Capítulo 12
Alex POV
Jaden nos había llamado y nos había pedido que asistiéramos al refugio lo antes posible, por lo visto todo se había apresurado y la amenaza cada vez estaba más cerca. Pensé en el peligro que corríamos todos aunque intenté tranquilizarme pensando que todos sabíamos cuidar de nosotros mismos, bueno…todos… Pensé en Clary, a pesar de que Adrian decía que era muy buena con el arco, yo seguía creyendo que ese cacharro no servía para nada. Estaba guardando una pistola en el interior de mi chaqueta cuando llamaron a la puerta. ¿Quién sería? Esperé a ver si Jack llegaba y abría la puerta, pero no apareció, así que al segundo toque me dirigí y la abrí.
-Hola, Alex- La persona que estaba en la puerta me sonrió amablemente- Ha pasado mucho tiempo, ¿no crees?
Selena POV
Sentía un terrible dolor en la cabeza y muchas ganas de vomitar. Abrí los ojos poco a poco inhalando un extraño olor que me recordó a la gasolina. Al principio no logré ver nada, todo estaba borroso, pero poco a poco mis ojos fueron acostumbrándose a la luz y vi una figura femenina ante mí con los brazos cruzados.
-Buenas tardes, Selena- La mujer me saludó sonriendo de una manera que no me gustó nada.
Miré a mi alrededor e intenté moverme y fue entonces cuando me di cuenta de que estaba atada a una silla, las manos atadas con cuerdas en los reposa brazos y las piernas atadas a las patas de la silla. Tiré con fuerza de los brazos y las piernas intentando liberarme sin éxito alguno. ¿Dónde estaba?
-Ni lo intentes- Me habló la mujer- Será inútil, estás debilitada.
La mujer se acercó más a mí y pude verla con mayor claridad. Medía más o menos 1’65, era delgada y tenía el pelo moreno cortado en una melena que le llegaba a la altura de los hombros. Sus labios eran de un rojo intenso, pero no fue solamente eso lo que me llamó la atención, sino su ropa. Llevaba un conjunto de cuero negro que la hacía parecer una especie de Lara Croft, llevaba un top sin mangas negro cubierto por una chaqueta negra de cuero y unos pantalones pegados también de cuero enfundados en unos botines del mismo color.
-Supongo que te estarás haciendo muchas preguntas en esa pequeña mente tuya, ¿me equivoco?- La mujer sonrió y yo simplemente la miré intentando averiguar dónde estaba- Responderé a tus preguntas mentales, ya que tú no te atreves a formularlas. Me llamo Julia Eastwood, y tú estás aquí para proporcionarnos respuestas- Julia se agachó de manera que quedó a mi altura.
-¿Qué respuestas?- Me atreví a preguntar.
-Sobre ellos- Contestó- Sobre tus compañeros los ángeles.
-¿Qué?
Julia se echó a reír.
-Es increíble lo fácil que ha sido secuestrarte- Julia parecía realmente asombrada- Pensaba que los seres como tú estabais hecho de otra madera- Entonces comprendí quién era, o más bien qué era.
-Eres un demonio- Dije en voz alta sin darme cuenta.
-Vaya- Julia sonrió dejando ver unos perfectos dientes blancos- Parece que todavía tienes fuerzas para pensar.
-¿Qué quieres de mí?
-Quiero que traigas a tus amiguitos los ángeles hasta aquí, donde les espera su final.
-Estás loca.
-Puede- Julia se encogió de hombros.
-Jamás haré nada que tú quieras que haga- Remarqué bien cada palabra para que le quedara claro.
-Ya lo creo que sí- Julia se rió, era como si creyera que estaba tratando con una niña pequeña.
-¿Qué te hace estar tan segura? Nada de lo que digas o hagas podrá hacer que traicione a los míos- Intenté sonar segura y firme, y la verdad es que me salió bastante bien.
-¿Seguro?
Tras decir esa palabra la puerta que había detrás de ella se abrió y entró una nueva persona en la estancia. Era una chica, más o menos de mi edad, que cerró la puerta tras de sí. La chica se acercó a nosotras y pude observar que su atuendo era prácticamente igual al de Julia, llevaba un top que dejaba al descubierto su vientre plano y unos shorts de cuero negros que hacían juego con unos botines de tacón de aguja. El pelo color caoba le caía en cascadas onduladas por la espalda y tenía los ojos pintados con una gruesa línea negra y sombra gris, haciendo que resaltara el color chocolate de sus ojos. Si me la hubiera encontrado en cualquier otro momento habría dicho que era una puta.
