Eso no es una buena respuesta- Dijo apuntándome con un dedo, yo me encogí de hombros- Algún día te enamorarás Sel, y ese día te diré “¿Para qué chicos? Mejor cerdos que dan jamones y no rompen corazones”- Yo simplemente sonreí, cuando Clary volvió la vista de nuevo a su plato y siguió comiendo me giré sin saber por qué hacia el lugar donde había estado el chico antes pero ya no estaba.
-¿Sabes al menos su nombre?- Le pregunté sin darme cuenta, Clary me miró dudando pero al final respondió.
-Adrian, Adrian Greene, ¿por qué?
-Por nada, simplemente preguntaba.
El resto de la mañana pasó sin novedades. Hice mi examen de inglés –el cual me salió bastante bien, dicho sea de paso- y luego salimos del instituto. Algunos chicos se quedaban mirando a Clary de vez en cuando, yo sabía que Clary se daba cuenta pero no les hacía caso. Era normal que a los chicos les gustara, Clary era guapa, alta, con el pelo ondulado y castaño oscuro, los ojos pardos y grandes y unas pestañas larguísimas. Yo a su lado no era nada, era bajita, con el pelo liso y castaño, los ojos pardos y no tenía los dientes perfectos de Clary que parecían sacados de una revista de las del dentista, yo no los tenía mal pero tenía una mella entre las dos paletas, cosa que a mi tía le parecía adorable pero que a mí no me gustaba nada y además…tenía pecas por la nariz. Por otro lado Clary siempre llevaba un modelito nuevo al instituto, odiaba repetir modelito en el mismo mes y yo…bueno, yo simplemente me sentía más cómoda con unos vaqueros y una camiseta. Clary había intentado más de una vez que me pusiera una de sus minifaldas o de sus vestidos pero fue misión imposible, las dos somos cabezotas así que imaginaros lo que es una discusión entre dos amigas que viven juntas y que son igual de tozudas.
Cuando llegamos al piso, Clary se fue a darse un baño mientras yo me encerré en mi cuarto dispuesta a terminar los deberes lo antes posible. Escuchaba a Clary canturrear en el baño una canción que no pude reconocer, no pude evitar una sonrisa, Clary cantaba bien, pero sólo cuando quería y cuando estaba en el baño era uno de los momentos en los que no le apetecía entonar ni afinar. Estuvo en el baño metida como cosa de una hora, justo el tiempo que yo tardé en terminar los deberes. En ese momento Clary abrió la puerta de mi habitación y asomó la cabeza en la que llevaba envuelta una toalla.
-¿Has terminado los deberes?- Dijo mirando los libros y el archivador.
-No pienso dejar que te copies- Dije sabiendo muy bien lo que quería decir.
-Yo no te he dicho que me los dejes.
-Como si no fuera obvio- Dije sonriendo y ella sacó la lengua haciendo una burla.
-Sel…-Dijo tras unos segundos de silencio.
-¿Sí?
-¿Crees que Adrian me hará caso?- No podía creérmelo ¿todavía seguía con eso?
-¿Todavía sigues con eso?
-No, es en serio, ese chico me gusta- Dijo sonrojándose.
-Pero si apenas le conoces.
-¿Y qué?- Dijo encogiéndose de hombros- Siempre he esperado a mi príncipe azul y puede que sea él.
-Si tú lo dices…
-Tú también deberías buscarte al tuyo- Dicho esto se marchó y cerró la puerta.
Esa noche me quedé dormida sobre el libro de Literatura después de discutir con Clary lo que nos parecía a cada una “Romeo y Julieta”, las opiniones no podían ser más distintas. Clary creía que era una historia de amor preciosa, morir por amor, lo más bonito que podía hacer alguien. Yo, por otro lado, pensaba que Romeo y Julieta no era la historia de amor que a mí me gustaría vivir, tener un flechazo con alguien, casarme en secreto con ese alguien, hacerles creer a todos que estaba muerta y luego matarme realmente. Simplemente no parecía muy real, murieron por amor, sin luchar, sin enfrentarse a todos y a todo por mantener a salvo su amor. Recuerdo que antes solía pensar que el amor verdadero era como un cuento de hadas, que un día llegaría mi príncipe azul y habría un “vivieron felices y comieron perdices”. Creo que fue el día en que empecé a salir con Mark en el que me di cuenta de que no era así, todo fue muy bonito al principio, yo nunca había estado enamorada así que supuse que lo estaba porque era el único chico que despertaba un poco de interés por mi parte…más tarde me di cuenta de que no era así, sólo las dos primeras semanas sentía mariposas cuando le veía pero nada más, no me pasaba el día entero pensando en él y en la próxima vez que le vería y a las dos semanas también desaparecieron las mariposas. Aunque fue él el que cortó conmigo supuestamente porque “no era lo bastante buena para salir con alguien como él”, claro, Mark era el sub-capitán del equipo de baloncesto del instituto y por esa época Clary estaba saliendo con Joe, el capitán, así que ahora creo que realmente empecé a salir con Mark por Clary, ella siempre estaba hablando de lo buena pareja que hacíamos –más tarde me enteré de que Joe le decía lo mismo a Mark- así que supongo que fue ese comedero de cabeza lo que hizo que Mark despertara cierto interés en mí. Ahora pienso en él y en el tiempo que estuvimos juntos y me entran ganas de reír…realmente no podía haber visto nada él, salvo lo obvio, alto, guapo, pelo corto y de un bonito color rubio y ojos grandes y azules, pero por dentro no era nada parecido a como era por fuera, resumiendo, era superficial y maleducado así que desde luego lo mejor fue que lo dejáramos. En cierto modo agradezco haber salido con él para haberme dado cuenta de que la vida no es color de rosa y que hay que andar con pies de plomo y sobre todo…no hay que fiarse de los chicos, sobre todo de los guapos.