La chica se acercó a Julia y me miró sonriente y fue entonces cuando me di cuenta de que llevaba algo en la mano, era una especie de líquido y un largo bastón de algodón. ¿Qué era eso?
-Samantha, querida- Empezó a hablar Julia- Tenemos que hacer que esta jovencita colabore con nosotros.
-¿Ella es la gran Selena Gray?- La chica, Samantha, habló siseando, como si demostrara una especie de odio o asco hacia mí.
-Bueno- Julia soltó una pequeña carcajada- Eso de grande…
-¿Qué quieres que haga, Julia?
Julia cogió el frasco que llevaba Samantha en la mano y me lo enseñó.
-¿Ves esto, Selena? Es algo letal para alguien como tú.
-¿Letal?- ¿Qué quería decir con eso?
-Es un líquido creado en nuestro hogar- Sonrió- Supongo que ya sabes cuál es nuestro hogar.
“El infierno” quise decir, pero no lo hice.
-Puedes imaginarte el efecto que tiene esto sobre la piel de alguien celestial como tú.
Samantha sonrió con malicia detrás de Julia y yo intenté deshacer el nudo que se me había formado en la garganta.
-¿Entonces quieres matarme? Adelante- La animé.
-Oh, claro que no- Julia volvió a entregarle el frasco a Samantha- Sólo quiero que entres en razón y ayudes al lado que tienes que ayudar.
-Claro…
-De acuerdo, Samantha, puedes empezar.
Samantha se acercó a mí mientras Julia daba un paso hacia atrás. No sabía qué era lo que iba a sentir, pero tensé todos los músculos al ver a Samantha abrir el frasco y mojar el bastón de algodón en su interior.
-Puede que te duela un poquito, angelito- Tras decir esto, paseó el bastón por la piel desnuda de mi brazo derecho y yo no pude evitar soltar un grito de dolor.
Era un dolor distinto a cualquiera que hubiera sentido antes, era como si la piel me ardiera allí donde me rozaba el líquido demoniaco. Me miré el brazo y pude ver unas pequeñas ampollas rojizas que comenzaban a vislumbrarse en mi piel. Samantha rió por lo bajo y Julia sonrió.
-Harás que vengan hasta aquí- Me dijo Julia.
-De eso nada- Mi voz sonó cansada, aunque tuviera que soportar ese dolor de nuevo lo haría encantada, pero jamás traicionaría a los míos.
-Conseguiré que lo hagas tarde o temprano, Selena.
-¿Torturándome?
-De acuerdo- Julia se encogió de hombros y miró a Samantha- Samantha…
-Si crees que torturándome vas a conseguir algo estás muy equivocada- La última sílaba sonó en un grito desgarrador, ya que Samantha había vuelto a tocar mi piel con ese líquido, y esta vez, el algodón, estaba más empapado que la primera vez.
-Puedo seguir así todo el día, querida- La voz de Julia sonó amenazante- Continúa- Le ordenó a Samantha a la vez que ésta volvía a extender líquido sobre mi piel, pero esta vez, ahogué el grito con todas mis fuerzas. No pensaba gritar- A ver quién se rinde antes…
Jack POV
Estaba saliendo de mi habitación cuando vi a Kelley sentada en el suelo del pasillo. Parecía ausente, como si no se hubiera percatado de dónde estaba. Se había cambiado de ropa y ahora llevaba unos vaqueros oscuros y una camiseta de tirantas color rojo sangre y en la mano sujetaba una pistola.
-¿Estás bien?
Kelley no alzó la cabeza para mirarme.
-Supongo- Fue todo lo que contestó.
-¿Y qué haces tirada ahí en el suelo? Los demás estarán ya abajo esperando.
Esta vez Kelley sí que alzó la cabeza y me miró con el ceño fruncido.
-Perdón por haberme tomado un segundo para mí sola- Kelley se incorporó y guardó la pistola en la cintura de sus vaqueros- No volverá a ocurrir.
-¿No crees que eres muy exagerada, Kelley?
Kelley me miró y por un momento supe que iba a contestarme algo, pero al final no lo hizo, en su lugar se dio media vuelta y desapareció por el pasillo.
-En fin…-Me encogí de hombros y seguí hacia delante. Cuando llegué a la entrada me quedé parado al ver a Alex en la puerta frente a frente con otra persona que hacía meses que no sabíamos nada de ella. Era cierto que habíamos pensado que podría venir a ayudarnos, pero la última noticia que habíamos tenido era que estaba viviendo en Japón, así que no nos habíamos hecho demasiadas ilusiones.
-Steve…-Dijo Alex con clara sorpresa en su voz.
Alex POV
Jaden nos había llamado y nos había pedido que asistiéramos al refugio lo antes posible, por lo visto todo se había apresurado y la amenaza cada vez estaba más cerca. Pensé en el peligro que corríamos todos aunque intenté tranquilizarme pensando que todos sabíamos cuidar de nosotros mismos, bueno…todos… Pensé en Clary, a pesar de que Adrian decía que era muy buena con el arco, yo seguía creyendo que ese cacharro no servía para nada. Estaba guardando una pistola en el interior de mi chaqueta cuando llamaron a la puerta. ¿Quién sería? Esperé a ver si Jack llegaba y abría la puerta, pero no apareció, así que al segundo toque me dirigí y la abrí.
-Hola, Alex- La persona que estaba en la puerta me sonrió amablemente- Ha pasado mucho tiempo, ¿no crees?
Selena POV
Sentía un terrible dolor en la cabeza y muchas ganas de vomitar. Abrí los ojos poco a poco inhalando un extraño olor que me recordó a la gasolina. Al principio no logré ver nada, todo estaba borroso, pero poco a poco mis ojos fueron acostumbrándose a la luz y vi una figura femenina ante mí con los brazos cruzados.
-Buenas tardes, Selena- La mujer me saludó sonriendo de una manera que no me gustó nada.
Miré a mi alrededor e intenté moverme y fue entonces cuando me di cuenta de que estaba atada a una silla, las manos atadas con cuerdas en los reposa brazos y las piernas atadas a las patas de la silla. Tiré con fuerza de los brazos y las piernas intentando liberarme sin éxito alguno. ¿Dónde estaba?
-Ni lo intentes- Me habló la mujer- Será inútil, estás debilitada.
La mujer se acercó más a mí y pude verla con mayor claridad. Medía más o menos 1’65, era delgada y tenía el pelo moreno cortado en una melena que le llegaba a la altura de los hombros. Sus labios eran de un rojo intenso, pero no fue solamente eso lo que me llamó la atención, sino su ropa. Llevaba un conjunto de cuero negro que la hacía parecer una especie de Lara Croft, llevaba un top sin mangas negro cubierto por una chaqueta negra de cuero y unos pantalones pegados también de cuero enfundados en unos botines del mismo color.
-Supongo que te estarás haciendo muchas preguntas en esa pequeña mente tuya, ¿me equivoco?- La mujer sonrió y yo simplemente la miré intentando averiguar dónde estaba- Responderé a tus preguntas mentales, ya que tú no te atreves a formularlas. Me llamo Julia Eastwood, y tú estás aquí para proporcionarnos respuestas- Julia se agachó de manera que quedó a mi altura.
-¿Qué respuestas?- Me atreví a preguntar.
-Sobre ellos- Contestó- Sobre tus compañeros los ángeles.
-¿Qué?
Julia se echó a reír.
-Es increíble lo fácil que ha sido secuestrarte- Julia parecía realmente asombrada- Pensaba que los seres como tú estabais hecho de otra madera- Entonces comprendí quién era, o más bien qué era.
-Eres un demonio- Dije en voz alta sin darme cuenta.
-Vaya- Julia sonrió dejando ver unos perfectos dientes blancos- Parece que todavía tienes fuerzas para pensar.
-¿Qué quieres de mí?
-Quiero que traigas a tus amiguitos los ángeles hasta aquí, donde les espera su final.
-Estás loca.
-Puede- Julia se encogió de hombros.
-Jamás haré nada que tú quieras que haga- Remarqué bien cada palabra para que le quedara claro.
-Ya lo creo que sí- Julia se rió, era como si creyera que estaba tratando con una niña pequeña.
-¿Qué te hace estar tan segura? Nada de lo que digas o hagas podrá hacer que traicione a los míos- Intenté sonar segura y firme, y la verdad es que me salió bastante bien.
-¿Seguro?
Tras decir esa palabra la puerta que había detrás de ella se abrió y entró una nueva persona en la estancia. Era una chica, más o menos de mi edad, que cerró la puerta tras de sí. La chica se acercó a nosotras y pude observar que su atuendo era prácticamente igual al de Julia, llevaba un top que dejaba al descubierto su vientre plano y unos shorts de cuero negros que hacían juego con unos botines de tacón de aguja. El pelo color caoba le caía en cascadas onduladas por la espalda y tenía los ojos pintados con una gruesa línea negra y sombra gris, haciendo que resaltara el color chocolate de sus ojos. Si me la hubiera encontrado en cualquier otro momento habría dicho que era una puta.
La chica se acercó a Julia y me miró sonriente y fue entonces cuando me di cuenta de que llevaba algo en la mano, era una especie de líquido y un largo bastón de algodón. ¿Qué era eso?
-Samantha, querida- Empezó a hablar Julia- Tenemos que hacer que esta jovencita colabore con nosotros.
-¿Ella es la gran Selena Gray?- La chica, Samantha, habló siseando, como si demostrara una especie de odio o asco hacia mí.
-Bueno- Julia soltó una pequeña carcajada- Eso de grande…
-¿Qué quieres que haga, Julia?
Julia cogió el frasco que llevaba Samantha en la mano y me lo enseñó.
-¿Ves esto, Selena? Es algo letal para alguien como tú.
-¿Letal?- ¿Qué quería decir con eso?
-Es un líquido creado en nuestro hogar- Sonrió- Supongo que ya sabes cuál es nuestro hogar.
“El infierno” quise decir, pero no lo hice.
-Puedes imaginarte el efecto que tiene esto sobre la piel de alguien celestial como tú.
Samantha sonrió con malicia detrás de Julia y yo intenté deshacer el nudo que se me había formado en la garganta.
-¿Entonces quieres matarme? Adelante- La animé.
-Oh, claro que no- Julia volvió a entregarle el frasco a Samantha- Sólo quiero que entres en razón y ayudes al lado que tienes que ayudar.
-Claro…
-De acuerdo, Samantha, puedes empezar.
Samantha se acercó a mí mientras Julia daba un paso hacia atrás. No sabía qué era lo que iba a sentir, pero tensé todos los músculos al ver a Samantha abrir el frasco y mojar el bastón de algodón en su interior.
-Puede que te duela un poquito, angelito- Tras decir esto, paseó el bastón por la piel desnuda de mi brazo derecho y yo no pude evitar soltar un grito de dolor.
Era un dolor distinto a cualquiera que hubiera sentido antes, era como si la piel me ardiera allí donde me rozaba el líquido demoniaco. Me miré el brazo y pude ver unas pequeñas ampollas rojizas que comenzaban a vislumbrarse en mi piel. Samantha rió por lo bajo y Julia sonrió.
-Harás que vengan hasta aquí- Me dijo Julia.
-De eso nada- Mi voz sonó cansada, aunque tuviera que soportar ese dolor de nuevo lo haría encantada, pero jamás traicionaría a los míos.
-Conseguiré que lo hagas tarde o temprano, Selena.
-¿Torturándome?
-De acuerdo- Julia se encogió de hombros y miró a Samantha- Samantha…
-Si crees que torturándome vas a conseguir algo estás muy equivocada- La última sílaba sonó en un grito desgarrador, ya que Samantha había vuelto a tocar mi piel con ese líquido, y esta vez, el algodón, estaba más empapado que la primera vez.
-Puedo seguir así todo el día, querida- La voz de Julia sonó amenazante- Continúa- Le ordenó a Samantha a la vez que ésta volvía a extender líquido sobre mi piel, pero esta vez, ahogué el grito con todas mis fuerzas. No pensaba gritar- A ver quién se rinde antes…
Jack POV
Estaba saliendo de mi habitación cuando vi a Kelley sentada en el suelo del pasillo. Parecía ausente, como si no se hubiera percatado de dónde estaba. Se había cambiado de ropa y ahora llevaba unos vaqueros oscuros y una camiseta de tirantas color rojo sangre y en la mano sujetaba una pistola.
-¿Estás bien?
Kelley no alzó la cabeza para mirarme.
-Supongo- Fue todo lo que contestó.
-¿Y qué haces tirada ahí en el suelo? Los demás estarán ya abajo esperando.
Esta vez Kelley sí que alzó la cabeza y me miró con el ceño fruncido.
-Perdón por haberme tomado un segundo para mí sola- Kelley se incorporó y guardó la pistola en la cintura de sus vaqueros- No volverá a ocurrir.
-¿No crees que eres muy exagerada, Kelley?
Kelley me miró y por un momento supe que iba a contestarme algo, pero al final no lo hizo, en su lugar se dio media vuelta y desapareció por el pasillo.
-En fin…-Me encogí de hombros y seguí hacia delante. Cuando llegué a la entrada me quedé parado al ver a Alex en la puerta frente a frente con otra persona que hacía meses que no sabíamos nada de ella. Era cierto que habíamos pensado que podría venir a ayudarnos, pero la última noticia que habíamos tenido era que estaba viviendo en Japón, así que no nos habíamos hecho demasiadas ilusiones.
-Steve…-Dijo Alex con clara sorpresa en su voz.